Actualidad

Hombres, sudor y gozo

Breve paseo femenino e hiperlinkeado en un texto donde lo primordial NO es el fútbol

Por Eulimar Núñez Socorro | 13 de julio, 2010

“Llegaron 10 chicos con una camiseta roja
y un portero enamorado, que para los penaltis
como si la Virgen pretendiera robárselo a su
novia”
. Almudena Grandes

La afición de las mujeres por el fútbol —al menos durante el Mundial— ha crecido. Por eso ya no es raro verlas en los noticiarios deportivos haciendo comentarios inteligentes ni sentadas frente al televisor celebrando un gol, tan o más emocionadas que sus maridos. Un estudio reciente realizado por la Consultora Sport + MARKT, a través de 20.000 encuestas en 21 países, reveló que ya representamos 38% del total de los aficionados del mundo. Y aunque las razones para que esto haya ocurrido son diversas, existe una de innegable peso: el atractivo de los jugadores, el hecho de que la piel y el sudor sazonan los partidos de más de una.

Hay que agradecerle mucho a la tecnología HD. En los estadios de este Mundial había casi tantas cámaras como vuvuzelas. A través de ellas, tuvimos la suerte de detallar cada milímetro del campo y —lo más importante— de quienes corrían sobre él. Gracias a tantos aparatos fue posible estudiar proporciones y hacerlo casi tan bien como Da Vinci en El Hombre de Vitruvio: las medidas perfectas se ejemplificaron vistiendo distintos uniformes: palmas que equivalían a cuatro dedos, antebrazos del ancho de seis palmas… fue como si la belleza del cuerpo humano al fin hubiese dejado de ser sólo un dibujo.

La consecuencia de un gol

Hace una semana, cuando Uruguay jugaba contra Holanda, no me resistí a pensar en voz alta en Twitter. Lo hice: “Forlán rima con flan, volcán y champán”. De repente, el mensaje se multiplicó por obra y gracia del espíritu zángano. El mujerero se alborotó y buscó palabras para complementar la frase: Fondant —tibio y de chocolate, por supuesto— diván, galán y hasta Supermán.

En Sudáfrica 2010, Diego fue la vela que adornó la torta uruguaya, blanca y azul pastel. Uno de los principales exponentes del sex-appeal, término que la Real Academia Española define como el “atractivo físico y sexual” y que seguro influyó para que le dieran el Balón de Oro. Él, aunque no tiene facciones perfectas, agradó nuestra vista con su porte, sus movimientos, su cabello, su mirada… y sus goles, por supuesto. Porque después de que un jugador mete un gol —quienquiera que sea—, es natural que uno comience a analizarlo de cerca, a buscarle el rasgo especial, la sonrisa simpática, ese algo que uno sabe que tiene pero que aún no le ha podido descubrir. Tanto así que podría decirse que convertir un gol en un Mundial —sólo uno— tiene el poder de otorgarle al futbolista un instantáneo e inmenso poder de atracción.

Sin embargo, a veces el asunto se complica. Con David Villa, por ejemplo, fue muy fácil; con Carles Puyol, en cambio, el proceso fue un tanto más complejo. Existía la intención de buscar la simpatía escondida detrás del cabello ensortijado y mojado que “adornaba” su frente, pero no… no se veía nada (aunque parece que la Reina Sofía sí vio algo cuando entró a los vestidores sin avisarle). De todas formas, a fin de cuentas uno lo quiere… y después de ese gol de cabeza, mucho más.

Sudáfrica bajo la lupa

Basta mirar a Cristiano Ronaldo para sospechar que se trata de la personificación de Narciso. A veces parece que estuviese en otro lado, absorto, mirándose en un espejo, contemplando su belleza. Además, si a tanta prepotencia se le suman uñas de los pies pintadas de negro, no hay abdomen que valga. Su echonería, irónicamente, no la tiene el argentino Gonzalo Higuaín, el bueno de la historia. El hombre que quisiéramos llevar a la casa para presentarlo a la familia.

A los ojos celestes de Gabriel Heinze, en cambio, provoca verlos a solas, para recordar a Octavio Paz y cantarle: “Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima / silencio que habla / tempestades sin viento, mar sin olas…”. Para este recital, sería imprescindible que se coleara el español Jesús Navas y trajera a la fiesta su par de topacios.

Hablando de azules —pero en una onda menos cursi— hay que mencionar a los italianos, que siempre se han dado mucha bomba, pero esta vez resultaron ser muy poco chicle. Hay que pensar en Cannavaro, en particular, porque es ejemplo de que en el fútbol hay que jugar para conquistar. Si eso no ocurre, la actitud y el físico siempre se quedan cortos. Se limitan a imagen de interiores y cuñas pavosas que ahora sólo pueden verse en YouTube.

De Lionel Messi, la periodista Andreína Márquez dijo: “Es tan feíto que es lindo”, y eso pudiera aplicarse también a Andrés Iniesta, sobre todo después de convertir el gol decisivo en el partido final. De Kaká, en cambio, nos quedamos esperando más acción, más de esa masculinidad que le sobró al ganés Asamoah Gyan.

When I get older, I will be stronger…

Eso dice la letra del tema “Wavin’ Flag”, interpretado por el somalí-canadiense K’naan para este Mundial. Pero su significado sólo puede entenderse después de ver a David Beckham, de lo más vestido en el banquillo, bravísimo por el papel que hizo Inglaterra. Aunque la perfección de sus rasgos se ha tornado un tanto aburrida (si lo dudan, piensen en el picante que tiene la nariz de Forlán), poder contemplarlo es algo que siempre se agradece.

Con la ayuda de los directores de las transmisiones, también tuvimos la suerte de ver al lesionado Ballack, quien alborotó la nostalgia e hizo pensar en la falta que hacen los jugadores que solían alegrar nuestro paisaje y ya no están por culpa de la edad. El argentino Hernán Crespo es sólo otro de ellos.

El tiempo pasa y es una lástima que este Mundial se haya terminado. Para volver a estar felices, después de los partidos-banquetes, tendremos que esperar cuatro años. En el 2014, bien podría la FIFA tomarnos en cuenta de una vez por todas y exigir a los jugadores que intercambien sus camisas al terminar el juego e incluso prohibir que utilicen franelillas debajo. Escuchen, por favor, que no hacerlo es pecado.

Los campeones

Este párrafo bien podría haberse escrito antes del último juego. Es más: antes de que siquiera empezara el Mundial. La paleta de colores de la furia española fue la más nutrida: Fernando Torres, que de niño ya no tiene nada; Gerard Piqué, una agradable sorpresa a la vista; Sergio Ramos, al que podríamos pedirle que en lugar de cuidar la arquería, nos defendiera a nosotras (por cierto, de la cintica en la cabeza bien podría escribirse un tratado); Xabi Alonso y sus pecas; el más que atractivo Fernando Llorente, y varios etcéteras.

Para terminar, el más importante de todos: el héroe, el capitán, “el portero enamorado” —como lo llama Almudena Grandes— y esta escena: a Íker Casillas lo entrevista su novia Sara Carbonero. Aunque está muy emocionado, consigue hablar. Todo hasta que la mira a los ojos y no puede evitar quebrarse. Se ganó la copa, lo demás no le importa, así que va y le estampa un beso. Nosotras, que ya representamos el 38% de los aficionados del fútbol mundial, soltamos un unísono suspiro, diciéndonos: “¡Esto sí es una final!”.

***

Foto: AFP

Eulimar Núñez Socorro 

Comentarios (16)

Andreina Márquez
13 de julio, 2010

¡Grande, Euli! qué tristeza en el corazón tener que esperar 4 años. Lo bueno es que habrá carne fresca.

miriam osorio
13 de julio, 2010

Jajajajaajajjaaj y otra vez jajajajajajaj no me atrevo ni a comentar porque voy a reenviar este artîculo a amigos que me fastidiaron todo el domingo… Y sI Forlân es mi superman jajajajjaa

claudia delgado
13 de julio, 2010

Oleeee Euli!!! Qué bien! También estaban los adonis de Grecia… Seguirá aumentando ese 38%.

Samuel González
13 de julio, 2010

Eulimar:

Muy buen texto. Tiene una frescura tremenda y una delicadeza propia de ti. Lo del cambio de camisetas lo resalto porque nos pasa lo mismo que señalas cuando hay mundial femenino de fútbol: uno espera que las chicas al final del juego intercambien todo (sí, sé que es un exceso) pero ni siquiera las franelas… Y uno se queda como en un anticlímax del partido, porque ese, también, sería un tremendo final.

Te extrañamos por aquí, por El Nacional.

Diego Arroyo Gil
13 de julio, 2010

Esta es la frescura que les hace falta a las feministas. (Y a los periodistas que andan analizando el beso de Casillas y su novia según las teorías de Adorno y McLuhan).

Adriana Terán
13 de julio, 2010

Mmm, no conocía ese interés por el fútbol. Con este maravilloso texto, ¡lo celebro!!

Willy McKey
13 de julio, 2010

Ya verás, Eulimar, ya verás. Alguna vez el voleibol de playa femenino será un evento de masas. La gente se sabrá los nombres de las jugadoras. Las venezolanas le irán a Brasil y, sin saber por qué ni cómo, ganarán pentacampeonatos que inundarán Las Mercedes tanto o más que Mochima. Las españolas tendrán muchas eliminaciones, por culpa de arenas no mediterráneas. Italia hará de las suyas. Las alemanas no darán cuartel. Adidas y NIke se pelearán para comprar el trademark de Havaianas. La vinotinto sí llegará a semifinales y Choroní se convertirá en una cantera deportiva, generadora de divisas. Seremos una suerte de Holanda de otras redes. Entonces… entonces verás, querida Eulimar, a Albinson Linares o al mismísimo Rodrigo Blanco igualando tu nostalgia en estas páginas, luego de que una criolla bese apasionadamente al reportero de Sport Plus o de Meridiano TV.

Mientras tanto, sigan disfrutando ustedes de los abdómenes expuestos cada noventa minutos y algo, en intercambios de camisas que no echan de menos la cualidad anósmica de los telerreceptores.

Alfredo Meza
13 de julio, 2010

Muy buen texto, Eulimar. Celebro la inteligencia que se asoma a cada una de sus líneas.

Margaret López
14 de julio, 2010

¡Hasta que por fin alguien lo escribe! El fútbol es también un espectáculo para la exaltación del cuerpo masculino. Desde los bordes de la barbilla hasta las piernas perfectas, el recorrido es completo y esa es una razón más para que sea el mejor deporte del mundo. ¡Olé!

Iñaki Ayala
14 de julio, 2010

esto está que arde!! bien dicho, bien escrito

Débora Ilovaca Leiro
14 de julio, 2010

¡Pero por DIOX, qué grande este texto! GRAAAAAANDE. Hombres, sudor, gozo y… ahora tristeza. Porque todo ha acabado, porque ya no están en la pantalla para deleitarnos. Qué envidia le tengo a la Sara y qué bellos mis españolitos, sobre todo vestidos de azul. Y oye… yo, como la reina Sofía, sí que le veo MUCHO a Puyol… UFFFF. ¡Qué viva el fútbol y los futbolistas! ¡Y la Furia Roja! ¡Y Eulimar!

Eulimar Núñez Socorro
14 de julio, 2010

Mariabelén, una amiga, escribió en Facebook que se imagina el Mundial 2014 en 3D. Así que ¡crucemos los dedos desde ya! Me alegra mucho saber que el texto les ha gustado. Gracias a todos por leer y comentar.

Jesús Uzcátegui
14 de julio, 2010

¡Excelente!

Leopoldo Tablante
14 de julio, 2010

Gran texto. Felicitaciones.

Coromoto
14 de julio, 2010

Excelente, yo ando con un despecho futbolero, y pensar que faltan 4 años más. De acuerdo contigo con todos los que nombraste, tambien incluiría a Kevin Boateng, el jugador de Ghana. Que colirio!

mireya tabuas
16 de julio, 2010

Felicidades Euli, me encantó!!!! Humor, inteligencia, buena escritura. Me sentí identificada como parte de ese 38%: También tuve los ojos muy bien puestos en este mundial.

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