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Al límite: ¿Sobrevive a ésta el Tea Party madurista?, por Luis García Mora

Mientras el ciudadano de a pie ruega a Dios no enfermarse y menos gravemente, dada su casi nula posibilidad de sobrevivir hoy con una apropiada atención médica en cualquier instancia hospitalaria del país, el presidente Maduro se apresta a solicitar a la Asamblea “poderes especiales” para legislar él e intentar saltarle por encima a la crisis, vendiéndole a Venezuela una guerra.

Es un operativo de propaganda, de ficción, claro está. Ante esta crisis tremenda, que nos está quebrando las vértebras.

El Gobierno. Las FAN. La oposición. Las Iglesias. Los gremios. Los sindicatos. El empresariado que aún respira. Todo el país lo sabe. Que se trata de una crisis estructural.

Que el modelo económico “revolucionario” colapsó.

Y que con él el Estado venezolano corre el peligro de también colapsar. Y que más allá de imaginar “revolucionariamente” una batalla militar épica a lo Vietnam o a lo Corea, e intentar meter psicológicamente al país en ella, de lo que se trata es de dialogar. Cosa que luce imposible para el Tea Party “chavista”, que parece estrangular a Maduro.

Es como un dadaísmo sin Dadá. Sin Chávez. En un país al que han colocado más allá de toda lógica. Como el Tea Party del Partido Republicano estadounidense, el ala de la derecha fundamentalista de esa nación que ha saboteado al Gobierno para hacer que el presidente Obama eche para atrás su mayor logro, la Ley de Atención Sanitaria Asequible.

Aquí, el ala de la izquierda fundamentalista venezolana, que desde el poder subvirtió la institucionalidad democrática pluralista y sus Poderes, con una visión del peor fanatismo estúpido, sin aceptar ninguna de las normas de la política, también está dispuesta a adoptar la postura más radicalmente destructiva, así perjudique en su jugada a todo el mundo.

Al país.

Y en el fondo, se trata de dos extremismos fascistas aunque se disfracen de socialistas o demócratas. De ahí que en el caso de Estados Unidos la propia presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, acabe de advertirle a Norteamérica del “muy serio daño” que puede provocar a Estados Unidos y al planeta esta locura.

Pues bien, espejeando este asunto, lo mismo está pasando aquí, aunque en sentido contrario, con esta locura del Tea Party chavista ante la crisis por el colapso de su modelo en el que se mueven como unos poseídos sin brújula.

¿Creen realmente que pueden saltarse el abismo en que nos han metido convirtiendo esta crisis real en una ficción, cerrados numantinamente a todo diálogo? Al parecer, sí. Imagínese: la invasión realmente viene desde Guyana –y desde China aunque en otro sentido–, y Maduro la busca en Washington. Y dice encadenado “¡Yankee go home!”, totalmente desconectado de la realidad.

De frente al inminente 8D y a lo que se avizora como el trastorno total, ante esta sumatoria de crisis y de desafíos que se acumulan día a día, y que van desde su discutida legitimidad de origen, de nacionalidad, de desempeño, de la desintegración del aparato productivo privado y público, la dependencia casi total de las importaciones, y la pasividad frente el narcotráfico.

De la incompetencia, la corrupción y el despilfarro. La demanda de divisas insostenible, con las reservas a la baja, mientras la espiral inflacionaria coge momentum, y se acelera (al 42,5% anual). Y se regala el oro para arañar unos dólares con la producción petrolera tan comprometida como nuestras próximas generaciones, que, imaginará él, van a trabajar para los chinos.

Es inquietante. En lo político se ha venido estableciendo una dictadura del PSUV, que no reconoce las otras expresiones políticas. Y que ante la profundización del desencanto y el nivel de calamidad, prácticamente está terminando por convertir al 8D en una salida.

O al menos así lo intuye el Gobierno. “Ustedes saben qué hacer, a donde dirigirse, tomar el poder en cada avenida y en cada autopista”, dice a sus huestes Maduro, quien desde hace semanas anuncia que la crisis es una guerra de nueva generación. Y que “es muy importante estar muy pendientes”, dice. “Mil ojos. Ellos están buscando un punto que desencadene otros puntos de quiebre y de violencia”.

¿A qué le teme Maduro?

Según explican, el congelamiento de las medidas cambiarias tiene que ver con los intereses de algunos grupos de poder que podrían estar beneficiándose del alza del dólar paralelo y las fórmulas menos transparentes para conseguir ganancias cambiarias.

Por algo no puede viajar. Tiene gripe para ir a Bolivia y aparece en cadena hablando con el título de Comandante en Jefe de la FAN. ¿Es que no lo sabíamos? ¿Hacia quiénes van dirigidas estas declaraciones? ¿Qué está pasando que no sepamos?

Hay quien considera que Maduro es un tipo más o menos honesto, y que todo el tema de la corrupción y la descomposición nacional lo tiene atrapado entre sus fuerzas de poder. ¿Rompe con EE UU exclusivamente para vacunarse contra la acusación de narcoestado? ¿Treinta maletas decomisadas y aquí se supo 10 días después?

Uno imagina que la FAN se depurará por sí misma. Pero, ¿y el resto de la Administración Pública?

Demasiadas interrogantes sobre la mesa. Y la mayor:

¿Sobrevive a ésta el Tea Party madurista?

Cráteres

 – Salidas, según lo que uno oye: 1) La rebelión de los votos el 8D, con una demostración contundente de desconocimiento democrático por parte de la oposición del gobierno de Maduro, que por la vía de la presión social lleve a encontrarnos en un escenario constituyente, desde abajo, no tanto para reformar la Constitución sino para intervenir los Poderes Públicos y cambiar el Estado. 2) Otra vía más larga: lograr una mayoría en la Asamblea en las parlamentarias de 2015, y así relegitimar los Poderes Públicos. Y, 3) El Revocatorio.

– Según un veterano líder político: “Tiene muchas dificultades internas que no le permiten tener cohesión del liderazgo y los problemas económicos”. Y el conflicto con Estados Unidos “puede ser parte del formato cubano, de plantearse una salida hacia adelante, de acentuar el conflicto de clases, de buscar una mayor conflictividad para meter a la oposición en la calle ciega de la confrontación, donde aparentemente tienen ventaja militar”.

– De otra fuente. Dos militares de alto rango en La Habana, junto a Nicolás Maduro y Rafael Ramírez solamente, ante el lecho de un Chávez agonizante, inmerso en dolores profundos, que les dice: “Me voy pronto. Esta Revolución se nos puede ir muy rápido fácilmente. Cuiden la economía, es el Talón de Aquiles. Nicolás: dedícale tiempo a la economía”.