Artes

La pérdida de espacios para la música en Caracas

Aquiles Báez y la escena musical caraqueña

Por Aquiles Báez | 16 de junio, 2010

La ciudad de Caracas y el país en general tenía más espacios para la cultura. Existía otra escena en paralelo. Había una alternativa diferente que nos daba la oportunidad de ver algo distinto a lo instaurado por los medios de comunicación. Esta escena era generada institucionalmente por políticas culturales tanto privadas como públicas. Existían muchas fundaciones interesadas por la responsabilidad social a través de la cultura ¿Qué es lo que pasó en estos años para que se perdieran tantos espacios para la gente? Es muy sencillo, llegamos a una crisis en el bolsillo y el sector más frágil del espectro económico es la cultura.

Por otro lado hasta mediados de los noventa existía una ley que le daba un incentivo fiscal a las empresas privadas si invertían en cultura, pero lo cierto es que a inicios del gobierno de Caldera dicha ley fue eliminada. Es probable que se haya derogado por razones fiscales bien justificadas. Quizás por comodidad o por desidia tampoco se planteo un plan B que implique inversión cultural. Lo que si puede criticarse es que no se evaluó la consecuencia de su eliminación.

Es obvio que el sector privado se alejo de la inversión social a través de sus políticas culturales. Esos recursos se fueron desviando para otras actividades hasta que mermaron y luego desaparecieron. Solo nos queda una que otra fundación como recuerdo de lo que un día fue. Por otro lado existen otros mecanismos fiscales como las exenciones en la ley de impuesto sobre la renta, así como la ley de responsabilidad social empresarial. Habría que evaluar cómo a partir de estas leyes se puede apoyar al sector.

La dinámica social tiene que ser viable para el empresario, se tienen que generar beneficios fiscales para quien invierta en cultura, como un mecanismo de responsabilidad social. La otra opción es la visión filantrópica, que el empresario tenga el deseo de ayudar a este frágil sector de las manifestaciones culturales. A mi juicio, los espacios dedicados al arte tienen que ser funcionales.

Muchas empresas tienen desde auditorios bien dotados, hasta salas de conciertos donde no pasa nada y están vacías. Estamos en un punto muy contradictorio. Tenemos más músicos y gente queriendo hacer cosas que espacios culturales disponibles. Por eso es bien importante preguntarnos ¿Qué estamos haciendo como individuos por la educación y la formación cultural de las generaciones futuras? ¿Hacia dónde vamos si no creamos una plataforma cultural que nos conlleve a una evolución como sociedad? Se olvida que el desarrollo de un país está vinculado al incentivo cultural, por eso tenemos que hacer una apuesta por todas esas manifestaciones. No sé dónde se trancó el juego o más bien a qué dejamos de jugar.

Relación publico-música

Es evidente que hubo un cambio de mentalidad. Antes la gente salía a escuchar música y tomarse algo, ahora el público va a lugares donde se cae a gritos y escucha una musiquita de fondo. Para los que no me creen esto recuerdo que un día estaba matando un tigrito en un cóctel con mi amigo Cristóbal Soto. Sabíamos de antemano que nadie iba a prestar atención a la música que seríamos una especie de hilo musical totalmente impersonal.

Decidimos divertirnos un poco y tocar la misma pieza toda la noche en distintos ritmos y tonalidades para que no fuera tan, tan, tan obvio. Lo cierto es que estuvimos por lo menos tres horas con la misma melodía y todas sus variaciones. Al final la persona que nos contrató vino emocionado y nos dijo: ¡Qué maravilla la música!

También pasó que los dueños de los restaurantes y bares dejaron de creer en la música en vivo. Es obvio que hay razones económicas de peso. También es cierto, que apareció esta suerte de Superman musical, que lo resuelve todo y además canta. Ese es el pana del tecladito. Y la visión del empresario es: “Con este pana, la gente va bailar igualito y se cae a palos de la misma manera que con una orquesta de baile”.

El Tecladito, Organito o como lo quieran llamar

Todo tiene un principio y en los restaurantes de Caracas aparecieron las orquestas virtuales primero con un órgano y ahora con un teclado. Recuerdo que cuando empezó esta moda virtual, fui a buscar trabajo en un restaurante con un grupo de música latina que se llamaba “La Moña”. El dueño del local nos dijo que por qué tenía que pagarle a cinco músicos si todo podía resolverlo con un tecladista que además cantaba.

No podemos negar que la dinámica económica estimula el ahorro de costos. En todo caso no creo que la solución sea eliminar los teclados y la gente que se gana la vida tocando con estos objetos electrónicos. La labor es educar a los dueños de restaurantes y afines de lo que es la música a sabiendas de que siempre habrá alguien que tenga mal gusto (eso es humano). Nos conformamos con posiciones que son básicas y por comodidad –económica o conceptual– caemos en una actitud mediocre sin percatarnos que nunca la acción de una maquina podrá compararse a la energía que genera un artista, un ser humano.

Los Di-Yeis

En los setenta a partir del disco music, y los fenómenos de la radio y los massmedia aparecen los DJ`S. Van desde un tipo súper creativo que se convierte en un músico más, pinchando, mezclando, etc, hasta los panas que son los propios “chuniors”. Ahora como músico voy a defender la parte más gremial.

A muchos dueños de locales, les pareció más fashion y barato tener un DJ que tener una banda en vivo. También hay un aspecto sindical. En los noventa desapareció la “Asociación Musical”, que con todos los defectos que podía tener, protegía los intereses de los músicos, dado que existen desde ordenanzas municipales hasta leyes que velan por nosotros y, la verdad es que las desconocemos, por eso me incluyo.

Y ahora ¿Quién podrá defendernos?

¿Será que nos hacen falta espacios de recreación? Vamos a analizar el problema de la salida en una noche caraqueña. Las ciudades en general necesitan los espacios de recreación. La inseguridad ha afectado las salidas del caraqueño, sobre todo, las nocturnas. Pero hay gente que no ha dejado de salir por eso creo que hay que retomar la calle para el ciudadano. Muchas veces he estado en Las Mercedes o en el Centro San Ignacio y no se puede creer el movimiento de personas. La gente va a ciertos espacios donde se siente segura.

Vemos las salas de concierto estelares como Corpbanca, Trasnocho, Teatrex, el Aula Magna y generalmente están llenas a toda capacidad. Muchas veces somos totalmente absurdos. La gente asiste a los conciertos de artistas extranjeros pese a que las entradas cuestan cuatro o cinco veces el precio de otras partes del mundo. Para rematar están repletos conciertos en sitios impropios para cualquier espectador, sin una sillita como en La Rinconada o el estacionamiento del mismo Poliedro.

El año pasado en el concierto de Juan Luis Guerra en el Poliedro vendieron más entradas que la capacidad física del recinto. Eso generó un caos horrible y mucha de la gente que asistió con entradas compradas no pudo entrar ¿Qué es lo que nos lleva a pensar que cuando las cosas son costosas o incomodas son mejores? Creo que, o somos demasiado faramalleros o somos tan masoquistas, que nos gusta ir a un sitio en el que las entradas cuestan varias veces el salario mínimo, donde no nos podemos ni sentar, caminamos un kilómetro para llegar al lugar del evento y además, después de hacer cola a la intemperie por mas de hora y media, viene un tipo de seguridad que nos dice que ésta no es la cola y tenemos que devolvernos a hacer otra ¿Será que nos gusta el maltrato?, o peor aún ¿Será que nos acostumbramos?

¿Será que no conocemos lo que esta pasando musicalmente en la ciudad?

Hay otra realidad: la gente no conoce a sus artistas. Hay que crear más plataformas para que la gente sepa lo que está pasando. Desde intercambios en las escuelas, colegios, universidades hasta el apoyo más contundente de los medios de comunicación. Recuerdo la cátedra llamada “Seminario de la canción popular” del poeta Jesús Rosas Marcano y Cheo Fernández Freitas en la escuela de Comunicación Social de la UCV. En este espacio interactuaban creadores, músicos y letristas con los estudiantes. Apuesto a que todos los que pasaron por esa cátedra salieron con una visión diferente de la música. El intercambio que se generaba era fabuloso. Ese es otro espacio perdido, el de la comunicación directa entre el público y el artista.

Dada una supuesta ausencia de posibilidades, la gente deja el sueldo para ver a artistas importados, lo que es una manifestación del desconocimiento de la escena local. Como una reflexión controversial pienso que, si la gente estuviera orgullosa de lo que tiene buscaría menos cosas por fuera, es como cualquier mujer insatisfecha que busca pelea cuando no le satisface su marido o viceversa ¿Será entonces que vivimos en una constante montadera de cachos cultural? No está mal ser medio promiscuo culturalmente y que a uno le gusten distintas cosas, pero la esencia de mi planteamiento es que me preocupa la falta de conocimiento de lo que esta sucediendo culturalmente en nuestra ciudad. Los referentes pasan a ser otras cosas.

¿Cómo promover nuestra escena musical?

En Caracas son muy pocos los espacios para que los jóvenes artistas hagan su recorrido y se desarrollen. No se pueden alterar los procesos. Habrá que dirá que esto es problema de los artistas, pero también es resultado de la oferta y la demanda. Los problemas de las sociedades son los que afectan al colectivo.

Al tener menos espacios estamos coartando el desarrollo de nuestra cultura. Existen ideas excelentes al respecto como el Festival Nuevas Bandas conducido por Félix Allueva o la Siembra del Cuatro dirigida por Cheo Hurtado. Estos son espacios alternos necesarios que se han trabajado y ganado su sitial en la dinámica cultural del caraqueño. También hay que generar espacios más cotidianos. Las salas de conciertos así como los locales nocturnos podrían tener series para jóvenes artistas los días lunes en los que no pasa mucha acción. Las empresas podrían idearse más concursos, festivales e incentivos a la creación que estimulen a la actividad cultural.

Es necesario el intercambio entre el músico, la gente y la calle. Hay varios bares que son lugares de encuentro de la noche capitalina. Siento que hace falta un renglón intermedio en la escena caraqueña. Es fundamental crear sitios para elevar el nivel de calidad de la audiencia.

Mi idea sería la creación de un lugar en donde la gente vaya a “oír” música, diferente a una sala de concierto. Darle al público la posibilidad de que exista un lugar donde uno se pueda tomar una bebida espirituosa y que la música sea la protagonista. No los tragos o la gente pegando gritos, como sucede con los clubes de jazz o café concerts en otros lados del mundo. Este es un tipo de espacio que no existe en Caracas.

Hay esfuerzos increíbles como la Movida Acústica Urbana (MAU), que han abierto un boquete que de cierta forma había dejado de existir. Estos jóvenes creadores buscaron un lugar donde contar la música que ellos hacen ante el vacío de las oportunidades. Tampoco se pueden desmerecer los esfuerzos de los dueños de locales que están apostando por la música en vivo.

Tenemos en funcionamiento algunas salas de conciertos que son excelentes y que están colmadas de actividades. Pero me gustaría plantear también la creación de espacios alternos como una vez tuvimos. Lugares para que la gente vea un concierto a la hora de su almuerzo o después de su trabajo en vez de calarse una cola de dos horas. Hablo de las plazas, parques, instituciones hasta centros comerciales. Hablo de esos espacios.

Hay que ver realidades de otras ciudades con problemas similares como Sao Paulo, Ciudad de México, Bogota, hasta Tijuana y ver lo que han hecho en políticas públicas, además de cómo es el aporte del empresariado al sector. Para mejorar las condiciones, en muchas cosas tenemos que participar todos en ese esfuerzo. Creo en la acción y el esfuerzo del colectivo. Se que no es fácil, que la situación es muy compleja, pero si gente como la MAU ha podido abrirse un espacio con todas las condiciones adversas, quiere decir que entramos en el universo de las cosas posibles.

El gran arquitecto francés Le Corbusier en su Carta de Atenas en 1942 en plena II Guerra Mundial dijo: “El hombre, convertido en elemento constituyente de una sociedad que le sostiene, colabora directa o indirectamente en las mil empresas que aseguran su vida física y desarrollan su vida espiritual”. A eso me refiero.

Aquiles Báez 

Comentarios (11)

Adriana
17 de junio, 2010

Talvez mas que espacios físicos o urbanos donde ocurra el intercambio lo que hace falta es que los venezlanos hagamos un espacio mental para poder escucharnos los unos a los otros.

Vilma Rigoris-Perozo
17 de junio, 2010

Mi querido Aquiles, comparto tu reflexion y las propuestas que haces para tener esos espacios de disfrute de nuestro talento musical. Comparto un espacio de formacion y de gusto por el canto popular, se llama Mundo Sonoro, desde alli, hacemos honor a nuestra musica y siempre le dijo a mis compañeras “AMO A LOS AQUILES”, esto va con el Machado tambien jajaja: Me encantaria que pudieras acordar con Diana Lopez, Presidenta de la Fundacion Chacao, una serie de presentaciones en sitios publicos y salas de concierto, para poder disfrutar de tu genialidad, sensibilidad y amor por lo nuestro. Mil besos sonoros, te mando

Alejandro Reyes
17 de junio, 2010

Maestro, una vez mas sorprendido por sus reflexiones. Caracas en verdad tiene que recuperar espacios. Con respecto a lo que opina la señora Adriana, pienso que el maestro habla de la musica y de los espacios perdidos. Y si es verdad que tiene que plantearse un espacio para el dialogo y la comunicacion. Pero el tema de este articulo es sobre lo que hemos perdido en realcion a la musica. Me parecen muy interesantes las propuestas del maestro. Por favor siga escribiendo y llenandonos de ideas positivas.

maria ines
19 de junio, 2010

Querido Aquiles, en Salvador de Bahía, Brasil, la alcaldia de Peluriho les paga a los músicos para que toquen en espacios rodeados de restaurantes. Todos salen favorecidos, los músicos, los restaurantes y los que pasan y disfrutan de la música sin tener que consumir. Además de contar con la polícia turística que está pendiente de la seguridad de todos. Estos son eventos diarios o sea que todos los músicos tienen la oportunidad de tocar, la gente tiene la felicidad de contar con buena música en vivo a diario y el turista se siente privilegiado por poder disfrutar a gusto el punto de atracción mayor de Bahia, su música

Aquiles Baez
19 de junio, 2010

Bueno Mariah Inés, no solo en Bahía o en Brasil pasa eso, eso pasa en Cuba, en México, en algunos sitios de Europa, creo que hay que reinventarse. Una vez propuse una idea de hacer música en el metro,no encontré apoyo, además de recuperar espacios como las plazas y los parques. Creo que tenemos mucha tela que cortar. En Estados Unidos hay una modalidad muy interesante que tiene hasta un circuito bien grande llamado “House Concerts”, estos son para las personas de una comunidad que se ponen de acuerdo y se reúnen los vecinos en un patio o la casa de alguien traen sus propias sillas y se paga una entrada que va directamente a los músicos, es súper seguro porque es la gente de una comunidad, donde todos se conocen, imagínate que los vecinos de una calle del cafetal se pongan de acuerdo para hacer eso. Ahí también se benefician todos. Es demasiado importante el recuperar los espacios perdidos y ganar incluso nuevos espacios.

maria ines
19 de junio, 2010

Aquiles! Lo de una calle en el Cafetal suena buenísimo, esa no se me hubiera ocurrido pero es una idea muy buena que ademas hace que los vecinos se conozcan y socialicen. La voy a macerar, gracias Y bueno siempre está mi terracita a tu orden

Ignacio Urbina
20 de junio, 2010

Aquiles! Un buen tema para pensar: la reflexión sobre el propio espacio de trabajo. Estoy tratando de hacer un parelelo con mi área de trabajo y en el diseño ocurre exactamente lo mismo. Ahí entonces veo que todo lo que escribes es un mensaje directo a ustedes, a los propios músicos. Esos espacios hay que construirlos, rescatarlos e inventarlos. Y para eso hay que seguir haciendo música: de la mejor, la nueva, toda la música. Hay que comprometerse con la docencia: hay que enseñar a otros, a la gente. Y hay que promocionar y promover lo que uno hace. En esos tres espacios hay que dar la pelea.

Atilano
21 de junio, 2010

No Tan solo por el espacio es problema tambien se trata de censurar las presentaciones..condenando o satanizando a los creadores http://www.facebook.com/#!/documental.ese.eme?ref=ts

Clara arismendi
4 de julio, 2010

Buenisimo, los parques públicos son buena opción, existen muchos espacios que no se apeovechan, hay que educar a las personas.

Jaco
26 de julio, 2010

Ciertamente, la clave es reinventarse; pues en las necesidades es donde florecen las mejores ideas. Y por supuesto, hace falta un poco más de fidelidad de parte de nosotros los espectadores para que esa pasión por la música local, no solo florezca, sino que también perdure en tiempos adversos. Excelente reflexión Sr. Alquiles.

Anónimo.
20 de febrero, 2011

Ya que el maestro Aquiles tomo la iniciativa de hablar sobre los espacios perdidos para la música en Caracas(de lo cual opino que ese es un problema que afecta no solo a Caracas,sino al país completo), quiero aprovechar de difundir un nuevo problema que seguramente nos irá quitando mas espacios, por lo menos entre los restaurantes, porque desde hace 2 años aprobaron una ley que obliga a los dueños de restaurantes a pagar un impuesto por el talento vivo(supuestamente era parte de la estrategia para contrarrestar la reciente crisis eléctrica nacional) pero luego se supero aquel problema y aún así le siguieron cobrando ese impuesto a los restaurantes, haciendo que muchos restaurantes y tascas dejaran de presentar talento en vivo y dejar sin trabajo a muchos músicos, aquí en Barquisimeto nos vimos afectados muchos músicos por esto, pero lo peor de esto es que no tenemos prácticamente ningún doliente, porque nisiquiera entre los mismos músicos nos pudimos poner de acuerdo para denunciar o protestar, por apatía entre la mayoría(generada en que la mayoría vive de matar tigres). Yo soy uno de los tantos afectados, en ese año de la crisis eléctrica, prácticamente empezando el mes de enero me quedé sin trabajo, por el impuesto, de hecho, nisiquiera se tomaron la molestia de anunciarlo públicamente, y nadie se entero al principio y agarraron por sorpresa al dueño del restaurante donde toco,(no quiero mencionar el nombre por seguridad), una noche en que le tocaba el apagón a esa zona, y el tenía el negocio abierto,(claro el conjunto con el que toco iba a trabajar 2 horas después, al llegar la luz), pero dejamos los instrumentos listos, y llegaron unos militares dispuestos a sacarle plata al dueño del negocio, bajo el pretexto de que había talento en vivo a pesar de que nisiquiera estábamos tocando. Y le pusieron una gigantesca multa. Y después aparecieron mas problemas, que si el tenía que hablar con los consejos comunales, que si los papeles……aparte el impuesto era de 600 Bs.fuertes semanales……….. Por lo que decidió quitar el talento vivo en ese momento, y me cayó una gran depresión por eso.(Ya que lo único de lo que vivo es de tocar). Después como a las 3 semanas el jefe nos reengancho de nuevo, pero desde ese momento hasta el sol de hoy no hemos podido recibir un aumento de sueldo por este problema del impuesto, porque para aumentarnos debe también aumentar los licores y las comidas que vende. Y apenas en el restaurante se ha podido lograr solo mantener el mismo nivel de clientela. Y nuestro conjunto(tampoco quiero mencionar el nombre por seguridad) somos los poquitos que contamos con un restaurante dispuesto a pagar el impuesto del talento en vivo. Sería bueno que nos unieramos todos y denunciaramos esta irregularidad, porque de paso los alcaldes y gobernadores se desviven por montar ferias donde pagan millones y millones a artistas extranjeros, mientras que a los artistas locales no solo no nos apoyan, sino que de paso se atreven a ponernos trabas y trampas para que nunca podamos surgir, ejemplo este impuesto al talento vivo, del cual hago un llamado a todos los músicos que vivamos de esto, para que denunciemos este atropello, y si es posible, hacer algo, como recoger firmas, para que si es posible, exoneren de este impuesto a nuestros jefes, y así podamos vivir dignamente como lo merecemos.

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