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Futuros mexicanos 3, por Jorge Volpi

México, julio-diciembre de 2012

El presidente legítimo -ahora cómo debería llamarse a sí mismo, presidente- aún-más-legítimo?- apenas pudo dormir. En cuanto el IFE confirmó su inesperado triunfo, se dirigió al Zócalo y lanzó la alocución más pausada de su carrera. Concluido su discurso, se retiró a su casa. Ahora son las cinco de la mañana y por fin enciende el televisor. Para su sorpresa, la noticia principal no es su triunfo, sino las declaraciones del candidato del PRI, cuyo rostro enérgico y amenazante aparece sin tregua en la pantalla.

-Los resultados no resultan creíbles para nosotros -repite Peña una y otra vez-. Según las cifras oficiales, la diferencia de votos es aún menor que hace seis años, apenas una décima de punto. Exigimos un recuento.

López Obrador no puede creer las palabras que escucha en boca de una multitud detrás del priista:

-Voto por voto, casilla por casilla.

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Como de esperarse, el IFE rechaza la petición del PRI y sus aliados.

-El recuento ha sido escrupulosamente vigilado por todos los partidos -anuncia su vocero.

***

López Obrador no sabe qué hacer. Ceder a las presiones de la mafia podría resultar funesto para su causa. ¿Pero cómo puede él, precisamente él, justificar su oposición a que vuelvan a contarse las boletas?

-Tu 0.1% de ventaja está dentro del margen estadístico de error -le indica uno de sus consejeros-. Si se abren los paquetes, cualquier cosa podría ocurrir.

-Planean un fraude a posteriori -lo azuza otro

-Habría que convocar manifestaciones en todo el país que se opongan al recuento -le indica uno más.

López Obrador se mesa los cabellos y da un golpe sobre la mesa. Todas las opciones le parecen malas.

***

Las televisoras no cesan de transmitir escenas de las supuestas irregularidades en la elección presidencial. Dicen que en Iztapalapa y Milpa Alta hubo acarreos; en Chiapas, ratón loco; en Guerrero, compra de votos.

En Tercer Grado, la conclusión es unánime:

-López Obrador tiene que apoyar que se abran los paquetes -asevera uno de sus conductores con voz marcial-, de otro modo el presidente legítimo se convertirá, paradójicamente, en espurio.

***

Entrevistado durante dos horas por López Dóriga, Peña Nieto se muestra firme e indignado.

-Joaquín -lee en el teleprompter-, todos hemos visto las irregularidades en el DF y otros estados. La diferencia es de menos de diez mil votos. Lo único sensato es abrir los paquetes. Yo no quiero asustar a nadie, Joaquín, pero México no va a permitir una imposición.

-Pero ¿no podría verse como un ataque a las instituciones?

-No, querido Joaquín -vuelve a leer Peña-. El PRI creó las instituciones de este país. Y por eso vamos a defenderlas. Es evidente que el IFE está tomado por radicales afines a nuestros adversarios. Pero si las instituciones están corrompidas, al diablo con las instituciones, Joaquín.

 

***

 

-¿Y ahora qué hacemos? -pregunta el secretario de Gobernación-. Si nos oponemos al recuento, le entregaremos el país a ese troglodita. Y, si lo apoyamos, estaremos contradiciendo nuestra decisión de hace seis años.

El presidente Calderón da un golpe sobre la mesa.

-Al menos con Peña se puede negociar -murmura.

Dos horas más tarde, el secretario de Gobernación comparece ante los medios.

-Si el señor López Obrador fuese un auténtico demócrata -sostiene-apoyaría el recuento. Así se alejaría el fantasma de la inestabilidad y le haría un gran servicio al país.

 

***

 

A López Obrador le incomoda su silencio.

Haciendo caso a sus asesores, eludió las respuestas francas o directas. A pregunta expresa de Carmen Aristegui, se limitó a decir:

-La decisión está en manos de las instituciones.

Aún así, a punto de abandonar su casa rumbo al Congreso -advirtió que no se mudaría a Los Pinos-, su silencio aún lo escuece.

 

***

 

-El Tribunal Electoral ha decidido no aprobar el recuento -anuncia su vocero.

Afuera, donde han levantado un gigantesco plantón, los priistas insultan a los magistrados.

 

***

 

En las últimas semanas, Peña ha dejado de escuchar a sus consejeros más sensatos. A su lado permanecen los empresarios, los gobernadores priistas y, pos supuesto, la Maestra y Televisa (en TV Azteca nunca se puede confiar). Y, hace apenas unas horas, recibió el respaldo de un amplio sector del PAN. El plan es sencillo: impedir que López Obrador llegue al Congreso. Esta vez no conseguirán introducirlo por la puerta de atrás.

 

***

 

Frente a miles de priistas, panistas y verdes congregados en el Monumento a la Revolución -Adela Micha afirma que son tres millones-, Peña no está dispuesto a hacer concesiones. Enfebrecidos, sus seguidores lo reciben al grito de “voto por voto, casilla por casilla”.

-Ustedes saben, mexicanos, quién es el verdadero ganador de esta elección -exclama con solemnidad.

Mientras se escuchan los primeros acordes del himno nacional, Peña se coloca en posición de firmes y espera a que Emilio Gamboa, el nuevo líder de la mayoría priista en el Senado, coloque en su pecho la improvisada banda tricolor.