

Artes
‘Del amor y otros demonios’
Cuando la costarricense Hilda María Hidalgo acudía, hace seis años, a la Escuela Internacional de Cine y TV de La Habana, y tomaba un taller sobre cómo contar un cuento, dictado por Gabriel García Márquez, nunca imaginó que su primer largometraje, con guión y dirección suya, estaría basado en Del amor y otros demonios, según Hidalgo la más cinematográfica de las novelas del Nobel.
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— Le confieso que esa ha sido la única novela que he escrito usando la técnica cinematográfica —le dijo Gabo cuando ella le hizo ese comentario y le añadió que le extrañaba que aún no hubiera sido llevada al cine.
— ¿Y no le gustaría hacerla? —le preguntó él.
— ¡Pues claro! —exclamó Hilda.
— ¡Entonces hágala! —le dijo, y le aconsejó que la realizara como se hace una obra de arte, sin perder la libertad creativa.
Desde ese instante, Hidalgo buscó aliados para su proyecto y, un año después, en 2005, con su segunda versión del guión, sedujo a la reconocida productora mexicana Laura Imperiale, quien con Clara María Ochoa y Ana Piñeres, fundadoras de CMO Producciones, una de las más sólidas empresas colombianas de cinematografía, produjeron la película.
Tal vez lo más dispendioso fue encontrar a la protagonista del personaje de Sierva María, una niña de doce años a quien, durante la Inquisición, en Cartagena de Indias, la mordió un perro con mal de rabia, enfermedad que el obispo definió como posesión demoníaca, por lo cual le ordenó a Cayetano, su pupilo de 36 años, que la exorcizara. Entonces se enamoraron locamente.
La encargada del casting fue la realizadora Sylvia Amaya. Ella ubicó a 700 posibles protagonistas. Sin embargo, desde el principio, la que le gustó a Hilda fue una niña de once años que correteaba por casa de Sylvia. Era Eliza Triana Amaya, hija suya y del reconocido director de teatro y cine Jorge Alí Triana, quien jamás había hecho una película, pero llevaba sangre de cine por las venas.
— ¿Eliza? ¡Ni lo sueñe! —le dijo Sylvia a la directora.
Al final, se impuso la obsesión de Hilda por volver protagonista a la pequeña Eliza, quien a los trece años, en su primera película, realizó una actuación magistral que la lanzará lejos en el mundo del cine.
Del Amor y otros demonios se exhibe a partir de hoy. Es una linda película, hecha con fotografía y delicadeza extraordinarias, que bien vale la pena ver en estos días de Semana Santa durante los cuales, por fortuna, descansaremos del trabajo y la política.
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12 de abril, 2010
Pese a lo dicho por el propio Gabo, no estoy de acuerdo con que esa novela sea (al menos no potencialmente)la más cinematográfica de las suyas. Lo que sí digo es que es la que más me gusta de toda su obra, incluso más que Cien años de soledad. Esa novela es una pieza excepcional de la literatura hispanoamericana, y, a mi modo de ver, juega a ser una síntesis de la escritura garciamarquiana. Lo mejor de todo es, historia y trances aparte, la nítida representación, sólo con palabras y en un sabroso tono narrativo, de la tormentosa psicología de los personajes y de la atmósfera social y religiosa de ese momento y de esa cultura. Esperemos que la película esté a la altura de la novela (lo cual no siempre ocurre).
14 de junio, 2010
ESTA PELICULA FUE MUY BUENA LA ACTRIS SIERVA MARIA DE TODOS LOS ANGELES REFLEJA LUZ A ESTA PELICULA