Artes

Espacios de encuentro, música e identidad, por Aquiles Báez

Reflexiones sobre la identidad y la musica en Venezuela.

Por Aquiles Báez | 27 de agosto, 2011

Los Venezolanos tenemos la cualidad de ser el resultado de varios intercambios a nivel de nuestras raíces, por eso la identidad del venezolano es la sumatoria de todas las identidades que se mezclaron, creando una nueva cultura desde el punto de vista antropológico. Sacar un documento de identidad único del venezolano, seria un proceso muy complicado, podría decirse que imposible. Somos una consecuencia de muchas cosas, y nuestra música no escapa a ese paradigma. Carl Jung plantea que para hablar de identidad hay que preguntarse primero que nada, quiénes somos.

Globalización e identidad, ¿De dónde venimos?

La globalización  no es una cosa nueva. Por ejemplo, la Cultura Española es el resultado del intercambio entre el mundo árabe, judío y cristiano, aderezado por la de los gitanos, quienes atravesaron con su peregrinar desde India hasta el norte de África para asentarse posteriormente en el reino de Andalucía, además de la influencia de los Romanos, los Fenicios, los Celtas, y otros grupos más. Por otro lado, nuestros ancestros indígenas provienen de etnias diversas. La raíz indígena es parte fundamental de nuestra cultura y ha sido, siempre, totalmente desestimada. Luego está la cultura de Ébano que vino de diferentes partes de África, y que se asentó en el Caribe generando a su vez otro intercambio cultural. Hay una visión errada del continente Africano, y es que dentro de ese continente, hay muchas culturas por lo que es un error meter toda África en un mismo paquete. Imagínense que ustedes digan que los españoles y los suecos son lo mismo; eso pasa con África, un continente inmenso. Además están los inmigrantes de la Europa que trajeron sus tradiciones y tampoco pueden ser desestimados.

Cuando hacemos un batido de este mestizaje, el resultado es culturalmente lo que somos. Muestra de esto es la religión y las creencias populares. A pesar de haber estado dominado por la cultura católica, hay cosas que se mantienen de otras culturas más shamánicas, sagradas y ritualistas en nuestro mundo contemporáneo. Estas son muestra de una cultura que subyace en nuestra vida cotidiana. Poseemos un sincretismo cultural donde tenemos deidades Africanas e Indígenas con nombres católicos como son: San Juan, San Benito o San Antonio. Hay elementos de ese mundo subyacente que se mantienen firmes en nuestros días. Un ejemplo de ello es el elemento indígena como es la maraca que se encuentra presente en casi toda la música producida en Venezuela. Espacios que pertenecen al inconsciente colectivo como lo plantea Jung y que son parte de lo que somos. Por eso tenemos que descubrir los arquetipos que componen nuestra esencia. Venimos de una interacción fascinante antropológicamente, en donde siempre ha existido el error de catalogarnos como parte del mundo occidental, porque realmente somos otra cosa. La música es también resultado de este efecto, por eso nuestra música es tan particular.

Una Nueva Cultura

No se puede negar a la familia y ciertamente hemos sido educados con cierta vergüenza de estas raíces no occidentales. La idea tampoco es negar los aportes en nuestra sangre que ha dejado occidente. La cultura occidental, también es una parte vital no sólo de nuestra historia sino de lo que somos. Sin embargo, no conocemos la historia o la cultura africana o indígena sino superficialmente. Al desconocer parte de lo que somos es más fácil negar o desestimar esa parte importante de nuestra identidad. Nuestra historia es muy joven, y hemos sido producto de un intercambio cultural muy interactivo en los últimos quinientos años, intercambio que ha generado hasta una nueva raza y por ende una cultura nueva.

En este momento es muy confuso hablar culturalmente de lo que somos, porque sin duda hemos sido criados con elementos externos que nos confunden a la hora de hablar de identidad. En los últimos 60 años, nuestra identidad, y me atrevería a decir que las identidades en todo el mundo, han sido golpeadas por la penetración cultural anglo, la cual ha sido demasiado contundente. Sin duda alguna, los medios de comunicación han sido los responsables de esta transculturización. Al tener el control de la media, las grandes corporaciones que manejan el mercado de la música han planteado la globalización desde un punto de vista unilateral, al punto que la cultura de todo el mundo se ha unificado pareciendo ser la misma cosa, pero en el fondo no lo es. Es casi como ser un elefante adoptado por un colibrí y pensar que somos colibríes. La transculturización hace que el conocimiento que tenemos de nuestra propia cultura sea cada vez más escaso y difícil de encontrar. Por supuesto, el poder mediático es muy influyente, y no podemos escapar a éste. Hay que entender que en cada lugar del planeta generamos una respuesta cultural diferente. Ese andar con un sentido de pertenencia sobre nuestro entorno se llama identidad.

Somos parte de una “generación sándwich” en donde hemos sido cultivados por patrones que no nos pertenecen, y en donde se descalifica el legado de nuestros ancestros a través de la ignorancia de éstos, quedando su presencia de forma subterránea. El mundo del “main stream” ataca a la identidad porque en el fondo le teme. Estos ingenieros mediáticos como los plantea el ideólogo de la comunicación Marshall Mcluhan, han trabajado las fuentes del pensamiento, desde el estado conciente e inconsciente. Es como caer en una suerte de secta fanática de la cual hay que despertar. Por eso hay que luchar por los valores de la identidad y reflexionar ese “de dónde venimos” y lo que somos, básicamente porque quienes manejan estos estandartes nos manipulan a no pensar e hipnotizarnos a través de la media.

Caminos subterráneos

Recuerdo estar en los ensayos de la cantata criolla en Los Ángeles, con Dudamel a la batuta, y que los músicos de la “L. A. Philarmonic”, estaban en conflicto con ese lenguaje que contiene raices más indígenas o africanas. También he tenido problemas en cuanto al lenguaje de los ritmos venezolanos con músicos de los mejores de Nueva York, quienes no han estado expuesto a nuestras culturas tradicionales. Es duro ver como los mejores jazzistas “ruedan” con cosas que para nosotros son hasta sencillas. Cuando los músicos no están expuestos a los ritmos con raíz más afro o indígenas, estos se desesperan al punto de no entender qué es lo que pasa. Por eso a veces se tiende a negar nuestra música como algo profundo.

En los conservatorios se nos ha enseñado a ser músicos con una visión occidental. ¿Que pasaría si el elemento rítmico o más folklórico fuera parte del diseño curricular? Si en los conservatorios viéramos clases de flautas guajiras, tambor largo, maracas o tan sencillo como cuatro complementario así como se estudia el piano? Tendríamos un desarrollo en los aspectos tanto rítmico como étnico sorprendentes. Una muestra de ello sería preguntarnos: ¿cuál creen que es el milagro internacional de las orquestas venezolanas cuando hacen un repertorio donde el ritmo es importante?, la respuesta es sencilla, hemos crecido escuchando cosas que rítmicamente son complejas. Para el músico que tiene una raíz con elementos de las tradiciones, los ritmos complejos son parte del día a día. Por eso hasta inconscientemente abordamos el ritmo de forma diferente a los músicos que sólo han estado expuestos al mundo occidental.

Nuevas realidades

Hay una nueva generación de músicos venezolanos que está creando a partir de nuestros géneros tradicionales, con identidad y contemporaneidad. Muestra de ello son muchos nombres que no tienen el suficiente espacio en los medios masivos, pero son muestras de una nueva música. Les recomiendo que busquen estos nombres que para algunos son nuevos: Fabby Olano, Léster Paredes, José Alejandro Delgado, Huracán de Fuego, Carlos Tález, Pomarrosa, Cuarteto Rítmico de Caracas, Betsayda Machado, Manuel Petit, Alejandro Zavala, Ricardo Sandoval, Santoral, Kapicúa, Caracas Sincrónica, C4 trío, los colectivos Piso 1, La  MAU, y tantos otros que merecen la atención. La identidad es una marca que se lleva en la sangre, por eso tenemos que llenarnos de transfusiones de identidad para crecer como cultura y trascender, dejando un legado de nuestras propias ideas y de nuestros propios valores. Tenemos que conducir la nave de nuestros arquetipos, amar nuestros valores y crear artísticamente a partir de lo que somos. No podemos seguir siendo clones de otras realidades. Es tiempo de revisarnos culturalmente y seguir los caminos que un día marcaron nuestros ancestros. Es un camino que en estos tiempos es muy duro, pero no imposible. Trabajando la identidad podemos rescatar nuestra autoestima, y de esta forma crecer como sociedad. Sé que el futuro siempre es incierto, sólo espero que este sea guiado por nuestros pasos y no que sean los pasos de otros o pasos impuestos. La reflexión crea conciencia. Tenemos que vernos identificados con nuestro entorno cultural, tanto como individuos como colectivo, preguntarnos ese “de dónde venimos”, pero también “hacia dónde vamos”. Sin duda alguna, tenemos que manejar el barco de nuestro destino.

Aquiles Báez 

Comentarios (15)

José Alejandro Delgado
27 de agosto, 2011

Gracias Aquiles por creer que nuestro trabajo puede, como el tuyo, tender puentes y eslabones que unan de alguna manera el hoy con el siempre, el ayer, el futuro… eso atemporal que es nuestra cultura siempre en transformación, siempre viva, latente… No existe el Neo-Folklore, porque el folklore no es nuevo ni viejo, Es siempre y en resistencia franca está. Hoy escribo estas líneas desde la Isla de Margarita donde me encuentro participando en la convocatoria del Sistema Nacional de las Culturas Populares (MPPCultura), el mismo que busca que creadores y creadoras, cultores y artistas de todos los rubros programen talleres, recitales, circuitos basado en las necesidades locales, que logren visibilizar e intercambiar sus propuestas y se les reivindique de todas las formas posibles. Yo tengo una postura un poco más subversiva, pienso que debemos autoconvocarnos para autoreivindicarnos, que esos caminos dependen de nosostros mismos, del sector cultural conciente, formado (no hablo de academias), organizado. Dando vueltas por mi país, todavía no más que tú, he ido descubriendo mundos que intuía pero desconocía. Culturas que se expresan en el oficio y sentir cotidiano de nuestros pueblos llevando a flor de piel la inspiración, la canta, la rebeldía, la embriaguez de vida y la esperanza. Culturas tan diversas, con tantos colores y formas. Pienso que aún tenemos una especie de nostalgia, una añoranza que no nos deja dar el salto necesario a los nuevos tiempos. Aún vivimos con esa vergüenza étnica reprochándonos que no somos blancos, ni indígenas, ni negros. Para mí hablar de culturas populares y de identidad es afirmar que somos un compendio de todas esas culturas que entramadas hacen un telar que lejos de ser resultado de lo que no somos es resultado de lo que Sí somos, lo que somos es tangible, lo que no somos ha quedado en un tiempo que no puede conjugarse hoy. Esta idea de reconocer mi identidad multicolor mezclada con el componente de rebeldía y un marco social en estado de experimento volátil es lo que ha hecho posible que mi propuesta y la de muchos que nombras arriba puedan hoy ser visibles (aún no como quisiéramos) y hablen con voz clara a estos tiempos, tiempos aburridos para algunos que se acostumbraron a tenerlo todo hecho, muy divertidos para el experimento que soy y con el que asumo hacerlo todo a mi manera sin dejar de estudiar lo bien hecho antes y aportando para cambiar lo que creo que ande mal, revisando en cada esquina lo que voy haciendo, enmendando, enderezando la carga, echando combustible y alzando nuevo vuelo viendo que “Viene la barca” burlando las tempestades, que viene el temporal al que sólo resistiremos si la canción se convierte en el encuentro de “los aburridos de siempre lo mismo…”, en el lugar para hacernos de lo que somos y no de lo que tenemos, lo que tenemos se lo lleva la tormenta, lo que soy no me lo quita nadie. En este mundo en el que con tanta tecnología en comunicaciones nos cuesta cada vez más comunicarnos, en este mundo no queremos sentirnos solos por eso debemos lograr la comunión y no la distancia. Vemos que el “virtuosismo” al ejecutar cosas complejas nos hace distantes y lo más sencillo nos junta. La destreza muscular desarrollada con muchas horas de ejercicio sobre un instrumento hace que la gente se asombre y nos monte en un pedestal que enaltece mi ego, me hace ausente, me hace no estar y si no estoy no detono nada y nada pasa, no digo con esto que no se estudie sino que se reflexione en el “para qué” estudio. Las cosas sencillas y profundas nos hacen sentirnos juntos en este camino a lo posible. Por eso no soy un super hacedor de canciones en serie, trato más de estudiar las miradas de la gente, la fiesta del color que proyecta la tarde en la gente y la ciudad, ya el lenguaje se encarga de mi a su momento y la canción se hace ante mí única. Ahora vamos a jugar, permitámonos el juego, el ocio, pensar y sentir pa donde vamos y aclararnos nos hace llegar mejor y más rápido. Agradezco de nuevo el hecho de haberme mencionado. Un gran abrazo… Con el corazón en la voz.

Ana Isabel Dominguez
28 de agosto, 2011

Tengo que agradecerle a mis padres, y a muchos de mis profesores de la infancia, el amor tan grande que le tengo a nuestra música, a nuestras tradiciones, a todo lo que es nuestro. Lejos de sentir vergüenza o de pensar que lo venezolano es de segunda, siempre he considerado que lo que hacemos es de un altísimo nivel en casi todos los ámbitos, especialmente en lo que he visto y vivido desde adentro, que son la medicina y la música. Este artículo destaca la importancia de conocer, difundir y amar lo nuestro, y celebro que haya quien se preocupe y se dedique a fomentar la consolidación de ese sentimiento de identidad tan necesario para nuestro país.

Huguette Contramaestre
28 de agosto, 2011

… Celebro tus reflexiones, amigo… me recuerdan un comentario de Leonel Farfán,cuatrista y común amigo, en una de las giras de Convenezuela, en México en el Primer Festival de musica negra en 1980, donde la gente nos veía como raros por lo tambores que tocábamos, los instrumentos de cuerdas y misceláneas, los ropajes de nuestros uniformes que mostraban el imaginario cultural, pero no eramos ni negros (aunque habían), ni indígenas sino “multifazéticos”, y esa palabra la construyo por las multiples caras, facciones, nuestros colores de piel, acentos en la forma de hablar, que nos caracaterizan como venezolanos…”Es que no somos blancos , ni negros ni indios, sino somos todos de todo: es mezcla forma nuestra sangre”… Me precio y a mucha honra, de haber formado parte de la generación que quebro la botija de la fortuna cuando abrimos la puerta para que la música folclórica venezolana dejara de ser un evento exótico que se daba por allá por Barlovento ó en el llano adentro; de haber visto con mis propios ojos que al final de las fiestas de las casas no se ponía más el “Alma LLanera” sino que se escuchaba un tambor de la costa y los “blanquitos” aprendían a contorsionarse como es debido viendo a los que sabían bailar tambor, y estos exhibían el orgullo del que sabe, pero que evidentemente lo estaba bailando fuera de su contexto natural. Caminar ese sendero que marcó mi identidad como venezolana me sirvió no solo para mi ejercicio musical, sino para identificarme en mi profesión paralela (soy Terapeuta Ocupacional especializada en Salud Mental), cuando cambié en los hospitales donde ejercí mis servicios el juego de Basket y Voleyball para los pacientes con lo que trabajaba por el dominó y las bolas criollas, porque son los juegos que conocen naturalmente y cuando armé los primeros grupos de aguinaldos en Diciembre para celebrar el nacimiento del Niño Jesús, comprobando que lo que nos es conocido es más fácil implementarlo, aunque forme parte de nuestra memoria colectiva y no se haya ejercido. Para mi es un problema serio y triste cuando me reuno con jóvenes aspirantes a músicos, llenos de vigor y escalas a rabiar, pero sin ninguna seña acerca de la música nuestra, por la cual nos esforzamos en destapar en los años 70; el pop ha contaminado todo el abanico musical y ciertamente no solo el venezolano: eso sin demeritar al pop de los 80´, y 90´s que marcó una pauta muy importante entre los compositores de nuevo cancionero venezolano y latinoamericano. Pero mi vista se voltea para Brasil, cuya discurso musical es definitivamente Brasilero y creativamente hermoso, Colombia y la recreación fascinante de sus ritmos fusionados, y ni hablar de Cuba, Puerto rico y República Dominicana y las Calypsonian Islands, con su inigualable Calypso… ¡¡¡¡¡ Todas son reconocidas en el mundo entero por el sabor a ellas que tiene su música !!!! Por eso apuesto por Venezuela, por su imaginario cultural, por su cualidad de permeabilidad que nos imprime características únicas como músicos en el mismo continente americano, por el proceso que vivímos con las nuevas propuestas musicales con las que nuestros nóveles músicos nos impregnan cada semana para los que nos gozamos yendo a oler el aroma de café y mar de nuestra música. Apuesto por el discurso poético, por los aprendizajes que se nutren de los intentos fallidos y la facilidad con las que nos paramos y volvemos a empezar…!!! Ese es mi país; esos los músicos de mi país; es la esperanza en mi país…!!!Lo creo, lo creo y lo creo.

Rosmarvi Zambrano
28 de agosto, 2011

Leyendo este artículo y los comentarios adicionales, me siento total y absolutamente privilegiada por la familia que tengo. Crecí escuchando música venezolana y salsa, además de esos experimentos como Aquiles y la Plata Banda, la Noche del Morrocoy Azul, Convenezuela, Un solo pueblo, junto a Piazzola, música brasilera… más tarde se incorporó la música clásica y el flamenco. Así como comenta Huguette, me preocupa que los jóvenes que se forman en la música en estos momentos, no tengan idea de la importancia de conocer y reconocerse en su música popular o tradicional. O que por ejemplo (como me ocurrió recientemente en el oratorio “AQUA”,cuando un violista de la Teresa Carreño aseguró que Gonzalo Grau era santero) no indaguen en las influencias de los compositores, en ese mestizaje, en la pluriculturalidad mostrada en una obra rica en imágenes tanto poéticas como musicales, sino que se queden con esas píldoras de información que lo dejan sin lo que verdaderamente deben saber. Me asusta un poco que el Sistema Nacional de Orquestas Populares, en vez de estrechar el problema, lo ensanche y haga una gran senda… pero espero que las próximas giras de las Orquestas con Dudamel, en vez de un Mambo puedan incluir otra pieza más nuestra… Ah! y gracias Maestro, porque sus reflexiones mueven!

Aquiles Baez
29 de agosto, 2011

Gracias a los participantes de este panel y su amor por los valores tradicionales y la identidad. Las verdades son siempre contundentes, tan simple como que son verdades y hay que buscar que el espíritu se quede firme ante una realidad que se nos interpone, por lo que mas bien tenemos que imponer nuestra realidad y nuestra verdad. Huguette compañera de muchos años y para mi una de las mejores voces de Venezuela, me complace que siempre esta alerta ante cualquier desvío de atención sobre nuestra realidad cultural. José Alejandro, gran artista y una de los cantautores mas prolíficos de esta generación, estoy muy de acuerdo con muchos de sus planteamientos, aunque hay puntos como la virtuosidad y el desarrollo musical, que creo esta desviado del contenido de este articulo, aunque es una reflexión valida. Ana Isabel, aportó algo importante que es la educación en casa de nuestras tradiciones, algo que sin duda alguna es necesario a la hora de entender la identidad. Lo que dice Rosmarvi es muy cierto, hay muchas aristas preocupantes en el panorama actual, en verdad seria interesante que las orquestas sinfónicas venezolanas incentivaran la nueva creación y que estas creaciones pasaran a ser parte de sus repertorios. Este es un tema complejo que no esta solamente direccionado a las orquestas, sino al conocimiento de nuestro panorama musical. Es importante conocer nuestro entorno. Esto es tema demasiado extenso y complejo, que tiene muchas aristas. Me alegra que este articulo ha inducido a la reflexión y la discusión, esto es muy importante. Gracias a la gente sigue a través de mis artículos , así como a los que son contrarios a mis pensamientos . En el dialogo y la discusión a partir de las ideas es la forma mas contundente que tenemos para crecer como sociedad y mejorar sin duda alguna nuestro entorno cultural.

ANA MORALES
29 de agosto, 2011

ME GUSTÓ MUCHO TU PUBLICACIÓN ME ALEGRA SABER QUE SOY TU PAISANA Y QUE CONOZCO DE MUY CERCA A TU MAMA, MUJER PREOCUADA POR SABER ESE ANTEPASADO Y COMO TU DICES DE DONDE SOMOS Y QUIENES SOMOS, NUESTRA IDENTIDAD. TE FELICITO POR TAN INTERESANTE PUBLICACIÓN.RECUERDO TU CONCIERTO EN CORO, CUANDO LLAMASTE A UNA DE TUS CANCIONES PEQUEÑA AFRODESCENDIENTE.

Dan
29 de agosto, 2011

“Al tener el control de la media, las grandes corporaciones que manejan el mercado de la música han planteado la globalización desde un punto de vista unilateral, al punto que la cultura de todo el mundo se ha unificado pareciendo ser la misma cosa, pero en el fondo no lo es.”

Aquiles, esta afirmación no es nueva por lo que sería útil un poco más de especificidad. Por ejemplo, ¿Cuáles son esas grandes corporaciones que contralon los medios, en Venezuela, por ejemplo?¿A qué llamas tu “control de los medios”?¿Y por qué crees que a esta corporaciones les interesa plantear la globalización como un fenómeno “unilateral”?

Gracias.

Aquiles Baez
29 de agosto, 2011

Bueno mi amigo Dan, creo que la verdad es muy contundente, y si nombro a todas las corporaciones responsables de la manipulación mediática eso nos enfrascaría en una discusión que no pienso sea la mas importante. Las grandes corporaciones tienen grandes nombres y grandes capitales. En todo el mundo se ha entendido que la globalización es prácticamente escuchar música pop en ingles en todas partes del mundo. Cuando uno viaja a otros países es triste darse cuenta que escucha las mismas canciones, ve las mismas películas y todos los centros comerciales del mundo se parecen. Todo es parte de un juego económico en donde los mas poderosos buscan generar cada vez mas ingresos. Eso tampoco es nada nuevo. Ni nada de lo que estoy planteando tampoco es nada nuevo, pero es necesario seguir hablando de la identidad y de nuestros valores. Por eso creo que lo mas importante es lo que podemos hacer nosotros para luchar contra este bombardeo, mas que mencionar uno a uno los culpables de este etnocidio cultural. Hay que trabajar para entender que la identidad es parte de nosotros y a partir de nosotros generar una industria cultural que no existe en el país. Hay que luchar por los logros, así como por nuestras tradiciones, nuestra cultura y así subir nuestra autoestima tan golpeada.

Alexandre Daniel Buvat
31 de agosto, 2011

Para quienes aunque sea como curiosos culturales nos hemos interesado en las raices nacionales, lo de “multifaCéticos” y “multiétnicos” es ya un lugar común, pero también es casi otro lugar común que de esas raices y mezcolanzas no ha salido aún una música , podriamos llamar “genérica” que identifique a Venezuela y la haga universal, tal como la brasileña, argentina, mexicana, cubana, caribeña angloparlante, o colombiana. En buena parte ello se debe a algunos factores, que el artículo de Aquiles y los comentarios dejan traslucir.(1) La falta de promoción y constancia y coherencia por parte de los entes oficiales y las así llamadas grandes corporaciones del espectáculo.(2) El sesgo preferencial hacia lo extranjero y el cultivo de lo nuestro y sus experimentaciones y variaciones, solo concentrado y unos pocos cultivadores, y ejecutores, casi un club exclusivo de músicos, como se revela en que quienes hacen comentarios al artículo casi todos son miembros de ese pequeño club de cultores.(3) El darse a conocer Venezuela como un inmenso enjambre de jóvenes con talento de aprendizaje y ejecución virtuosa, aún no ha sido aprovechado para difundir y recrear y universalizar una forma musical venezolana (mas allá del “mambo” como señala Rosmary.(4) la asimilación como sucedió en brasil, o México o el caribe, de la música popular de diversas clases, por la élite dirigente, chic, etc, que no es “apátrida” como algunos dicen y que son los verdaderos contactos clave para que lo nuestro se universalice y pase mucho mas allá de homenajes a “Tío Simón”, cantantes llaneros , algunas gaitas o joropos o alguno conciertos de nuevos grupos que en buena medida actúan ante pequeñas audiencias, demostrando virtuosismo en la ejecución y arreglos casi diríamos de “Piazzolas folklóricos” solo para conocedores. En fin dejo esta breves reflexiones con la esperanza de que sean de utilidad y llenas de ese amor y respeto por las tradiciones y el orgullo de ser ( aunque hay momentos que ese orgullo duele) venezolano aprendido de mis familiares nativos y hasta de mis relaciones afectivas. Gracias Aquiles Baez por tu excelente artículo, como casi todos los que te he leído

Aquiles Baez
31 de agosto, 2011

Es muy interesante el planteamiento de Alexandre, concreto y coherente. Interactuando con músicos de otras latitude he confirmado que tenemos una música con identidad y que es totalmente particular y única. Cosas como el joropo “tuyero” o el “oriental”, un “Sangueo” o la misma gaita zuliana no se interpretan en ningún otro lado. Definitivamente hay revisar como han sido los procesos de otros paises. Saber que en Brasil en los años sesenta, existía un 4×1 en la radio. Sin duda alguna los medios de comunicación deben tomar un papel mas protagónico en esta transformación. ¿Como hacer para difundir nuestra música y lo que esta pasando culturalmente en Venezuela?, pienso que cada uno de nosotros, así como la radio, la televisión y ahora los medios virtuales, deberían volcarse a entender esta reflexión. Hay un mundo subterráneo, de artistas y personas interesadas en nuestra música, en nuestros valores, generando ideas valiosas, y que lamentablemente se quedan en una especie de realidad aparte. Hay mucho que aprender de países como Colombia, que se ha virado hacia sus tradiciones, a través de políticas de estado, pero también con la disposición de la gente. Tenemos que entender que nuestra autoestima depende de nosotros, ya que como colectivo tenemos una suerte de actitud bipolar. Hablar de identidad mueve el piso, y a pesar de todos los lugares comunes, la fuerza de la palabra genera una transformación que es necesaria.

Alexandre Daniel Buvat
31 de agosto, 2011

Hace ya tiempo, en mis años mozos, hubo en la recién inugurada concha acústica de Bello momte un festival de música de compositores latinoamericanos, se interpretaron obras de Estevez, Lauro, ginastera, chávez, carreño,etc Cada obra de cada país tenia base poular de cada uno y las formas orquestales mas o menos de moda. Posteriormente fui a Brasil y adquiri y me regalaron grabaciones de música indígena, de todas partes del país, de santería y de moda: Había una política oficial que ya databa como estrategia de penetrar el mercado y al mundo aunque fuera con Carmen Miranda o “pepe Carioca” Pude asistir a reuniones y veladas y foros y reuniones profesionales en varias oportunidades y en todos los eventos siempre hubo alguna distracción con música, interopretes y baile del país. En menor grado pero experiencias similares tuve en Colombia.. Aquí recuerdo que incluso en recepciones tanto oficiales como privadas de alto nivel era común y elegante y atractivo tener grupos y cantante autóctonos y se oia por radio y se veía en TV a todo género de grupos e intérpretes, Galerones, joropos orientales, gaitas, tambores de san benito, jorops tuyeros, sangueos etc y figuras como Sadel Montaño, Magdalena Sanchez entre muchos. O sea la protección oficial que fue desde lo mas alto de la identidad y Hermandad Del Sur a las éltes y siempre llegando y basandose en lo popular y sus tradiciones, había empezado a dar frutos…. Hoy dia parece que lo popular y la raíz tradicional se ha trastocado en difernciaciones polítco-abdurdas como las raices afro descendientes o los cantores “revolucionarios” y los medios y los promotores de espectáculos, y los bailes y las recepciones elegantes y el ambiente musical en tiendas, restaurantes, centros comerciales ya casi que se hacen en inglés. Y ojo, no es que esa música sea mala, pero ya nadie ni aún aquellos personajes públicos que dicen basrse en los valores del pueblo saben diferenciar un sangueo o un joropo mirandino o una bandola llanera, pero si saben hasta de que color eran las ultimas pantaletas que usó Lady Gaga y las diferencias entre las bandas …Y cuando bajamos al pueblo llano, tan amado por nuestros patriotas, oimos, cumbias, vallenatos y rap de horripilante letra y repetitiva melodía.. Hay pues en suma, intentos y politicas del pasado reciente que pueden estudiarse y actualizarse. Gracias por el comentario de que fui concreto y coherente. Esta vez fui algo mas anecdótico y generador de ejemplos que creo ayudarían a visualizar mejor algunas sugerencias que ojalá como tu bien dices genere un renacer de la autoestima y la difusión de tanta calidad subterránea que en música (y enmuchas otras ramas) hay en nuestro país

Fabiola José
1 de septiembre, 2011

Mis querid@s amig@s y colegas, me parece buenísimo que se hagan todas estas reflexiones, ya que todo el mundo las hace en privado, pero por eso mismo no siempre llegan a los demás. Siempre hay coincidencias y divergencias y eso también es bueno porque muestra los distintos puntos de vista. Lo común es el interés en valorar nuestra cultura y finalmente, hacer que la ‘venezolanidad’ siga siendo algo que nos une a este grupo de gente tan diversa. Yo los invito a tod@s a que se acerquen al Sistema Nacional de las Culturas Populares, recientemente creado, que -como dice José Alejandro- nos apropiemos, nos autoconvoquemos y autoreivindiquemos nuestras expresiones, desde la música, la plástica, etc… Será bueno para nosotros como individuos, como colectivo, como ese concepto tan amplio y bello que es la Patria. Gran abrazo para tod@s!

Douglas Gómez Barrueta
2 de septiembre, 2011

Desconocer nuestra identidad es la mejor manera de dejar que la usurpen, la manipulen, la usen. No asumir que somos distintos, caer en la trampa de creerse “ciudadano del mundo” y asimilar los gustos impuestos es construir el camino para vivir en la mentira. Somos del lugar donde nacemos y crecemos, de la calle donde aprendimos a comer, caminar, hablar, bailar y amar. Hay que tratar de comprender de dónde venimos; aceptar de qué estamos hechos; no engañarnos, no creer en la ilusión de falsas rebeldías, exangüe moda pop o pretenciosa universalidad. Generación tras generación nuestra identidad va mutando, cambiando, asumiendo nuevos rasgos pero sin perder su esencia. La forma de tocar el cuatro de Jorge Glem no es la misma de Hernán Gamboa, pero el instrumento que nos identifica con su sonido sí es el mismo ¿Existe algún venezolano –por más espíritu parricida o de “wannabe” que tenga- que no entienda que es el “cam-bur-pin-tón”?

Alejandro
2 de septiembre, 2011

Maestro Baez, tenia dias que no nos regalaba sus reflexiones que tanto nos ponen a pensar. Esta muy buena la discusion sobre la identidad, que a veces se mezcla con la politica. Si uno habla de identidad en ciertos circulos a uno lo señalan de oficialista, cuando la identidad es lo que somos y no es una condicion politica. Muy buena la opinion de Douglas, quisiera saber como han hecho paises como Brasil o Colombia para reafirmar su identidad. Como usted mismo decia en otro articulo, no hay ningun programa de television que refleje culturalmente lo que esta pasando. Una vez mas gracias por sus reflexiones

Juan Carlos Gutierrez
4 de mayo, 2012

Que mas brother te conozco de bello monte, tenemos amigos en comun, tengo un material que quisiera que escucharas,como nos ponemos en contacto? estoy trabajando a la vez con las chicas de son collage, no hemos parado de trabajar y somos como bien tu dices unos difusores de la musica hecha en Venezuela desde siempre con todas las ganas. Atentamente, esperando tu pronta respuesta solidaria, a sabiendas de tu gran logro y gran trabajo.

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