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El día que secuestraron a Alfredo Di Stéfano en Caracas; por Albinson Linares

Por Albinson Linares | 7 de julio, 2014

Alfredo Di Stéfano jamás olvidó su secuestro caraqueño, por Albinson Linares 640

La “saeta rubia”, Alfredo Di Stefano; ese monstruo sagrado del fútbol falleció esta mañana del 7 de julio de 2014, luego de pasar varias horas en coma hasta que la muerte cerebral se lo llevó de este mundo.

En la tarde del sábado pasado, el astro argentino almorzó con su familia en un restaurante al lado del Estadio Santiago Bernabéu, su casa deportiva y hogar del Real Madrid. Y cuando caminaba por la calle que lleva el nombre del poeta español Juan Ramón Jiménez sufrió un infarto. Quizás tocaba musitar los versos de Jiménez en “La muerte bella” que rezan: “¿Que me vas a doler, muerte?/ ¿Es que no duele la vida?/ ¿Porqué he de ser más osado/ para el vivir exterior/ que para el hondo morir?”.

A sus 88 años ostentaba un palmarés histórico envidiable con reconocimientos como el Balón de Oro en 1957 y 1959 yun Súper Balón de Oro en 1989, además de haber sido el máximo goleador de la historia del Real Madrid, donde jugó once temporadas con 307 goles en 403 partidos oficiales. Fue el jugador argentino con más títulos en la historia hasta el año 2010 y todo en su deceso favorece a la leyenda de la muerte poética.

Portada del diario español MARCA.

Portada del diario español MARCA.

Pese a su brillante carrera deportiva, insoslayable para cualquier fanático, el nombre de Alfredo Di Stéfano trae otros recuerdos para los venezolanos. Son los sucesos acaecidos en Caracas el 24 de agosto de 1963, triste jornada cuando el futbolista fue secuestrado por un grupo comando perteneciente a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

Era el tiempo histórico de Rómulo Betancourt, el presidente electo cuyo gobierno sostuvo fuertes revueltas y enfrentamientos con los grupos de izquierda y la guerrilla del país. Por aquellos años se celebraban en la capital venezolana unos torneos llamados Series Mundiales de Caracas, que se conocían popularmente como la “Pequeña Copa del Mundo” donde equipos europeos y sudamericanos jugaban. Madrid, Oporto y São Paulo disputaban el certamen a dos vueltas.

En el primer juego, un martes, el Madrid le ganó 2-1 al Oporto y Di Stéfano se lastimó la espalda. En el siguiente juego, el viernes ante el São Paulo, no salió al campo y fue sustituido por Evaristo, con lo que el Real Madrid terminó perdiendo 2 a 1. Cabe destacar que fue un juego muy accidentado que si se siguieran los estándares de seguridad de hoy en día se habría tenido que suspender. En el descanso del medio tiempo se oyeron disparos en las afueras del estadio, por lo que ambos equipos salieron al campo con 45 minutos de retraso para el segundo tiempo.

Así las cosas, el Real Madrid regresó al Potomac, su hotel de concentración, ubicado en San Bernardino, conocido barrio judío de la capital. A las seis y media de la mañana siguiente, el sábado, Di Stéfano recibió una llamada del conserje quien le pidió que bajara porque había unos policías en la recepción que querían hablar con él. Pensando que era un broma, el crack dijo “Si quieren hablar conmigo, que suban ellos” y continuó descansando.

Al rato tocaron la puerta de su habitación y el resto es historia. Un grupo de miembros de las FALN lo engañaron haciéndose pasar por policías y, una vez que lo subieron a un automóvil, le dijeron que estaba secuestrado. Lo mantuvieron vendado mientras lo movían por diversos sitios de la capital hasta el lunes.

Alfredo Relaño en el diario El País, hace un magistral recuento del final de este suceso y escribe:

“El lunes 26 es el octavo cumpleaños de su hijo Alfredo, y él está secuestrado. Al fin, avanzada la mañana, le dicen que le van a liberar. Le cambian la ropa que traía, le pretenden pelar al cero, para ser menos reconocible, pero él les disuade (“¡si yo ya casi no tengo pelo, y además rubio!”), cambian de idea y le ponen un sombrero. Le bajan al coche otra vez cegado. Él siente que es el momento más crítico, que se puede producir un tiroteo y les pide: “Si hay tiros, denme una pistola, no quiero morir como un conejo”. Pero no se la dan. Le sueltan en la Avenida Libertador, tras quitarle la venda, a seis manzanas de la embajada. Salta del coche, se esconde un minuto tras un árbol y finalmente cruza la calle corriendo para coger un taxi, al que él mismo guía hasta la embajada, porque conocía el trayecto. Cuando llega a la puerta ve un cartel que pone: “Abierto de diez a dos”. Miró el reloj, que había conservado… ¡y ve que son las dos y diez! Pulsa el timbre y así está, no sabe cuántos minutos, hasta que una mujer abre a desgana y le mira con reproche hasta que le reconoce y se echa a llorar. Le hace pasar, en el edificio sólo está el matrimonio que lo tiene a cargo cuando no hay nadie. Desde allí mismo llaman al Hotel Potomac (el equipo sólo pasó una noche en la embajada) y al embajador. Y a Madrid, a su familia, y a Buenos Aires, a sus padres. Se convoca una rueda de prensa, y entre los periodistas Di Stéfano reconoce a dos de los varios miembros del comando que pasaron por el apartamento. Disimula. Cuando la policía le da fotos para reconocer sólo identifica a Máximo Canales, del que ya se sabía que era el jefe del operativo. No quiere líos. Sólo piensa en volver”.

Sin embargo, Di Stéfano no pudo salir del infierno que significaba permanecer más tiempo en Caracas para alguien que había sido secuestrado sino hasta el jueves siguiente. El gran presidente histórico del Real Madrid, Santiago Bernabéu, de manera osada le pidió al futbolista que el martes jugara contra el São Paulo para demostrar que al Real Madrid “nada le arredraba”. Menos de 24 horas después de haber pasado por su secuestro, el argentino volvió al fútbol y apenas pisó la cancha caraqueña recibió una ovación inolvidable.

Jugó poco y mal. Dos días sin dormir ni comer bien habían hecho mella en su juego y ánimo. El partido fue un empate a cero y São Paulo ganó la liguilla. Pero aún hay más detalles escabrosos.

Como reseñó Relaño, el jueves logró embarcarse rumbo a Madrid junto a sus compañeros. Pero cuando llegó a la escalerilla del avión se percató de que el policía que lo escoltaba también era uno de los secuestradores: “Le dijo al oído: ‘Gracias, Alfredo. ¡Te portaste como un fenómeno!’”.

Al día siguiente fue recibido en Madrid como un héroe y jamás olvidó la amarga experiencia caraqueña. Di Stéfano entra en los anales de la valentía deportiva con este suceso al ser uno de los pocos jugadores (quizá el único) en seguir jugando partidos sin tener tiempo de recuperarse de tan traumática experiencia, permaneciendo en la zona de peligro, posiblemente rodeado en todo momento por sus secuestradores. “Todo un fenómeno”.

Hoy lo recordamos y le deseamos la “bella muerte” de la que escribió el poeta, sin saber que en una calle que algún día llevaría su nombre, un hombre valiente moriría: “¿Porqué morir ha de ser/ lo que decimos morir,/ y vivir sólo vivir,/ lo que callamos vivir?/ ¿Porqué el morir verdadero/ (lo que callamos morir)/ no ha de ser dulce y suave/ como el vivir verdadero/ (lo que decimos vivir?)”.

***

VEA TAMBIÉN: Un documental de ESPN sobre el secuestro de Alfredo Di Stéfano en Caracas [Video]

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Albinson Linares 

Comentarios (5)

José Luis
7 de julio, 2014

Que buen regalo este documental para los lectores de Prodavinci y la crónica de Linares con su verso de Juan Ramón Jiménez. Un buen homenaje para el gran futbolista que fue Di Stefano. Le faltó contarnos quienes fueron los organizadores del secuestro, los nombres de los “comandantes” y los cargos que ocuparon hasta hace poco en el gobierno que hoy tenemos,para que la crónica le hubiese quedado completamente actualizada con la noticia de la muerte de la saeta rubia y la hazaña de haber salido a jugar un partido después de semejante trauma.

javier monzon
8 de julio, 2014

Concuerdo con el comentarista de abajo (Jose Luis). Hubiese sido interesante saber el nombre de los secuestradores.

Albinson
8 de julio, 2014

Estimados José Luis y Javier, gracias por la atenta lectura. Esta magnífica entrevista de mi buen amigo Jaime López, podrá complementar sus dudas: http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2008/677/1223322046.html

Un saludo

George Behrens
9 de julio, 2014

Extraordinario artículo les ruego me envíen a mi e-mail para mis hijos

Jeo
9 de julio, 2014

Una disculpa a Di Stefano, pero lo de la FALN no fue nada personal contra el, se necesitaba una forma de mandar un mensaje contra el gobierno opresor de Romulo. ¿Cual es el problema que halla en el gobierno ex guerrilleros?. Uno de los mejores presidentes de America Latina se llama Pepe Mujica un ex guerrillero uruguayo

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