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¿El capitalismo ha resucitado/sobrevivido?, por Richard Posner

Por Richard Posner | 24 de septiembre, 2013

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El capitalismo es el sistema económico en el cual los bienes usados para producir productos y servicios son propiedad privada, y los dueños determinan el precio en el cual vender esos productos y servicios. Los mercados privados, como organizadores directos de la producción y el consumo, son las instituciones básicas del sistema capitalista. La regulación del gobierno sobre los mercados está (en la teoría capitalista) limitada a corregir situaciones en las que externalidades (positivas y negativas) distorsionan la producción y, por consiguiente, reducen el valor. Hay ocasiones en las que la corrección de las fallas del libre mercado necesitan propiedad estatal en lugar de meras actividades regulatorias (un ejemplo común es la defensa nacional), y el gobierno recauda impuestos para financiar esas actividades. Los impuestos pueden ser también dispositivos regulatorios (impuestos sobre la emisión de contaminantes) o redistributivos. Si se hacen redistributivos para corregir una externalidad (por ejemplo, falta de inversión en capital humano para niños pobres), también son consistentes con los objetivos de la organización capitalista de la economía.

Hay libertarios que creen que el único capitalismo verdadero es un sistema en el cual no hay gobierno de ningún tipo; esto es el “anarco-capitalismo”. Un prominente vocero de esta tesis es el economista David Friedman, quien enseña en Santa Clara University. La mayoría de los defensores del capitalismo desestiman el anarco-capitalismo y admiten el rol substancial de regulación y propietario del gobierno. Los países escandinavos admiten ese rol como el principal; sin embargo, son países capitalistas.

Estoy de acuerdo con Becker en la observación de que hubo una sobrerreacción periodística a la última crisis, igual que en las anteriores. El periodismo florece en la exageración y en el tráfico de miedo. Pero el capitalismo ha sobrevivido a una larga historia de crisis económicas, incluyendo la Gran Depresión de los 30. Los mayores retos modernos del capitalismo no vinieron de esa o cualquier recesión, sino de las dos guerras mundiales del siglo veinte, sin las cuales es difícil creer que las naciones europeas hubieran perdido sus colonias, experimentado una gran depresión (en los 30), o (en Europa central y del este) se hayan vuelto comunistas. Sin la primera guerra mundial es cuestionable que Rusia se hubiera transformado en un país comunista; y sin las conquistas soviéticas de Europa del este y central en la segunda guerra mundial, tampoco Polonia, Rumania, etc. se habrían vuelto comunistas.

La reciente (vigente, pero en disminución) depresión que detonó en todo el mundo a causa de la crisis financiera de septiembre de 2008, no ha creado nuevos países comunistas o socialistas. Lo que ha hecho es elevar una petición en nombre de regulaciones más severas a los bancos y otras instituciones financieras, y de algunos de sus instrumentos financieros, y a los  grandes déficits públicos; pero ninguno de estos desarrollos es presagio de socialismo. Ya ni siquiera está claro qué significa “socialismo”, o quién tiene un programa coherente de administración socialista en una economía moderna.

Una razón de que el capitalismo haya sobrevivido la crisis que comenzó en el 2008 es el colapso de la Unión Soviética, sus satélites, y China, en o alrededor de los 90, y el terrible desempeño de economías comunistas en países como Cuba y Vietnam, y de las economías socialistas de países como Venezuela y, hasta hace poco, la India. El problema de hoy no es comunismo o socialismo contra capitalismo; se trata de saber cuánta regulación del capitalismo es óptima. Claramente, la regulación financiera fue muy laxa al final de los 90 y a principios de los 2000, y esta laxitud jugó un papel significativo en el rol del colapso del 2008 y la depresión subsiguiente (como yo lo veo).  Así que tendremos ―necesitaremos― más regulaciones. Si las conseguimos, eso no será comunismo o socialismo.

En el último medio siglo, Estados Unidos ha experimentado substanciales movimientos de privatización y desregulación, acompañados con impuestos más bajos, pero al mismo tiempo ha experimentado más regulaciones en áreas como discriminación en el empleo, seguridad laboral, beneficios de asistencia social y protección ambiental, y un incremento en la desigualdad económica. Si el país es más capitalista o no que en 1953, no está claro, pero pienso que es más capitalista ―a pesar del movimiento que exige una mayor regulación después del 2008.

***

TRADUCCIÓN RODRIGO MARCANO. LEA TAMBIÉN:  El retorno del capitalismo luego de la crisis financiera, por Gary Becker

Richard Posner  es Profesor de economía y derecho en la Universidad de Chicago y Juez del Séptimo Circuito de la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos.

Comentarios (1)

Corbu
29 de septiembre, 2013

No está de más recordar aquí que la crisis financiera que ESTALLÓ en 2008 fue engendrada en 2001. Y fue engendrada cuando la FED (Banco Central de los EEUU) bajó las tasas de interés para “estimular” la economía. Esos polvos trajeron los lodos que todos conocemos. La distorsión introducida por el gobierno estadounidense desencadenó una serie de inversiones artificiales de las cuales la crisis financiera fue solo un síntoma, no la causa.

Después que las autoridades encargadas de “regular” el capitalismo (y de “estimularlo”) entendieron la metida de pata mundial que cometieron, lejos de aceptar su culpa, hicieron lo que cualquier burócrata haría: echarle la culpa a alguien más; en este caso al… lo adivinaron, al capitalismo, supuestamente desregulado. ¿La solución? Pues regularlo… más aún. Richard Posner sugiere que “se trata de saber cuánta regulación del capitalismo es óptima” pero, ¿quién determinará eso? ¿Los burócratas que no tienen idea del daño que causan con medidas de “estímulo” económico? ¿Los burócratas que se sacuden su responsabilidad? ¿Los burócratas que con cada nueva regulación aumentan su poder para meter la pata más hondo aún?

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