Economía y negocios

Expropiaciones: un taxi, Marx y mi tía, por Angel Alayón

¿Cuáles son las consecuencias de la política de expropiaciones?

Por Angel Alayón | 25 de marzo, 2010

Política-ficción

La vida de los taxistas es una permanente lucha contra el tiempo. Mientras más rápido se desplacen, mayores posibilidades de obtener ingresos. En esos avatares, presionado por el mercado del fin de semana, Juancho Amador no se detuvo frente a la luz roja, por lo que un avispado y eficiente fiscal lo detuvo:

– Buenos días ciudadano, ¿está usted consciente de que acaba de cometer una infracción?

– Sí, lo siento… no vi la luz —dijo Juancho, confiando en que aceptar su culpa era la mejor estrategia.

– Bájese del vehículo.

– Seguro…

– Bueno, ciudadano, a partir de este momento, debo informarle que su vehículo queda expropiado.

– ¿Cómo? ¿Expropiado? ¿Por comerme una luz? ¿No debería ponerme una multa?

– No, señor. Ahora la manera de garantizar que usted no se comerá la luz nuevamente es expropiarle su vehículo, así que su automóvil pasará a ser propiedad del Estado. ¿Cuánto cuesta su vehículo?

– Como 40.000 bolívares… pero… es absurdo que me compren el vehículo por comerme una luz. Esto debe ser una broma ¿no?.

– No, ciudadano: el Estado pagará el precio de su vehículo y a partir de este momento, un empleado público conducirá el taxi. Es la nueva política.

La expropiación como sanción

Un grupo de importantes empresas venezolanas han pasado a ser propiedad del Estado mediante la figura de la expropiación bajo el actual período presidencial. Compañías eléctricas, telefónicas, cementeras, siderúrgicas, agropecuarias, petroleras, productoras de alimentos y de papel están ahora bajo la propiedad del Estado venezolano y, según declaraciones públicas, este proceso de transferencia de propiedad no ha finalizado. El discurso oficial que se ha utilizado para justificar las estatizaciones ha sido que las empresas incumplían diversas normas, regulaciones y leyes. De algunas se ha dicho que fijaban precios más altos que los debidos (especulación, usura o afines) y de otras que exportaban su producción, desabasteciendo el mercado interno. También se ha escuchado que alguna de estas empresas expropiadas no trataba adecuadamente a sus trabajadores.

Nadie puede saber si alguna de las empresas expropiadas incurrió en violaciones a la ley: a ninguna se les ha realizado un juicio que permita afirmar que alguna de las acusaciones tiene sustento en la realidad. Pero, en todo caso, ¿Es expropiar la forma más eficiente de corregir las violaciones de la ley? ¿Por qué no se aplicaron las sanciones previstas en las leyes? ¿Por qué preferir la expropiación, un proceso costoso, para sancionar a las empresas? Todas las supuestas violaciones de las leyes que han servido para justificar la expropiación pudieron ser corregidas y sancionadas mediante la simple aplicación de la ley.

El problema no se detiene en el uso de la expropiación como sanción. Utilizando nuestro ejemplo de política-ficción: ¿Alguien cree que el servicio de taxi mejorará si los taxis pasan a ser propiedad del Estado y los conductores empleados públicos?

Lo público no es lo Estatal: Lenin leyendo mal a Marx

La confusión entre lo público y lo estatal estuvo en el centro de la caída de la Unión Soviética. Lenin y sus seguidores implementaron una agresiva política de expropiaciones, apoyándose en la piedra angular del pensamiento marxista: la explotación capitalista es posible por la existencia de la propiedad privada de los medios de producción. La interpretación del líder bolchevique fue directa: para acabar con la explotación, había que abolir la propiedad privada de los medios de producción y sustituirla por la estatal. ¿Suplantar la propiedad privada por la propiedad estatal?

Ante la debacle soviética, John Roemer —afamado neomarxista y profesor de la Universidad de Yale, autor de Un futuro para el socialismo (1995), entre otros títulos que intentan rescatar el pensamiento marxista (incluido el socialismo)— alega que Marx nunca propuso que la propiedad privada de los medios de producción debía ser sustituida por la propiedad estatal. En la interpretación de Roemer, los medios de producción deben estar directamente en manos de los ciudadanos (propiedad pública) en forma de acciones y no en manos del Estado (propiedad estatal): el Estado no es el pueblo y, en consecuencia, lo público no es lo estatal. Roemer sostiene que Lenin leyó mal a Marx y por esa interpretación errónea los soviéticos pagaron las consecuencias de una economía cuyos medios de producción fueron monopolizados por el Estado.

“Vanidad, mi pecado favorito…”, dice el diablo desde el infierno

Los soviéticos se ufanaban de haber colocado en manos del Estado más del 99% de los medios de producción luego de la revolución bolchevique. Había orgullo entre los líderes, un orgullo que no tomó en consideración los demonios que estaban por desatarse. El Estado soviético se había inoculado su propio veneno: la agricultura, la industria y el comercio estaba bajo control absoluto del Estado.

Los planificadores centrales soviéticos utilizaban complejos modelos matemáticos para determinar qué producir, cuánto producir, cómo y dónde distribuirlo. Los planes funcionaban maravillosamente en las oficinas de la fría Moscú: en el papel y en el pizarrón, todos los problemas de producción y consumo se resolvían. La Unión Soviética se preparaba para ser el verdadero poder económico mundial. Pero los detallados planes se enfrentaron contra una barrera imbatible: los burócratas que manejaban las empresas estatales contraponían sus intereses a las bondades del plan y, en los casos que se acogían al plan, los resultados no eran los esperados en Moscú. Si los soviéticos produjeron al “hombre nuevo”, no lo pusieron al frente de las empresas estatales.

Un sistema de producción y comercialización estatizado y sujeto a la planificación centralizada produjo en la Unión Soviética la aparición del fenómeno de la escasez, que el economista húngaro János Kornai definió como la característica principal de los sistemas económicos socialistas. En las sociedades socialistas del siglo XX las cantidades de bienes y servicios disponibles fueron permanentemente insuficientes para satisfacer las cantidades que demandaba la población. Paradójicamente, en la utopía de la igualdad, no había productos y servicios básicos para todos. Para muchos analistas, la abolición de la propiedad privada en la Unión Soviética sólo sirvió para controlar políticamente a la sociedad, a costa de la utopía.

¿Por qué a mi tía le deben importar las expropiaciones?

Se estima que el Estado venezolano ha gastado —o “comprometido”— veinte mil millones de dólares en expropiaciones. Al día siguiente de cada una de esas expropiaciones, el país no era más rico ni tenía más recursos, y las empresas expropiadas seguían produciendo exactamente los mismos bienes y servicios, pero los recursos del Estado se veían mermados en unos cuantos millones de dólares –el costo de comprar la empresa-. ¿Era la compra de estas empresas el mejor uso que se le podía dar a esos 20.000 millones de dólares? ¿Y la salud, la educación, la seguridad o la infraestructura? Que el Estado compre una empresa que está operando implica una simple transferencia de recursos del Estado a los antiguos propietarios, no una inversión. Invertir —en educación, salud o seguridad— es crear valor, crear riqueza: es apostar por la posibilidad de disminuir la pobreza.

Además, vale la pena preguntarse: ¿mantendrán las empresas, ahora bajo gerencia estatal, un nivel de eficiencia y productividad adecuado durante los próximos años? ¿No pasarán a depender del financiamiento ciudadano —es decir, del presupuesto público— para su funcionamiento? ¿No se politizarán? ¿No será que los problemas de las empresas estatales soviéticas no eran tanto por soviéticas sino por estatales? La discusión está abierta, pero los optimistas de la gerencia pública no encuentran muchos buenos ejemplos, ni cercanos ni lejanos, en la ya larga historia de empresas venezolanas bajo control estatal.

El arroz chino es privado

Las autoridades del Partido Comunista Chino han manifestado que el giro hacia el capitalismo que ha dado el gigante oriental durante los últimos treinta años forma parte de una correcta interpretación de Marx: el socialismo sólo es posible a partir de una sociedad industrializada. Los comunistas chinos advierten que no han abandonado su sueño, sólo que para que China pueda convertirse en esa sociedad industrializada, lista para dar el salto a la utopía socialista, tienen que pasar unos doscientos años de crecimiento económico similar al que han disfrutado durante los últimos 32 años (y gracias al que han logrado sacar de la pobreza a trescientos millones de personas). Los dirigentes comunistas chinos entienden que la única forma de erradicar la pobreza es creando riqueza, y que ésta sólo se produce de forma real y sostenible con el empuje de la inversión privada y el respeto a los derechos de propiedad. Mientras transcurren los doscientos años necesarios para la industrialización China que hará posible el socialismo –dirigentes del partido comunista chino dixit-, no está demás que aprendamos la lección –en temas económicos, no políticos-.

El juicio al final (del siglo XXI)

Dicen en las clases de Políticas Públicas que nunca debe evaluarse una política por sus intenciones, sino por sus consecuencias. En el siglo XX, una economía estatizada y la planificación centralizada condenaron a millones de seres humanos a sobrevivir en condiciones paupérrimas e incluso a la pérdida de sus vidas. Nada que tenga el apellido “siglo XXI” debe repetir los errores de un pasado no tan lejano: si vamos a hablar de socialismo, conviene recordar que lo público no es lo estatal y las divergentes historias de la Unión Soviética y la China comunista. Cómo dijo el reformador chino Deng Xiaoping: ¿Qué importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones?

Mientras tanto, me monto en un taxi privado a llevarle estas notas a mi tía.

Angel Alayón es economista. Puedes leer más textos de Angel en Prodavinci aquí y seguirlo en twitter en @angelalayon

Comentarios (19)

Arturo Almandoz
25 de marzo, 2010

Didáctico y ameno, Ángel. Bienvenido a la palestra y que se repita.

Moises P. Ramirez
26 de marzo, 2010

Angel, Muy clara tu reflexión. Sobre todo me gusta la referencia al enfoque pragmatista: “… nunca debe evaluarse una política por sus intenciones, sino por sus consecuencias”.

Los pragmatistas también han apuntado que las ideas son instrumentos útiles, no objetos de culto. Pero la idea de convertir el Socialismo en una especie de religión, le ha sido útil a gobernantes como los hermanos Castro de Cuba que quieren ejercer el poder de forma vitalicia e irrestricta. Son, paradójicamente, pragmáticos que se valen del fanatismo ideológico para lograr sus objetivos…

Por eso mirar las consecuencias de la aplicación de una idea, nos aclara mucho más su significado que cualquier concepto más o menos enciclopédico que la describa. Por éso, el Socialismo es su-misión…

Willy McKey
26 de marzo, 2010

El texto logra acercar un asunto complejo, gracias a un eficaz manejo del lenguaje. La metáfora, el ejemplo doméstico, el concepto teórico… todo se articula hasta presentar el tuétano del asunto. Agradecido, en nombre de los torpes a quienes nos cuesta la (meta)ficción de lo económico.

mahebo
26 de marzo, 2010

Muy interesante esta lecciòn de economìa polìtica,que acerca estos temas tan àlgidos y àridos para los neòfitos. Ojalà y màs economistas lo hicieran,asì màs gente se adentrarìa en estos temas.

miriam osorio
26 de marzo, 2010

Después de leer esto, pasé de nivel “no entiendo nada de nada sobre economía y política” como la digna tía del Sr Alayón a nivel “alguito” …. ¡qué complejijad de escenarios y de teorías!, pienso en quienes dirigen nuestro gabinete económico y nuestras políticas y el terror se apodera de mí,auxiliooooo

david viloria
26 de marzo, 2010

Buen artículo. En efecto, no es una inversión y además, ¿cuantos empleos nuevos se crearon con la compra de estas empresas?. Repuesta: ni uno solo.

Eduardo Mujica
26 de marzo, 2010

Excelente artículo, muy esclarecedor; particularmente pienso que nuestros socialistas criollos también tienen muy claros estos conceptos y sus consecuencias, solo que ellos persiguen un objetivo diferente, y éste es solo un medio para lograrlo, y es la perpetuidad en el gobierno, aunque esto se logre con la ruina del pais, similar a lo que ocurre en Cuba, Corea del Norte, Simbawe (antigua Rodesia), Myamar( antigua Birmania)etc.

Angel Alayón
29 de marzo, 2010

Muchas gracias por sus comentarios. Seguramente tendremos nuevas oportunidades para conversar sobre el tema. Saludos.

alexandre Buvat
29 de marzo, 2010

Grato artículo. Una pequeña correccición: al expropiarse empresas y fincas, no se mantuvo la producción, sino que disminuyo, no se gastó o “invirtio ” el monto expropiado, sino que se deifrieron pagos con menor valor real a traves de varios años, y se “aumento el empleo” al incorprar nuevs personas con “mentalidad socialista” para los nuevos modelos de gestión que parece no han sido hasta ahora realmente eficaces (aunque conceptualmente resultan interesantes)….Dentro de un poco tiempo, si seguimos como vamos, al Chavismo lo premiaran como el mejor amigo de los capitalistas, y de los imperios: Comprarán a largas cuotas y a precios de gallina flaca, las petroleras, sidergica, cementeras, fincas, etc

Boris Muñoz
4 de abril, 2010

Angel, estupendo texto. Aclara asuntos neurálgicos acerca de un tema complejo y peliagudo. Tu enfoque agrega mucho valor a una discusión en general bastante desordenada y viciada por la propaganda. En fin, da luz a un debate en el que ya hemos perdido mucho tiempo y energía.

GC
23 de abril, 2010

Bueno mi punto de vista sobre China es muy diferente… creo que allá hay un capitalismo brutal y salvaje disfrazado de comunismo, de esa forma mantienes engañadas a muchas personas y las protestas serán menos (sobre todo laborales, en fin: un paraiso Neo-Liberal).

Y el futuro de China creo que será muy similar al de Japón con los proximos 20 años de estancamiento… la China de hoy es el Japón de hace 30 años.

Ah por cierto!!! con respecto a los 200 años que deben pasar… quiere decir esto que los EE.UU. son los verdaderos socialistas del mundo??? increible, quien lo diria?

Saludos GC

Isa Grisanti (ucab)
25 de mayo, 2010

Hola!

Un tema importante es el de justicia social. Lastimosamente, con una cultura rentista que ha desarrollado nuestro país, el concepto se limita a una supuesta distribución equitativa de riqueza. Donde queda la igualdad de oportunidades si un derecho es arrebatado para concedérselo a otro? Y si el resultado es una disminución de la productividad lo cual puede generar inestabilidad social?

Gracias!

Alejandra
28 de agosto, 2010

Un artículo increíblemente bueno. Me encantó! Deberías sentarte a hablr con Juan Carlos Loyo (quizás es tu migo) y debatir al respecto ya que está en un cargo de esos “gerenciales” ahorita. Lo digo ya que ambos pertenecieron, de alguna forma, al grupo de estudiantes de MJ Cartea y quizás con tu magnífico verbo puedas contribuir el doble para sacar adelate este país. Te leo y te sigo… saludos!

Freddy Alayon
26 de octubre, 2010

Estimado Pariente: En la medida que nos demos cuenta que individualismo (capitalismo e imperialismo) y colectivismo (socialismo o comunismo) Son complementarios por cuanto el ser humano es tanto individual en cuanto que es colectivo y vicevesera, en fin complementarios pues no se puede excluir la condicion individual , el egosimo del hombre ni su colectivismo ambos son necesarios para que las sociedades el mundo evolucionen…El hombre o ser humano progreso muy poco mientras enfrentó solo, de manera individual, a los dinossaurios, mas cuando se organizo en tribus o en colectivos avanzó mas….El espacio es pequeño pudiera profundiarlo mas…pero Usted querido pariente y su auditorio estoy seguro comprenden mi planteamiento que no tiene nada de nuevo pero que no le han visto nada de util,desde que el mundo es mundo…nos gustan los extremos…..saludos a la familia

ATAMAICA MAGO
16 de noviembre, 2010

¡Qué buena entrega! Diría que la expropio, pero leyendo esta nota, no sería correcto ni pertinente al contexto. Es preferible “compartir” para que así otros lectores tengan la oportunidad de participar de esta nota que invita a la reflexión exhaustiva en torno a la situación actual de un Estado en completa decadencia y progreso retrógrado donde se pretende erradicar la pobreza haciéndonos cada día más pobres; donde se anula al otro (consorcios privados) para que las falencias y corrupciones del gobierno en materia política, económica y social sean menos evidentes y, por ende, pasen inadvertidas, aunque paradójicamente son más notorias sus consecuencias -que no las causas- al momento de evaluar la calidad de vida de los venezolanos; donde invertir es sinónimo caudillo, dilapidante, con una improvisada gestión administrativa en la que “expropiar”, es decir, proclamarme dueño de lo ajeno, lo maquillan como solución ¿de qué, por qué y para qué? pues no lo sé; es una cuestión que aún no logro descifrar precisamente porque no me convence la idea de que el problema es el capitalismo cuando derrochar y malversar fondos ha sido la praxis socialista de esta revolución metida en la máquina del tiempo atrás. Realmente lo público no es estadal, mucho menos cuando pretenden hablar “constitucionalmente” en nombre de un pueblo al que no representan con la intención de auto avalarse sus decisiones arbitrarias, tomadas de los pelos. Ningún país ha mejorado su estatus de vida social al transpasar las empresas privadas a manos del gobierno como tampoco viceversa. Pero en algo hay que estar claros: la atención y capacidad de respuesta para con el consumidor luego de que éste ha expuesto un reclamo, su derecho a expresarse libremente, a denunciar, a discernir, discrepar y exigir justicia, pues se considera, es tomada en cuenta, hay vías de soluciones factibles por los medios privados que en los públicos donde los problemas hacen metástasis, entran en caos condenándonos a una desahuceada rutina de espera en la que se le rinde pleitesía a los fantasmas o burócratas impuestos para “servir” al consumidor sin otra salida que resignarnos a sus incompetencias e incluso en la mayoría d elos casos forzándonos a comprenderla. Si el capitalismo es explotación, el socialismo viene siendo una estafa, la utopía maltrecha del siglo XXI. Y prefiero encarar una realidad a la que le puedo ver la cara y transformarla sin que obre manipulación distraída alguna, que una mentira quisquillosa la cual sale a luz cuando no hay remedio tratándome como una desubicada. De ese sistema tuerto nace la censura, el abuso, amedrantamiento, atropello. La política de expropiación es demente, anacrónica, autoritaria. Y si a taxis vamos, entonces por las calles veremos circular una pila de Gremlins que se multiplican gracias a las inoperancias de un gobierno que se cree verdugo, con voz, látigo y mando sobre, por encima de los derechos e intereses de sus ciudadanos. Seguimos pagando por un mal servicio de vida. la expropiación no ha resuleto absolutamente nada más que la de darnos cuenta que este gobierno tiene billete de sobra para comprar y no apostar en materia de salud, educación, empleo…satisfacciones que no son burguesas aunque así quieran pintarlas. Reitero lo dicho: muy buena entrega del señor Ángel Alayón; visionaria en todos los sentidos.Nunca es tarde para compartirla, sobre todo, porque es una nota que se actualiza diariamente con la realidad política del presente. Saludos.-

Alfredo Ascanio
14 de diciembre, 2010

Yo estoy seguro que Angel Alayón debe haber leído el libro de Ota Sik titulado “La Tercera Vía”.Ota fue un militante del Partido Comunista checoslovaco y fue Ministro de Economía durante el gobierno de Dubcek. Ota analiza en su libro el sistema comunista y pone en tela de juicio la propia aplicación de la teoría marxista-leninista. La tercera vía de Ota Sik se define como un “socialismo democrático y humano”, o sea le economía social de mercado, que les gustaba tanto a los Copeyanos.

Wilian Z.
28 de septiembre, 2011

La frase “los burócratas que manejaban las empresas estatales contraponían sus intereses a las bondades del plan” me inquieta: ¿plantea ud. que sin esa “barrera imbatible”, el comunismo funcionaría?.

Alfredo Ascanio
29 de septiembre, 2011

Alayón te acuerdas de aquella frase : ‘la economía estúpido “…ja,ja…

Rodolfo Renwick
8 de marzo, 2012

Estimado Prof. Alayón,

Su articulo es la mejor clase de economía que me ha podido dar durante este trimestre, su explicación es tan sencilla para el entendimiento, pero tan compleja en su contenido que en forma pragmática y lúdica logra explicar la riqueza de las naciones, los incentivos, lo público y lo estatal, el nunca evaluar una política por sus intenciones, sino por sus consecuencias (a lo que yo traduzco como la Verdad Manifiesta y la Verdad Oculta), el Marxismo mal interpretado, etc!!! Mi recomendación es que haga llegar éste ensayo a sus estudiantes el primer día de clase, así comprenderíamos fácilmente como funciona la economía y la política!!! Si esto es lo que me llevo de su clase, de verdad que la lección fue aprendida!!!! AMEN!!!!!!!

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