En el año 2012, la cifra de fumadores que consumían un cigarrillo diariamente fue de 967 millones de personas, según una publicación de la cadena de noticias BBC. Esta representativa cifra resultó ser un considerable aumento de la población de fumadores que había para el año 1980, la cual estaba conformada por 721 millones. No obstante, investigaciones han demostrado que hoy en día la proporción de fumadores es menor a la de años pasados, pues este aumento está vinculado con el crecimiento de la población mundial.
Si bien en el pasado fumar era percibido como una práctica glamorosa, tal como es retratado en los años sesenta de la teleserie Mad Men, e incluso hasta un hábito cool como lo muestran películas como Rebelde sin causa, hoy en día la gente parece tener una percepción distinta. Hace tres décadas, cuatro de cada diez hombres fumaba. Hoy en día son tres de cada diez. Por su parte, la población de mujeres fumadoras se ha reducido en un mayor número: pasó de un 10% a 6%.
El rechazo al cigarrillo y el intento de disminuir su consumo trajo como resultado leyes que prohíben consumir tabaco en casi cualquier sitio que no sea un espacio abierto al aire libre. Algunos países como Estados Unidos e Irlanda decidieron implementar estas medidas desde hace tiempo, 2003 y 2004 respectivamente, lo cual ha derivado en un fenómeno social que afecta a todos aquellos exiliados de los pasillos, oficinas, bares, restaurantes y demás.
Pero más allá de discutir si el tabaco es bueno o no, o si se debería fumar en los restaurantes, o si la ley antitabaco es apropiada, es pertinente discutir las situaciones sociales (que incluso pueden resultar hilarantes y hasta teatrales) en las que los fumadores terminan por tener que ir a una terraza o salir a la calle para encender un cigarrillo.
En algunos países de habla inglesa ya existen términos para denominar a estas situaciones que suceden a la condición de ser fumador. En una era de multitasking, tenemos la habilidad no sólo de fumar, sino de fumar y trabajar, fumar y conversar, fumar y tomar, fumar y bailar y un sinfín de actividades que conjugamos con el acto de encender un cigarrillo.
Una de las situaciones que se ha vuelto más común a raíz de las leyes antitabaco es la de fumar y coquetear, para la que los anglosajones han acuñado el ya conocido término smirting, una pragmática combinación de smoking y flirting. Dado que los fumadores no pueden encender un cigarrillo dentro de los locales, el acto de salir a la terraza o a la entrada del mismo se ha convertido en un punto de encuentro para conversaciones y coqueteos.
De acuerdo con Pepper Schawrtz, profesora de sociología de la Universidad de Washington, los fumadores crean un nexo instantáneo entre ellos por la especie de condición de exiliados que comparten. El hecho de que alguien tenga la misma ansiedad que nosotros por salir a fumar ya nos hace sentir cierta empatía por esa persona y hace que las conversaciones fluyan con mayor facilidad. Algunos encuentros pueden durar hasta más de 7 minutos, que es el tiempo promedio que toma fumar un cigarro.
Además del vínculo empático que los fumadores comparten entre sí, el acto de fumar facilita la posibildiad de conocer gente. Los consumidores de tabaco confiesan que coquetear resulta más fácil cuando la otra persona también fuma, pues es común iniciar una conversación con solo preguntar por un yesquero o un cigarro, incluso cuando se tiene uno en el bolsillo. De acuerdo con Ignacio Sánchez (de 19 años), fumar no sólo ayuda a romper el hielo, sino que también evita la presencia de silencios incómodos cada vez que se inhala y se exhala.
Estas situaciones sociales derivadas de la condición de fumador, percibidas como favorables por algunos, pudiesen contribuir con el incremento de la población consumidora de tabaco, pues según el trabajo de la BBC, existe la preocupación de que estas prohibiciones resulten en un aumento de fumadores sociales.
Queremos saber qué opina usted, así que le planteamos estas preguntas que puede responder en la sección de comentarios:
¿Considera que fumar puede ayudarnos a conocer nuestra próxima pareja?
¿Alguna vez ha practicado el smirting o el arte de fumar y coquetear?
¿Es esta práctica común en Venezuela?
¿Fumaría sólo para iniciar una conversación con alguien atractivo?
¿Cree que las leyes antitabaco tengan como resultado un incremento de los fumadores sociales?