El comienzo: Noviembre de 2013. La premisa: Caracas, Norte, Sur, Este, Oeste. Los recursos: Una visión, una cámara. Salí entonces a recorrer la ciudad, respiré los detalles, caminé los colores que la pintaban, latí en su sentir, escuché con los ojos la historia de este espacio. Caminé cuadras y cuadras que forman cruces; recorrí así los cuatro puntos cardinales y, entre todo y tanto, lo encontré.
Ahí estaba, detenido en las paredes. Una memoria, un momento preciso y efímero. Estaba en el norte, igualmente lo vi en el sur, de nuevo en el oeste y el este también me lo contaba. Parecía entonces que en los cuatro puntos, esos contenidos expresivos de la ciudad replicaban una versión icónica de una misma imagen. Paradójicamente, no eran ya los ojos observándome constantemente a mí, era yo observándolos directamente a ellos. Como niño, a caballo, incluso con Hello Kitty, un imaginario colectivo que aún contiene a Simón Bolívar, al Libertador. Un monumento hecho de papel representaba a un referente histórico, un culto reeditado y reprogramado. Encontré la llave que abrió la puerta a ese momento de mi memoria y así surgió esta recopilación visual. La historia contada en una pared, que culmina en febrero de 2014.
Esther Fernández
Norte
Sur
Este
Oeste