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Un mercado de pretendientes

Por Prodavinci | 9 de marzo, 2013
mercado chino texto

“Mercado” de matrimonios arreglados en China

Fragmento de un artículo de Miguel Petrecca, publicado en Revista Ñ

Ubicada hacia el final de la avenida Nanjing Este, en el sitio donde hasta antes de la llegada del comunismo existía una pista de carrera de caballos, La Plaza del Pueblo es uno de los centros neurálgicos de Shanghai, cruce de avenidas y líneas de subte y albergue de dos de los museos más importantes de la ciudad y el Gran Teatro. A su alrededor, entre algunos de los edificios más modernos de la ciudad, hay intercaladas varias joyas antiguas, como el impresionante Park Hotel, un rascacielos art decó de 1934. Es en esa plaza, en un rincón en la parte norte bautizado popularmente como el “rincón de la evaluación de potenciales candidatos”, donde todos los fines de semana una pequeña y ruidosa multitud de padres se junta para buscar un potencial marido o esposa para sus hijos.

Se ubican en un lugar como si instalaran un puesto en un mercado, provistos con una hoja en la que consignan los datos de sus hijos. Algunos ponen el papel en el piso, otros sobre paraguas o cajas, o colgado de un árbol. Visto desde lejos, a través de una especie de túnel que funciona como entrada, parece un grupo caótico, pero al acercarse se puede ver que hay un orden, con un puesto al lado de otro formando calles. Dentro de esa trama de calles hay, incluso, zonas específicas, como un sector en el que se juntan padres con hijos o hijas en el extranjero. El ambiente en los pasillos de la feria es animado y lleno de movimiento: padres que charlan con otros padres, agentes que buscan recolectar clientes, turistas, curiosos y hasta candidatos que se presentan en persona.

El mercado de matrimonios empezó a funcionar en el 2004 y en su momento de máxima expansión llegó a reunir alrededor de 2000 personas. Hoy, además de los padres que vienen directamente a buscar pareja para sus hijos, hay agencias o personas que se encargan de manejar a varios candidatos. Se los reconoce de inmediato: en lugar de una simple hoja de impresora tiene un póster donde exaltan su experiencia, prometen resultados y exponen su book de candidatos, con una pequeña foto y un resumen introductorio de cada uno. Ofrecen el servicio gratuito para los hombres, pero a las mujeres en algunos casos les cobran una tarifa. No es necesario recorrer demasiado para entender el por qué de esta diferencia: la oferta de mujeres en la plaza supera ampliamente la de hombres. Son mujeres formadas y con una buena posición económica, la mayoría de ellas promediando los veinte o apenas por encima de los treinta, como la de este cartel, colgado muy cerca de la entrada del mercado: “Mujer. Estado civil: soltera. Origen: Shanghai. Fecha de nacimiento: Abril de 1981. Altura: 1.68. Estudios: dos títulos universitarios. Trabajo: profesora de inglés. Miembro del partido, trabajo estable, buenos ingresos, tiene departamento, tiene auto, sin deuda.” Al final de la hoja, subrayado y en letras grandes, se lee: “fei cheng wu rao”. Literalmente: “si no es sincero no se moleste”. También es el nombre de uno de los programas más populares de la televisión china, justamente un programa de citas en el que doce mujeres evalúan a un candidato.

Tal es la ansiedad de los padres por conseguir una pareja para sus hijos que en Año Nuevo, mientras muchos negocios en Shanghai cerraban las persianas, la feria siguió como todos los fines de semana. Es durante estos días, de hecho, que el estado civil de los hijos se convierte en un tema especialmente sensible: los padres los presionan durante la cena con preguntas e indirectas, al punto que muchos jóvenes que estudian o trabajan en las ciudades buscan excusas para no volver. La lengua coloquial los bautizó humorísticamente como los kongguizu, la “tribu de los que tienen miedo de volver.” La presión no es sólo de los padres hacia los hijos sino también del entorno mismo sobre los padres, que tienen que enfrentarse a las preguntas de vecinos y parientes.

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Puede leer el texto completo aquí.

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