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Israel Centeno responde…

Fausto Bañuelos: ¿Ha sentido usted el terror, y la entropía que viene luego, causados por una hoja en blanco? ¿Como lo ha superado?

El tema de la hoja en blanco te confieso, lo escucho desde antes de comenzar a escribir y siempre me preparé para confrontarlo. Creo que cuando uno se prepara demasiado los dioses se encargan de defraudar nuestras expectativas. Sin embargo, es todo un tema, algo que nombran muchos escritores relevantes, quizás por eso me haya prevenido tanto.

Puedo concluir y mis conclusiones no son verdades, son mis conclusiones que comparto contigo y los lectores de estos renglones, que a veces me parece uno de esos mitos que corren como una bola de nieve.Digo a veces uno de esos, porque como todo oficio artístico, vamos a ser menos pretenciosos, como todo oficio, los mitos son como fantasmas a la media noche. No he tenido problemas ante la hoja en blanco o ante la pantalla en blanco, pero revelo, soy remolón antes de comenzar un proyecto porque tengo muchas notas mentales y me hago muchas expectativas. Luego, pongo en práctica algo que aconsejo en los talleres: trato de arrojar en bruto, esto no significa escritura automática, como te dije, tengo mis notas y el proyecto, y a ellos me atengo, pero lo lanzo y luego escribo. Creo que gran parte de la escritura se hace editando. Tengo otro ejemplo. Es como sacar el mármol y luego usar el cincel, entonces aparece la novela o el cuento. Como nunca me he planteado escribir trinchera a trinchera, frase a frase, una vez que comienzo lo hago sin miedo, con mucha libertad. La ortopedia o la lucha frase a frase viene después.

Lo que siento al terminar un trabajo es un gran vacío, un estado opresivo, una necesidad de encontrar una historia que me sirva de pretexto para comenzar de nuevo.

Una cosa más: escribo cada día y borro cada día. Lo que queda, termina por ser algo.

Rafael Guerrero: Israel, mi pregunta es muy sencilla: ¿Tendrías alguna recomendación para una madre o padre que quiere estimular a su hijo de quince años a leer? Gracias por la oportunidad.

Y la respuesta es muy difícil, Rafael. Eso va a tener mucho que ver con el tono en que ande tu hijo. Porque los comienzos pueden ser sorprendentes y a veces absurdos. Pero si me tocase elaborar un plan, recomendaría por ejemplo, El Gato Negro, de Edgar Allan Poe, Un Regalo para Julia, de Francisco Massiani, sus primeros relatos en general, un cuento muy lúdico de Julio Cortázar, hay Cortázar para todo, va desde el registro cercano a lo naif hasta el intenso, pero Manuscrito hallado en un Bolsillo, o Carta a una señorita en París son buenos cuentos. Siempre tendría un Hesse bajo el brazo, no sé porqué a “los muchachos” siempre “nos” conmueve Hesse. Fíjate, sucede lo mismo que con Cortázar en lo del registro, pero hay uno particularmente intenso –Bajo Las Ruedas-. Me voy a atrever a recomendarle a Borges. No todo Borges, pero creo que un muchacho gozaría mucho con una lectura profana, Historia Universal de la Infamia y con sus cuentos de compadritos o épicos. Mi hija, de 17 años, acaba de leer El Conde de Montecristo y está muy motivada. Pero a mi otra hija, la motivó Cumbres Borrascosas de Emily Bronté. Yo aproveché el asunto para iniciarla con nuestra Ifigenia, con su lectura fuera de bachillerato, claro está.

No dejaría a los poetas fuera. Pondría de forma casual algunos poemas sueltos de un muy amplio registro. No todos comenzamos leyendo a Rilke, aunque terminamos en él. Los autores rusos, Gogol. Las novelas de aventuras, hay que quitarse de la cabeza el tema de Moby Dick para motivar porque muchos se quedarían en el tratado de ballenas aunque nadie podría predecir si este joven llega a la frase:”Call me Ishmael”.

Probablemente esté equivocadísimo. Hay dos o tres autores venezolanos contemporáneos con buenos textos para una iniciación: te hablo de Juan Carlos Méndez Guédez con El Libro de Esther, Federico Vegas con Prima Lejana, Cuartel de Invierno de Oscar Marcano, Los Platos del Diablo de Eduardo Liendo, Breviario galante de Roberto Echeto, Los Jardines de Salomón de Liliana Lara, Piedras Lunares de Fedosy Santaella, Intriga en el Carwash de Salvador Flejan, Un vampiro en Maracaibo de Norberto José Olivar, El Niño Malo cuenta hasta Diez y se Retira de Juan Carlos Chirinos, El otro infierno de Carlos Villarino… entre otros muchos del gran catálogo venezolano actual. Hay otros autores, que leerá luego indudablemente en una línea de tiempo caprichosa.

Gran Lemur: ¿Se considera Israel a sí mismo como un antihéroe?

Por favor, Gran, no me pongas al borde del ridículo. Eso de autoetiquetarse sólo lo hace cierta persona que no diré. Israel Centeno es (tres antipáticos puntos suspensivos … ) te voy a dar una: un parroquiano que todavía aceptaría participar en una guerra de ortigas en La Cocinera de San Agustín, aunque me digan que ahora están lanzando arpones con las ligas de las pantaletas de las hermanas Purica.

Luis Felipe Méndez: Como promotor cultural, ¿Cuáles son los objetivos a corto y mediano plazo para hacer funcionar el sector cultural con mayor agilidad y amplitud, así como crear una red de cultura entre los países de Latinoamerica?

Me pones en una posición difícil porque ésta es una respuesta política, Luis Felipe. Te puedo decir algunas cosas que pensaba, y que ahora las pienso con más claridad: a corto plazo, habría que resolver nuestro problema político. Esta es una opinión bastante personal y quizás algunos la consideren radical, pero a mi criterio es medular. No quiere decir que nos quedemos hasta el 2012 sin hacer nada, hay buenas iniciativas de resistencia en la calle y en la red. El modelo político y económico actual hace inviable poner a funcionar con agilidad y amplitud un proyecto cultural. Si me dijeras que allí están la distribuidora nacional, la editorial ésta, la agencia literaria, los premios yo te preguntaría si en realidad cumplen un propósito cultural. A mi me parece que es todo lo contrario. Es un deslave de cantidad, con un propósito excluyente y censor, pero sobre todo con esa antipática misión propagandística que parodia de mala manera aquellas expresiones del realismo socialista o del realismo fascista.

Ahora, si estuviésemos en democracia plena, que creo que no estamos, propondría ensamblar ese proyecto en una reforma general del Estado que apunte a la descentralización, a la independencia administrativa para ejecutar proyectos de los gobiernos, y si, propondría hacerlo rentable, no sólo en términos económicos sino en términos de promoción y difusión. Municipalizar la cultura, devolverla a las bibliotecas, a los museos, a los teatros y a las plazas y en correspondencia dialéctica, universalizarla. Recobrar los espacios para la pluralidad, museos, editoriales, fundaciones, y proyectos privados, naturalizarlos porque si algo ha pasado en estos años es que el ágora civil se ha convertido en un ágora militante y militar. Por eso te digo, resolver el corto plazo, y luego a contrastar ideas en un debate muy incluyente.

Susy Martinez Ducreaux: Ha escrito siempre en tiempos de crisis, ¿cómo influye los últimos aconteciminetos sociales y políticos en su escritura, aún cuando no la aluda directamente?

Susy, me voy a poner intenso. La vida es un susto. Un susto maravilloso. Quiero decir que desde que comenzamos a respirar hasta que morimos estamos cabalgando por diferentes e irregulares crisis. La niñez, la adolescencia, la madurez, para hablarte de crisis vitales, crisis de género, etc. Pero te refieres a la crisis política. Creo que la clave está en tratar de ver en conjunto, dar una mirada como si estuviésemos ante un cuadro impresionista y tratar de hilvanar con la mayor perspectiva posible las historias que vayamos entreviendo.

Mary Robleda: Profesor Israel, mis saludos cordiales. Recuerdo con mucho cariño sus clases de iniciación a la escritura, fue una clase muy ilustrativa, amena, pedagógica, reconozco que sentí que no escribía lo suficientemente bien con respecto a mis compañeros y luego me arrepentí de no haber continuado. Ojalá y continúe con su labor pedagógica y abriendo las ventanas para tanto talento escondido. ¿Sigue dando los cursos?

Mary me gustaría seguir, pero hay cosas que no dependen de uno. De cualquier manera, no me veo por el momento haciendo otra cosa aparte de escribir.

Marianela Constanza: ¿Cuál es tu palabra, verbo y/o expresión favorita en español? ¿Y en inglés? ¿Y en cuti?

Imagínate, el castellano y cualquier idioma, se expresan en palabras con muchas posibilidades cuando se contextualizan correctamente. Claro uno tiene palabras que hace suyaas, y eso tiene que ver con las épocas. Dividamos nuestra vida en eras, pudo existir una era para “oleaje”. Oleaje es un sustantivo, igual que “marea” también pudo haber una era “azul” como la de Chagall, e incluso una era roja, como la de Kandinski. Bolero, foso… pero vamos a ser un poco demagogos, “mujer” es una palabra clave. Ahora, fíjate cómo me extiendo, y esto quiere decir que no tengo respuesta, pues aparece “absenta”, “humedad”, “gárgolas”, “Notre Dame,” un verbo, “hacer”. Otro verbo, “cazar”, otro sustantivo, “perdición”, las palabras “agonía” “castillo”, “Amargo”, “Londres”. Ahora sí voy, en inglés me gusta una expresión que escuché en una vieja película: “Wind… come to me”. “Winter” y “Iron” “Soul”. En Cuti; cutico, cutiño cutime cutihe cutichas cutite cutiu, cutina cutivai cutina, Marianela.

Bruja, ésa es la palabra que me gusta.

Reyna Varela: ¿Cuál es su lugar favorito para escribir?

Escribo en mi cuarto, en un escritorio muy cerca de mi cama. Mi lugar favorito es un cuarto, con una cama, una hamaca y un escritorio.

Aurora Pinto: Hola, Israel, ante todo, saludos. Me voy con una pregunta directa, exactamente: ¿dónde escribes? ¿en tu laptop?, ¿alguna vez tomas notas a mano en medio del tráfico caraqueño? ¿en una moleskine? Me imagino que debes seguir una rutina, pero esta ciudad nuestra nos impone muchos desafíos a la disciplina… también me gustaría saber, más allá de lo anecdótico, cómo logras distribuir el tiempo y establecer una disciplina que da resultados.¿Te fijas metas diarias de páginas o caracteres?

Bueno, decir que tomo notas con mi letra, quienes tengan un libro firmado por mí, se darán cuenta, es ininteligible, incluso para mí mismo. Es decir mentiras. He tratado de llevar diarios, fracasé. He tratado de tener Moleskines, y las tengo llenas de jeroglíficos que pasado el tiempo, ya no descifro. Por lo general, tomo muchas notas mentales y uso la computadora. Esto quiere decir, escribo las ideas en un bloc de notas. Hay algo que puedo compartir: además del blog mío tengo un blog cerrado al público, en ambos escribo bosquejos, pero en el blog que está cerrado, voy desarrollando proyectos y sobre el mismo, edito. Suelen salir de allí capítulos o los primeros borradores de un cuento. Escribo diariamente, me activo siempre o me siento más lúcido después de las 6 de la tarde. Cuando estoy montado en un proyecto trabajo con horario, me impongo un mínimo de cuatro horas diarias y un número fijo de caracteres. En medio de este caos, orden interior. En mi cabeza, como te dije, vivo tomando notas mentales.

Miriam Mireles: Israel, ¿puedes ser antihéroe y no-antihéroe al mismo tiempo?

Gran Lemur abrió la botella y no de ron. Se escapó este genio. Uno es lo que es, Miriam. No me gusta pensarme heroico ni maldito. Soy altamente competitivo en mis cosas, sobre todo conmigo mismo, trato de no hacerlo con nadie más, desgasta mucho. En algún momento de mi vida tuve ansias por destacar en grupos, ahora me gusta más bien pasar desapercibido, he desarrollado cierta resistencia a lo gregario, pero eso no me hace un personaje oscuro, quiero pensar que soy un parroquiano, más bien tímido, amigo de quien me vende el periódico, de quien me sirve el café o de las personas con las que me cruzo mientras voy subiendo al cerro (Avila) o de nadie, y eso.

Judith Sequera: ¿Cómo saber cuál es nuestro mejor momento de escribir?

Antes creía que existía un mejor momento. Tengo otro parecer ahora, y es mío, no necesariamente es cierto, quizás exista un mejor momento. Una vez resuelto el dilema y asumido el oficio, o sea, decir “soy escritor”, el momento se construye con disciplina, como en todo trabajo. Hay días, horas, y puede suceder que un atardecer particular pudo haberle dado un tono a tu ánimo, y otros, planos, mediocres; pero uno igual se sienta a escribir porque si tienes un proyecto, un objetivo y metas, estás ante el momento, un momento que se irá desplazando con ellos.

Enrique Galeno: ¿Es escribir tu necesidad de compartir?

La escritura es expresión, la escritura artística debería expresar una estética. Claro, toda expresión busca ser descifrada por otros, incluso cuando gesticulas sucede eso. ¡Imagínate si tienes la pretensión de creer poseer una voz y una forma para contar historias! Esperas que alguien, aunque sólo sea una persona, o unas pocas personas o muchas, logren establecer empatía con ellas. No creo que seamos animales desinteresados.

José Alberto Medina Molero: Buenas tardes Israel. Mi pregunta tiene que ver con la novelística venezolana: después de “Doña Bárbara”, como suceso mayor, pareciera que nuestros escritores (ni siquiera en el llamado “Boom” de los 70) no han escrito una novela FUNDACIONAL, importante y de referencia a escala mundial (pese a que ha habido notables producciones como País Portátil, Falke, El Pasajero de Truman etc). ¿A qué factores obdedece esta especie de orfandad?. Reciba un gran saludo.

Este tema de lo fundacional hoy en día, con el cuento de la posmodernidad, o sea, del exceso de conciencia que mata a la crítica, a Dios, a la novedad, o a la literatura misma, creo que se diluye un poco. Trato de entender lo que dice, no es que sea difícil, pero me parece que parte usted del concepto (no voy a establecer juicios de valor al respecto) de posicionamiento en el mercado. Quiero verlo desde otra perspectiva: en Venezuela existe una tradición literaria que se remonta a don Andrés Bello, y cuidado, si hilamos fino, podríamos entroncarla con los cronistas de Indias. De hecho, en esta misma revista, Oscar Marcano acaba de hacer un viaje inverso desde la literatura universal hacia lo mejor de la tradición literaria del siglo XIX venezolano. Bello le dio unidad y norma al idioma, y además escribió unos ensayos, a mi parecer, realmente fundacionales. Y así, desde la épica algunas veces odiosa, escrita en el desorden de nuestras revueltas. Carlos Sandoval recoge una antología de autores venezolanos del siglo XIX, entre ellos podemos leer a Julio Calcaño, un cuentista fantástico autor de unos relatos que podrían atribuirse perfectamente a cualquier autor de cuentos fantásticos de la época y del mismo siglo XX. Igual ocurre con Eduardo Blanco. Nos sorprende encontrar sus cuentos fantásticos, “El 111, aventuras de una noche en la ópera”. Quizás por ello, a Juan Antonio Pérez Bonalde, otro autor del siglo XIX no le resultó difícil compenetrarse con “El Cuervo” de Edgar Allan Poe y hacer con ese poema, según los críticos, la mejor traducción que existe al español.

Ahora, en el siglo XX, es importante Doña Bárbara y toda la obra de Gallegos, pero por lo general pasamos de largo novelas como “Cubagua” o “La galera de Tiberio” de Enrique Bernardo Núñez en las que antes de que el escritor peruano, el maestro Mario Vargas Llosa escribiera La Casa Verde, revelaban una estructura similar, de superposición de planos temporales y espaciales que la preceden, para no entrar en detalles de fondo. Cuando Arturo Uslar Pietri va a París con sus Lanzas Coloradas, funda el término “Realismo Mágico”. Podemos decir con propiedad que tuvimos antes de que se empezara a hablar de posmodernidad, a un poeta y prosista muy leido ahora por los posmodernos, José Antonio Ramos Sucre. Y a mi criterio, si Andrés Eloy Blanco se hubiese ido con el partido comunista y no con Acción Democrática, Pablo Neruda hubiese quedado a su sombra y hoy en día contaríamos con un Nóbel.

En la antología que se ha ido construyendo a través de los años, con los cuentos ganadores del premio El Nacional, se puede verificar un abanico de propuestas interesantes e innovadoras. Por razones de espacio no voy a enumerar. Tenemos a Miguel Otero Silva con un portento “El Tirano Aguirre, príncipe de la libertad”, y a Denzil Romero con la trilogía de Miranda y una novela, (ponle si quieres el término pornográfica o erótica), realmente exquisita, “La esposa del doctor Thorne” desarrollando una estética barroca que no está en minusvalía con el barroco caribeño. Y de aquellos barros estos lodos, porque hoy la literatura venezolana puede presentarle al mundo un amplio catálogo de autores con estéticas e historias diversas. Ahora bien, no hemos tenido suerte en el mercado. Quizás eso tenga que ver en parte digo yo con esa incapacidad que hemos tenido de leernos con respeto a nosotros mismos. O quizás haya sido mala suerte, pero le aseguro a usted que en estos momentos, en diversas y prestigiosas universidades de todo el mundo, aparecen cada vez más tesis de grado y postgrado en donde no sorprende encontrarnos el estudio de los cuentos de muchos autores contemporáneos. Incluso el crítico norteamericano Robin Williams, en una visita que hizo a Monte Avila a mediados de los años 90, expresaba que había una veta rica y virgen por estudiar y leer en Venezuela. Digo todo esto sin ningún interés nacionalista, sino respondiendo a su pregunta.

Por cierto, hoy me enteré que Alberto Barrera Tizska está siendo considerado en una lista en un premio de Gallimard y así, como decía Carlos Sandoval en una conferencia reciente, algo debe estar sucediendo para que esto suceda. Sin embargo, todo lo dicho es una apreciación muy particular, que puede debatirse y variar, pienso que los tiempos de la literatura como los caminos de Dios, son inescrutables y por lo tanto, no podemos “ranquearlos”.

Julio Bolívar: Hola amigo; una pregunta sencilla: ¿qué piensas de la promoción de la libro y de los escritores (cuando digo escritores digo poetas, narradores, ensayistas) en Venezuela?

Amigo Bolívar, esto se entronca un poco con la respuesta anterior. Va a depender mucho de la capacidad que tengamos, autores y lectores, de reconocernos con amplitud y sin dogmas, llamémoslos prejuicios; luego, de que se desarrolle desde las editoriales privadas y las editoriales del Estado una política sustentable en el tiempo, de promoción y difusión de la literatura escrita en Venezuela. Lo que no se conoce no se aprecia. Y ha habido un poco de eso, mejor dicho, mucho desconocimiento por falta de exposición. Tenemos esa manía de los mineros, nómada y poco apegada a la tradición, incluso a veces siento que somos banales en algunas consideraciones que hacemos sobre la literatura universal. Hay que ponernos en el globo.

Placida Farías: Hola Israel, que visión tienes de la literatura actual, en cuanto a proyecciones de índole social, política, cultural, etnográfica. Crees que realmente las aportaciones de los nuevos escritores facilitan verdaderas tramas y soluciones a las situaciones narradas, ¿crees que hay innovación en la novelística actual?

Plácida, en las dos preguntas anteriores me detuve en ello. Esta consideración es muy particular: no escribimos ni mejor ni peor que otros, tampoco quien escribe literatura pretende darle grandes respuestas al mundo, para eso están los filósofos y algunos ensayistas y analistas. Quizás tengamos problemas de promoción, de reconocimiento existencial. Nosotros hemos contado y contamos con excelentes cuentistas modernos, algo que no sé por qué razón no se ha insertado en la tradición cuentística universal, creo que Venezuela es un país donde se han escrito excelentes cuentos que recogen un poco de lo que tú preguntas. Pero si partimos del concepto postmoderno de la imposibilidad de superar una novedad con otra como usualmente se proponía la modernidad, el tema del novum pudiera ser irrelevante. Sin embargo tengo la convicción de que la literatura venezolana tiene las herramientas, la inteligencia y la capacidad para mantener su nivel y proyectarlo, esto no tiene necesariamente por qué verse reflejado en el mercado, aunque tarde o temprano suceda, pero sí en la calidad de las obras.

Un poco para volver sobre dos preguntas anteriores voy a arriesgar una consideración: para entrar en el mercado debemos modernizar el Estado y esas ya son consideraciones políticas y económicas. Paradójicamente tenemos una literatura que supera en su contemporaneidad al país político y económico.

Sandra: Hola es buena la oportunidad para que nos digas por qué algunos libros de algunos escritores tan buenos como tu y Juan Carlos Méndez Guédez por citar solo dos son imposibles de encontrar por ej. en Barquiisimeto donde vivo…gracias!!

Gracias por las consideraciones, Sandra. El problema sigue siendo el mismo, falta de políticas, y de diseños económicos. Si cambian esas cosas al respecto, eso se reflejaría en una mejor distribución y presencia de todos los autores en la geografía nacional y fuera de ella. Pero como decía antes, con una estructura decimonónica, con conceptos de mercadeo premodernos incluso, es muy difícil que aparezca una maquinaria eficaz y contemporánea de difusión, distribución y venta de la literatura que vaya apareciendo.

Carolina Acosta-Alzuru: Hola Israel, Jean Cocteau decía que escribir es un acto de amor. ¿Tú lo ves igual que él?

Absolutamente. Yo iría a un término más profano, es un acto erótico. Si no estableces con el arte esa relación, es muy difícil que los duendes te hablen.

Admeche: Israel para ser escritor se tiene que haber estudiado literatura para ser valorado? Si no es así, qué me aconsejas a una persona como yo que se dedicó a otra carrera y se interesa por la escritura?

Literatura estudiamos todos en bachillerato y esas cosas. Luego algunos toman la carrera de Letras, pero la escuela de Letras no es una escuela de escritores. Allí se forman críticos, lingüistas, investigadores, profesores y escritores, como también se forman escritores en otras carreras. Es evidente que en ese ámbito el tema literario incentive a acercarse a la creación. Un escritor tiene que desarrollar un estilo y conocer su oficio. Muchos vienen de otras carreras o no vienen de ninguna. Conozco escritores que son médicos, abogados, psicólogos y esto y aquello. A mi criterio creo que debe tener una vasta cultura, debe procurársela, una relación muy estrecha, diría que íntima y vital con la lectura y la sensibilidad para reconocer su voz, y saber estructurar su flujo creativo, porque la creatividad es inherente a todo ser humano. Entonces, ¿cuándo nace el creador de ficción, de poesía? Cuando sabe estructurar sus expresiones dentro de esos códigos. Este camino lleva a reconocer una voz que le es propia: encontrará la forma en que va a escribir, y expresará una estética con ella. Se puede aprender de estructura, se puede ser erudito, e incluso encontrar algunas fórmulas exitosas, pero hay un camino que se transita solo, donde nadie te enseña y donde todo se aprende.

Aída Teresa: Hola Israel, leí tu novela Bajo Las hoja, a pesar de ver una continuidad con tus novelas anteriores, me acerco más a ella a través de Criaturas de la noche, una selección de cuentos tuyos y si no me equivoco está a medio camino de Bengala y La Casa del Dragón, forma e historia y ahora una voz narrativa que se desarrolla en el flujo de conciencia de varios personajes. En lo particular para mis estudios, me interesa ese desarrollo, y por eso te pregunto si tienes un diseño de conjunto. Por otra parte, si es cierto que hay una especie de esplendor en la narrativa Venezolana, muchos autores, a pesar de todo lo que se diga de la crisis, hay editoriales que apuestan por ellos y eso genera una cantidad respetable ¿se disputa esto con la calidad? Puedes recomendar novelas o cuentos venezolanos, sin incluirlos porque es políticamente correctos? Puedes nombrar a algunos autores y algunas novelas?

Son varias preguntas: Si sobrevives a tus dos primeros libros comenzará a aparecer eso que tú llamas “diseño de conjunto” y que yo preferiría denominar el desarrollo complejo de la obra. Pueden ser muy diversos los temas que toque un autor, pero hay un tema, hay una constante formal y una estética que se repetirán en proyección hasta el punto final del último libro que escriba ese autor. Es cierto lo que apuntas sobre Criaturas de la Noche, sin embargo, siento que esa indagación se enfatiza, -aunque ya había comenzado desde mi primer libro- a partir de Exilio en Bowery.

En cuanto a la segunda pregunta, hay esa sensación, y se evidencia en una producción generosa de obras y en generaciones de escritores que aparecen. No terminamos de calificar de joven a una generación, cuando ya otra la está envejeciendo. Eso es interesante y es muy bueno. Se percibe una vitalidad, un interés por expresarse a través de la literatura, pero esto no es nuevo. Fíjate, ahora quizás se sienta esa ebullición de la que estamos hablando y sin embargo se refleje con menos centimetraje en los diarios, en las revistas, en espacios especializados. De hecho, han desparecido muchos, no creo que aparte del Papel Literario de El Nacional, un esfuerzo encomiable que ha sostenido Nelson Rivera contra toda eventualidad, exista el espacio o los muchos espacios que se ocupen de la literatura sin responder a un grupo en particular, sino a la literatura misma, o que al menos, siendo muchos, expresen a la totalidad por contraste. Me explico, quizás antes de que percibiésemos con tanta claridad la presencia de nuestros creadores, se encontraban revistas, suplementos, espacios para la crítica, generosidad en los medios. Hubo una época en nuestro país en que todas las propuestas encontraban un lugar justo donde insertarse, otras veces el lugar los encontraba a ellos y primaba el criterio de la calidad. Tanto es así que aun quizás de manera errada, algunas personas quisieran hoy regresar a aquellos registros. En este momento nos encontramos con esfuerzos loables en las nuevas plataformas comunicacionales. La Internet y todo lo que tiene que ver con ella. Aunque soy optimista con todo esto, pareciese que la pantalla no da espacio aún para la mirada profunda y legitimadora del fenómeno, y eso le da a muchos la sensación de liviandad, desorden, caos, falta de método. En algún momento se terminarán de posicionar, como lo está haciendo Prodavinci, como desde hace mucho y de forma pionera lo hace Letralia o Ficción Breve, entre otras. Hay unos blogs personales interesantes, que ya son referencia y lugares de registro. Cada vez más el blog y la página web tienden o bien a unificarse o confundirse, pero como lo ves, o quizás lo vea yo así, es un trabajo importante, todavía en progreso.

Digamos que esta transición ha dado espacio para la ampulosidad y a veces para apreciaciones ligeras. Vamos al cierre de tu pregunta, estamos viviendo un buen momento, hay un abanico muy abierto de propuestas, sin embargo temo que se dispersen, que se pierdan, que no todos encuentren el registro que les es justo y apropiado. El tema de calidad vs cantidad es subjetivo y no daré una apreciación al respecto.

Douglas Gómez Barrueta: Comenzaste escribiendo poesía ¿Continúas haciéndolo? ¿Eres un lector de poesía? ¿Reniegas de alguno de tus primeros libros? ¿Lees autores contemporáneos? ¿Relees clásicos? ¿Existe una literatura de izquierda?

A. Sigo escribiendo poesía para consumo propio. Poesía que probablemente no muestre nunca o que a veces ponga en mi blog. No emprendo ningún trabajo narrativo sin antes haber hecho esta calistenia. Por lo tanto, esto me lleva a

B. Soy un lector de poesía, ahora más decantado. Me está sucediendo igual que con la narrativa, debe ser el almanaque. Me he quedado con unos cuantos autores, te nombro algunos, vuelvo siempre sobre dos románticos ingleses: William Wordswoth, William Blake, leo la tragedia shakesperiana como si leyese poesía, y para mi, por ejemplo, T.S.Elliot, sus cuartetos, y Tierra Baldía, es fundamental.

C. No reniego de ninguno de mis libros, hasta ahora no he tenido ese sentimiento.

D. Leo a autores contemporáneos, aunque últimamente tengo una necesidad de volver a mis primeras lecturas, esto quiere decir literatura del siglo XIX y de principios del siglo pasado. Ahora estoy empeñado en leer literatura de la entreguerra. Pero si, de vez en cuando, me anima reconocer en los autores contemporáneos los rollos de los autores en los que de manera tan conservadora ahora me empeño. La ansiedad por lo novedoso la dejé con el cigarrillo.

E. Siempre ha existido una muy mala literatura, aquella que se erige a si misma como deliberativa. No sé si a eso te refieres como literatura de izquierda, o si te refieres a la vanguardia, cosa que dejó de existir hace mucho tiempo. O si te refieres como literatura de izquierda al realismo social. En esto me atrinchero con Oscar Wilde: hay buena y mala literatura, no otra cosa.

Eva Méndez: Israel, me gustaría que me dijeras con toda la honestidad posible, cuáles son los 10 mejores libros de la literatura venezolana desde tu perspectiva personalísima como lector. No importa el género, puedes incluir novelas, poemarios, ensayos, libros de cuentos, etc. Muchas gracias.

Eva, te digo con toda la honestidad posible que no puedo satisfacer tu requerimiento, porque no veo a los libros –no lo tomes como una petulancia por favor- como algo que se pueda categorizar del uno al diez y luego cerrar las tablas. Hay literatura venezolana muy buena y desde mi punto de vista esos libros exceden el número de diez. Me es imposible utilizar el calificativo “mejor” porque la cosificaría, sería como decir “el mejor carro, la mejor licuadora” y además, ¿cuál sería el baremo? Cualquier respuesta que te dé, hablaría de mis gustos y no te voy a negar que a veces me gusta sembrar gustos, como a todo el mundo, pero creo que es inapropiado el espacio para hacerlo, ¿por qué? Porque las listas son excluyentes y casi siempre arbitrarias y para que no pareciese de tal manera, tendría que prologar a cada uno de mis “mejores,” sustentarlo, argumentarlo con largueza. Uno puede hablar de los diez libros más vendidos en una semana, en un año, pero fíjate, es muy tramposo esto del “mejor” libro. Yo hago este ejercicio; el algún momento creí que algún autor o algún libro eran insuperables. Pasado el tiempo, vinieron otros autores y otros libros que los desplazaron, no por malos ni por buenos, es un asunto de tono vital, como diría Salomón, hay un tiempo para este libro y un tiempo para este otro, van apareciendo los clásicos e incluso hay un tiempo en que los clásicos podrían también aburrir.

Ricardo Ruen: La era 2.0 ha supuesto u obligado a la reinvención de los escritores o quienes se dicen escritores. ¿Crees que el bombardeo cibernético y la libertad de abrir páginas y foros se presta al sectarismo dentro del medio literario? ¿Todos aquellos que pregonan la literatura venezolana, aprecian realmente la literatura venezolana o quizás buscan sólo 15 minutos de fama y algo de renombre?

En todo medio el sectarismo se deja ver. Existen las tribus, el renegado, el políticamente correcto, y el que no vale un queso. El término de los 15 minutos de fama casualmente aparece en tiempos en que ya Andy Warhol visualizaba a la pantalla como una molienda de famosos. En cuanto a los trepadores, eso viene en el empaque desde el pleistoceno. El asunto no estriba en la 2.0, en el papel o en el bar, aunque sí, yo prefiero fisgonear en algunos de estos foros en la 2.0 las cosas que se dicen en los bares. Pero otras veces preferiría confrontarlas en los bares porque allí el diciente, armado del valor que le dan los tragos, intriga nominalmente, aunque a veces vote lista y culpe a otros de los juicios que emite.

Ahora, en serio. La figura del genuino va de la mano de la del impostor. El impostor y el genuino son como el famoso tema del traidor y del héroe de Jorge Luis Borges. O como la figura del samán y el matapalo. Antes de lo que llamas “el bombardeo cibernético” existían los pasquines, las pintas en los baños públicos, o la crítica que se colaba anónima en una revista o periódico. Es un asunto, como lo hemos venido hablando antes, de formato. Ahora estamos un poco abotagados por Internet, nos estamos comiendo el cuento de lo novedoso, quizás para olvidar un poco o bastante que Dios ha muerto, que la novedad no es ilimitada, o que el exceso de conciencia bla, bla, bla, esto y lo otro y todo lo contrario. Saludos, amigo.

Reyna Varela: Para Sandra: “el último libro de Israel Centeno se encuentra en la librería del Sambil..en Barquisimeto. Voy a pedirle que me envié una dedicatoria por email!

Sí, con gusto, Reina. Puedo mandarte una dedicatoria por email, sin embargo, te cuento que tengo una relación bastante familiar con Barquisimeto y quién quita, quizás pueda estrecharte la mano y escribirte la dedicatoria sobre el papel.

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Foto portada: Laura Morales