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Artículo escrito por Raquel Paramo, publicado en La Vanguardia. A continuación un extracto:
Cuando la afición se convierte en oficio, aunque suene a tópico, reconforta. Y Aida Domenech, catalana de 22 años, lo puede corroborar porque lo lleva experimentando desde el 2009, cuando creó su blog de moda, Dulceida (Fashionsalade.com/dulceida).
Fueron muchas las firmas que se dieron cuenta del boom de las blogueras de moda, de la influencia que tenían en la sociedad y la cantidad de público a la que podían llegar. Por eso decidieron ponerse en contacto con ellas, enviándoles algunas de sus prendas para que las diesen a conocer. Al principio, confiesa Domenech, las colaboraciones con las marcas no les suponían un beneficio económico, hasta que se dieron cuenta de la promoción gratuita que hacían hablando de ellas en sus blogs. “Cuando empezamos a ver cómo las prendas que nos enviaban las marcas se agotaban en las tiendas, creímos que era justo negociar. Al fin y al cabo, es nuestro trabajo. Cuando no asisto a eventos que organizan las marcas, tengo que actualizar el blog o trastear por internet en busca de inspiración”.
Aida ya tenía experiencia en las plataformas on line porque hacía tiempo que ya usaba el fotolog, una herramienta de internet en la que colgaba fotos sobre las últimas tendencias o mostraba fotos de alguno de sus looks. Eran los posts relacionados con esto último los que más triunfaban, llegando a recibir 3.000 visitas al día, todo un logro por aquel entonces. Veía cómo su número de seguidores iba creciendo y se animó a crear su propio blog sólo de moda, tomando como referencia a una conocida bloguera española, Gala González, y otra norteamericana, Cory Kennedy.
“Soy yo la que me ocupo de actualizar el blog. Está claro que si lo escribiera otra persona, no tendría sentido. Al fin y al cabo, se crea un vínculo con tus seguidores que se rompería si no te mostrases como eres”, asegura Aida. Aunque reconoce que ha tenido que ir adecuando su sitio web con el tiempo, adapatando sus looks a las tendencias de cada momento, sigue sin perder su estilo, que se caracteriza por tener siempre un toque rockero. “Quiero resaltar que cuando las marcas nos envían ropa, nosotras decidimos mostrarlas o no, según nuestros gustos. No estamos obligadas a hacerlo y por eso no somos ningunas vendidas, como se puede pensar”, destaca.
Con esta actitud lo que persigue es transparencia con sus seguidores. A pesar de que asegura desconocer dónde radica su éxito, la joven cree que el boca oreja le ayudó antes de que empezara a usar las redes sociales para promocionarse. “No sé cómo la gente llegó a mí. Supongo que algunos ya conocían mi fotolog y decidieron apoyarme, pero también las lectoras de otras compañeras han podido ayudar a que el número de mis seguidores aumente”.
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Lea el artículo completo aquí.
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