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¿Por qué?; un texto de Jorge Volpi a propósito de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, México

Por qué un texto de Jorge Volpi a propósito de los 43 estudiantes desaparecidos en México 640

¿Por qué cuarenta y tres jóvenes han desaparecido?

¿Por qué cuarenta y tres jóvenes han sido secuestrados o acaso asesinados?

¿Por qué nada sabemos de cuarenta y tres jóvenes de entre 18 y 33 años desde hace tres semanas?

¿Por qué nada sabemos de cuarenta y tres ciudadanos mexicanos desde hace tantos, tantos días?

¿Por qué tres de esos jóvenes fueron abatidos por la policía en un enfrentamiento en apariencia banal?

¿Por qué tres jóvenes fueron asesinados por quienes deberían protegerlos?

¿Por qué uno de esos jóvenes fue desollado?

¿Por qué a uno de esos jóvenes le arrancaron los ojos de la cuencas?

¿Por qué los policías municipales de Iguala —según el testimonio de los primeros detenidos— entregaron a diecisiete de esos jóvenes a un grupo criminal conocido como Guerreros Unidos?

¿Por qué nada sabemos de los otros treinta jóvenes?

¿Por qué se encontró una fosa con diecisiete cadáveres justo en estos días?

¿Por qué se encontraron luego más y más fosas?

¿Por qué esta macabra acumulación de fosas?

¿Por qué seguimos sin saber cuántas fosas y cuántos cadáveres había en cada una de ellas?

¿Por qué un hombre señalado como probable homicida pudo convertirse en candidato a la alcaldía de Iguala?

¿Por qué un hombre casado con una mujer cuya familia tenía lazos evidentes con el crimen organizado pudo convertirse en alcalde de Iguala?

¿Por qué nadie denunció penalmente al alcalde de Iguala?

¿Por qué nadie vio o quiso ver quién era el alcalde de Iguala?

¿Por qué la policía de Iguala pudo entreverarse a tal modo con el crimen organizado al grado de ya no diferenciarse?

¿Por qué nadie vio o quiso ver que el poder político y el crimen organizado se habían vuelto la misma cosa en Iguala?

¿Por qué el alcalde de Iguala y su jefe de seguridad pública se jactaron de la represión contra los jóvenes?

¿Por qué el alcalde de Iguala pudo burlarse públicamente de las primeras muertes diciendo que nada sabía de ellas porque estaba bailando?

¿Por qué la carga de la policía contra los estudiantes coincidió con el informe de labores de la esposa del alcalde?

¿Por qué a las pocas horas el alcalde y su esposa huyeron de Iguala?

¿Por qué el jefe de seguridad pública de Iguala huyó a continuación?

¿Por qué seguimos sin saber dónde se ocultan el alcalde, su esposa y el jefe de seguridad pública de Iguala?

¿Por qué el ADN de los diecisiete cadáveres hallados en la primera fosa no corresponde con el de los jóvenes desaparecidos?

¿Por qué no sabemos quiénes son esos diecisiete cuerpos?

¿Por qué hay otros diecisiete ciudadanos mexicanos asesinados y nada sabemos de ellos, sus nombres, sus rostros, sus vidas?

¿Por qué no repetimos a diario los nombres de estos cuarenta y tres jóvenes mexicanos?

¿Por qué no pronunciamos a diario, en voz alta, los nombres de Jhosivani, Luis Ángel, Marco Antonio, Saúl Bruno, Jorge Antonio, Abel, Carlos Lorenzo, Adán Abraján, Felipe Arnulfo, Emiliano Alen, César Manuel, Jorge, José Eduardo, Israel, Antonio, Christian Tomás, Luis Ángel, Miguel Ángel, Benjamín, Alexander, Leonel, Everardo, Doriam, Jorge Luis, Marcial Pablo, Jorge Aníbal, Abelardo, Cutberto, Bernardo, Jesús Jovany, Mauricio, Martín Getsemany, Magdaleno Rubén, Giovanni, José Luis, Julio César, Jonás, Miguel Ángel, Christian Alfonso, José Ángel, Carlos Iván, José Ángel e Israel?

¿Por qué hay quienes no se identifican con el dolor de los padres de estos jóvenes?

¿Por qué hay quienes no buscan entender la ira de sus compañeros?

¿Por qué hay quienes se empeñan en tachar a los jóvenes de Ayotzinapa de agitadores en vez de mirarlos como víctimas?

¿Por qué hay quienes se ceban en el radicalismo político de las normales rurales cuando lo único que importa son las vidas de estos jóvenes?

¿Por qué hay quienes osan sugerir que las protestas de los jóvenes son equiparables con los crímenes cometidos contra ellos?

¿Por qué hay quienes condenan las marchas y los destrozos pero no los asesinatos y las desapariciones?

¿Por qué hay quienes lamentan las marchas y los destrozos en vez de hacerse todas estas preguntas?

¿Por qué hay quienes no se dan cuenta de que esta tragedia nos implica a todos?

¿Por qué hay quienes, en los medios y las redes sociales, buscan restarle importancia a la tragedia?

¿Por qué alguien ordenó secuestrar o asesinar a estos jóvenes?