- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Javier Marías: “Quien no pertenece a una minoría, la tiene mal”

“Quien no pertenece hoy a alguna minoría más o menos oprimida tradicionalmente -o incluso a alguna mayoría; parece que las mujeres, al menos en lugares y tiempos de paz, son siempre más que los varones-, o a algún colectivo de víctimas o a alguna porción de la humanidad real o imaginariamente desfavorecida, lo tiene mal en muchos aspectos. Cualquier “discriminación positiva” irá en contra suya, y en los Estados Unidos, donde se creó y desde donde se exportó la política proteccionista, es sabido que un hombre blanco, heterosexual, no grueso, con aceptable salud y sin discapacidades notorias, estará en desventaja a la hora de conseguir un empleo, porque con sus características no contribuirá a llenar ninguna de las “cuotas” que toda institución o empresa deben exhibir para no ser acusadas de racismo, sexismo, aversión a tal o cual religión, homofobia o gordofobia. Ya en los años ochenta, cuando di clases en una selecta Universidad de ese país, vi cómo ciertos candidatos eran preteridos porque no “ayudaban” a la buena imagen exigible al College, y cómo algunos de sus responsables se frotaban las manos si, entre los aspirantes a un puesto, había una lesbiana negra y obesa o un hispano invidente, porque con ellos, decían, mataban dos o tres pájaros de un tiro. No digo que ciertas discriminaciones positivas no hayan sido necesarias o no sean todavía hoy convenientes, y si algo me subleva y me parece incomprensible es que siga habiendo mujeres que cobren menos que sus colegas varones por el mismo trabajo e idénticas responsabilidades. Pero también es verdad que, como en todo, se ha creado en este asunto una industria de la picaresca, del abuso, de la ridiculez y de la hipocresía.

Yo pertenezco al tipo de hombre que he descrito antes, y encima soy europeo, fumador y sin religión, tres elementos que me complican aún más las cosas. Me he dado cuenta, sin embargo, de que formo parte de una minoría discriminada y maltratada desde siempre y que, extrañamente en estos tiempos quejicas, nunca protesta de nada -de que el mundo esté hecho “contra” ella, nada menos- ni reclama ninguna cuota: soy zurdo.”

******

Artículo completo aquí