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Haciendo bailar a los perros; un texto de Alma Guillermoprieto sobre la fuga de El Chapo Guzmán

El final del túnel de una milla a través del cual el capo de la droga Joaquín Guzmán Loera escapó. Almoloya de Juárez, México. 12 de julio de 2015 / Fotografía de Arturo Hernández, Demotix, Corbis

El final del túnel de una milla a través del cual el capo de la droga Joaquín Guzmán Loera escapó. Almoloya de Juárez, México. 12 de julio de 2015 / Fotografía de Arturo Hernández, Demotix, Corbis

Luego de unas pocas horas de su relajado escape de la prisión de más alta seguridad de México durante la mañana del sábado, Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo” por su complexión pequeña, estaba de vuelta en Twitter, dando saltos por el éter, cacareando y burlándose como una especie de caricatura frenética. “Nunca digan nunca”, exclamó el traficante de drogas más buscado del mundo en @ElChap0Guzmán. “No hay jaula para este chapo tan grande”. Le mandó saludos a su familia, agradeció a sus colaboradores, alabó a sus hijos, ansió volver a trabajar con su compadre, Ismael “el Mayo” Zambada, que había dirigido el Cartel de Sinaloa desde el arresto de El Chapo; y Don Rafa —Rafael Caro Quintero, un patriarca del negocio de las drogas que ahora es un fugitivo— fue escandalosamente liberado de prisión hace dos años por un juez. Degradándose momentáneamente a un estado amargo y reflexivo, Guzmán hizo referencias groseras al presidente Enrique Peña Nieto: “Y tú @EPN no me vuelvas a llamar delincuente porqué yo doy trabajo a la gente no como tu pinche gobierno corriente” [sic]. De vuelta al estado frenético, el embaucador se burló: “Mas vale maña que fuerza y eso a mi me a funcionado.” [sic]

Si los tweets fueron escritos por Guzmán, que se sabe que es escasamente alfabetizado, o dictados, con constantes errores de ortografía, por secuaces, no es el problema. Él y sus hijos igualmente presuntuosos han tenido las mismas cuentas durante algunos años. Los tweets fueron considerados auténticos y provocaron fervientes respuestas de cualquier cantidad de mujeres jóvenes twitteando emojis de corazones y hombres jóvenes alabando su coraje y exclamando: “¡Bienvenido, Gran Señor!” Otra forma de acatamiento twitteado era común entre los hombres, que se unían para exclamar ¡Eres la Verga! en respuesta a las misivas de su héroe.

Había un tweet vengativo de Guzmán de hace más tiempo, ofreciendo, en mi opinión, la evidencia más convincente de que él no se había entregado a sí mismo en el curso de un acuerdo arreglado, sino que había sido capturado por fuerzas especiales del Ejército y de la Marina. “Ahora si no hayan ni donde meterse aquellos que me juzgaron ni el marino que me llevo al helicóptero ni el puto que me puso” [sic] una expresión narco que significa el que me traicionó al posicionarme para mi captura. Inmediatamente después citó un viejo dicho español que simboliza tanto su modus operandi como la condición humillante en la que se encuentra México actualmente. “Con dinero baila el perro.”

“Ese escape debe haber costado unos cincuenta millones de dolares”. Este estimado altamente profesional vino de un hombre llamado Jhon Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como Popeye, el guardaespaldas más cercano de Pablo Escobar, sicario e intermediario. Fuera de prisión luego de veintidós años tras las rejas, compulsivamente hablador, un poco tenso, discutió el caso de Joaquín Guzmán con un reportero de Univisión, la red televisiva estadounidense en idioma español. “Eso es un caso muy delicado”, dijo. “En prisiones de alta seguridad no puedes hacer túneles, porque en el cuarto de control donde tienen las cámaras tienen sensores que detectan excavaciones inmediatamente. Ese escape fue sobre dinero… [involucrando] a los guardias de seguridad y mucha gente afuera”.

El Centro de Rehabilitación Social de alta seguridad en Altiplano, mejor conocido como Almoloya, tiene paredes de casi un metro de ancho y comunicaciones restringidas, y de hecho, todos los jefes apresados de organizaciones rivales a la de Guzmán están recluidos ahí en celdas de confinamiento solitario. Guzmán, que es el jefe de “La Federación” (una variedad de clanes de drogas que trabajan juntos en el estado de Sinaloa) fue enviado inmediatamente a Almoloya luego de su arresto en el 22 de febrero de 2014. Hubo una persecución de una semana en el estado natal de Guzmán, terminando en un hotel residencial en la orilla de la playa de la hermosa ciudad de centros turísticos Mazatlán. Era la víspera del carnaval de Mazatlán, que presenta varios concursos de belleza —Guzmán es afín a las reinas de belleza, está casado con una— y cuando le preguntaron qué estaba haciendo en un lugar tan público, simplemente respondió que no había visto a sus dos pequeñas durante un tiempo. Con esto se entendió que había tomado un riesgo heroico para ir a ver a su familia, pero también podía significar que Guzmán procedía como de costumbre, tomándose un tiempo para ver el concurso de belleza desde el balcón de un hotel en la compañía de su esposa e hijos, sin miedo al peligro.

En el helicóptero que lo llevaba a Almoloya el año pasado —ya se había escapado de una prisión de alta seguridad una vez, en 2001— el traficante más infame del mundo comentó de manera insensible que era responsable de unos mil asesinatos, pero sólo fue sentenciado en varias cortes mexicanas por tráfico de drogas y crimen organizado. Mientras las investigaciones previas al juicio emprendían su torpe progreso a través del sistema legal, el prisionero estaba confinado a una celda sin ventanas equipada con una cámara de video las 24 horas. Era llevado al patio para ejercitarse una vez al día y le permitían visitas familiares sólo una vez al mes, cada una dependiente de la autorización específica del juez. A pesar de estas restricciones, se ha reportado que logró organizar una huelga de hambre durante el verano pasado para protestar por las pésimas condiciones en la prisión, una huelga que el gobierno reconoce, aunque niega que él estuvo involucrado. Planes para su escape ya estaban en progreso. De hecho, parecen haber empezado casi tan pronto como fue arrestado y se basaban, descaradamente, en el mismo recurso que se ha convertido en el distintivo de Guzmán: un túnel bien iluminado equipado con un riel de transportación.

Una de las fotografías más interesantes tomadas luego del burlesco escape de Guzmán, deja ver al Fiscal General de México, Arely Gómez, agachado al lado de una apertura cuadrada de 20 pulgadas, reforzada y muy bien esculpida en el suelo de una casa de bloque no terminada. La casa está en la mitad de un maizal a plena vista, pero a casi dos kilómetros de distancia de Almoloya y a menos de un kilómetro de un regimiento del Ejército. En la foto, Gómez melancólicamente observa el hueco, como esperando que un conejo blanco repentinamente salga de él. El conejo, sin embargo, se había ido en un modo de transportación desconocido unas doce horas atrás. “Hasta ese momento —según el suplicante comunicado oficial, emitido cerca de la medianoche del sábado— el día había sido bastante normal. [Guzmán] incluso había recibido su dosis diaria de medicación”. Un detalle útil es que Alejandro Rubido, el Comisionado para la Seguridad Nacional, no presentó el domingo en la conferencia de prensa matutina en la cual se confirmó el escape y no se permitieron preguntas, fue la hora exacta en la cual el escape del prisionero fue percibido por los guardias. A las 8:52 pm, según la declaración oficial, la cámara de 24 horas en su celda registró que Guzmán se retiró al área de las duchas de la prisión “donde regularmente lavaba los platos”. Convenientemente, el punto ciego de la cámara está justo en ese sitio. “Una vez que se notó la larga ausencia de la visión de la cámara —dice el reporte oficial— se implementaron medidas de emergencia siguiendo el protocolo de seguridad”. Seguir el protocolo puede consumir largas horas y pudo ser durante ese tiempo que Guzmán se fue por la entrada de su túnel, se arregló en una ducha improvisada, escogió ropa limpia y nueva que lo esperaba en  su refugio y atravesó caminos de barro y tierra hasta la autopista principal —o un helicóptero que lo esperaba, ¿quién sabe? La persecución ni siquiera había empezado.

Todo lo que le quedó por hacer a la policía fue maravillarse ante el túnel que las tropas de Guzmán habían cavado con increíble precisión, casi veinte metros por debajo de donde estaban parados, debajo de campos de maíz, pastos, la prisión y todo el trayecto hacia ella, hasta el espacio de poco menos de un metro cuadrado que ocupaba la ducha en la celda de Guzmán. Él y sus ingenieros parecen tener interés por las tuberías; el acceso a su primera obra, una creación de 60 metros que cruzaba la frontera de Sonora hasta Arizona para transportar marihuana, se activaba con una palanca disfrazada como un grifo fuera de una casa privada. Días antes de su arresto el año pasado, pudo evadir a sus perseguidores usando un túnel escondido debajo de una bañera con un sistema mecánico en una de sus muchas residencias en Sinaloa.

Requirió de admirables habilidades para cavar lo que puede ser el túnel de escape más largo de la historia, a veinte metros bajo la superficie. Tuvieron que evadir todas las tuberías, desagües y cables de la prisión. Y Guzmán, a pesar de todo su afán por las bromas, ha revelado que los detalles son una obsesión para él, algo que se ve reflejado en las dimensiones del túnel: 1.7 m de alto, para que no tuviera que agacharse (ya que mide un poco menos de 1.68 m) y 70 cm de ancho. El túnel estaba equipado con ductos de ventilación y electricidad, además de una motocicleta enganchada a un robusto riel, permitiendo a Guzmán llegar sumamente rápido y con mucho estilo a su refugio. El Universal, un periódico de Ciudad de México, ha estimado que se habrían requerido 291 viajes de un camión para remover los 2.040 metros cúbicos de tierra que se extrajeron en el proceso de construcción. Ya hay en YouTube canciones alabando el segundo escape de El Chapo Guzmán.

Las consecuencias más graves de la más reciente gran aventura de Guzmán no serán sufridas por el gobierno del cada vez menos popular presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ni por aquellos con quien El Chapo tiene cuentas pendientes, ni las tropas de carteles enemigos con quienes necesariamente tendrá que batallar, ni los soldados, periodistas, jueces, políticos o policías que pueda mandar a matar, aunque puede que sumen miles de nuevos muertos al cementerio del narcotráfico en México. Los carteles de droga de Sinaloa no sufrieron mucho durante el tiempo que pasó en prisión y los negocios parecen mantenerse estables; el mundo de la droga se reconfiguró a sí mismo y es probable de que podamos ahorrarnos un considerable aumento en la violencia cuando, como parece inevitable, Guzmán sea recapturado o asesinado.

“¿Qué está pasando ahora con el  Sr. Chapo Guzmán?” Preguntó Popeye retóricamente. “Cuando [Escobar y su gente se escaparon de prisión en Colombia en 1992 y] la CIA nos perseguía, la DEA también nos persiguió. Eso es lo que pasará con el Sr. Chapo Guzmán. Le doy unos dieciocho meses de libertad. El Chapo Guzmán debe estar sintiendo lo que yo sentí luego de que nos escapamos de prisión. Ahora se siente muy bien, Pablo Escobar se sentía bien, pero [Guzmán] sabe que… están buscando a su familia, a su esposa. Va a tener que romper con todos sus viejos lazos. Sólo va a poder reunirse con sus socios del tráfico de drogas y con la gente a cargo de su equipo militar. Va a ser difícil capturarlo [pero] los americanos van a ofrecer una recompensa de 20 millones de dólares por su captura. Cualquier persona [por ese tipo de recompensa] por su captura caerá.”

Era una de esas soleadas mañanas en Ciudad de México cuando parecía que el mundo es como se supone que debería ser, con niños de vacaciones saltando por las aceras y con el tráfico casi manejable, un mirlo trinando dulcemente sobre los cables de teléfono. Emmanuel del Rey, el tecladista de una de las bandas más idolatradas de México, Café Tacvba, consideró las consecuencias de la siniestra broma jugada por el narcotraficante durante el fin de semana. Café Tacvba tiene mucha influencia en la juventud de los vecindarios más pobres de México, y eran estos niños a quienes Emmanuel del Rey se refería. “El mensaje que el escape le va a dejar a todos esos muchachitos que trabajan con el tráfico de drogas o que piensan hacer una vida con el crimen organizado, y que piensan que El Chapo es más inteligente, más astuto, más poderoso, más adinerado, y también mucho más divertido, ¡es que lo es! Van a pensar que El Chapo Guzmán es prueba de que, como en la Guerra de las Galaxias, el lado oscuro es más poderoso. Y eso es algo terrible”.

Mantener a un criminal peligroso en prisión debería ser algo sencillo, pero Joaquín Guzmán Loera ni siquiera duró dieciocho meses en su jaula. Como dice acerca de su última travesura una de las canciones que lo alaba de manera anónima en YouTube:

El dinero es muy bonito.
No hay policía que se resista.
¡Cómo admiran el billete!
Les agarra una risita.

Uno solamente se ríe, hasta que llega la ira.

***

Texto publicado en inglés en The New York Review. Traducción de Mario Trivella Galindo