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‘Charlie Hebdo’ y las horas difíciles; por Santiago Gamboa

Por Santiago Gamboa | 12 de enero, 2015
Fotografía de Arsenio Reyes, exclusivas para Prodavinci ©2015

Fotografía de Arsenio Reyes, exclusivas para Prodavinci ©2015. Vea la galería completa haciendo click sobre la imagen.

En los cerca de diez años que viví en París debí haber leído el Charlie Hebdo, como mucho, una docena de veces. Su hiriente estilo satírico, ese modo de poner contra las cuerdas a sus criticados a través de la ofensa y la burla, me irritó siempre. Lo veía en los quioscos de prensa callejeros a los que iba a comprar Libération o Le Monde y le echaba un vistazo a sus carátulas, pero seguía de largo, aunque, no lo niego, muchas veces me hizo sonreír (recuerdo una a favor del sexo anal como único método eficaz contra la explosión demográfica). En la redacción de Radio Francia Internacional, donde trabajé siete años, nunca se compraba el Charlie Hebdo, y sólo muy de vez en cuando aparecía una copia por ahí, traída por algún colega, por lo general viejos nostálgicos del 68 francés con una mezcla de hippismo y militancia comunista que era el sello de su fundador, el dibujante Cavanna. También recuerdo haber visto una vez, allá por los noventas, a varios de sus ilustradores bebiendo y haciendo escándalo en el bar Les Trois Mailletz, que yo frecuentaba por esos años. Las meseras eran especialmente atractivas y me quedó grabada la imagen de Willem, uno de los que sobrevivieron, bailando ebrio entre las mesas con la bragueta abierta, blandiendo su pene cual florete de D’Artagnan, antes que el mastodonte de la puerta, un serbio fisicoculturista, lo sacara alzado y lo tirara a la calle.

Ese era el estilo de Charlie Hebdo y sólo ahora, después de la masacre, cuando ya es tarde porque su supervivencia será difícil, comprendo que en ese modo rufianesco que siempre rechacé había también un enorme coraje, pues si bien ellos eran crueles, era sólo a sí mismos a quienes ponían de verdad en peligro, y de algún modo representaban en la sociedad francesa el incómodo papel del bufón de la tragedia clásica, el que se obliga a decir las verdades más amargas de un modo hiriente, burlándose de los defectos o debilidades de quienes caen en su foco y soltando carcajadas ante los demás, pues la bufonada sólo tiene sentido si se hace en la palestra pública, conlleva una sanción social y, por qué no, incluso una búsqueda de escarmiento. Algo que en el mundo de hoy es peligroso, pues hace falta también mucho humor y cultura para sobreponerse y responder como es correcto hacerlo, es decir, con más humor o al menos con las mismas armas, que son el lápiz y el papel o la simple y desnuda palabra.

En Colombia también se masacró a Jaime Garzón, no lo olvidemos, porque sus sátiras, como las del Charlie Hebdo, tocaron poderes armados y llevaron contra las cuerdas a un sistema muy poco propenso a la risa, que suele resolver sus desacuerdos rafagueando al bufón, cuyo escudo frágil está hecho de dibujos o versos o meras palabras, que poco pueden frente a la munición de alto calibre. Por todo esto siento hoy gran nostalgia, y una infinita ternura, por ese mismo Charlie Hebdo que nunca leí cuando pude, pues no comprendí ni valoré cabalmente, y la verdad es que ahora daría la vida por estar en París el próximo miércoles, para madrugar a comprar la edición que saldrá a los quioscos con el nombre de “Diario de los sobrevivientes”. Sé que ese mismo espíritu de bravura, implacable, protegerá una vez más a Francia en estas horas difíciles.

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Santiago Gamboa 

Comentarios (2)

Silvia
12 de enero, 2015

Excelente artículo, de imperdible lectura. Gracias.

Edgard J. González.-
14 de enero, 2015

Ese deseo de “madrugar a comprar la edición que saldrá a los quioscos con el nombre de “Diario de los sobrevivientes”” lo tuvieron más de tres millones de personas, que ya a las 10 am habían agotado esa Edición especial y profundamente simbólica de la guerra entre Civilización y Barbarie, que está planteada hoy en el planeta. Yo también quise tener un ejemplar, y el familiar en Europa a quien le impuse hacerme el favor de comprármelo, me comunicó a mediodía que era imposible !! Es un muy hermoso síntoma del país galo, a pocos días de sufrir el ataque de la Chikungunya Yihadista.

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