La zulianidad está en las caderas de las maracaiberas y la antizulianidad en la barriga cervecera y mondonguera de los hombres, me dice don Américo Gollo que le dijo Rafael Rincón González, luego se ríe con cara de monseñor diabólico, fastidiado por la larga espera a las autoridades que presidirían el acto cultural. Advierto que pude entenderle mal, pero es justificable la errata porque andábamos un poco tensos con la presencia de Patricia Velásquez, allí, tan sentadita a nuestro lado, «es la momia más bella y exuberante que hayamos visto jamás», así le dije a don Américo, en secreteo para espantar el aburrimiento y él celebró mi ocurrencia con una generosa carcajada. Patricia, así la llamamos esa mañana de sábado, con pura confianza maracucha, venía a recibir la orden Lago de Maracaibo; don Américo le confesó, muy por lo bajo, que daba vergüenza que a una criatura tan delicada y exquisita le colgaran ese lago tan piche al cuello, y ella le sonrió con una dulzura que me provocó una envidia de esas que matan. Y bueno, aclaro que don Américo y este relator se apersonaron, al dilatado evento, en plan de recoger una par de insignias zulianísimas, en forma de botón, que nos habían asignado por mero error burocrático, suponemos.
Esa mañana también se le rendía tributo a Rafael Rincón González, que recién fallecía un par de semanas atrás, digamos, para quien no tenga sus señas, que RRG es el compositor más emblemático del estado Zulia, y por supuesto, Pregones Zulianos, su tema más conocido, convertido casi de inmediato, en un himno local paralelo (o Soundtrack del regionalismo) que ha hecho llorar y levitar a más de uno.
Total, que cuando habíamos agotado el escaneo a la magnífica Patricia Velásquez, soltaron un video biográfico de RRG y resonó Pregones por toda el patio del CAM LB, entonces caí en la cuenta de la letra de la canción, que de tanto oírla en el pasado ya ni sabía lo que decía. De seguidas, transcribo una de las partes:
Llevo mangos, llevo piñas,
guineos y chirimoyas,
también traigo yemas frescas,
gallinas cortaás y pollos.
Panorama, Panorama
con las últimas de hoy:
un hombre que se ha guindao,
desengañao de amor,
un hombre que se ha guindao
desengañao de amor.
Dice el mito que Rafael Rincón González venía de embarcar a su hermano en un vapor con destino a Caracas. Era la baja madrugada y el camino de regreso a casa estuvo signado por varias escenas que inspiraron el archiconocido tema (1944). No pienso convertir estas líneas en una obtusa elegía, no creo que RRG lo necesite, lo que sí pretendo es que veamos que esta composición tan simbólica y querida para la cultura de este pueblo lacustre, no solo pinta escenas costumbristas que nos amamantaron a unos cuantos, el autor tuvo la decencia —e inteligencia— de capturar ese lado oscuro de nuestros procederes más íntimos que poco se publicitan, con cierta razón, pienso, pero que de tanto ocultamiento se disipa en la memoria colectiva, pero no en la realidad.
Me refiero a que los maracuchos parecen tener una misteriosa fascinación por el mecate: «un hombre que se ha guindao desengañao de amor… », dice la estrofa. El asunto me atrapa porque cuando éramos niños uno de mis amigos se suicidó de esa forma (así lo dije hace poco). Creo que es horrendo, además del tinte de exhibicionismo y crueldad, pero es el método predilecto de los maracuchos. Las estadísticas de 2006, de suicidios locales, corroboran que el 55 por ciento optó por esta vía, y mientras escribo esto, a la media noche del sábado —macabra casualidad—un hombre de 46 años, desengañado de amor, precisamente, se ahorcaba luego de matar a puñaladas a su esposa en el Sur del Lago, según leí el día después en el Panorama.
Dejo a otro la revisión estadística de estos casos, pero tengo la sospecha de que es un asunto delicado; pero sí, puede que Pregones zulianos, sea una representación genuina del alma de muchos zulianos, el tema nos pone frente a lo tragicómico, a lo patético. Y la risa, el chiste de dudosa factura por lo común, no es más que una mascarada, o antídoto contra tanta violencia y miedo que se respira en esta playa sangrienta.
En eso, no cabe duda, Rafael Rincón González fue un verdadero «almólogo» para estos lares. Puede que Pregones Zulianos sea una especie de «dark melody» que pocos han terminado de entender a pesar de escucharla en RPT horas y horas.
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