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¿La redistribución del ingreso reduce la pobreza?, por Jagdish Bhagwati

Por Prodavinci | 30 de octubre, 2011

Muchos izquierdistas desconfían de la idea de que el crecimiento económico ayuda a reducir la pobreza en los países en desarrollo. Ellos argumentan que las políticas orientadas al crecimiento tratan de aumentar el producto nacional bruto, y no tratan de aliviar la pobreza, y que la redistribución es la clave para la reducción de la pobreza. Estas afirmaciones, sin embargo, no han sido demostradas con pruebas fehacientes.

Desde la década de 1950, los economistas del desarrollo han entendido que el crecimiento del PIB no es sinónimo de mayor bienestar. Pero, incluso antes de su independencia, los líderes de la India consideraron el crecimiento como esencial para la reducción de la pobreza y el aumento del bienestar social. En términos económicos, el crecimiento fue un instrumento, no un objetivo; es decir, el medio por el cual los verdaderos objetivos, como ser la reducción de la pobreza y el avance social de las masas, se lograrían.

Un cuarto de siglo atrás, señalé las dos formas distintas en las que el crecimiento económico tendría dicho efecto. En primer lugar, el crecimiento atraería a los pobres hacia un empleo remunerado, y consecuentemente los ayudaría a salir de la pobreza. Mayores ingresos harían que ellos puedan aumentar su gasto personal en educación y salud (tal como parece haber sucedido en la India durante su reciente período de crecimiento acelerado).

En segundo lugar, el crecimiento aumenta los ingresos del Estado, lo que significa que el gobierno potencialmente se encuentra en posición de gastar más en salud y educación para los pobres. Por supuesto, esto no significa que un país, necesariamente, vaya a gastar más en estos ítems por el simple hecho de que se aumentaron sus ingresos, y, aún en caso de que eso sea cierto, puede ocurrir que los programas que dicho país elige para financiarlos no sean eficaces.

En ignorancia casi intencional del hecho de que el modelo centrado en el crecimiento sí ha funcionado una y otra vez, los escépticos defienden una alternativa de modelo de desarrollo “redistributivo”, que creen que tendrá un mayor impacto en la reducción de la pobreza. Los críticos del modelo de crecimiento argumentan que es imprescindible redistribuir el ingreso y la riqueza tan pronto como sea posible. Afirman que el estado indio de Kerala y Bangladesh como país son ejemplos de lugares donde la redistribución, en contraposición al crecimiento, ha conducido hacia mejores resultados para los pobres en comparación con el resto de la India.

Sin embargo, como muestra el trabajo reciente de Arvind Panagariya, economista de la Universidad de Columbia, las estadísticas sociales de Kerala eran comparativamente mejores que las del resto del país, incluso antes de que se instituyera el actual modelo redistributivo. Además, Kerala se ha beneficiado enormemente de las remesas enviadas por sus trabajadores emigrantes en el Oriente Medio, un factor que no está relacionado a su política de redistribución. En cuanto a Bangladesh, el índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, que admito que es una fuente controversial, ubica a dicho país por debajo de la India.

En los países pobres, donde la cantidad de pobres supera a la de ricos por un gran margen, la redistribución aumentaría el consumo de los pobres sólo mínimamente; digamos, un chapati (pan indio) por día, y el incremento no sería sostenible en un contexto de bajos ingresos y alta población. En resumen, para la mayoría de los países en desarrollo, el crecimiento es la principal estrategia a fin de alcanzar el desarrollo inclusivo; es decir, el desarrollo que de manera consciente incluye a los miembros más pobres y marginados de la sociedad.

Sin embargo, la sostenibilidad política del modelo de crecimiento requiere tanto de un esfuerzo simbólico como de un esfuerzo material. Si bien el crecimiento realmente beneficia a los pobres, los ricos a menudo se benefician de manera desproporcionada. Así que, para mantener a los pobres comprometido con el sistema a medida que sus aspiraciones económicas se despiertan, se debería aconsejar a los ricos que disminuyan su consumo ostentoso.

Al mismo tiempo, y primordialmente, los pobres necesitan un mayor acceso a la educación a fin de aumentar sus oportunidades económicas y su movilidad social. “Menor exceso y mayor acceso” debe convertirse en el postulado que guíe la política de desarrollo.

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Jagdish Bhagwati es catedrático distinguido de Economía y Derecho en la Universidad de Columbia y es miembro principal en Economía Internacional en el Consejo sobre Relaciones Exteriores. Co-preside con el presidente Tarja Halonen de Finlandia el Grupo de Personalidades Eminentes de la UNCTAD sobre Países en Desarrollo en la Economía Mundial.

Project Syndicate, 2011.
www.project-syndicate.org

Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

 

Prodavinci 

Comentarios (3)

Gonzalo Pérez Petersen
31 de octubre, 2011

No se puede seguir viviendo con modelos mentales del siglo XIX. Por esto es que las sociedades apuntan hacia un política que se dedique a resolver problemas de carácter público y no basadas en modelos ideológicos. Se apunta hacia democracias más participativas y una política sustentada en valores (derechos humanos y cultura de paz). Por eso el crecimiento económico es un camino válido si se camina para cumplir las premisas arriba señaladas. Los de izquierda creen en la redistribución, sin considerar que solo se puede repartir la riqueza que se produce y solo son exitosos cuando llegan al poder en países ricos o en un Boom económico, dilapidando la riqueza con su “redistribución”. Si las sociedades no son productivas se genera una burbuja de bienestar sustentada en un gasto público creciente y cuando se agotan los recursos sucede los de Grecia y España. En los países pobres a las izquierdas no les queda más que someterlos a la esclavitud y el servilismo para mantenerse en el poder. Como vemos el crecimiento económico por si solo no es suficiente, requiere de eficacia, valores y sobretodo que no exista una corrupción generalizada.

Ramón Guerra
31 de octubre, 2011

Nos viene de Inglaterra el capitalismo y la leyenda de Robin Hood. Claro está, la leyenda y el mito del hombre quien robaba a los ricos para dar a los pobres es más seductora y ha ganado más adeptos que el denostado capitalismo. Pero nuestro héroe no podía concebir un modo de producción superior al feudalismo medieval de sus aventuras para dar de comer y mejorar las condiciones de vida de la población. El capitalismo si lo logró, incluidas sus lacras. Hoy Robin Hood, lamentablemente, continúa siendo un símbolo de la fracasada redistribución como camino para erradicar la pobreza, cuando ha quedado demostrado que la pobreza ha retrocedido donde se ha generado más riqueza.

José R Pirela
4 de noviembre, 2011

Redistribución del Ingreso Los socialistas han mantenido el planteamiento de la disminución de la pobreza con la redistribución del Ingreso Nacional; en cambio en capitalismo se busca el crecimiento del Ingreso para compensar el crecimiento poblacional. La visión del primer enfoque es hacia atrás, hacia el pasado; el segundo enfoque es hacia adelante, hacia el futuro. El socialismo le atribuye la pobreza a los que ganan más; en capitalismo la pobreza es cuestión de aptitud y actitud individual. Aptitud y Actitud Los países en desarrollo (PSD) se encuentran atrapados en el pasado; los países capitalistas se abren camino hacia el futuro. No se puede aspirar a un mejor futuro sin crecimiento económico (+PIB, +IN). En los PSD les preocupa la masa de pobres y pretenden jalarlos hacia el futuro; en capitalismo se ocupan de la capacitación para el trabajo de las nuevas generaciones y del crecimiento económico, que abre nuevas fuentes de trabajo. El bienestar puede mantenerse, aumentar, o retroceder dependiendo de la relación proporcional entre el crecimiento económico y el crecimiento poblacional. Por lo tanto, el crecimiento económico si es el objetivo económico de un país civilizado. Los instrumentos del Gobierno son las Políticas y Estrategias para incentivar la inversión privada. La reducción o mantener la pobreza en niveles bajos se logra por añadidura. El acceso de los pobres al empleo depende de la efectividad de la capacitación estatal. Las políticas de Estado para redistribuir el ingreso significa alterar los cauces naturales de la economía, por lo cual, puede resultar peor el remedio que la enfermedad. Debe haber antes de su implementación una consulta consensuada entre todos los agentes económicos, de tal manera que resulte atractiva la redistribución de los recursos entre sectores económicos y regiones. Tal redistribución debe estar a favor del crecimiento a mediano y largo plazo, no en contra. No se debe confundir consumo ostentoso con bienestar. Y es equivocado pensar que existen pobres porque existen ricos. La economía no tiene nada que ver con la religión. La economía es la ciencia de las proporciones, no de las igualdades. En la naturaleza nada es igual, principalmente las aptitudes y las actitudes humanas.

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