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Ignacio Benedetti responde: ¿Cuáles han sido los 5 logros más importantes del deporte colectivo de Venezuela?

A propósito del reciente Campeonato Sudamericano de Baloncesto logrado por la Selección de Venezuela, consultamos al periodista Ignacio Benedetti acerca de cuáles cree que han sido los logros más importantes en los deportes colectivos en la historia del país.

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Mi manera de entender el éxito tiene un grave inconveniente: me aleja del triunfalismo y me acerca al estudio de las formas y los recursos utilizados en la competición. En mi particular lista de grandes éxitos del deporte colectivo puede que estén ausentes las medallas o los trofeos; pero estos eventos son para mi grandes inicios o representantes de algo que aún no conocemos: el éxito como sociedad. Tenemos grandes deportistas como también grandes ejemplos ciudadanos, pero cuando nos toca hacer una revisión de nuestros grandes éxitos grupales se nos acaban las horas antes de encontrar esas grandes manifestaciones. En fin, a continuación mi modesta lista sin ningún orden en particular.

1. Preolímpico de Mar del Plata 1996. Aquella seleción dirigida por Rafael Santana y Lino Alonso fue la primera gran vitrina de un grupo de futbolistas que luego protagonizarían, junto a José Omar Pastoriza y Richard Páez, el inicio del fenómeno Vinotinto. Rafael Dudamel, José Manuel Rey, David Mcintosch, Ruberth Morán, Félix Hernández, Luis Vera, Rafael Castellín, Luis Vallenilla, Rafael Mea Vitali, Gabriel Urdaneta, Jesús Valiente y otros más ilusionaron a un público acostumbrado a perder. Después del primer encuentro —victoria 1 a 0 ante Colombia— el país conoció justamente el efecto Vinotinto y observó detenidamente las acciones de aquel torneo en el que la selección clasificó al cuadrangular final para luego caer ante Argentina, Brasil y Uruguay. Fue, en mi opinión, el primer gran paso.

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2. Sudamericano de Baloncesto 1991. El triunfo perfecto de un equipo que supo tumbar a todos los gigantes de nuestro continente. Aquella generación debería ser recordada con mucho mayor respeto porque en ese torneo encontró una manera de recordarnos el valor del trabajo en equipo y la importancia del cerebro y los estados anímicos en el deporte y la vida. La final, ante Brasil, estaba perdida a falta de ocho minutos, pero el equipo empató el partido y luego venció en el tiempo extra. Luis Jiménez dictó una cátedra de frialdad extraordinaria cuando decidió hacerse cargo de la situación y a punta de disparos de tres puntos metió a Venezuela en el partido. Ya Trotamundos de Carabobo había dado muestras a nivel de clubes pero este triunfo de la selección fue justamente el triunfo perfecto.

3. Preolímpico de Portland 1992. Había que refrendar lo hecho hacía un año y esta vez ante mayores rivales como Canadá, Puerto Rico y el Dream Team de los Estados Unidos. En el deporte de nada valen las glorias del pasado; únicamente existe el presente, por ello es tan difícil mantenerse en la cresta de la ola competitiva. No es casual que los equipos tengan un período de vida muy reducido: todo juego es una actividad compleja y cuando aparecen los triunfos también llegan las tentaciones, siendo la relajación la mayor de ellas. Este equipo venció a los rivales, venció a sus fantasmas y, por encima de todo, derrotó a los prejuicios que siempre nos han caracterizado, como aquel que nos lleva a buscar conspiraciones que justifiquen cualquier caída y que ayuden a tapar nuestras propias equivocaciones. El juego final, ante aquel inolvidable equipo norteamericano fue un premio a la altura de la selección, pero la respuesta de Yvan Olivares ante las dolencias físicas es en sí misma una gloriosa página de nuestro deporte.



4. Copa Davis 1995. Aquel equipo comandado por Nicolás Pereira y Maurice Ruah estuvieron a punto de llevarnos a un lugar totalmente desconocido para nuestro tennis: el grupo mundial. Aunque el camino comenzó en 1993, en el grupo 2 americano y tras 6 series, con las consecutivas victorias se llegó a la posibilidad que muchos soñaban y que dependía de vencer a Dinamarca. La serie se jugó en Venezuela y se perdió 3 a 2, pero aquella derrota significó, a mi gusto, el triunfo de los atletas por encima de los caprichos dirigenciales. Los tenistas nacionales querían que se jugara en una determinada cancha pero los dirigentes prefirieron hacerlo en un lugar distinto para aprovechar el aforo y así obtener un mayor rédito económico. Se perdió una oportunidad deportiva pero se ganó una lección que aún está vigente para quienes quieran conocerla: hay que escuchar a los protagonistas.

5. El Centenariazo. Aquella victoria frente a Uruguay en Montevideo no nos compró el pasaje a ningún torneo internacional pero sirvió de antídoto a todos los fantasmas que hacían vida en la Vinotinto. La prensa, los jugadores y el fútbol necesitaban un golpe de autoridad como ese para creerse de una buena vez que se puede competir en igualdad de condiciones contra cualquier rival. Uruguay no era precisamente un adversario sencillo y, por ser apenas el comienzo de las eliminatorias camino a Alemania 2006, el partido era aún más complejo. Me atrevo a afirmar que aquel resultado fue más grande aún en su herencia que en su totalidad futbolística; los futbolistas derrotaron a un formidable equipo pero el juego como tal venció a frases tan tontas como que para tener chance en el fútbol nuestra selección tenía que aguantar los 15 minutos iniciales del partido.

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Ignacio Benedetti es conductor de “Balón en juego”, programa de radio transmitido de 4:00 a 6:00 de la tarde por Deportiva 1300 AM. Además, es colaborador de la Revista Clímax y del portal martiperarnau.com. Puede leer más análisis en su blog y seguirlo a través de @ibenedettip