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En una ranchería cerca de El Paraíso, en la Alta Guajira, le pregunté a un anciano wayú por la palabra que tenían en wayuunaiki para decir mesa. El hombre me miró con una seriedad que nada tenía que ver con esa pregunta tan inofensiva. Luego miró en dirección a la sierra de la Macuira y dijo:
-Mesa.
-Sí -dije-, mesa en wayuunaiki.
-Mesa.
-¿Mesa?
-Sí. Mesa.
Luego me explicaría que nunca tuvieron una palabra para decir mesa, simplemente porque en su mundo primigenio jamás existieron las mesas. Pero, cuando llegaron los blanquitos con sus mesas y sus palabras para nombrarlas, adoptaron unas y otras sin empacho y santo remedio sincrético.
Me quedé pensando en la posibilidad de que desapareciera de mi vocabulario la palabra mesa repentinamente. Y la cantidad de palabras que tendría que usar para nombrar algo tan sencillo. Supongo que, en un relato en donde unos personajes se sientan a la mesa, tendría que decir algo como: “Se invitaron a sentarse mutuamente frente a una superficie plana, levantada del suelo por unas patas largas, como un palafito, una especie de tabla entaconada…”. Y no siempre podría nombrar las mesas de igual manera, porque tendría que detenerme en su constitución, su forma, su manera de estar levantada, sus acabados; y tendría que hacer uso de la luz para nombrar sus opacidades. Tendría que pensar en la poesía del objeto para hacerlo comprender a los demás.
Luego de esto me quedé pensando en las palabras, en su existencia, en la capacidad de síntesis que tienen. Y deduje que nuestros idiomas son tan sucintos porque la velocidad de nuestro mundo es vertiginosa y no habría tiempo para otro tipo de interpretaciones de la realidad. Y comprendí, desde lo más profundo, el famoso poema de Borges: “Si (como afirma el griego en el Cratilo) el nombre es arquetipo de la cosa / en las letras de ‘rosa’ está la rosa /y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’ “.
Mi amigo Hugo Jamioy, cierta vez que estábamos en Cartagena presenciando una poderosa aparición de la luna llena, se sintió un poco ofendido cuando le pregunté por el equivalente karmzá de la palabra Luna.
-Me la puso difícil, hermano -dijo-, porque nosotros no tenemos una palabra para nombrarla.
-¿Entonces cómo dicen Luna?
-Aquello que nos da la vuelta -dijo.
En karmzá se habla de esa manera. No hay una palabra para decir agua, por ejemplo, porque cuando hablan tienen que especificar de qué tipo de agua se está hablando: del río, cristalina, turbia, empozada, de una cascada, de un jagüey, de la llave, de lluvia, de mar: tienen tantas formas para decir agua como tipos de agua existen.
No tienen una palabra justa porque la razón de ser de su lenguaje es nombrar las cosas por sus propiedades, por sus efectos, por su poesía, como las hermosas formas que adoptaron los nórdicos en sus kenningar en donde, por ejemplo, la espada era la “vara de la ira”, el barco era el “potro de la ola”, o el río era la “sangre de los peñascos”.
La mayoría de pueblos indígenas tienen esa bonita forma de nombrar el mundo. Y cuando se intenta una traducción al español o a cualquier lengua occidental, el resultado es desafortunado casi siempre. Porque no logra captar el sentido poético de sus frases y se limita a una traducción literal que arranca toda la resonancia del discurso, toda su potencia. El resultado es tan negativo que uno creería que los indígenas son como niños aprendiendo a hablar, que desconocen las interjecciones, las preposiciones y las palabras precisas. Por eso, en el cine, los pielrojas, por ejemplo, hablan como tontos: “Tú matar búfalo, yo matar tú”. El motivo por el que todos los nativos del planeta son malinterpretados por nuestras lenguas tan elaboradas y precisas.
Solo quería dejar esa inquietud.
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28 de octubre, 2011
Aprovecho para dejar caer una inquietud: “CÓMO SE DICE I-POD, MP3, software y enentropía EN SÁNSCRITO?
28 de octubre, 2011
¡Como comprendo su inquietud Señor Valencia!, eso es lo hermoso de las etnias, tienen ese sentir tan enraizado en las venas que difícilmente podrá ser arrancado de ellos, digamos que no tendríamos un sentido de humanidad si el hablar o la lengua indígena se aboliera. Pienso y siento lo mismo que usted, creo que la forma metafórica en como ellos expresan su cotidianidad…, sí, es eso “poesía” todo lo encierran en la hermosura de ese mundo que para nosotros es difícil de comprender y que no podemos ver, porque solo vemos lo que queremos ver, y cambiamos lo que deseamos cambiar; los indígenas cuentan a través de un vórtice de sentimientos encontrados, y con un orgullo tan admirable, aquello que a nosotros nos cuesta algunas veces expresar. Y es así como usted siente cuando se refiere a la palabra “mesa” si desapareciera de nuestro lenguaje, ¡sería la hecatombe!, ahora imagíneselos a ellos en la situación contraria, cambiado todo lo que en sus vidas han llamado a las cosas, esas maneras como las han descrito una a una por lo que son, a por una sola para especificarlo todo. Sería entonces un cambio radical y un desastre universal el convertir esas hermosas historias indígenas que hablan del diluvio, de los pájaros dorados y los guerreros espirituales, en algo tan específico que entonces dejaría de guardar esa esencia mágica que poseen.
¡Hermoso artículo, muchas gracias por compartir esa inquietud con nosotros! 🙂
¡Saludos y mis respetos sinceros! 😉
29 de octubre, 2011
Me han dicho que los esquimales tienen nueve palabras para designar el blanco!!!!!
29 de octubre, 2011
ada dia me asombro mas de las personas que como Cristian y Sydney, hacen de un palabra… una gran filosofia… nos ponen a meditar en lo que se ha convertido la comunicacion… perdonen si lo que voy a escribir golpea …… DESCOMUNICACION TOTAL….. asi quise decir lo que sentia…ya que nuestros sentimientos … lo que vemos… lo que oimos … lo que tocamos … lo que gustamos…. lo queremos expresar en una palabras sin sentimiento…y tener que aprender como se escriben… con reglas de ortografia y todo … pero vuelvo a a repetir sin sentimiento… gracias porque me pusieron a pensar… que es lo que debemos lograr con estos pequeños pero grandez pensamientos Mis mas sincero agradecimiento Nota: siempre me han criticado el que escribo y abuso del uso de los puntos suspensivos …. pero asi esa pausa me ahce que todos mis pensamientos y sentimientos puedan entrar en pocas palabras…
29 de octubre, 2011
Unas palabras chocando con otras: punto de ignición para desatar un incendio de preguntas. Grata inteligencia.
31 de octubre, 2011
La riqueza esta en uso del leguaje y su interiorización, vale la pena seguir ampliando el tema y su grandeza.