- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Política y medios en la era de la internet

Además hay miles de blogs, videos, caricaturas, fotos y textos emocionados sobre la actual campaña presidencial colombiana fluyendo por la red y todo tipo de herramientas que les permiten a los navegantes contagiar a otros su entusiasmo. Cada quien difunde lo que le venga en gana, desde información con buen respaldo en los hechos, y humor fino, hasta manipulación, juegos animados violentos e insultos de mal gusto.

Hace ocho años en Corea del Sur, entonces uno de los países con la mayor penetración de internet del mundo, el activismo en la red del grupo Rohsamo (gente que ama a Roh) y el nuevo medio digital Oh my news y sus reporteros ciudadanos fueron clave en el triunfo electoral del novato Roh Moo Hyun, visto por los jóvenes como un tipo antiestablecimiento. Y en Estados Unidos, millones en la red, desafiando el racismo consuetudinario, financiaron y ayudaron a elegir a Barack Obama.

Nunca había sido puesto a prueba, en todo el mundo y de manera tan radical, aquel postulado del filósofo inglés del siglo XVII, John Milton, que sirve de espina dorsal de la libertad de expresión en las democracias: que para que el individuo pueda usar su razón para distinguir entre el bien y el mal, debe tener un acceso ilimitado a las ideas de sus congéneres en un encuentro libre y abierto. La revolución de la internet hace esto posible literalmente por primera vez en la historia.

No estamos simplemente ante un medio de comunicación más, sino que cambió la forma como los seres humanos nos comunicamos. Si antes sólo aquellos con el capital y el poder para fundar medios podían llegar al mundo con sus mensajes, ahora cualquiera puede hacerse escuchar al otro lado del planeta de inmediato.

Por eso internet nos mueve el piso a políticos y periodistas. Los primeros triunfan si son capaces de convencer a los votantes de  que sus ideas son buenas y verdaderas y los segundos éramos indispensables para que ellos llegaran al público. Ya no. Ahora si alguien quiere saber lo último que dijo su candidato, lo recibe instantáneamente y en original en su Twitter o haciendo una simple búsqueda en Google.

Como lo dijeron Jean Francois Fogel y Bruno Patiño en su ya clásico libro sobre el tema, la información ya no está más jerarquizada y centralizada por nosotros; ya no tenemos audiencias pasivas, sino que debemos aprender a convivir con ellas, los dos desde el asfalto.

Eso nos implica devolver el oficio periodístico a su esencia, a la razón misma de por qué la democracia nos ha concedido el privilegio de informarla. Más que nunca nuestra supervivencia está en que podamos vigilar el poder con atención, buscar la información que los políticos no cuentan en sus páginas y explicar aquello que es difícil.

Algunos dirán, confiados, que aquí donde todo llega tarde, todavía falta mucho para esto, que el poder de dar y controlar la información seguirá en nuestras manos por muchos años. Pero el solo ejemplo de lo que estamos viendo en estos meses de campaña, y la conmoción que está causando la pasión de los internautas en indiferentes y desesperanzados, indican lo contrario.

******

Foto: luc legay