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Política y simulación
El periodista y narrador colombiano Óscar Collazos plantea su análisis de la campaña presidencial en Colombia
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En nuestra vida política decir la verdad parece menos rentable que decir mentiras con apariencias de verdad. Si se habla a una multitud, hay que mostrarse convencido hasta de las mentiras. Según lo que se está viendo en esta campaña, la verdad y la sinceridad parecen políticamente más censurables que la impostura y la mentira.
Siempre he creído que Mockus comete el “error” político de pensar y dudar en público. Pero ese “error” político es su mejor defensa, no ante el “tribunal” que espera que se equivoque, sino ante los ciudadanos de bien que encuentran humano y hasta más sano incurrir en contradicciones que mostrarse seguro en las mentiras. La estrategia de atacarlo porque padece el mal de Parkinson es más bajeza si se la compara con la sinceridad de haber revelado la enfermedad.
Por eso, los seguidores de Mockus no se parecen a muchos de los seguidores de su oponente más poderoso. Este dice repudiar los métodos sucios de la propaganda que le hacen sus amigos, pero los “voluntarios” de su campaña se sirven de ella para desprestigiar al rival mejor situado en las encuestas. Hagan el ejercicio de calificar la catadura moral de la propaganda y verán por qué especímenes como J. J. Rendón aparecen como salvavidas cuando las encuestas empiezan a hundir la nave del oficialismo uribista.
Ni Pardo, ni Petro, ni Vargas Lleras; ni siquiera Noemí Sanín (a quien separo de un intrigante Andrés Felipe Arias al acecho) han acudido a estrategias de tergiversación y calumnias. Ninguno de ellos se ha servido del chantaje del miedo. Han aceptado las coincidencias o marcado las diferencias con sus adversarios. Ellos y Mockus tienen todo por ganar; el uribismo en cuerpo ajeno teme perderlo todo y por eso dicen que lo que ellos pierdan lo perdería también el país.
A la caza de dudas y contradicciones, han querido imponer la idea de que Mockus “admira” a Chávez, cuando solamente dijo que, por tratarse de un presidente elegido democráticamente, lo respetaba; que si se lo mandara la Constitución extraditaría a Uribe, solamente porque incurrió en el “error” de olvidar que esa decisión incumbe al Presidente de la República.
No quiero ni siquiera imaginar a un presidente de Colombia que no “respetara” a Chávez como mandatario democráticamente elegido, como se respetan en el orden mundial aquellos mandatarios que no comparten modelos ni métodos de gobierno. No quiero pensar que a la matonería se responda con matonería y a las leyes de la soberanía nacional con bombardeos al patio del vecino.
Cada vez que Mockus ha dudado en público sin encontrar en el instante las palabras que busca, ha cometido un “error”, que no le perdonan sus “enemigos”. Es muy feo decir “enemigos” en lugar de rivales políticos, pero no otra ha sido la actitud de los juanmanuelistas. En un país laico con libertad de cultos, hasta la creencia en Dios -por encima de la creencia en la legalidad- se ha convertido en tema de campaña que apunta con el índice hacia “el lituano” Mockus.
Un embustero que se muestre seguro puede a veces conseguir más simpatías que quien se muestra dubitativo. Su cinismo tiene en principio un efecto benéfico, igual o más grande que las mentiras que urde para combatir al enemigo.
No recuerdo una campaña por la Presidencia que haya exhibido lo más repugnante de la política. Y esto sucede porque venimos saliendo de ocho apasionados años de engaños, embustes y crímenes tapados por una falsa premisa: que a medida que se ganaba en seguridad, también se ganaba en moralidad pública, algo que millones de colombianos están a punto de desmentir.
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14 de mayo, 2010
Ojala tuvieramos en Venezuela a un Antanas Mockus, porque el gobierno y la oposicion son un antro de corruptos todos. Nadie contrata con ningun ente gubernamental sea este nacional, regional o local, sin dejar el 10% minimo de comision, a quien le consiguio el negocito, llamese este contrato de una obra, compras de materiales o creditos bancarios.Se dice que en algunos casos la comision es hasta el 20% de la obra a ejecutar, ¿quien le pone el cascabel al gato?
14 de mayo, 2010
El estilo taimado de mucha gente de “elite” bogotana y de otros sitios que he conocido, tuvo en Uribe un digno representante, una sierpe venenosa de gran habilidad y poco escrúpulo, vestida de cordero o ente sabio y prudente. Santos es algo menos disimulado, lo que sería frente a Chávez una especie de gallos, uno de pelea adiestrado y de pasos laterales hasta tratar de clavar su presa y otro directo agresivo, lleno de bravuconadas, que o mata o huye. Pero los sufrientes espectadores de esa hipotética pelea seremos los inocentes pueblos electores. mockus, por su parte se presenta como una especie de profesor, muy riguroso y aferrado a sus creencias, conocimientos y prejuicios y estilo de personalidad, cosa muy respetable en la docencia pero que no me atrevo a decir que será qsí en la política y en el manejo de la masa…al menos en venezuela no sería un best seller. Sería interesante ver como ese gallo se enfrenta y convence respetuosamente a nuestro gallo zambo o si éste lo arrincona a él…. Ya veremos y que la mas alta sabiduría ilumine a nuetros pueblos
14 de mayo, 2010
Confío plenamente en la inteligencia y la agudeza de Mockus. Ojalá los colombianos no se equivoquen como nos hemos ido equivocando en Venezuela. Porque si Uribe-Chávez era una amenaza de guerra, Santos-Chávez es casi una certeza. Siempre se ha dicho que Colombia es una escuela y Venezuela un cuartel. Se me ocurre que si el derrotado fuera Mockus, lamentablemente Colombia estaría aproximándose más a una de las cosas que más repudiamos los venezolanos de nosotros mismos. Confío en la sensatez de los colombianos.
Saludos, Óscar.
14 de mayo, 2010
Yo realmente apoyo , por efectiva, la gestión de Uribe, con las FARC, ha sido el único presidente en las últimas décadas que ha logrado reducirlas sustancialmente, otros actuaron con ellas con demasiada diplomacia y ya vieron lo que ocurrió, te tal forma que también apoyaria a Santos, si sigue la política de Uribe, este tipo de delincuentes no pueden ser tratados con manos de seda, igualmente, si Mockus baja la cabeza con respacto a Venezuela,en caso de resultar electo, juren , que se le montarán encima, aqui también es efectiva la polític Uribista, , Colombia no puede dejarse chantajear por Venezuela por el intercambio comercial entre ambos paises, en tales casos debería esforzarse en conseguir otros mercados.
17 de mayo, 2010
yo solo quisiera hacerle ver que en politica decidir emocionalmente trae terribles consecuencias, yo no dudo de la bondad y virtudes de Mockus, pero si veo poca elocuencia y consistencia en sus declaraciones y eso le condiciona mucho en este juego politico actual, donde se manejan tantos interes. Al contrario de Chavez, quien habla muchos mas, y tampoco tiene consistencia en sus planteamineto, igual recogen lo que dicen hoy y mañana lo rectifican y eso hay que tenerlo mucho cuidado. OJO CON LOS FENOMENOS POLITICOS
19 de mayo, 2010
Voy a dar la opinión personal de un reportero, nada que deba ser considerado como un análisis. Una vez entevisté a Mockus para El Nacional, luego de su segundo periodo como alcalde. Me pareció no un político sino un científico, con tantas cosas en la cabeza que le costaba sintetizar y traducir al lenguaje del público masivo. Creo que si fuera colombiano votaría por él, por mucho que respete unos cuantos logros de la “seguridad democrática” de Uribe. Y no creo que Santos conduzca a Colombia a una guerra ni que Mockus, como algunos insisten en decir, tenga nada, pero nada que ver con Chávez: su modo de pensar y de actuar no tiene nada en común con el antiintelectualismo militar y el resentimiento social.
19 de mayo, 2010
Al margen de lo que opinemos por estos lados, los colombianos sabrán a quién eligen entre Mockus y Santos (si las encuestas dicen la verdad. Cualquiera de los dos (independientemente de sus estilos e ideologías) no hará mayor diferencia en un sistema social y político probádamente demócrata. En Colombia las instituciones (no siempre los individuos), aun en medio de sus dos morbos ya históricos (la guerrilla y el narcotráfico) son suficientemente fuertes como para hacer prevalecer la constitucionalidad por sobre las tendencias personales. Dejémos que los colombianos resuelvan civilmente su dilema (Santos-Mockus) y preocupémosnos por cómo sobrevivir a la hecatombe social y política que es el totalitarismo chavista en Venezuela.