Artes

Las apariencias en Blanco nocturno de Ricardo Piglia, por Raúl Cazal

Por Raúl Cazal | 2 de agosto, 2011

La lectura de las novelas del escritor argentino Ricardo Piglia no debe atenerse al orden cronológico en que fueron escritas y publicadas. Para el autor de Blanco nocturno (2010) –obra ganadora del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2011– ésta debería leerse después de Plata quemada (1997), luego proseguir con Respiración artificial (1980) y culminar con La ciudad ausente (1992).

“Yo veo las novelas como un continuo aunque las imagino muy diversas”, reflexionó Piglia en conversación con Rodrigo Fresán, y consideró que los “libros se escriben en una zona que no tiene que ver con ese desarrollo que uno puede imaginar para su propia vida”.

Estas cuatro novelas publicadas entre los años ochenta del siglo XX y la primera década del XXI, disímiles temáticamente, están enlazadas por el personaje Emilio Renzi –una suerte de conjunción del segundo nombre y apellido del autor– que apareció por primera vez, en 1967, en su libro de cuentos La invasión y luego en Nombre falso, en 1975.

“Renzi está construido con algo que yo veo en mi con cierta ironía y con cierta distancia. En el sentido de que a Renzi sólo le interesa la literatura, habla siempre con citas, vive “literariamente” y es lo que yo espontáneamente hago o quiero hacer pero que controlo a través de mi conciencia política, digamos, una relación diferente con la realidad”, confesó Piglia a Ana Inés Larre Borges, en entrevista para el semanario uruguayo Brecha.

En Blanco nocturno la descripción que aparece del periodista Renzi es como si se dibujara la imagen de la foto del autor en la solapa del libro: “En ese momento entró en el diario el periodista de Buenos Aires. Parecía medio dormido, pelo crespo, anteojos redondos.” Sólo que este Renzi ya no es el muchacho de Respiración artificial que se iniciaba en la literatura.

 

Apariencias y ficción

En 1996 Piglia reveló que acababa de terminar la segunda versión de la novela Blanco nocturno en donde “Renzi tiene una pequeña crisis, se encierra en una casa de Adrogué y se produce una historia con una mina (mujer) que vive enfrente. Algunas sub historias hay, porque Renzi se lleva su diario íntimo y se pone a leerlo. Lo copa la idea de leer su vida, de funcionar como una especie de detective que mira esos cuadernos para ver si puede encontrar la razón de lo que está pasando”, dijo en entrevista con Elvio Gandolfo.

Casi tres lustros después, en la obra que ganó el Premio Rómulo Gallegos quedaron el personaje, el diario y el título que tiene como referencia la época de la guerra de Las Malvinas. El esclarecimiento de un crimen es aderezado con intrigas de apariencias y semejanzas, de aprender a distinguir o percibir la realidad en un lugar tan distante como Las Pampas argentinas.

“Comprender […] no es descubrir hechos, ni extraer inferencias lógicas, ni menos construir teorías, es sólo adoptar el punto de vista adecuado para percibir la realidad. Un enfermo no ve el mismo mundo que un tipo sano […]. Igual un policía no ve la misma realidad que un periodista […]. Ya sé que ustedes escriben con el firme propósito de informarse después”, le dice el comisario Croce a Renzi en Blanco nocturno.

Otro personaje, el viejo Belladona, también reclama al periodista Renzi sobre lo que ha escrito del crimen: “Uno las lee y piensa que este pueblo es un campo de batalla. Habla de fuentes que no explicita y eso, como siempre cuando un periodista cita fuentes reservadas, quiere decir que está mintiendo”.

 

Lecturas en el tiempo

Ricardo Emilio Piglia Renzi nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 24 de noviembre de 1940. Comenzó a estudiar Historia en la Universidad de la Plata a la edad de 18 años porque “pensaba que si quería ser escritor lo mejor era no estudiar Letras”.

La obra de Piglia ha sido comprendida de acuerdo a los patrones que fija la “crítica establecida”. Es por ello que Respiración artificial “fue discutida como historia y ficción; se discutió mucho en términos de la dictadura militar; después se la leyó como novela histórica porque se puso de moda la novela histórica, se la leyó como metaficción, después se la empezó a leer en términos de la postmodernidad”.

Su primer libro de relatos La invasión fue premiado en 1967 por Casa de las Américas, de Cuba. Actualmente dicta cátedra de literatura en la universidad estadounidense de Princenton y ha escrito guiones para cine. Tiene publicado los libros de ensayos Formas breves, Crítica y ficción y El último lector.

En 1997 recibió el premio Planeta por su novela Plata quemada. El jurado fue unánime en la decisión y estaba integrada por los escritores Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Tomás Eloy Martínez y María Esther de Miguel. Mientras que su más reciente novela, Blanco nocturno, fue distinguida con el Premio de la Crítica, de España, en 2010, y con el Premio Hammet de novela negra de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos, en julio de 2011.

 

Raúl Cazal 

Comentarios (3)

Emilio
4 de agosto, 2011

Interesante. Piglia, que hasta ahora no había evitado opinar sobre política o en temas polémicas, con el recibimiento del Rómulo Gallegos ha hecho dos cosas insólitas:

1)Reivindicar cómo ha sido manejado el premio con el chavismo, desdiciendo a Gustavo Guerrero y hasta el mismo Roberto Bolaño.

2)Volver con la narrativa latinoamericanista, que suena mucho a los sesenta, y declararse “populista”.

¿Qué opinarán las huestes de seguidores que hay en Venezuela? ¿Qué dirán escritores como Rodrigo Blanco, Alberto Barrera Tzyka, Oscar Marcano, o el mismo Gustavo Guerrero? Es muy llamativo que nadie diga nada. Este es el único país donde los extrajeros, sin saber nada de vzla, nos dicen qué hacer. Y lo que es peor: nosotros los seguimos. ¿No sería bueno hacer un debate? Por ejemplo el papel literario de EL Nacional pordría entrevistar al mismo Piglia sobre este tema, y hacerlo con otros escritores.

Emilio
4 de agosto, 2011

corrigo una errata: al principio quise decir que Piglia “había evitado opinar sobre política”. El “no” está de más…..

BLANCA
9 de septiembre, 2011

Leí dos veces Blanco Nocturno, excelente novela. De pronto, recordé a Justo Navarro con Finalmusik, Anagrama 2007. Creo que Píglia la leyó. Sería interesante detenerse en -ambas-sus estructuras y en el entramado de historias.

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