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Se fue Branch Rickey, por Mari Montes

Por Mari Montes | 10 de diciembre, 2013

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El 9 de diciembre de 1965, once días antes de cumplir 84 años, Branch Rickey murió  de un ataque al corazón.

Le decían “El Mahatma”, que significa “guía espiritual”.  Ya en la India le decían así al abogado y defensor de los derechos humanos, activista de la no violencia activa, Mohandas Karamchand Gandhi. Con realidades de vidas muy diferentes, los dos Mahatmas pasaron a la historia como valientes hombres de paz que cambiaron al mundo en su tiempo y para siempre.

Branch Rickey  tenía 22 años y estudiaba en la Universidad Ohio Wesleyan. Era jugador y mánager del equipo de béisbol y un fin de semana fueron a South Bend para jugar contra  sus similares de Notre Dame.

El equipo aspiraba hospedarse en el Hotel Oliver y los peloteros descendieron del autobús para registrarse, luego de ver a cada uno,  el gerente dijo: “Tengo habitaciones para todos ustedes. excepto para él” y señaló al receptor del equipo, Charlie Thomas, quien era negro.

Cuando Rickey reclamó, el encargado le explicó que la política del hotel era que “sólo se hospedan hombres blancos”. Apenado, Branch Rickey le pidió que llevara un catre a su habitación para compartir hospedaje con su compañero, petición que fue aceptada luego de discutirlo un buen rato.

Más tarde, según narra Ken Burns en el documental Baseball (1994), Rickey contó que “’Charlie estaba tirando frenéticamente de sus manos, tirando de sus manos. Me miró y dijo: “Es mi piel. Si tan sólo pudiese arrancarla, me gustaría ser como todos los demás. ¡Es mi piel, es mi piel, Sr. Rickey!”. Ese día, dijo el joven mánager años después, “quien sintió más vergüenza por su color de piel fui yo”.

Charlie Thomas se convirtió  en un exitoso odontólogo  y Branch Rickey vengó el bochornoso momento abriéndole la puerta para siempre a los jugadores negros en el béisbol de Grandes Ligas.

En 1944, después de convertirse en presidente de los Dodgers de Brooklyn, le dijo a Red Barber, el inolvidable locutor radial de los Dodgers: “Durante 41 años, he oído llorar a ese joven (Charles Thomas). Ahora, voy a hacer algo al respecto: voy a llevar a un negro a los Brooklyn Dodgers”.

Encargó a varios cazatalentos de su equipo para encontrar en las Ligas Negras a ese hombre que pudiera ser capaz de jugar en un equipo de Grandes Ligas, en los Dodgers de Brooklyn, jugando buena pelota, cosa de la que Rickey no tenía dudas, ya que sentía admiración y respeto por la calidad con al que jugaban los hombres de color.

Sabía del buen espectáculo que daban las Ligas Negras y sus estrellas. Hombres como Satchel Page, Josh Gibson (El  “Babe” Ruth negro), Larry Doby o Buck Leonard, por citar algunos de los más brillantes. Todos ellos “sonaban” más que Jackie Robinson, pero Rickey no sólo estaba en busca de un súper pelotero, necesitaba que ese hombre tuviera exacta dimensión de lo que significaría jugar en escenarios hostiles y soportar vejaciones y malos tratos hasta que fuese irreversible la integración.

Cuando decidió firmar a Jackie Robinson se lo explicó, le dijo que no tenía dudas de que pudiera rendir en las Grandes Ligas y le pidió paciencia ante lo que ambos sabían que estaba por venir, conscientes de que cualquier sacrificio sería poco ante la conquista que iban a lograr. Ésa fue probablemente una de las acciones más importantes que se dieron hasta entonces para reducir el racismo. Las primeras lecciones de “resistencia pacífica” que inspiraron a Martin Luther King.

Siempre que se hable de la conquista de los derechos civiles de los negros que se dio desde los campos de béisbol, habrá que mencionar a  su principal promotor: Branch Rickey.

En 2007, en un foro en el National Civil Rights Museum, en Memphis, cuando se celebraron los 60 años del debut de Robinson, el comisionado Bud Selig reconoció que Branch Rickey “No solamente fue el más grande ejecutivo deportivo y del béisbol del siglo XX, sino que su decisión de incorporar a Jackie Robinson a las Grandes Ligas permanecerá por siempre como el momento más orgulloso del béisbol”.

Mari Montes 

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