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Chávez reelecto: ¿Hacia dónde va la economía venezolana?; por Asdrúbal Oliveros

En Venezuela hemos aprendido a ir paso a paso y uno a la vez. Pasada la incertidumbre de la elección presidencial con la ratificación en el cargo del presidente Hugo Chávez, no son pocas las interrogantes que quedan en el camino. Específicamente en el terreno económico, la pregunta obligada estos días es: ¿qué viene? Y esto va mucho más allá de cuestiones como emisiones de deuda, tasa de inflación e incluso, posibilidad de una devaluación en las tasas oficiales. El meollo del asunto es hacia dónde va ahora el modelo chavista.

La “brecha” impacta

Chávez obtuvo una victoria amplia, es innegable. Y este es el primer elemento a tomar en cuenta para intentar ofrecer luces de lo que viene en el futuro. Sacar más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre su contrincante, Henrique Capriles es asumido por el liderazgo chavista como “carta blanca” para seguir avanzando en el modelo del Socialismo del s. XXI y da más poder al ala radical dentro del gobierno. Es claro que esto es una mala noticia para el sector privado.

El empresario devenido en “mercenario”

Si algo ha caracterizado a la actual administración es la construcción de un modelo sustentado en el Estado y este elemento clave se mantendrá: el sector público continuará creciendo a costas del sector privado. Este seguirá operando, con el agravante que su existencia parece venir más por una concesión del Ejecutivo que por las garantías previstas en la Constitución y las leyes.

Lo anterior trae consecuencias profundas que impactan el desempeño de la actividad económica. Un sector privado operando con esas condiciones le es difícil, por no decir imposible; plantearse inversiones de largo plazo. Con la amenaza latente de expropiación o nacionalización, las empresas buscan maximizar en el menor tiempo posible sus ganancias o el retorno de su inversión. Con este esquema “mercenario” no puede augurarse altas tasas de crecimiento de la economía así como tampoco un incremento en el empleo de calidad. Los sectores que seguirán capitalizando el crecimiento seguirán estando en el lado de los servicios, que son, en esencia, capital intensivos con impacto limitado en la generación de empleos.

El centro del modelo: el petróleo

En el proceso de profundizar un nuevo modelo convivimos con un problema de larga data: nuestra relación con el petróleo, que puede llegar a la categoría de una relación amor – odio. Las políticas económicas del Gobierno de Chávez han acentuado la dependencia petrolera. Por un lado, el control cambiario ha deteriorado el sector privado exportador, y por el otro, la política fiscal pro-cíclica (esto es, el gasto público se expande en forma importante cuando suben los precios del petróleo) magnifica los efectos, tanto positivos como negativos, de los choques petroleros en la economía local.

En su nuevo mandato, el presidente Chávez enfrenta un reto importante: impulsar nuestra producción petrolera. Durante la última década, la producción petrolera de Venezuela se ha reducido en más de 13,1%, siendo ésta una de las causas por las que los altos precios petroleros de 2012 no generaron el crecimiento económico ni el bienestar social que se produjo en los años del boom 2004-2008. De hecho, en 2012, con un nuevo nivel récord en los precios petroleros, el crecimiento económico se ubicará, según los estimados más optimistas, en torno al 5,0%. En 2006, con un precio de US$56/barril crecimos 10%.

La sostenibilidad del modelo chavista se basa en el reparto de la renta, de manera que esto está atado al desempeño de Pdvsa. No descartamos que el Ejecutivo flexibilice el marco legal actual para recibir recursos desde las empresas privadas y tratar de apuntalar la producción. La otra posibilidad, más riesgosa aún, es que se busque financiamiento con China para inversiones petroleras y que este financiamiento se pague con petróleo, de forma similar a los convenios que se encuentran vigentes.

¿Tiene futuro el control de cambio?

Más allá del petróleo, está el elemento más representativo de política económica del gobierno actual: el control cambiario. Con Chávez reelecto, el control de cambio permanece; se trata de una herramienta más para lograr imponer el modelo económico socialista del siglo XXI donde el Estado tiene supremacía. Esto no quiere decir que el régimen cambiario no sufra modificaciones, pero las mismas mantendrán el esquema actual. La válvula de escape continuará siendo la devaluación del tipo de cambio oficial, la cual puede ser mayor a partir de 2013, dado que el Ejecutivo no podrá continuar con el nivel tan agresivo de endeudamiento externo. No descartamos que el Ejecutivo Nacional permita el establecimiento de un mercado paralelo de divisas que reduzca las presiones sobre el mercado oficial. Pero esto solo ocurrirá en un contexto donde el Ejecutivo no tenga otra salida y será el mecanismo para evitar el desmontaje del control cambiario.

Acostumbrados a inflación alta

En cuanto a las proyecciones inflacionarias, estamos convencidos de que si el actual Gobierno continúa con este modelo, Venezuela continuará con una inflación “alta y persistente”, cuya variación anual del nivel de precios fluctuará entre 25,0% y 30,0%.

El elemento que genera mayor presión al alza sobre los precios es la caída de la producción nacional, pero existen otros factores que no pueden descuidarse, como la política de controles, el desorden en materia fiscal y la ausencia de incentivos para incrementar la inversión privada. En el pasado, bastaba el anclaje cambiario (fijar el valor del tipo de cambio) para lograr una baja significativa de la inflación, como ocurrió en el período 1996-2001. En la actual coyuntura, el anclaje no es suficiente.

¿Cuál es la viabilidad de este modelo?

Lo que se avizora en el futuro puede resumirse en: un sector privado fuertemente regulado y con posibilidades escasas para crecer y expandirse. Uno de los problemas más graves que tenemos hoy día es que el sector privado no tiene claro cuál es su papel en este nuevo modelo. Peor aún, existe un grupo importante que considera que este modelo lo excluye. Mientras esto ocurra, el sector privado continuará aletargado y no le imprimirá dinamismo a la economía.

Somos de la opinión que en el chavismo, la política económica está supeditada a la viabilidad del modelo político. Con Chávez reelecto, éste se va a enfrentar al mismo dilema de siempre: continuar con la profundización del nuevo modelo socialista, sin paralizar totalmente la actividad privada, ya que dicha actividad es todavía la más representativa (casi 2/3 de nuestra economía es manejada por el sector privado). Si las acciones del gobierno conllevan a la decadencia del sector privado esto induce a un deterioro general del país, lo que se traduce en pérdida de apoyo para el presidente Chávez.

El talón de Aquiles de esta revolución es que cuanto más profundice el avance del modelo socialista, mayor será el grado de vulnerabilidad del proyecto político del chavismo a largo plazo. Queda por ver qué está dispuesto a sacrificar el chavismo y, por ende, qué cambios se introducirán para evitar el colapso del país. De cara a 2013 cabe decir como Martín Fierro: “el tiempo solo es tardanza de lo que está por venir”.

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Asdrúbal Oliveros es economista y director de la firma Ecoanalítica