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Dios no se mete en política, por Fernando Mires

Por Fernando Mires | 9 de octubre, 2012

Futbolistas y políticos tienen la mala costumbre de involucrar el nombre de Dios en sus éxitos o fracasos lo que no debe extrañar pues tanto la política y el fútbol están sometidos a las incertidumbres, a las contingencias, a las imprevisiones. Y donde la certeza no reina deseamos en nuestra impotencia una mano divina que nos guíe. Ahí, y solo ahí, es cuando tantos se acuerdan de Dios y le piden su gracia, compensación de humanas debilidades. Pero Dios no interviene fuera de nosotros y al parecer tiene buenas razones para que así sea. Una de ellas es que si hay Dios, Él nos regaló la libertad de decidir, libertad imposible sin el uso de su otro gran obsequio: el pensamiento. Porque si no nos hubieran regalado el pensamiento, no podríamos decidir nada, como nada deciden otras existencias del universo. O en términos más rigurosos: no sólo existimos, además somos. Y el ser sólo puede ser siendo en el tiempo. (Heidegger)

Para decirlo de modo casi agustino, en el tiempo hay múltiples dimensiones entre las cuales vislumbramos solo a dos. La del tiempo eterno que no nos pertenece, y la del tiempo finito de la lógica que sigue a Cronos y por eso es crono-lógica, y por lo mismo, un tiempo que sólo puede ser medido en modesta escala humana. Por lo tanto, es un tiempo circunstancial, impreciso, indefinido, en fin, imperfecto. Es también el tiempo del reino de este mundo: un mundo entre infinitos que lo circundan. A ese mundo y no a otro pertenece la vida política.

Desde la perspectiva puramente religiosa, en cambio, muchos han sido asaltados por la misma pregunta: ¿Cómo Dios si es misericordioso pudo haber permitido tantas maldades, entre ellas el Holocausto y el Gulag? La respuesta es: No: No fue Dios quien permitió esas maldades. Esas maldades fueron permitidas y realizadas por los humanos, no por Dios. Pero ¿no fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios? -preguntarán los dogmáticos-. La respuesta teo-lógica dice lo siguiente: la imagen y semejanza se expresan a través de la presencia de Dios, no de su ausencia. Luego, el ser humano es libre de decidir vivir con la presencia o con la ausencia de Dios. Libre de elegir entre el mal y el bien. O entre la vida y la muerte. En consecuencias, no lo que sucede sino lo que decidimos es el atributo del ser. Nuestra libertad de elegir, ya lo sabían los griegos, es también la libertad de ser. Esa libertad nos la dio la Creación. Gracias a esa libertad podemos asumir en toda su radicalidad el dilema hamletiano: Ser o no ser. Ser en la vida o ser en la muerte. Ser en Dios o ser en contra de Dios.

De ahí que cuando Jesús dijo, “mi reino no es de este mundo”, no dijo que este mundo no debía ser vivido. Dijo simplemente que este mundo debe orientarse por y hacia el mundo de Dios. Imperativo que a su vez podemos entender de dos modos diferentes.

Uno, en sentido literal -como hicieron los esenios judíos y después las ordenes mendicantes y penitentes del cristianismo- abandonando la vida en la propia vida. La otra posibilidad, la dinámica, la viviente, es luchar en este mundo en contra de todo lo que se opone al de Dios (que es el del pensamiento que lleva al espíritu). Esto es, luchar por la verdad en contra de la mentira, por lo naciente en contra de lo muriente, por el amor en contra del odio. Así lo entendió San Pablo cuando afirmó que El Katekom (el enemigo absoluto, el anti-Dios) es la fuerza que nos sostiene y permite luchar en contra de la muerte (el Mal, el demonio)

Por lo demás eso es lo que hacemos todos los días. En cada minuto que pasa luchamos en contra del mal y de su madre, la muerte. Si corto la rama de ese árbol, lucho por la luz en contra de la oscuridad. Si limpio el suelo, lucho en contra de la suciedad (impureza). Si como ese pan, opto por la subsistencia. Más aún: en cada partícula elemental tiene lugar una lucha sin cuartel entre la vida y la muerte. O lo que es casi igual: entre el bien y el mal. Lo mismo ocurre en la escena política. Allí también, como en toda actividad humana, se encuentran presentes las fuerzas de la vida y las de la muerte. Y a veces vence la muerte, de eso no me cabe ya ninguna duda.

El cumplimiento de la Ley religiosa –como entendieron algunas corrientes del fariseísmo- no es un fin en sí sino un medio para facilitar el encuentro del ser con el Ser. Max Weber lo entendió muy bien cuando afirmó en su “Política como Profesión” que con el Sermón de la Montaña no podemos hacer política. Pero tampoco, agrego yo, podemos hacer política olvidando los mandatos legados por las religiones. Esos no son, por cierto, políticos; y menos que religiosos, son morales. Pues, para decirlo de nuevo con Weber: la política no es la moral, pero sin moral no hay política. Los fundamentos de la política –es lo que quiso decir Weber- no son políticos.

Hay por lo tanto que tener en cuenta que si la política no es religión, nació en un universo religioso. De ahí resultó inevitable que hacia el espacio de la política fueran transferidas nociones religiosas, o lo que es igual, que la vida política fuera vivida en algunas naciones como una “verdadera religión”. No, no estoy hablando del Islam. Me refiero a naciones occidentales en las cuales pueblos en condición pre-política (bárbaros, según los griegos) han creído encontrar en políticos alucinados por misiones ultraterrestres, la imagen de profetas redentores quienes invocando el nombre de Dios ofrecen el cielo sobre la tierra.

Derribar (derrocar, derrotar) los falsos ídolos, bajo esas circunstancias, más que una tarea religiosa, es una obligación política.

Fernando Mires 

Comentarios (13)

Rosangel
9 de octubre, 2012

Estoy sumamente de acuerdo con usted, soy creyente pero creo que el tema religioso se está llevando a un “uso” exagerado. Nos hace creer que tenemos un rol pasivo antes las grandes decisiones y todo se lo dejamos a Dios. !Dios sabe lo que hace¡ ¡Dios lo quiso así! Sin contar la que está de moda “El tiempo de Dios es perfecto”, no dudo de esto sea así, pero el hecho de que sea perfecto no quiere decir que nos vamos a quedar esperando a ver que pasa. Sin ánimo a parecer blafesma o “atea” sinceramente vamos a hacernos cargo de las actividades humanas y dejemósle a Dios tareas más loables.

maría alvarez
9 de octubre, 2012

toda la razón tiene el señor mires..hay un poder superior que nos dá la vida y uno mismo es el que decide en su quehacer diario..y en cuanto al comentario de rosangel sobre la frase que está de moda, nada que ver..que nunca o hace años no la escuchara eso es otra cosa pues desde hace bastante tiempo yo oigo esas palabras y es absoluta verdad, el tiempo divino es perfecto y agrego yo, nada hay fuera de lugar, tiempo y espacio, todo en la vida es equilibrado lo que sucede es que en todo aplicamos, mi humilde opinión, aquello de que veo y oigo lo que quiero ver y escuchar

ricardo chalbaud
10 de octubre, 2012

cuanto mas dejemos en manos de Dios nuestras metas en la vida , mas irresponsables nos hacemos…qué diantres hago yo en éste mundo si “otro” es quien lo decide por mi ?.

Jhon Carrillo
10 de octubre, 2012

Dios le da a cada pueblo el gobernante que se merece, ¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso nos merecemos a Chavez? Pues SI y saben por que? Por que somos un pueblo con altos niveles de resentimiento sin superar, con muy poca esperanza y fe y por ende es necesario completar un tortuoso ciclo que tendrá como concecuencia a una Venezuela destruida pero en donde los Venezolanos aprenderemos a causa de la tragedia y el dolor a ayudarnos y a valorar más a la tierra donde han nacido. Estos procesos históricos lo han vivido muchos de los que son grandes paises hoy en día y donde el ejemplo más cercano lo tenemos en la Chile de Allende. Ese país fue destruido por la oscuridad del comunismo pero después de decadas Chile es uno de los paises más prosperos de latinamerica. En este sentido, creo firmemente que Dios permite el ascenso al poder a personas que sean similares a la mayoria de su pueblo, siendo esto un mal necesario pero que facilitará la purificación del país.Venezuela brillará con luz propia y ojala tengamos vida para contemplarla. Seguiremos trabajando por nuestra libertad pero nunca hay que perder de vista este concepto. Saludos

robert rodriguez
10 de octubre, 2012

Una vez más el Prof. Mires da un excelente enfoque sobre el asunto de la religiosidad y la política, como también lo enlaza al deporte. La incertidumbre humana impulsa a buscar algún refugio o justificación cuando los hechos que no resultan como aspiramos. Pareciera que como dijo Sartre “el hombre está condenado a ser libre”, esa libertad nos aterra y desespera impulsándonos a buscar un sustento, un soporte para evadir las circunstancias de una realidad que no controlamos.En lo religioso o en los astros esperamos encontrar las explicaciones y apoyos de acontecimientos inciertos. Habría que recordar la frase “ayúdate y yo te ayudaré” que deja en manos del creyente la opción de tomar decisiones y no dejar las cosas “a la buena de Dios”.

R. Vivas
10 de octubre, 2012

El problema con afirmar que Dios al hacernos libres se libero de toda obligacion de proteguer del mal al inocente por que al fin y al cabo su verdugo tiene el divino don de la libertad , incluyendo la libertad de maltratar a su projimo cuando le provoca o conviene es que como argumento no luce muy convincente . La verdad es que cuando en una infeliz y disfuncional democracia mi felicidad depende no de lo que hago con mi libertad sino del mal o vil uso que hacen de ella la mayoria con la que comparto gentilicio, aunque Dios no se meta hay algo que no cuadra con la vision de un mundo racional y ordenado sino mas bien de uno caotico y aleatorio donde todo puede pasar no importa cuan injusto y absurdo, no importa lo cuerdo de mi conducta , lo moral de mis decisiones . Es entonces cuando soñamos con un Dios mas entrometido , mas intrusivo , mas ‘metiche’ que a pesar de la dichosa libertad que nos concede haga algo para poner coto al mal que nos hacen los abusos y torpezas de nuestros congeneres.

Carlos
10 de octubre, 2012

Gran artículo Sr. Mires, estoy completamente de acuerdo con usted y me gustaría que hicieras un análisis de un comentario que mucha gente repite a cada instante y en todas partes incluyendo en redes sociales, ese comentario al que me refiero también se lo he escuchado decir en muchas ocasiones a Henrique Capriles y es que me choca cada vez que dicen que “El tiempo de Dios es perfecto”.

Roque
10 de octubre, 2012

¡Paren de sufrir POR DIOS! Chavez comienza un nuevo ciclo por 6 años. Lo que vale es que los opositores construyan una propuesta seria y razonable, despojada de odios y prejuicios porque si no van a llegar al 2019 en las mismas condiciones que el 7 de octubre. Las realidades de los paises cambian y eso lo deben entender. Los pueblos no resignan, salvo forzosamente, lo que consiguieron. Capriles ya lo entendió así.

moskitotigre
11 de octubre, 2012

“Le barbare, c’est celui qui croit à la barbarie” (Claude Lévi-Strauss)

Entonces sólamente aquellas doctrinas políticas que encajan con tu Dios cristiano, y lo hacen de forma comedida, subterránea, son válidas. A parte de etnocéntrico, tu razonamiento no logra el objetivo de satanizar el discurso del chavismo, después de lo de “el tiempo de Dios es perfecto, ya llegará nuestro tiempo” de Capriles. En general, yo diría que los dos candidatos quedaron empatados en el uso y abuso de Dios. En lo que refiere al mesianismo, cualquier opción política puede ser tildada con este adjetivo y me parece inútil para analizar fenómenos políticos. Siempre hay un horizonte de completud en cualquier ideología política, aunque las circunstancias históricas las exacerben. ¿En que resulta más mesiánico el discurso del gordo que el discurso del flaco? Cierto, el socialismo del siglo XXI es mesiánico, tiene sus promesas, sus adeptos, se reapropia de muchos elementos del cristianismo como ya hizo el socialismo del siglo XX. ¿Y que? Acaso las doctrinas neoliberales, y disculpen el uso de este término que el autor pretende erradicar, no forman una suerte de credo en la que la regulación estatal deviene un demonio peludo y el libre mercado una providencia divina? ¿Acaso los “democráta cristianos” no asumen de entrada su religiosidad? Tomemos como caso de estudio el mesianismo de la MUD, integrada entre otros por un partido llamado “Un nuevo tiempo”, cuyo eslogan e imagen del camino evoca el libro fundador del Opus Dei escrito por Escrivá de Balaguer. En lo que refiere al discurso y al horizonte político, se nos ha dicho que el ascenso al poder de su candidato devolvería la paz, la harmonia y la riqueza al país, no con grandes discursos, ni con grandes rupturas, ni con grandes palabras, si no con la humildad de gente como Dios manda, bien educada y formada en los mejores centros. Muchos votos de la oposición fueron arrebatados mediante la idea de intervención tecnocrática de las prestaciones sociales, de mejora del Proceso. Ese fue el gran logro de la oposición, maquillar una evidente ruptura y pintarla como reforma (el origen, formación, trayectoria política, fondos, asesores, conexiones, ideología política, no tienen nada que ver con la actual clase política en el poder). ¿Pero acaso no es el tecnócrata el nueva mesías en un capitalismo desgastado por la crisis? El caso de Grecia con Papademos e Italia con Mario Monti ha mostrado como el desgaste de la clase política en situaciones de colapso producen salvadores cuya más alta expresión es el apoliticismo y el conocimiento técnico en la gestión de la economía. Que el salvador sea (supuestamente) apolítico, no quiere decir que su eficacia simbólica sea desmedida y las aspiraciones utópicas. Un dato para terminar: recordar que el tecnócrata y apolítico Papademos integró a la extrema derecha fascista en su gobierno.

José R Pirela
11 de octubre, 2012

Adán y Eva, en sus dos presentaciones de género, representan la creación humana, pero con ella nació también implícito el pecado original de su descendencia al querer cambiar la armonía natural transformándola para obtener un beneficio personal. Con ellos nació, entonces, el ideal de Dios para conservar la necesaria armonía o bien común. Pero la codicia y la irreverencia venían también en el mismo empaque, representado por el Diablo, el mal proceder que transgrede al bien común.

Desde entonces el Bien lucha contra el Mal, y viceversa. Así llegamos a la creación humana del Estado de Derecho, cada comunidad en su terruño republicano, para normar el bien común y mantener al Mal alejado, pero el mal nunca está quieto, siempre está pensando cómo hacer la trampa. También aprendimos que el proceder democrático era la mejor manera de acordar la normalización de la armonía necesaria para la convivencia, pero el Bien, siempre pensando que todo funciona con la armonía de la concordia, descuida los flancos por donde el Mal se cuela.

Cuando el Mal se reproduce en mayor cantidad que el Bien se le pone la existencia difícil a los que sueñan con el bien común. Lo más probable es la implosión del Mal, porque la codicia no alcanza para tantos.

Quizá en eso ha pensado Capriles y lo ha sintetizado en la frase de Moda: El tiempo de Dios es perfecto

Jose Luis quintero
11 de octubre, 2012

Me parece que se pasaron de abstractos para analizar una situación que es concreta.Me parece que abusaron de la visión dicotómica tipo bien y mal o y blanco negro.Si Diós existe no creo que tenga nada que ver con esto.El único tiempo que hay es ahora y evidentemente está muy lejos de la perfección (que es otra abstracción) lo que vivimos en venezuela( otra abstracción mas).Como ven acabo de hacer lo mismo que critiqué arriba.Todos somos uno.El rollo es que hacenos ante tanta barbarie? Que hacemos ante nuestra propia e infinita estupidez? Cómo contribuimos aunque sea un poquito a mejorar lo que somos?Aludes de bienaventuranzas para todos!

María Carnicero
12 de octubre, 2012

Dios es parte de la política. Pueden preguntarle a los musulmanes y a los españoles.

ILUSTRE
22 de octubre, 2012

….como llena un poco el espiritu un poco de lectura tal y como ésta , y ahora soy yo quien diga que aveces leer y encontrar como que de todo un poquito aunque nada en general pues esto no es un manual pero; aqui hay algo parecido a ser religion , algo parecido a ser politica y algo parecido a ser moral , encuentro pues una concatenacion de ideas que se parecen a mi en el modo de pensar , gracias por haberlo descrito .y es verdad q’ si uno se pierde de Dios , como va a hacer politica

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