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¿Son discriminados los fumadores? #Debate

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El hábito de fumar ha perdido prestigio vertiginosamente durante los últimos veinte años. El tabaco fue símbolo de sofisticación desde su introducción en las cortes europeas por personajes como Jean Nicot y Sir Walter Raleigh en el siglo XVI. Durante la primera mitad del siglo XX, antes de que se comprobaran los efectos dañinos que producían los cigarrillos, las tabacaleras explotaron esa visión en sus avisos publicitarios y su producto se convirtió en el acompañante de las mujeres hermosas, los hombres exitosos y las personas seguras de sí mismas. Inclusive, algunas marcas se promocionaron como “las más recomendadas por los médicos” contra la irritación  y como coadyuvante de la digestión. En otras palabras, el cigarrillo era el prestigioso símbolo de una vida sofisticada, prestigiosa, organizada y sana. Hoy en día, tras la comprobación de muchos de los efectos nocivos para la salud que tienen los cigarrillos y la oleada de juicios a las tabacaleras desde principios de los años 90, se puede decir que la imagen del cigarrillo, y por consiguiente la del fumador, ha cambiado.

La situación. Durante la primera década del siglo XXI se comenzaron a ver cambios en la percepción de la imagen del cigarrillo. En 2005, la compañía de seguros Weyco, con sede en Michigan, despidió a cuatro trabajadores que no se quisieron someter a un análisis para determinar si eran o no fumadores. Weyco tomó la decisión de no contratar a fumadores y le dio 15 meses a los trabajadores para vencer su adicción. La empresa describió su decisión con un lema que era casi una paradoja: “Nosotros no prohibimos a nadie que fume, pero quien fuma no puede trabajar con nosotros”. De esta manera, se ha expandido que las ofertas de trabajo discriminen a los candidatos a algunos puestos de trabajo entre fumadores y no fumadores.

A esto se le debe agregar la cantidad de leyes que se han ido aprobando en los últimos años y que prohíben fumar en distintos espacios públicos como cafés, bares, discotecas, edificios y parques públicos, e incluso las plazas de algunas ciudades. Sólo hasta el 2011, en Estados Unidos no hubo ningún tipo de ley que protegiera el derecho de los fumadores. A partir de este año, algunos estados como Nevada aprobaron leyes que les hacía ilegal a los empleadores prohibir a sus empleados fumar durante horarios no laborales. Sin embargo, en algunos estados hay excepciones para las leyes antidiscriminación cuando el empleador está en el área de la salud como hospitales y ONGs vinculadas a la salud o la lucha contra el tabaco.

En cuanto a la ley antitabaco en España, que en forma similar a la de Estados Unidos es una de las más estrictas del mundo, también cubre dentro de las áreas de exclusión varios sitios al aire libre, con excepción de los espacios abiertos de los campos universitarios y de los estadios.

Argumentos a favor. Uno de los principales argumentos a favor de las empresas para discriminar a los fumadores es el elevado gasto en pólizas de salud que implica tratarlos. En el caso de Weyco, se registraron gastos anuales de 750 mil dólares en la plantilla de salud. Por otro lado, el elevado número de muertes por afecciones ligadas al cigarrillo llama a las autoridades a tomar una posición. Sólo en España mueren 50 mil personas al año por ser fumadores.

Argumentos en contra. Las leyes antitabaco representan una pérdida para los negocios del sector hostelero, que ha registrado una posible pérdida del 15% de sus clientes y del 10% del consumo durante la segunda semana de enero del 2011. De la misma manera, esto ha afectado negativamente a todo tipo de locales nocturnos como bares, restaurantes, discotecas y clubes.

Pero probablemente el problema más grave yace en el conflicto que nace entre la libertad de empresa y los derechos individuales. Cuando una empresa decide discriminar a sus aspirantes por fumadores, sobre todo en tiempos de crisis económica, esto se traduce en una dificultad mucho mayor para este tipo de empleados a la hora de conseguir empleo. Por otro lado, se cuestionan los límites de las empresas que hacen preguntas sobre los hábitos de sus aspirantes y trabajadores fuera de horarios laborales.

¿Usted qué opina?  ¿Cree usted que las empresas tienen el derecho a separar a los candidatos a algunos puestos en fumadores y no fumadores? ¿Es usted fumador y se ha sentido discriminado en algún aspecto de su vida? ¿Considera que no existe discriminación cuando se trata de un asunto que puede involucrar la salud pública? ¿Debe el Estado intervenir en este tipo de aspectos de la vida de sus ciudadanos? ¿Cuál es su opinión al respecto?