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Inflación del precio de los alimentos y sus consecuencias, por Richard Posner

La economía política de los precios de los alimentos

Por Richard Posner | 9 de mayo, 2011

Estoy de acuerdo con el análisis que hace Becker sobre el precio de los alimentos y su impacto en los pobres. Quiero discutir sobre la inflación de precios de los productos en general y sobre sus consecuencias políticas. Voy a comenzar desarrollando el punto de Becker sobre la influencia política que tiene la población urbana, en contraste con la población de zonas rurales. Esa gran influencia política ha sido un factor en las políticas públicas desde los tiempor del Imperio  Romano, cuando el gobierno proveía de pan gratis a sus ciudadanos. La concentración de una población en una ciudad, especialmente en la capital de una nación, hace a los residentes urbanos una potencial amenaza a la estabilidad política. Lo hace con manifestaciones, disturbios y otras expresiones masivas (no solo porque son tantos que pueden llenar las calles, sino también porque la información corre muy rápidamente en una ciudad, permitiendo la coordinación de la gente), que traen consecuencias –inclusive  la caída de un gobierno— como las que estamos viendo actualmente en el medio oriente y en el norte de África. Por lo tanto para un gobierno tiene sentido proveer de comida subsidiada a los ciudadanos urbanos en vez de a los rurales, aunque estos estén más necesitados.

Parece que el repentino aumento en los precios de la comida ha sido un factor determinante en los recientes disturbios en los países árabes. Como Becker enfatiza, los alimentos representan una gran parte del presupuesto de las familias que viven en países pobres, incluso en los pobres urbanos, con ingresos más altos que los rurales. De hecho, los manifestantes que tumbaron los gobiernos de Túnez y Egipto, se quejaban desenfrenadamente por el creciente aumento del precio de la comida. Durante la crisis egipcia, Mubarak prometió grandes subsidios en un intento fallido por sofocar los disturbios. Otros gobiernos en lo que solía ser el Tercer Mundo sin duda alguna entenderán el mensaje, y aumentarán los subsidios de alimentos particularmente para la gente de las ciudades, porque en vez de la gente del campo, son los que podrían tumbar un régimen. Las ineficiencias  y problemas que sufren los habitantes de zonas rurales mencionadas por Becker se profundizarán debido a  políticas alimentarias económicamente erróneas.

El punto principal es que la inflación en los precios de los commodities tiene ineludibles consecuencias políticas. Una característica es que el valor de estos bienes cambia muy rápida y abruptamente y si son bienes de consumo, captan la atención de la opinión pública con facilidad y causan alarma. Un ejemplo notable es la gasolina. Los precios de la gasolina cambian rápidamente y su compra es frecuente, así que el consumidor siempre está al tanto de la inestabilidad del precio. El precio de la comida y combustible está excluido del medidor de la inflación por su inestabilidad. Aún así, los precios de la gasolina y los alimentos contribuyen a la inflación indirectamente porque son insumos para otros bienes y servicios, como muchos otros productos cuyos precios han estado aumentando. El aumento en estos precios es consecuencia del crecimiento de la demanda en todo el mundo, especialmente en economías emergentes como China, India y Brasil, países en los que las preocupaciones son causadas por la inflación. Y la inversión en estos commodities se ha venido usando como un mecanismo de protección contra la inflación.

Si los precios de la comida siguen aumentando, esperamos más malestar en el Tercer Mundo y un impacto negativo en el crecimiento económico. De cualquier forma, la creciente inquietud no tiene por qué afectar el crecimiento económico a largo plazo o la estabilidad política, en el caso de que funcionen como catalizador para la sustitución de regímenes autoritarios por gobiernos democráticos. Sin embargo, esto sólo una esperanza y no una predicción. El aumento en los precios de la comida por lo tanto puede (o no) contener un rastro de esperanza.

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Traducción: Diego Marcano Arciniegas

Richard Posner  es Profesor de economía y derecho en la Universidad de Chicago y Juez del Séptimo Circuito de la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos.

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