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“El elefante blanco robado y otros cuentos” de Mark Twain, por Patricio Pron

MTA menudo se piensa en Mark Twain como en un humorista, y (desde luego) lo fue, pero también se soslaya la profunda amargura que oculta buena parte de sus relatos. “La difteria y el matrimonio McWilliams”, por ejemplo, se beneficia de la inocencia y la simplicidad de su narrador, que lo convierten (de algún modo) en el ciudadano estadounidense perfecto, para narrar el temor de una pareja a que su hija pequeña haya adquirido la enfermedad del título; pero sus temas son, en realidad, la imposibilidad de llegar a algún acuerdo con una mujer hipocondríaca y los malentendidos que tienen lugar allí donde la inocencia se impone sobre el juicio crítico y cede a la publicidad y a la opinión consuetudinaria, como sucede también en “La alarma antirrobo de los McWilliams”. La “Inspección del arca de Noé en un puerto alemán” pone de manifiesto que la excesiva burocratización atenta contra la supervivencia de la especie; “Desenmascarado el asesino de Julio César” ridiculiza a la prensa escrita (un tema habitual en Mark Twain); “El vendedor de ecos” se opone tanto al coleccionismo como al ejercicio de la venta ambulante (y tiene un final excelente: “Llegué a un compromiso con aquel hombre al cabo de una hora intolerable. Compré dos ecos de doble cañón en buenas condiciones y él me regaló otro. Me contó que era imposible venderlo porque sólo hablaba alemán. / Fue un perfecto políglotame dijo, pero en algún momento tuvo un problema en el paladar” (127). “El elefante blanco robado” (que titula esta selección muy bien traducida por Adrià Edo) tiene por tema la corrupción policial, pero parece venir a decir algo más: como en una especie de inversión paródica de “La carta robada” de Edgar Allan Poe, en el que una carta que nadie encuentra está a la vista de todo el mundo desde el comienzo, en “El elefante blanco robado” el elefante está desaparecido pero todos los involucrados en su búsqueda tropiezan con él todo el tiempo. No se debería desdeñar la posibilidad de que este relato de Twain fuese también un comentario sobre el arte de narrar; o tal vez sobre la paradójica situación del autor asediado por la amargura cuya obra es celebrada con risas.

 

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Mark Twain
El elefante blanco robado y otros cuentos
Trad. Adrià Edo
Madrid: Barataria, 2013