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Carta a Álvaro Uribe, por Patricia Lara Salive

Por Patricia Lara Salive | 19 de mayo, 2014

Carta a Álvaro Uribe, por Patricia Lara Salive 640

Doctor Uribe: usted es un líder con la capacidad de estadista de Carlos Lleras, la habilidad manzanilla de Julio César Turbay y la genialidad política de Jaime Báteman y, en ocasiones, puede ejercer de salvador y de ángel, pero, en otras, apela a cualquier método con tal de lograr su propósito.

Y también puede transformarse en un caballo desbocado al que usted mismo le teme, como me lo dijo en su primera campaña presidencial, durante una gira de dos días en la que, para escribir un perfil suyo, lo acompañé a Medellín y al Chocó, donde saludó de mano y por el nombre, como Turbay, a cada nativo y les preguntó cómo está su mamá, Fulanita, y donde usted, como Lleras, corchó a su asesor, Andrés Uriel Gallego (q.e.p.d.), en el número de kilómetros de un tramo de carretera o en el volumen de aguas de un río.

¿Recuerda que en esa ocasión le pregunté si se tenía miedo a sí mismo y usted me respondió: “Siempre he hecho esfuerzos para controlarme. Uno es humano y las reacciones no pueden dejarse desbocar como caballo sin rienda. He procurado tener rienda”? Y le volví a preguntar, ¿y si se le suelta la rienda? Y usted dijo: “Grave. Se desboca el caballo, y un caballo desbocado no se sabe dónde va a caer, se tira por un precipicio o le hace daño a alguien”. Entonces le dije: ¿y es cierto que lo que más le pide a Dios es paciencia? “Le pido paciencia y que me ayude a no hacerle mal al prójimo”, respondió.

Pues llegó la hora de que le rece a Dios bastante más, doctor Uribe, porque está haciendo mucho daño con su caballo del rencor desbocado contra Santos, a quien no le perdona que no haya sido su títere ni que esté a punto de hacer esa paz que usted buscó con las Farc, primero acosándolas con la guerra, luego liberándoles gratis a Granda y, al final, enviándoles a la selva, en secreto, a sus emisarios, los prelados de la Iglesia, para que acordaran con ellas algún comienzo de paz. Pero como Santos, siguiendo sus pasos, sí avanzó en el proceso, no se lo perdona, como tampoco le perdona que no le declarara la guerra a su examigo-enemigo Chávez y que, pragmático, optara porque conviviéramos en paz con el vecino.

Por ello, llevado por su peligroso caballo, a días de elecciones, acusó a Santos de recibir dos millones de dólares del narcotráfico, sin que les haya entregado una sola prueba a las autoridades competentes, como es su deber legal, ni al país, como es su deber moral, pero sí sembrando la duda en sus millones de adoradores.

¿Sabe, doctor Uribe? Es triste que a pesar de su gran amor por Colombia y de su gran capacidad de construir, a quien más daño le esté haciendo sea a su patria querida, a la que está llenando de divisiones y de odio. Y esos sentimientos, alimentados por su ágil Twitter, abonan de pólvora la psiquis colectiva que, ante cualquier provocación, o ante una simple borrachera, podría estallar en violencia y, así, regresaríamos a esa horrible noche en la que, instigados por incendiarios jefes políticos, abonamos nuestros campos con 300.000 cadáveres.

¿Qué se hizo su corazón grande, doctor Uribe? Recuerdo que usted me confesó que lloraba fácilmente, que todo lo conmovía, y me dijo, con los ojos aguados: “Estoy conmovido porque un critico mío, Fernando Garavito, salió del país amenazado. ¡Estoy harto y dolido con eso!”. Y luego agregó: “¡Yo me hago moler! Mi gobierno no dejará desbocar espíritus dañinos”.

Pues ahora, con su influencia, parecería que es usted quien los está desbocando. ¿No es mejor que ocupe el alto puesto en la historia que este país quiere darle y merece y que, de la mano de Santos, su ministro de Defensa, quien siguiendo sus políticas debilitó a las Farc y las llevó a negociar, hagan esa paz que también es suya?

Entonces, seguramente, Colombia lo pondría para siempre a la altura de Bolívar… Piénselo bien, doctor Uribe…

Patricia Lara Salive 

Comentarios (5)

Edgard J. González.-
19 de mayo, 2014

Muchos no coincidimos con la interpretación que da la autora de esta carta al comportamiento de Santos, Tesis cuando era Ministro de la Defensa, Antítesis ya de Presidente. Tratar a los de las FARC con mano de seda, terroristas, secuestradores (de mantener a los rehenes por el cuello encadenados a un árbol), Narcoproductores, Narcotraficantes, asesinos, extorsionadores, y darles espacio legal sin haber sido juzgados esos criminales, no lo compartimos. Términos locales como Manzanilla y Corchó, dificultan la comprensión de ese párrafo.

Isabel
20 de mayo, 2014

muy buena misiva, y si es verdad que Santos ha logrado la pacificación de la farc, pero tanta crueldad no puede quedar impune y si hay amnistía, por lo menos los mas cruentos deben ser anulados políticamente. Aquí se trata de la lucha por el poder a sangre y fuego: tanto es así que se perdió la amistad.

Liliana
20 de mayo, 2014

No estoy de acuerdo con los desbocamientos y si el ex presidente Uribe tiene pruebas es su deber legal y moral presentarlas. Pero Sra. Patricia no venda al presidente Santos como su apellido. La paz resultado de permitir a las farc actuar impunemente para no entorpecer el proceso es una ilusión por decir lo menos. Recuerdo palabras de Santos en una alocución siendo todavía ministro “a los delincuentes y a los terroristas solo les queda dos caminos la muerte o la cárcel sino deponen sus armas”. O es que se le olvida a los niños muertos recientemente utilizados para actos terroristas. Uribe debe controlar su exceso de testosterona y a Santos tratar de subirla.

javier monzon
20 de mayo, 2014

La paz es muy necesaria a Colombia y anhelada por su pueblo, pero no se puede llegar a ella sin importar el costo moral y de principios, a traves de la impunidad de los criminales. Como quedaria el Estado ante las victimas de medio siglo de atrocidades narcoguerrilleras, con una paz que puede llevar a los delincuentes en un mediano plazo a la mas alta magistratura,con el apoyo de sus amigos, los gobiernos del llamado “Socialismo del Siglo XXI”?

dharana
20 de mayo, 2014

Muy bien redactada su carta,bastante emotiva y elocuente, sin embargo, creo que peca al querer poner al presidente Santos en mejores condiciones que las que El solo se jugó. Colombia merece la paz, la nación ha trabajado por ello, pero la mano blanda del presidente candidato solo responde a su visión política, el colombiano de a pie no quiere a guerrilleros asesinos cómo representantes al congreso y ni pensar en darles carta blanca a la presidencia. La dignidad de cientos de asesinados y secuestrados se debe honrar y el presidente candidato parece obviarlo.

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