En Ekaterimburgo, la cuarta ciudad más poblada de Rusia, puede divisarse una alta y ligeramente inclinada torre en el horizonte, justo a unos cuantos metros de la sinagoga principal de la ciudad. Pero no se trata de un alminar, o de un monumento nacional a héroes pasados —es una torre de televisión inacabada. Iniciada en 1981, la torre de Ekaterimburgo debía simbolizar los triunfos innegables del comunismo y su constante avance tecnológico, hasta que el régimen ruso colapsó en 1991, cuando la torre aún por terminar alcanzó los 440 metros. En vez de progreso, es ahora un icono del abandono en Rusia, y la estructura abandonada más alta del mundo.
La torre de 26 pisos (sin contar la base) ha llegado a significar a lo largo de los años más de una cosa para los habitantes de la ciudad. Por un tiempo se le conoció como la “torre del suicidio”, por razones obvias. También fue por largo tiempo conocida entre los lugareños por un nombre muy distinto, la “torre de la diversión”: era un sitio ideal para practicantes del paracaidismo que invadían la torre y subían a pie (nunca se instalaron los ascensores) hasta la cima.
Ambas actividades terminaron en el 2000, cuando las autoridades cerraron el acceso a la torre, y desde entonces, múltiples proyectos para hacer de la estructura un complejo cultural o comercial han fracasado, principalmente por circunstancias adversas: a lo largo de la década de los 2000 hubo serios planes de renovación con inversionistas extranjeros, pero tras la crisis económica del 2008, muchos se echaron para atrás. Últimamente un nuevo plan de renovación ha sido revelado, llamando a concurso ideas que pudiesen dar un nuevo giro a la vista más notoria y, para muchos, vergonzosa, de la ciudad.
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Fuente: Kuriositas