Artes

Sobre “Un Método Peligroso”, por Manuel Llorens

Por Manuel Llorens | 25 de noviembre, 2012


La película de David Cronenberg, basada en una obra de teatro de Hampton, recrea la relación histórica entre Jung, Sabina Spielrein y Freud. Gran parte de la trama está basada en hecho reales y nos permite imaginar estas relaciones.

Tanto la relación de Jung con Spielrein como los encuentros con Freud son tomados de la historia. Aparentemente, la mayor licencia que el director se da es imaginar las relaciones sexuales entre Spielrein y Jung con nalgadas y correazos.

Por supuesto, la vida de estos personajes abre miles de avenidas para comentar. Haré sólo dos comentarios:

1. El lugar de la mujer en el psicoanálisis.

La película, como la obra de teatro original, recupera la historia del psicoanálisis desde el lugar de la mujer, descuidado en el registro histórico más convencional. De esta manera sigue la línea de mucho de lo que ha abierto la recuperación de la historia propuesto por el feminismo. Y es que ya se ha dicho cómo la historia tradicionalmente ha privilegiado el lugar protagónico del hombre dejando oscurecido el rol que las mujeres han jugado en los acontecimientos.

Así por ejemplo, es en las últimas décadas que figuras como Frida Khalo han cobrado un significado mundial. Como amante, esposa y colaboradora de Diego Rivera pasó en vida desapercibida como artista. Conocida en su círculo de allegados, para el mundo artístico más amplio tenía escasa relevancia, a pesar de que el mismo Rivera la admirara como creadora. Es después de su muerte que a través de la exploración feminista Khalo es descubierta como la gran artista que fue, tan o más original que su esposo quien en vida comandó el escenario[1]. Tanto por su obra, como por las ideas de avanzada del lugar de la mujer (sobre su participación política, sobre su libertad sexual, sobre el lugar del imaginario nativo en el arte), pasó Khalo a ser una figura principal de México.

El psicoanálisis no es ajeno a este devenir histórico. En Spielrein encontramos a una mujer que colaboró con el desarrollo de ideas fundamentales para el psicoanálisis. Sin embargo, sus aportes quedaron siempre velados, sin reconocer. Efectivamente, como aparece en la película se le atribuye a ella ideas fundamentales que condujeron a los conceptos de “ánima” y “animus” de Jung y de “pulsión de muerte” en Freud. Spielrein publica en 1912 un artículo titulado “La destrucción como origen del ser” que se considera la primera aparición de este último concepto[2]. Reconocimiento que sucede luego de que los historiadores revisaron el epistolario entre Spielrein, Jung y Freud. En la autobiografía de Jung “Recuerdos, Sueños, Reflexiones”, éste hace un reconocimiento indirecto al aporte de algunas de sus pacientes a sus ideas, del cual uno pudiera inferir su deuda a Spielrein: “De mis encuentos con pacientes y con el fenómeno psíquico que ellos me mostraron en una corriente interminable de imágenes, he aprendido mucho- no sólo conocimientos, sino insight sobre mi propia naturaleza. Y no menos de lo que he aprendido proviene de mis errores y derrotas. He tenido sobre todo pacientes mujeres, que a menudo han ingresado al trabajo con gran consciencia, comprensión e inteligencia. Es sobre todo gracias a ellas que he podido desarrollar nuevos caminos en la psicoterapia”[3].

Algo similar sucede con Freud. Ana Teresa Torres[4] detalla el lugar de la mujer no sólo en la teoría freudiana sino en el proceso de producción de esa teoría. Según ella, Freud no sólo revela su machismo en las concepciones teóricas que daban prioridad a lo masculino sino que además hace escaso registro de los muchos aportes teóricos de las mujeres psicoanalistas, varias de ellas amigas importantes como Marie Bonaparte, Helen Deutsch y la misma Spielrein.

Pero la relación entre las mujeres y el psicoanálisis no tiene una sola lectura, sino más bien es compleja y de distintos signos, a pesar de constituir una teoría y un movimiento marcado por los códigos patriarcales de su época. También es cierto que el psicoanálisis impulsó muchas de las ideas feministas que luego influirían en la transformación de las relaciones entre los géneros en el siglo XX, por cierto, descrito por historiadores como la revolución más importante de ese siglo.

Mencionemos algunas de las maneras en que el psicoanálisis alimentó la causa de la mujer.

Es posible que el gesto más radical escenificado en toda la película sea también el que aparentemente es menos dramático. Jung utiliza el instrumento médico más simple: la silla. Invita a Sabina a sentarse frente a él y los dos comienzan a hablar. Esa es la esencia de ese “método peligroso”, y representó un cambio en la psiquiatría mayor de lo que ahora logramos registrar. Abrió el camino para transformar una práctica que tomaba al otro como objeto y comenzó a escucharlo. A través de este “análisis” comenzó a emerger el registro de las vidas privadas que antes pasaban desapercibidas bajo los mantos de la convención. ¿Y qué cosas aparecieron de las mujeres que sorprendieron a todos?

En primer lugar, como en una de las escenas iniciales de la película, aparecieron vidas sometidas al maltrato y al abuso. Igual que Freud, Jung se encontró escuchando la relación entre los malestares emocionales y las vidas de sometimiento brutal que reportaban muchas de las mujeres que fueron diagnosticadas como pacientes psiquiátricas. Si leen “Estudios Sobre la Histeria” verán que Freud escribe que en ninguno de los casos faltaba el sorprendente hallazgo de haber sido abusadas sexualmente por algún adulto o hermano. La desigualdad, lo sabemos ahora, cría opresión y maltrato, y las mujeres han sido objetos de este en el ámbito doméstico en más circunstancias de lo que la humanidad había estado dispuesto a registrar. Después Freud se echó para atrás y el registro de sus angustias sobre lo que significó exponer los abusos cometidos contra las mujeres está exquisítamente registrado en revisiones históricas desde hace ya varias décadas[5]. Pero la psicoterapia abrió así camino para testimoniar las vidas privadas de las mujeres y comenzar a delatar distintas circunstancias.

En segundo lugar, aparecieron las voces de mujeres inteligentes, perspicaces, hábiles explorando el mundo psíquico que cautivaron la atención y la imaginación de los psicoanalistas. Al escucharlas apareció la admiración hacia las mujeres no ya por ser figuras idealizadas de maternidad y pureza, sino por ser mujeres con opiniones y enseñanzas que compartir. Si bien Freud y Jung fueron representantes de una cultura patriarcal también hay que señalar que fueron capaces de escuchar más de sus vidas privadas que el hombre común de su época, y también hicieron registro público de su admiración. Ana Teresa Torres registra estas inconsistencias diciendo que, si bien por un lado Freud tenía ideas anticuadas sobre el lugar de la mujer para su esposa y sus hijas, también fue cierto que disfrutó de amistades liberales con muchas de las mujeres educadas con quien hizo amistad y las invitó y animó, como Jung en la película, a formarse y a ingresar como iguales en la Sociedad Psicoanalítica donde varias mujeres brillantes de comienzo de siglo consiguieron un foro donde investigar, publicar y compartir sus ideas.

2. Los hechos históricos que acontecen de fondo.

La película intenta una recreación histórica, y por ende la época y los eventos que la marcaron sirven de telón de fondo. Sin embargo, los hechos históricos no son simples circunstancias que añaden matices a las vidas de Freud, Jung y Spielrein, sino que las atraviesan y marcan de manera contundente. Gran parte del drama de la relación entre Jung y Spielrein se debe no sólo a que fuese una relación extra-marital, sino que era una relación entre un suizo protestante y una rusa judía.

Una parte del drama de las tensiones entre Freud y Jung también se deben a que el mentor era judío, más bien pobre y posteriormente perseguido por el nazismo, y el alumno era protestante, casado con la hija de un adinerado relojero suizo y posteriormente simpatizante del nazismo. El sexo cumple una dimensión histórica y política también, ya que Freud, nada más y nada menos estaba desafiando las convenciones de su tiempo, hecho que también influiría en la revolución sexual y la reorganización de las relaciones de género en el siglo XX.

Dicho de otra manera, mientras en el caso de Jung el deseo de la mujer es reconocido sólo en la clandestinidad de la relación prohibida, en la formulación freudiana es reconocido de manera explícita y pública. La clandestinidad a la que obliga la relación extramarital de Jung con su amante, si bien pudo haber sido un impulso para la vida de Spielrein (no lo sabemos a ciencia cierta), no aportó nada a la causa colectiva de las mujeres. Mientras que los escritos de Freud hicieron mucho por colocar en el debate público ideas que se consideraban transgresoras porque precisamente darían posibilidad de reconocer el deseo en la mujer y trastocarían el control de la vida familiar del patriarcado.

La Primera Guerra Mundial cambiaría para siempre a Europa y sobretodo a Alemania y Austria. En la película se observan algunas escenas de los sueños que luego Jung interpretaría como premonitorios de la guerra, y que en todo caso devastó el mundo como lo conocieron.

La tensión por el judaísmo de Freud y Spielrein, como el de la mayoría de los psicoanalistas iniciales, aparece mencionado en algunos fragmentos. Al final Freud le advierte a Spielrein que no debe confiar completamente en Jung por esa razón. Parecería desde ese punto de vista ser simple recelos de un Freud resentido por la independencia de su ex -pupilo. Lo que esta recreación parcial no muestra es que los prejuicios antisemitas eran muy reales y condujeron a la persecusión más terrible que la humanidad haya conocido. Persecusión que literalmente tocó a la puerta de Freud cuando en 1938 su hija Anna fue arrestada por la Gestapo. Ya exiliado en Londres Freud escribió sobre las consecuencias del nazismo en su vida:

“Después de setenta y ocho años de asiduo trabajo, hube de dejar mi hogar, vi disuelta la sociedad científica que había fundado, nuestras instituciones destruidas, nuestra editora ocupada por los invasores, los libros que había publicado confiscados o reducidos a pulpa, mis hijos expulsados de sus ocupaciones…”[6].

Jung, en cambio, escribiría en 1934: “El inconsciente ario tiene un potencial mayor que el judío […]. El judío es un nómada, que no puede crear jamás una cultura propia; para desarrollar sus instintos y talentos tiene que apoyarse en un pueblo anfitrión más o menos civilizado.” Esto fue escrito nada más y nada menos que el año de ascenso de Hitler al poder. Luego sería editor de la revista principal de psicoterapia bajo el nazismo donde se publicaron entre otras la declaración de principios escrita por Goering:

“Esta sociedad tiene la tarea […] de unir a todos los médicos alemanes […] que pretenden formarse y practicar la terapia psiquiátrica conforme a las concepciones nacionalsocialistas. La sociedad presupone que todos sus miembros activos, los que han hecho uso tanto de la palabra verbal como escrita, han trabajado el libro fundamental de Adolfo Hitler, Mi lucha, con toda la seriedad científica y lo reconocen como fundamento.”

Finalmente, hay por lo menos otro evento histórico que marca la vida de estos tres personajes, y es que Sabina se casa y se muda de vuelta a Rusia donde se convierte en colaboradora de otra mujer psicoanalista: Vera Schmidt. Junto a ella diseñan y gerencian la primera escuela psicoanalítica del mundo: El Laboratorio-Hogar de Infancia de Moscú, inaugurado en 1921. En un primer momento el psicoanálisis fue bien recibido por la revolución rusa, a tal punto que la escuela mencionada recibió fondos estatales. Sin embargo, la luna de miel duró poco y con la exacerbación de la lucha ideológica y la ocupación del marxismo-leninismo de todos los espacios, pronto comenzó la cacería de brujas. Para 1930 y el comienzo de Stalin, los psicoanalistas que venían publicando en Rusia y la escuela donde trabajó Spielrein habían desparecido del mapa. En 1926 se clausuró la escuela, en 1930 se disolvió la Sociedad Psicoanalítica y en 1936 Stalin prohibió el uso del psicoanálisis. Sólo hasta después de la caída del muro de Berlín se pudo conocer que Spielrein fue asesinada en una sinagoga en Rostov en 1941 por tropas alemanas invasoras del la Segunda Guerra Mundial. Su hermano había sido previamente asesinado en una de las tantas purgas stalinistas.[7]

Por supuesto, la película no le puede hacer justicia a tantos hechos que componen las vidas de estos tres personajes. Sin embargo, me resulta curioso confirmar la opinión crítica de otro psicoanalista, Slavoj Žižek, cuando afirma que la típica historia de Hollywood tiende a domesticar todo lo que en la historia haya sido traumático, utilizando el relato edípico como la figura para distraer del fondo doloroso de la historia. Así por ejemplo, afirma Žižek , en vez de poder fijarnos en que el Titanic se está hundiendo, Hollywood nos permite recrearnos con el amor y el desamor de Leonardo di Caprio y Kate Winslet. “Todo”, escribe Žižek “desde el destino de los Caballeros de la Mesa Redonda, hasta los asteroides que chocan con la tierra, son transformados en una narración edípica. El clímax de este procedimiento es la escenificación de grandes eventos históricos como el telón de fondo de los dramas de una pareja. Así lo traumático de la realidad es suavizado y domesticado por el drama romántico/edípico.”[8]

Creo que un Método Peligroso vuelve a esa lógica “peligrosa”, y si bien nos permite deleitarnos un par de veces con la fantasía de Jung y Spielrein haciendo el amor con nalgadas y correazos, reduce el drama a simples rivalidades de un triángulo haciendo perder de vista algo de la trascendencia de los hechos.

 


[1] Herrera, H. (1993). Beauty to his Beast: Frida Khalo & Diego Rivera. En Chadwick, W. Y Courtivron, I. (Eds.). Significant Others: Creativity & Intimate Parternship. Londres: Thames & Hudson.

[2] Miller, M. (1998). Freud y los Bolcheviques. Buenos Aires: Nueva Visión.

[3] Jung, C. (1963/1989). Memories, Dreams, Reflections. Nueva York: Random House.

[4] Torres, A. T. (2007). Historias del Continente Oscuro: Ensayos sobre la condición femenina. Caracas: Editorial Alfa.

[5] Bowlby, por ejemplo, escribe en 1989: “Considero que como psicoanalistas y psicoterapeutas hemos sido asombrosamente lentos en reconocer el predominio y las trascendentales consecuencias de la conducta violenta entre miembros de una familia y sobre todo de la violencia de los padres. Es un tema que ha brillado por su ausencia en la literatura analítica y en los programas de especialización. Sin embargo, en la actualidad existen pruebas suficientes no sólo de que es mucho más corriente de lo que hemos supuesto hasta ahora, sino de que es causa importante de una serie de síndromes psiquiátricos angustiosos y desconcertantes. Además, dado que la violencia engendra violencia, la violencia en las familias tiende a perpetuarse de una generación a otra… Desde que Freud hizo su famoso- y desde mi punto de vista, desastroso- cambio de opinión, en 1897, cuando decidió que las seducciones infantiles que había considerado etiológicamente importantes no eran más que el producto de la imaginación de sus pacientes, ha quedado totalmente pasado de moda atribuir la psicopatología a las experiencias de la vida real” (p. 94-95, 1989).

[6] Freud, S. (1938/1983). “Carta al editor de “Time and Tide” sobre el antisemitismo en Inglaterra”. En Obras Completas. Madrid: Bilbioteca Nueva. (p. 3426)

[7]Miller, M. (1998). Freud y los Bolcheviques. Buenos Aires: Nueva Visión.

[8] Žižek, S. (2010). “Return of the Natives: Beneath the idealism and political correctness of Avatar, in the spotlight on the Oscars on Sunday, lie brutal racist undertones”. Bajado el 15 de febrero, 2012 de: http://www.newstatesman.com/film/2010/03/avatar-reality-love-couple-sex

Manuel Llorens  Escritor y psicólogo venezolano. Ganador del Premio de Poesía Fernando Paz Castillo (2006) y autor del libro "Terapia para el emperador".

Comentarios (1)

José Lopez
25 de febrero, 2013

Excelente!

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