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¿Pueden las librerías sobrevivir? Perspectivas y consecuencias

Dos de las más grandes cadenas de librerías —Barnes & Noble y Borders— están en peligro de entrar en bancarrota; su situación genera preguntas sobre si un número significativo de librerías sobrevivirán y, de no hacerlo, cuáles serían las consecuencias.

Hay dos amenazas claras en contra de las librerías, ambas relacionadas con internet. La más reciente es el e-book, en el cual los contenidos de un libro son transmitidos desde la red hacia un artefacto que permite la lectura de material electrónico y que se encuentra en posesión del comprador del libro. No hay librería alguna involucrada. La otra, un poco más vieja, es la venta —no el envío— de un libro a través de la red. Amazon es el principal vendedor dentro de este mercado. Ninguna librería se involucra en este proceso de venta, a menos que Amazon no tenga el libro en su inventario. En ese caso, el consumidor es referido por Amazon a una librería que tenga el libro, que lo venda a través de la red y que se lo envíe al comprador; pero la compra se hace a través de Amazon. La mayoría de lo libros que ni Amazon ni el resto de las librerías electrónicas tienen en inventario se encuentran fuera de catálogo, y las librerías que los tienen tienden a ser pequeñas (aunque haya excepciones) debido a que el mercado para esos libros también es pequeño.

Una posible tercera amenaza es la disminución del apetito por los libros. No he podido encontrar buenas estadísticas sobre las ventas anuales de libros en Estados Unidos (y, de todas maneras, “libros” es una categoría extremadamente heterogénea de productos), pero al parecer la cantidad de entretenimiento y aprendizaje disponible en la red es tan grande que ha sustituido parcialmente a la lectura de libros. Al mismo tiempo, sin embargo, la demanda de libros debería verse estimulada por la caída en costos cuando los libros son comprados en línea, sin el intermediario —la librería—, pero éste es un punto al cual volveré en breve.

Parece inevitable que las ventas de libros en librerías tradicionales bajen vertiginosamente. Los libros comprados a través de librerías son más costosos no sólo en precios (para cubrir los costos de la librería), sino también en términos de tiempo para el consumidor: el tiempo requerido para ir y volver de la librería, encontrar el libro que se quiere comprar y completar la compra (que toma más tiempo que en una compra por internet). La única ventaja a favor de las librerías es la oportunidad de ojear los libros y de que el cliente pueda ver y manipular el libro antes de comprarlo. Pero estas ventajas también son revertidas hasta cierto punto (o, según algunos clientes, completamente) por el uso de la inteligencia artificial por parte de los vendedores en línea para recomendar libros a sus clientes, por un inventario mucho mayor como en el caso de Amazon (lo que facilita la búsqueda), por las reseñas escritas por otros lectores y por la habilidad de los vendedores para permitir a los clientes ver dentro de los libros como si los estuvieran ojeando en una librería.

Es cierto que el programa de Amazon para recomendar libros es primitivo y no es un sustituto respecto a ver libros en una librería con amplio inventario, pero va a mejorar: uno puede prever el día en el que los clientes (y Amazon) llenarán información sobre su edad, sexo, nivel educativo, ocupación y gustos, datos que Amazon utilizará para crear una lista inicial de recomendaciones, que luego se refinará a medida que se procesen los pedidos y el consumidor provea más información a medida que sus gustos e intereses vayan cambiando.

Actualmente, menos de 30% de todos los libros son comprados en línea (sea el libro en fìsico o el e-book), pero he visto estimados que establecen que esta cifra aumentará hasta 75% en los próximos años. Muy pocas librerías tendrán suficientes clientes para sobrevivir si las ventas caen del 70% al 25% del total, excepto las librerías especializadas en libros fuera de catálogo, cuyos consumidores también estarán mayormente en línea. Por otro lado, con el tiempo y con más y más publicaciones electrónicas, habrá cada vez menos libros “fuera de catálogo”.

La sustitución de las librerías por los medios en línea para la distribución de libros generará un ahorro social significativo y, como he dicho, aumentará la demanda al reducir los precios de venta. Hay preocupación respecto al efecto adverso sobre los editores y autores, pero eso parece poco probable. Un vendedor intenta minimizar sus costos de distribución tanto como intenta minimizar el resto de sus costos; el editor es el vendedor de última instancia y la librería es parte de la cadena de distribución. Pero hay una importante y potencialmente relevadora excepción, y es que el distribuidor ofrece servicios en los puntos de venta que aumentan la demanda por el producto. Ésta es la lógica para mantener un precio de reventa: los productores ponen un mínimo al precio de venta en tiendas, deliberadamente aumentando los márgenes de ganancia del vendedor, pero con la esperanza de inducirlos a una competencia distinta a la del precio para que aumente la demanda de bienes. El personal dentro de las librerías, con sus decisiones respecto a la manera en que se exhibirán los libros y haciendo sugerencias a los clientes, puede aumentar la demanda de libros en principio. Pero estos servicios no pueden garantizar la supervivencia de muchas librerías porque, a menos de que los servicios sean valorados más de lo que parece realista esperar, habrá muy pocos clientes como para cubrir los costos fijos de las librerías a precios aceptables.

La pregunta entonces es si la pérdida de servicios en los puntos de venta perjudicará a los editores (y, por ende, a los autores, cuya prosperidad se encuentra muy relacionada con la de los editores) más de lo que puede mejorar con la disminución de los costos de distribución. Esto también es dudoso. A medida que la tecnología siga mejorando, los vendedores en línea encontrarán maneras posibles de replicar y mejorar los servicios ofrecidos por las librerías. Las librerías disminuirán y quizás desaparecerán cuando la actual generación de personas más viejas, formada por personas habituadas a los libros impresos (así como a periódicos impresos), muera. A pesar de todo, esto puede representar un genuino avance económico, así como las tiendas por departamento y supermercados representaron progreso, a pesar de causar la caída de incontables tiendas más pequeñas.

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Pueden leer el texto de Gary Becker, Las librerías tradicionales están condenadas, pulsando aquí.

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Pueden leer el blog de Richard Posner y Gary Becker pulsando aquí.

Traducción: @jesusgorrin