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Dr. Jackson Ochoa, vocero de la AVCH: “Nunca había visto una situación como la que vivimos”

Hospital de Los Magallanes de Catia. Fotografía de El Universal.

Hospital de Los Magallanes de Catia. Fotografía de El Universal.

 

La Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales (AVCH) solicitó al Ejecutivo Nacional que declarase la emergencia humanitaria en ese sector “ante la grave situación del sistema de salud,  la agudización de la escasez y el suministro irregular de insumos, medicinas, material médico-quirúrgico, equipos médicos y sus repuestos, lo que coloca en riesgo el pronóstico y la vida de seres humanos enfermos”, según reza un documento publicado en su página web.

Cristino García Doval, presidente de esa asociación, le precisó al diario venezolano El Mundo que los proveedores internacionales han cerrado créditos al país por una deuda que asciende los 1.300 millones de dólares, que desglosa en 363 millones de dólares en insumos y 960 millones de dólares en rubros como fármacos y materias primas. “Se amerita una declaratoria de emergencia para poder tomar decisiones de alto gobierno que permitan la fluidez de las divisas, la reanudación de los créditos y que vuelva aparecer los materiales quirúrgicos e insumos que no tenemos”, declaró García Doval el 14 de agosto.

La ex magistrada de la antigua Corte Suprema de Justicia, Hildegard Rondón de Sansó, escribió un artículo de opinión en el semanario Quinto Día (22/08) donde proponía el Estado de Excepción como una alternativa ante la crisis: “El Presidente de la República, en Consejo de Ministros, debe declarar el estado de emergencia en la materia de los productos farmacéuticos y de uso médico como un estado de alarma, para ordenar medidas extraordinarias que restablezcan el abastecimiento de medicinas, insumos y servicios”.

Al respecto de esta coyuntura, el médico y vocero de la AVCH, Jackson Ochoa, analiza la actual problemática en las diversas áreas de salud del país.

¿Cuál es el estatus actual del sistema sanitario venezolano?
Es muy grave. Grave como nunca. La situación que la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales ha venido monitoreando, desde julio de 2013, detectó una serie de alertas en el sentido de que se ha visto mermada enormemente la existencia de insumos a nivel nacional. Eso no sólo incluye la parte de equipamiento médico, sino también a los medicamentos. Una de las trabas que existen es el hecho de que los proveedores no han recibido alrededor del 10 al 12% de la deuda que se tiene con ellos, lo que ha originado que en el exterior se le hayan cerrado las líneas de crédito.

¿Cuáles son las implicaciones del cierre del crédito para los pacientes venezolanos?
Eso implicó que se estableciera un estado de moratoria para las casas proveedoras y el impedimento para realizar cualquier importación. Las instituciones privadas y públicas prestadoras del servicio de salud dependemos en un porcentaje muy grande de productos importados, bien sea el equipamiento médico, el instrumental o los medicamentos. Este panorama abarca a todas las especialidades y trae como consecuencia que la atención del paciente se vea retrasada. Hay un gran retraso para resolver los problemas médicos de nuestros enfermos. En algunas instituciones se han visto en la necesidad de hacer planes de contingencia con el propósito de dar prioridad a los casos de emergencia para así “ahorrar”, por decirlo de alguna forma, los insumos que se tienen y estirarlos para ver hasta cuándo nos alcanzan.

¿Qué pasaría si mañana el gobierno cancela la deuda pendiente con el sistema de salud?
Lo más grave es que, así se hiciera ya mismo el pago de los proveedores, la respuesta tardaría en llegar, puesto que ellos deberían reiniciar los trámites ante los proveedores extranjeros por la morosidad en curso. Y eso es algo que conlleva una serie de requisitos. Deben recuperar la confianza para que se restablezca el flujo de importaciones que se requieren.

¿Se debe decretar el Estado de Excepción como una alternativa ante la crisis?
La situación de los hospitales es verdaderamente dramática. Son estructuras gigantescas que están llenas de pacientes. La rotación es muy lenta, además, porque no se les puede dar una solución inmediata a sus dolencias, ya que la carencia es evidente y notoria. Nuestro afán es que se activen las alarmas y por eso se planteó la idea del el Estado de Emergencia. Hubo una posición de la ex magistrada Hildegard Rondón de Sansó en la que va un poco más allá y habla de un Estado de Excepción, basado en el título 8, capítulo 2 de la Constitución Nacional, que es una figura poco conocida y se ha invocado en contadas excepciones. Hace ver que la gravedad del problema es cierta y no escatimamos esfuerzos para tratar de paliar la situación, en la medida de nuestras restringidas posibilidades. Es una crisis estructural y general. Podemos ir de Falcón a Santa Elena de Uairén, de Cumaná a San Cristóbal y pasar por todos los estados para darnos cuenta de que la crisis es nacional.

¿Podría enumerar los insumos y el instrumental que imposibilitan ofrecerle una atención adecuada a los pacientes?
Faltan, por ejemplo, máscaras para aerosolterapia y los tubos endotraqueales que se utilizan en los pacientes para tenerlos bajo anestesia. Faltan los stent, que son procedimientos usados en las anginas para evitar que se conviertan en infartos. No hay hipoglucemiantes orales ni anticonvulsionantes. Tampoco quedan antihipertensivos. Y por todas esas carencias es que nos vemos limitados en nuestra práctica. Por si fuera poco, faltan hasta soluciones salinas. Hay escasez en la parte correspondiente a implantes, placas, tornillos, clavos, prótesis convencionales y de revisión, porque los proveedores no tienen el stock completo. Si el médico no tiene acceso a eso, no puede arriesgarse a realizar una cirugía puesto que se le pueden presentar complicaciones en detrimento del paciente.

Siendo usted médico de la Policlínica Táchira, ¿cómo ve los efectos de la presente coyuntura sanitaria en ese estado?
En el estado Táchira, que es una entidad con una economía atípica, habida cuenta del diferencial cambiario, tenemos muchos pacientes que vienen de Colombia a recibir atención médica porque les resulta beneficioso. Se les hacen sus indicaciones médicas y compran sus medicamentos aquí, a pesar de que hay una restricción en la venta de medicinas. Sólo se les vende la cantidad estrictamente necesaria, pero en este mundo bizarro que estamos viviendo no faltará alguien que rompa las reglas de juego y quiera beneficiarse de la atención sanitaria que brindamos.

En su experiencia profesional, ¿alguna vez había presenciado una crisis tan aguda como la actual?
Tengo 42 años de graduado y estoy transitando el camino del retiro. Nunca había visto una situación como la que estamos viviendo. Hay reportes que confirman que los médicos se han visto en la necesidad de realizar una amputación por agravamiento y cronicidad de las infecciones de los pacientes. Llegar al cercenamiento del miembro afectado por falta de insumos es algo que nunca había visto. En el pasado hubo situaciones pasajeras que se solucionaron en un tiempo perentorio, pero esta crisis ha llegado para quedarse. No ha habido una respuesta rápida ante las necesidades que se tienen. Es muy difícil tratar a pacientes sin medicinas, sólo dándoles consuelo.