- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

La música y la media o el hueco en la media, por Aquiles Báez

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios,
y el Verbo era Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él,
y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres. “ (Juan 1:1).

Para entendernos y diferenciarnos de los animales, el hombre inventó esta cosa llamada la comunicación. En ese afán de comunicarse el hombre empieza a ver su propio mundo y quiere expresar “las ideas”. De esta abstracción, con un sentido de trascendencia, el hombre crea las artes. En tiempos remotos, las artes no eran otra cosa sino medios de expresión del hombre imitando a la naturaleza a partir de su pensamiento y su necesidad de expresarse. De esta necesidad nacen La Música y La Palabra. Desde tiempos muy antiguos, la música ha sido un vehículo conductor de la Comunicación. Es una forma de expresión que  ha estado presente desde tiempos ancestrales. En la antigüedad la música estaba vinculada al verbo. No sé en que punto exacto de la historia la música y la palabra se dividieron creando sus propios caminos, aunque nunca hemos dejado de ver a las canciones como una comunión de ambas. Por eso me atrevería a decir que la palabra y la música son generadores de una forma de pensamiento que llamamos arte, y el arte sin duda es un camino que lleva directamente a los sentimientos.

De estas estructuras antiguas, todavía nos queda una de las formas de comunicación más trascendentes en el tiempo: La Canción. ¿Qué es lo interesante de esta combinación de palabras y sonidos? Muy sencillo, en la canción, se mezclan la palabra y la música. Para Platón, en la teoría de las ideas, la palabra es un organismo vivo y un canal por donde se transmite esa semilla inmortal del conocimiento. Para él, la palabra es un ente que tiene como objetivo primordial la comunicación, que induce a la memoria a captar ideas. Sin duda alguna, las ideas son vehículos para esta interacción entre los seres humanos. La música es, en cambio, un camino que traduce las emociones humanas sin palabras, a través de intervalos sonoros y de la sensibilidad. (Es en sí una abstracción matemática, pero también es un arte que acaricia los sentidos, es el resultado de la combinación de sonidos a distintas alturas, timbres y espacios de tiempo). En este sentido, siempre han existido hombres que han creado este puente comunicacional. En la edad media el trabajo del trovador era el de contar historias a través de canciones, generalmente sobre el amor o cosas cotidianas, y estas a su vez eran difundidas por los juglares, quienes eran como los intérpretes de la época. El trabajo de los trovadores y juglares era de difundir historias del mundo no religioso, tales como el romance de Robin y Marion o la misma Carmina Burana, convertida en Cantata por el maestro alemán Karl Orff.

Cómo llega la música a encontrarse con la media.

Hasta hace apenas menos de un siglo, la forma de trasmisión de la música eran a través  de la tradición oral o de la partitura, no existían registros sonoros o grabaciones que sustentaran lo que pasaba en el momento. Era muy común que la gente tuviera conocimientos de música y fuera capaz de leer una partitura. Eso quiere decir que  las formas de promoción eran diferentes. El amante de la música se valía del conocimiento de la misma para saber lo que estaba aconteciendo en su tiempo. Como muestra de esto, hay una anécdota muy interesante de Beethoven. El maestro, un día se fue para el campo en medio de sus tormentas internas y llegó a un pueblito de Italia. La sorpresa para él, era que la gente conocía sus partituras y como no había ni televisión ni radio ni twitter ni computadoras, la gente del pueblo, que eran campesinos, artesanos, costureras, etc., se reunían todas las noches a leer partituras a varias voces. Algunos de ellos eran músicos amateurs que tocaban en el violín, la flauta o el piano obras de Haydn, Haendel, Vivaldi, Mozart y hasta del mismo Ludwig.

Hasta hace apenas poco más de un siglo, la forma que teníamos para comunicarnos era la escrita o la comunicación directa, como un concierto, una obra de teatro, etc. Había una relación más inmediata entre el artista y público. Con la aparición del fonógrafo las plataformas de comunicación directa se transformaron en otra cosa, dándole espacio a los medios masivos. A esta masificación de las cosas se le añade la creación de algo llamado “el mercadeo”. Vemos como la función de los medios ha cambiado tanto que lo que importa es la venta, convirtiendo al arte en un producto, generando de esta forma un vicio de forma y de fondo en donde no importa la calidad de lo que se hace, sino como manejas el mercado. La relación música-media es una dupla que se ha hecho cotidiana en nuestros días. La música juega un rol importante en la cultura contemporánea y se ha transformado en uno de los elementos mas contundentes que manejan los medios de comunicación, siendo usada como un recurso más de esto que llaman mercadeo. Toda acción de los medios masivos tiene música, desde un comercial hasta la radio, o una película, programa de TV, etc. Con esta superabundancia de ideas, la música pasa a ser un objeto de consumo en lugar de ser una forma de creación. El trabajo del creador se disipa cuando el artista lo que quiere es ser una celebridad y no defiende su arte, olvidando que “el artista” tiene que ser un generador de la creación, no importando su forma. El artista es en sí mismo un comunicador y como comunicador tiene que decir cosas, el problema es cuando el artista no dice absolutamente nada.

El filósofo francés Edgar Morin plantea que hay que crear contracorrientes, y que la misión del ser humano es la de generar esperanza. Para esto los medios de comunicación deberían dejar de ser células de corporaciones interesadas en la generación de capital y no en la gente misma, para mutar en ser vehículos de transformación y catalizadores de una cultura que se supere a sí misma, que esté a la altura de las transformaciones que ha traído el siglo XXI.

Los tiempos cambian, y ahora todo transcurre a un  ritmo demasiado rápido, sin embargo,  la historia de los medios de comunicación masiva es muy joven. No estoy en contra del  progreso comunicacional que hemos vivido, sobre todo en los últimos veinte años, donde los medios virtuales han masificado la comunicación. No obstante, debe asumirse una responsabilidad por parte de los medios con objetivos claros hacia la educación, la estimulación del intelecto y la generación de contenido. Por eso el rol de los medios debería tener una conducción más ética. Cada día nos dejamos envolver en una masa de mediocridad, dejando que esta masa nos cubra la piel sin que reaccionemos, esto cuesta creerlo. Los medios se han trazado como finalidad fomentar el ocio y el vacío. El escritor Peruano Mario Vargas Llosa hace una aguda reflexión al respecto, de lectura altamente recomendada. Vargas Llosa comenta lo lamentable que significa ver que estemos confundiendo la cultura con el entretenimiento. Producto de la banalización y la frivolidad de los medios, el arte se ha vuelto un estereotipo facilista, y añadiría, que nos conformamos con eso y no hacemos nada al respecto.

Comparto plenamente las ideas de Morin cuando plantea que el ser humano tiene que ser un generador de esperanza, y la música tiene que ser parte de esa esperanza, esperanza que tiene que estar basada en el amor, el conocimiento, además de la madurez como individuos y como sociedad. Una sociedad madura, sin duda alguna, es esa en donde se toman en cuenta los valores culturales.