Artes

Té con el reverendo Gomes

Boris Muñoz y su encuentro con Peter Gomes: "El teólogo sabe tanto de asuntos humanos como divinos y está perfectamente consciente de la importancia del placer sexual para una vida plena."

Por Boris Muñoz | 22 de abril, 2010

Lo que se puede decir a primera vista del reverendo Peter Gomes es que es todo un personaje. Ese no es un dato de mucho valor en una comunidad prolífica en personajes como Harvard, por lo que habría que decir a qué especie de personajes pertenece. Gomes es el capellán de la universidad y lleva casi cuatro décadas, 39 años para ser precisos, impartiendo sermones en el Memorial Hall, la capilla principal. Además, es el Plumer Professor de Moralidad Crisitiana en la Escuela de la Divinidad, adonde van aquellos que quieren profundizar en los asuntos de la religión, la interpretación de las escrituras y los misterios del espíritu. Si esto no dice nada, quizás valga añadir otros datos de su hoja de vida: ha recibido 36 grados honorarios y es miembro de la Venerable Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, la orden de caballería más antigua de Gran Bretaña. Pero no es nada de esto lo que hace a Gomes un personaje, aunque ya sería bastante para entender que detrás de esos honores algo debe haber.

En realidad, lo que hace de Gomes un personaje es su singular visión de la vida y, por encima de eso, la virtuosa elocuencia al expresarla. El otro día, fui invitado a  tomar el té en su casa junto con un grupo de periodistas. Eran las cuatro de la tarde de una luminosa tarde de primavera aunque todavía un poco fría, cuando alguien del grupo tocó el timbre. Por un par de minutos nadie atendió. Solo después de insistir apareció el Reverendo Gomes, que parecía sacarse de encima la pereza de una siesta, y con una sonrisa nos dijo: “Bienvenidos a mi casa, pero están llegando una hora adelantados. No sé de dónde sacaron la idea de que debían estar aquí a las cuatro. En mi casa el té siempre se ha tomado a las cinco”.

Gomes es un hombre de piel chocolate intenso, rechoncho, con una panzota y lentes redondos de pasta. Hoy lleva una camisa cuyos puños con yuntas sobresalen del saco del más fino tweed. Sujeto por una leontina de oro al ojal de la solapa lleva un pañuelo blanco de hilo que a veces da la impresión de ser un babero, pero que en verdad es un símbolo de su envestidura. Su pantalón parece de casimir inglés y si no lo es, al menos está cortado a la medida por un sastre en pleno dominio de su arte.  Pero lo que más llama la atención son sus medias con rayas carmesí. En cualquier otra parte desentonarían por extravagantes, pero aquí son un símbolo corporativo, pues carmesí es el color de Harvard.

Del perchero cuelgan una gabardina y dos sombreros. Todo de la mejor confección. Mientras Gomes nos invita a husmear por su casa, dos eficientes muchachas se encierran en la cocina para poner todo a punto para la merienda.

Qué casa!, es lo primero que uno piensa. Está ubicada en un lugar estratégico: muy cerca del Harvard Yard, que es el epicentro de la universidad, y a un costado de la Escuela de la Divinidad, donde el ministro baptista ha impartido clases por 39 años. Por fuera es la casa más vistosa de Kirkland St., pues está pintada de un amarillo pollito que nadie dejará de ver. Y por dentro también lo debe ser: llena de colecciones de estilo y retratos decimonónicos.

Como casi cualquier lápida o bronce en el vecindario de la primera universidad fundada en Estados Unidos, la morada de Gomes también tiene una larga historia, aunque el reverendo solo hablará de la casa a su debido momento. Ahora pasea por el amplio recibo sobre gruesas alfombras y paredes tapizadas buscando la butaca de la esquina. Cuando se sienta recuerda las palabras de Walter Lippmann, apostol estadounidense, del mejor oficio del mundo: “El periodismo es el último refugio de los vagamente talentosos”.

Junto a las ventanas que dan a la calle, comienza a explicar las reglas y tradiciones por las que debe velar, en su carácter de máxima autoridad religiosa.

“Harvard tiene 39 capillas y acoge a todas las religiones bajo el sol. Desde baptistas hasta zoroastreanos, desde musulmanes hasta budistas”. Y añade, con un dejo flemático en su vozarrón: “Harvard es igualmente hostil a todas, pero también equitativamente tolerante”.

Muy seguramente nadie conoce Harvard y su historia mejor que él. No solo por haber pasado 40 años en sus entrañas y haber conocido de cerca a sus autoridades, sino porque Gomes es el creador de una materia llamada Historia de Harvard que es parte del currículo general. Para Gomes, al repasar la historia desde 1636, apenas 16 años después del desembarco de los peregrinos del Mayflower en lo que es hoy Plymouth, se observan curiosas interesecciones con la historia de Estados Unidos. No puede ser de otra manera, Harvard ha sido la cuna de su elite intelectual, incluyendo 8 presidentes y al menos 45 premios Nobel, y, por supuesto, uno de los núcleos más vibrantes de su poderío como nación. Sin embargo, no se limita a hablar de Harvard como un centro de influencia. Su visión invita a considerar a la universalidad como un lugar muy pequeño en el que se cruza gente de muchos países del mundo y en el que se pueden escuchar muchas lengas. Una aldea global o globalizada, en el más estricto sentido del lugar común.

El té tardará un rato más en estar listo, de modo que Gomes escurre el tema de la casa con un pase retórico. “Ustedes se preguntarán sobre esta casa. Pues bien. Esta casa es de Harvard”. La casa estaba en otro lugar. La trajeron acá sobre unas plataformas y aquí la volvieron a plantar. El color era algo estridente, es el color que usan en algunas casas de campo, un color que ni siquiera la nieve puede esconder”. Era quizás demasiado contrastante con las edificaciones de piedra y ladrillo del resto de la calle, pero él decidió que se quedara así. “La casa pertenece a la universidad”, repite, “pero todo lo que está adentro es mío”. Sus ojos se posan sobre los retratos aristocráticos que adornan muchas de las paredes, las porcelanas que yacen sobre las mesas de maderas nobles, los adornos exquisitos y la platería prodigada por todas partes. Su casa es un festín barroco, con cosas que se juntan sin que importe otra cosa que su calidad estética. “Todo lo he adquirido yo en subastas, remates y ventas de garage. Así que me lo llevaré a Plymouth cuando me vaya el próximo año”.

Con esto el predicador termina su soliloquio y abre paso a las preguntas. Aunque es un erudito, no trata de impresionar, cada frase de Gomes es elocuente, pero a la vez simple y justa, con un toque de ácido humor que lo aleja definitivamente de la imagen convencional de un sacerdote. Es conocida la anécdota de su polemica mudanza del partido Republicano, en el que militó toda su vida, al partido Demócrata, en 2006. Cuando el funcionario postal le preguntó si su madre sabía para qué estaba él allí, Gomes le replicó: “¿Sentiste la tierra temblar cuando venía yo entrando? Si la sentiste es que era mi mamá revolcándose en la tumba”.

Cuando ahora se le pregunta por el escándalo de pedofilia que sacude al vaticano hace una mueca de desagrado. “Eso está muy mal”, corta sin remilgos. Luego agrega que el vaticano debería haber condenado enérgicamente los abusos sexuales. El teólogo sabe tanto de asuntos humanos como divinos y está perfectamente consciente de la importancia del placer sexual para una vida plena. De hecho cuando una periodista le preguntó cómo hacía él para reconciliar su sexualidad con lo que dice la Biblia, respondió tranquilamente que la Biblia no condenaba la homosexualidad. Al menos él despejo las dudas sobre su sexualidad hace mucho tiempo declarándose homosexual, pero célibe. Aunque es una figura del establishment, no debe haber sido fácil dar ese paso cuando el lo hizo hace casi dos décadas.

En cuanto a la Biblia, si lo dijo con tal seguridad es porque Gomes es una de las mayores autoridades mundiales en las Sagradas Escrituras. Por eso sostiene que aunque es prácticamente imposible llevar una vida bíblica en nuestra época, es posible vivir de acuerdo con los principios de amor al prójimo contenidos en los evangelios. “La religión es un problema en el mundo moderno”, dijo hace unos meses en una entrevista. “La gente dice tener creencias religiosas profundas, pero esto causa que actúen de manera irracional y que muestren indiferencia hacia los otros. De manera que la religión debe ser tomada en serio para encontrar vías para moderar las pasiones que genera. Gomes es autor de The Scandalous Gospel of Jesus, un libro tan provocador como popular. De acuerdo con él, el duradero éxito del Nazareno se debió a que, en una época plagada de opresión y dificultades, predicaba una visión optimista del futuro.  En esa misma entrevista también dijo: “De acuerdo con Jesús, las mejores cosas están por venir. Y si creemos en eso y actuamos en consecuencia, esas cosas se pueden hacer realidad. Con su pregón, Jesús animaba a ser más valerosos de lo que ordinariamente seríamos. Hablaba de cosas que aun no habían pasado y, en consecuencia, eso le daba energía a sus seguidores. Hay un futuro por delante, decía. Y esa es una idea muy estimulante”.

El té está listo. Pero el té es lo de menos. Lo que todos quieren es que el reverendo Peter Gomes, oriundo de Plymouth y cuyas raíces están en Cabo Verde y Portugal, continue urdiendo historias con su muy poco común ingenio flemático, divertido y filosófico. Desde el fondo alguien pregunta qué cosa no debe perderse nadie que esté en Harvard por un año. Gomes se queda muy quieto, y al levantar la cabeza a contraluz, su cara redonda y su boca gruesa, recuerdan a Louis Armstrong. Por los cristales se escurre una luz tibia. Si se presta atención se verán los arbustos que comienzan a florecer después de pasar desnudos el invierno. “Nadie debe dejar de dar un paseo por el Mount Auborn Cemetery en primavera. He sentido una gran paz mientras camino por allí. Es un sitio antiguo, hermoso, donde se encuentran los extremos: el recuerdo de los muertos mientras se camina entre las lápidas y la fiesta del nacimiento de la vida retoñando en los árboles y las plantas. Para mí, es una agradable experiencia espiritual”.

El cuarto se ha inundado de silencio. Cada una de las personas se conecta a su modo con la imagen ofrecida. Su voz profunda propone que comience la ceremonia del té. Así concluye la improvisada conferencia de prensa. Levanta su cuerpo regordete de la butaca y se ofrece, en genio y figura, a guiarnos por su casa.

Boris Muñoz 

Comentarios (20)

Ricardo Robles
23 de abril, 2010

Defnitivamente un personaje. La descripción del encuentro hace que le provoque a uno estar allí.

José
23 de abril, 2010

Excelente nota. Bien escrita. Interesante personaje. El señor Gomes se equivoca cuando dice que la biblia no condena la homosexualidad. En muchos libros de la biblia se le prohibe directamente y se le considera una aberración. Lo curioso es que Gomes lo tiene que saber, de modo que miente abiertamente, o se miente a si mismo. Gracias por esta nota, Muñoz.

Katyana
23 de abril, 2010

Interesante la explicación de Gomes a la popularidad de Jesús: el optimismo de su visión en medio del desastre.

Mario
23 de abril, 2010

Excelente Boris, que bueno leerte. Interesante personaje, coincido. Me llama la atención que un personaje como Gomes haya reconocido su homosexualidad (y también su celibato).

Luisa
23 de abril, 2010

Creo que pudiera aportar a la reflexión, repasar lo que sale en el Catesismo de Juan Pablo II

2357: La homosexualidad designa la atracción sexual exclusiva o predominante hacia personas del mismo sexo, reviste formas muy variadas a través de los siglos y culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyado en la sagrada escritura, se los presenta como depravaciones graves. La tradición a declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. 2358: Un numero apreciado de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente radicadas, esa inclinación objetivamente desordenada constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, pasión y delicadeza. Se evitara respeto a ellos todo signo de discriminación injusta. Esas personas están llamadas a realizar la voluntad de dios en su vida, y si son cristianos, a unir al sacrificio de la cruz del señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición. 2359: Las personas homosexuales están llamadas a la castidad, mediante virtud y dominio de sí mismo, que eduquen la libertad interior y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental. Pueden y deben acercarse gradualmente a la perfección cristiana.

Luisa
23 de abril, 2010

También para repasar, aqui varias cartas del Nuevo Testamento

Carta de San Pablo Corintios. 6-10 No os engañéis, ni los lujuriosos, ni los idolatras ni los adúlteros ni los afeminados, ni los invertidos, ni los ladrones, ni los avaros ni los borrachos, ni los difamadores, ni los salteadores heredarán el reino de dios.

Otra carta de San Pablo Dios los abandonó a sus bajas pasiones y la inmoralidad. De forma que ellos mismos degradaron sus propios cuerpos. Cambiaron la verdad de dios por la mentira y adoraron y dieron culto a la criatura en lugar del creador, el cual es bendito por los siglos. Por eso dios los abandono a sus pasiones vergonzosas, pues por una parte sus mujeres cambiaron sus relaciones naturales de sexo por otras contra la naturaleza por otras. También los hombres dejando las relaciones naturales con la mujer se entregaron a la homosexualidad, cometiendo acciones vergonzosas, recibiendo en su propio cuerpo el castigo merecido por su extravío.

Carta de San Pablo. Timoteo 1-10 Algunos se han desviado. Y se han perdido en vanas palabrerías pretendiendo ser maestros de la ley, sin comprender lo que dicen ni lo que categóricamente afirman. Pues sabemos que la ley es buena y si se hace de ella un legítimo uso, consciente de que la ley no e para el justo sino para los malvados y los rebeldes, los criminales y los pecadores, los sacrílegos y los profanadores, los patricidas y matricidas, los asesinos, los lujuriosos, los homosexuales, traficantes de esclavos, mentirosos, los que juran en falso, en una sola palabra para todo el que se opone a la santa doctrina del glorioso evangelio que dios bendito nos ha confiado.

Al
23 de abril, 2010

Usar la antesala de la hora del té para reproducir una de esas improvisadas charlas donde lo divino y lo profano fluyen armónicamente es un placer de lectura. Gracias por ser “nuestro hombre en Harvard”, querido…

abrazo

José
23 de abril, 2010

Ese es el punto. Si se es consecuente con la doctrina cristiana hay que rechazar la homosexualidad. Lo cual, desde mi punto de vista, es una razón más para rechazar el cristianismo. Esta verdad esquina a personajes como Gomes, que quieren estar bien con dios y con (según la biblia) el diablo.

Peter
23 de abril, 2010

En la biblia lo único que es palabra de Dios son los cuatro evangelios, según la creencia cristiana. Lo demás son interpretaciones. Si no me equivoco, Jesús nunca habló ni mucho menos condenó a los homosexuales.

Irene Lucena
23 de abril, 2010

Creo (y con dolor en mi corazón porque soy católica por decisión y no por tradición) que la biblia es un compendio de muchos libros que relatan los puntos de vistas de hombres que vivieron esas épocas y que a la iglesia católica le convino publicar ya que existen muchos más que el mundo fuera del vaticano elitesco desconoce. No creo que la homosexualidad sea un pecado, al contrario, pecado es engañar, aparentar ser algo que no eres, reprimir tu personalidad, tus sentimientos… Me imagino que María Magdalena se arrepintió para que el Señor la dejara entrar “al cielo” pero como le pides a una persona que se arrepienta de ser lo que es o de reprimirlo? Supongo que ellos no tomaron la decisión de ser homosexuales, simplemente nacieron y concientizaron su gusto sexual… Ahora me pregunto, cómo la columna vertebral de nosotros los católicos pretende apuntar a esta gente cuando muchos de sus primeros representantes ante los creyentes son unos “pervertidos sexuales” de niños. Abusar sexualmente de niños si es un pecado, pero gozar plenamente de tu sexualidad con responsabilidad y sin pasar por encima de nadie no debería ser juzgado. Me gusto mucho tu historia, estoy segura que el Reverendo Gomes es mucho mejor evangelizador desde su palabra, obras y ejemplo de vida que el mismo Papa Benedicto XVI.

Jose Ovaldía
23 de abril, 2010

Peter se equivoca. Las menciones a la homosexualidad como pecado abundan en el nuevo testamento. Menciono las primeras dos que se me ocurren: Carta a los romanos 1:26:27 Carta a los corintios 6:9-10

Peter
23 de abril, 2010

José, la carta a los romanos y a los corintios, no es palabra de Dios, según la tradición católica, sino de sus apóstoles. Para demostrar que estoy equivocado tendrías que encontrar una condena de Jesús a la homosexualidad en las propias palabras de Jesús en los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan).

Jose Ovaldía
24 de abril, 2010

Peter, te equivocas de nuevo. La doctrina católica considera todo el nuevo testamento sagrado. No sólo eso, si eres católico entonces crees en el catecismo de Juan Pablo II, citado arriba, por tanto no admites la homosexualidad. Con todo respeto, homosexualidad y cristianismo son incompatibles. En realidad el cristianismo es incompatible con la racionalidad.

julio
24 de abril, 2010

al final de cuenta el articulo no dice nada,defiende el religioso su sexualidad como cualquier mortal,con sensaciones debajo de su piel.

Peter
24 de abril, 2010

José, no me he equivocado: Insisto, ¿Dónde están en los cuatro evangelios la condena de Jesús a la homosexualidad? O en la misas los Curas no dicen cuando se lee algún pasaje del evangelio: Palabra de Dios y todos debemos estar de pie para escuchar.

Estoy de acuerdo en algo contigo: el cristianismo es incompatible con la racionalidad. Por definición, toda fe es un acto irracional.

Por otra parte, lo citado por Luisa como el Catecismo de Juan Pablo acepta que los homosexuales pueden ser cristianos. En buena medida, lo que le pide es castidad. por cierto, lo mismo que se le exije a los heterosexuales hasta el matrimonio.

Jose Ovaldía
24 de abril, 2010

A ver, primero veamos lo que Jesús pensaba sobre la Torá: Juan 4: 46-47 Mateo 5: 17

Luego veamos, unos cuantos ejemplos, de lo que la Torá, aprobada por Jesús, dice sobre la homosexualidad. 1.Génesis 19:1-29 2. Levítico 18:22 3. Levítico 20:13 4. Deuteronomio 23:17-18 5. 1 Reyes 14:24 6. 1 Reyes 15:12 7. 1 Reyes 22:46 8. Jueces 19:22 9. 2 Reyes 23:7

Y otros tantos sobre lo que el nuevo testamento, que es la base de la doctrina cristiana, dice al respecto: 10. Romanos 1:24-27 11. 1 Corintios 6:9 12. 1 Timoteo 1:8-10 13. 2 Pedro 2:6 14. Judas 1:7 15. Éxodo 20:14

Y aquí tenemos un buen ejemplo de Mateo: 16. Mateo. 19:4

Entiendo que no quieras creer lo obvio porque no te gusta, pero la tradición judeo cristiana condena la homosexualidad.

A mi eso me parece una razón de peso para no creer en esa tradición.

El punto es que un cristiano consecuente tiene que negar la homosexualidad, le guste o no. Siempre existe la opción de dejar de ser cristiano.

En cuanto a la opción de Juan Pablo II, de aceptar homosexuales célibes, pues me parece una paradoja terrible. De hecho, me hace entender por qué durante su reinado se cometieron todos esos abusos que están saliendo ahora.

?Quién dijo aquello de que no había peor ciego que el que no quería ver?

alejandro teran
25 de abril, 2010

LA HOMOSEXUALIDAD MI QUERIDO AMIGO ES UN HECHO NO SOLO CONTRA NATURA SINO TOTALMENTE CONDENANO POR LA BILBIA. HOMBRE Y MUJER FUERON CREADOS. LA DESVIACION SEXUAL DE LAS PERSONAS NO PUEDEN SER TOMADA COMO ALGO NORMAL SINO COMO ANORMAL, NO ES ACORDE A LA NATURALEZA QUE DOS HOMBRES O MUJERES BUSQUEN PLACER SEXUAL, ESUNA RELACION ANTI NATURAL PARA NO DECIR ANTI CRISTIANA. ASI QUE LA BILIBIA SI CONDENA EXPRESAMENTE ESA CONDICION. lO QE PASA ES QUE LOS HOMOSEXUALES NOS QUIEREN HACER VER NORMAL LO QUE NO ES. RESPETO ESA CONDICION PERO NO LA COMPARTO, NO ES NORMAL DEBEMOS MANTENER LAS FAMILIAS POR ENCIMA DE TODO.

sandra
25 de abril, 2010

El reverendo Gomes es catòlico?,disculpen mi ignorancia…sino es asì que religiòn profesa?, solo por informaciòn, gracias

Julieta
1 de mayo, 2010

Me fascinan tus entrevistas, son riquísimas… Las transformas en un nuevo género…. ¿Boriano? Jejejeje me encantan

Roberto
21 de septiembre, 2011

Tantos curas gays que no salden del armario. El número de pedófilos en el Vaticano es mayor que en el resto del mundo.

Meterle a un niño una doctrina que no ha pedido es una mosntruosidad contra su genialidad natural. No dejar que un niño encuentre su propio camino es un acto aberrante, digno de psicópatas violadores de almas.

Un niño es un ser iluminado por naturaleza. Yo pregunto: “¿Cuando eras niño sabías tanto de religión o de biblias o de leyes o normas? ¿Y cuándo eras más feliz?” Esta pregunta lo derrumba todo. El ser humano perdió su originalidad y ahora no sonríe. No es importante si un homosexual o un heterosexual hace lo correcto o no. Lo importante es la alegría que teníamos cuando niños, y la perdimos entre religiones, normas, ideas, conceptos, etc.

Nuestra imaginación nos domina. En griego, la palabra IMAGINACIÓN se dice DIABOLOS. Es la imaginación el rollo. La buena nueva es que tiene cura, existe cura. Yo puedo ayudar a volver a sonreír desde el corazón, no desde la mente.

deizaguirre@hotmail.com

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