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Cómo entrarle a Marx

Guía breve para aproximarse a la obra de Marx

Por Armando Coll | 23 de marzo, 2010

Como cualquier escribidor de hoy en día, hacia 1857, Karl Marx escribía artículos para pagar las cuentas. Sí, el celebrado formulador del materialismo histórico también se daba a “matar tigres”, venezolanísima expresión originada probablemente en el sub mundo de los músicos nocturnos y que amplía su semántica a otros oficios como el de escribir, y que –aviso al lector foráneo—significa cumplir encargos esporádicos y apremiantes, fuera de toda regulación tarifaria o contrato.

Buena parte de los egresados de las facultades de humanidades del país, tarde o temprano, por muy académicos que sean, terminan por adentrarse en las estepas donde aguardan los “tigres”, generalmente famélicos y en vías de extinción. Los intelectuales, como nunca antes, son parte de esa acertada categoría marxista “el ejército industrial de reserva”. Y mientras esperan para entrar en acción pues gastan pólvora no en zamuros sino en los felinos de marras.

Vuelta a aquel pionero del “matatigrismo” contemporáneo, Karl Marx, que mientras hacía sonar levemente las pestañas entre los volúmenes del Museo Británico, aceptó un encargo de “ganapán” para usar el vocablo decimonónico, de parte de Charles Dana, editor del New York Daily Tribune, del que nuestro personaje era colaborador para escribir una entrada de su New American Cyclopaedia. ¿El ítem? nada menos que la vida y obra de Simón Bolívar.

Afanado como estaría por extirpar las entrañas de la economía capitalista entre los polvorientos lomos de la British Library, Marx imperdonablemente zanjó el encargo sin seguir las reglas de todo buen enciclopedista, no muy diferentes a las del periodista decoroso: consulta de fuentes diversas, constatación, cruce de información y, en la medida de lo posible, testimonios vivos.

El resultado: Marx tuvo la desfachatez de firmar un libelo prejuiciado y calamitosamente eurocentrista que muy mal parado dejaba al hijo dilecto de Caracas, aderezado el escrito con no pocos epítetos desdeñosos. Mal documentado, inconexo y despectivo, el texto resultó inadmisible para míster Dana, que decidió no publicarlo. Para empezar, el alemán asignaba a la entrada de su “artículo” antes que el segundo apellido, el tercero de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, éste reemplazado por Ponte. Marx detestaba al héroe suramericano en la lejanía del espacio y el tiempo, al punto de referirse a él en una carta a su amigo y colaborador Federico Engels como el “canalla más cobarde, brutal y miserable”.

Excúsese el anterior preámbulo para advertir que no es ese articulillo, inédito hasta que los comunistas lo desempolvaran en 1936, la mejor oferta para el inicio en la lectura de ese grafómano que fue Karl Marx.

Uno suele toparse en algunas bibliotecas domésticas con los tres tomos de El capital, la obra capital, valga la redundancia del historiador y filósofo. Pero es conseja, no difícil de creer, que pocos, muy pocos lo han leído completo.

Consúltese entonces a quienes sí han leído con moderada dedicación la obra del que alguna vez habitara en el actual Soho londinense, en el número 28 de la calle Dean, donde todavía algún peregrino se detiene ávido del genio desvanecido.

Aníbal Romero, destacado politólogo venezolano, irreductible liberal, es el menos prejuiciado a la hora de recomendar la lectura del “Marx más genuino”:

“En primer lugar hay que leer el Manifiesto Comunista, donde queda demostrada la fuerza del capitalismo y su capacidad transformadora… Allí leemos que: ‘Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación, la burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones, hasta a las más bárbaras’”.

Romero aconseja abordar también el prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política en donde al autor asienta: “El modo de producción de la vida material condiciona en términos generales el desarrollo social, político e intelectual de los grupos humanos. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino que es su ser social el que determina su conciencia”. Se expresa así el determinismo de Marx, muy discutible a criterio de Romero.

Ibsen Martínez, que para pergeñar su más reciente novela El señor Marx no está en casa (Norma, 2009), no se quedó conforme con el Marx de sus mocedades militantes por lo que hurgó no pocos documentos sobre la vida y obra del genio. Por ello reivindica sobre todo la faceta de historiador de El 18 brumario de Luis Bonaparte. De ahí se ha extraído la tan manoseada cita, exégesis de Hegel: “Todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces (…) una vez como tragedia y la otra como farsa”.

En el mismo texto, Marx observa que la palabra socialismo servía al sector más reaccionario de entonces para estigmatizar las reivindicaciones más liberal-burguesas: “Ya se trate del derecho de petición o del impuesto sobre el vino, de la libertad de prensa o de la libertad de comercio, de los clubes o del reglamento municipal, de la protección de la libertad personal o de la regulación del presupuesto del Estado, la consigna se repite siempre, el tema es siempre el mismo, el fallo está siempre preparado y reza invariablemente: ¡Socialismo!”

Martínez previene que mucho del Marx de los marxistas tropicales está infectado de las malas traducciones.

Joaquín Ortega, profesor de la Escuela de Ciencias Políticas (UCV), hace honor a su otro oficio, el de escritor satírico, al proponer su propio mapa del marxismo: “A Marx nunca le entré de caletre, y eso que para muchos era catecismo. Simplemente me detuve en los rasgos que me hicieron descubrirlo como un tipo difícil, militante, muchas más veces terco que conciliador, y casi siempre ególatra, grafómano y flojazo para las tareas domésticas (…)Por eso me gusta el Marx mal hablado y picapleitos de la Gaceta Renana, el destructor de mecanismos democráticos de la Crítica del Programa de Gotha, el  antihegeliano ¿hegeliano? de la Ideología Alemana. Me gusta el Marx sicoanalizado por Slajvo Zizek –gordito, buen diente, sexualmente ejercitado, de buena digestión. Me cae bien el Marx  amigo de Engels, útil hasta más allá del compadrazgo. El Marx de la trinidad mercancía, dinero, mercancía. El Marx sustituido y antedatado de editorial Progreso. Ese es el Marx que al final me hizo transliterar mi esencia diaria, haciéndome entender que somos parte de un ejército industrial de reserva. Al endiosado Marx, paz a sus restos, y a la gente que sigue pegada en su nota, les recuerdo, que ser marxista es como decir que sólo una película es buena o que las mujeres venezolanas son las más bellas del mundo”.

Y digo yo, antes que en los que creyeron interpretar al gran pensador alemán y lo vertieron en manuales de praxis vengativa y totalitaria, tal vez el Marx más esencial se halle entre las líneas escritas por su yerno, Paul Lafargue, autor de ese opúsculo idealista titulado El derecho a la pereza.

Allí se propone la liberación del hombre del trabajo entendido como esclavitud cosa que, por supuesto, no ha tenido ninguna constatación histórica porque el socialismo real es un sistema casi esclavista. Si uno se sumerge en el Marx más profundo se llega a constatar que lo que él proponía era una utopía irrealizable. La grandeza de Lafargue fue escribir una suerte de devaneo intelectual acerca de las teorías de su suegro que, aunque suena como una sátira, no lo es.

Armando Coll 

Comentarios (12)

Matias Rodriguez
23 de marzo, 2010

en un texto breve, se combina erudicion y buen humor

y todo un lujo los interpelados!!

enhorabuena sr coll, enhorabuena prodavinci!!!!

Alonso García
23 de marzo, 2010

Qué interesante sería saber qué opina nuestro actual presidente de este artículo. Sólo en algo concuerdo con Marx completamente: Bolívar, en efecto, era “el canalla más cobarde, brutal y miserable”. De resto me quedo con líneas de pensamiento más sublimes. El asco que me produce la prepotencia del capitalismo creo que no se quita con artículos de “marxismo light”. Gracias por la lectura, Armando.

Mis saludos

cesar
24 de marzo, 2010

no es la mejor manera de entrarle a Marx,la huella y el pensamiento de este hombre en todo el planeta no tiene otra comparación sino con la gesta de Alejandro Magno,es un hombre que sus errores no le restan nada a sus ideas, su entendimiento de un sistema en gestación como el capitalismo es oportuno para un foro organice lo.

Armando Coll
25 de marzo, 2010

César: no soy bolivariano en lo absoluto. Pero, si de hacer comparaciones con Alejandro Magno se trata, Bolívar lo superó como jefe guerrero. No creo que Marx sea comparable con ninguno de los dos.

luis de simone
25 de marzo, 2010

Para mi lo acertado de este articulo, ya que no soy critico literario ni mucho menos, es que en esencia marx y su legado (como todo lo expuesto a la mitificacion) a sido víctima de todo cuanto necesitaron sus lectores ávidos de rellenar espacios intelectuales, fijense que el articulo comenta que el profesor Joaquin Ortega describe el caracter de catecismo que guardaba para si un texto que no deja de ser un postulado y que nadie puede refutar que es una parcialidad de la realidad desde la óptica de un gran pensador y que sin duda deja tras de si un antes y un después en el mundo entero, pero eso lo hace universal en los términos propagandísticos protagónicos que tenemos en esta era occidental moderna, que de alguna manera eso es y que promueve. Titulos espectaculares en ventas pero el contenido no llega al comun, en el caso de marx la mayoria opina desde el titulo y son seguidores de un lema o slogan… solo es una critica constructiva, solo quiero aportar para el enriquecimiento de todos.. gracias

miriam osorio
26 de marzo, 2010

Referirse a Bolívar como el “canalla más cobarde, brutal y miserable” es todavía algo que estoy digiriendo..

Cheo Guzmán
28 de marzo, 2010

Marx fue el gran promotor de la flojera socialista. Pensar y no sudar, buen legado para sus seguidores. “La violencia es la gran partera de la historia”..en eso coincidieron Marx,Hitler y Bush. (Me quedo con Groucho Marx)

alexandre Buvat
29 de marzo, 2010

Sería de gran impacto que alguno de los sesudos interpretes de Marx. hiciera el ejercicio de imaginarse a Marx afinales de siglo XX u hoy, en pleno auge de l imperialsmo y en inicio de su caida y transformación hacia algo aún no claro de grandes consorcios y aglomerados multinacionales de capital y “conflictos de bloques o imoerios”.Al final de cuentas se ha hecho de Marx un mitico personaje de novela y de la economía y la filosofia. ¿porque no atreverse a novelarlo como un visionario del futuro?

Leopoldo Tablante
31 de marzo, 2010

Qué buen texto, Armando.

Luis
31 de marzo, 2010

Bolívar es una realidad venezolana, Padre de la patria, la importacia de su obra se remonta a los actos heroismo, gallardía, del político, militar y humanista, considero como una insolencia fererise a él como canalla miserable!!! y más sorprendente la impavidez de quienes aquí esgrimos nuestras opíniones en no atacar esta clase de comentarios, claro con el respeto y la Holgura que merece, pero con contundencia. En relación la obra de Marx, la importancia radica en su estudio comparativo de modelos dentro de los sistemas económicos, y repito Obra! es decir su trabajo es lo cuestionable, no su vida. Sin embargo en la actualidad seguir un modelo de este tipo a carta cabal es inadamisible, Marx jamás pensó que llegariamos a un tiempo donde el capitalismo no se vería sólo como una explotacion del patrono hacia al obrero, no pesó que llegariamos a la Globalizacion una internacionalizacion del capitalismo a todos los niveles donde redes de comunicación, avances tecnológicos a gran escala determinaría en el mundo de hoy en lo comercial, a nivel de negocios a escala internacional a travás de red, este es el mundo de hoy, construido bajo las bases del capitalismo; cambiar el modelo representaría desde luego un reto de altura, a mi criterio casi imposible.

ubecko
9 de abril, 2010

Yo creo que a esto se refería Marx … http://www.analitica.com/bitblio/bolivar/decreto.asp

Luis Martinez
11 de abril, 2010

Simon Bolivar el gran heroe de la Patria esconde oscuros secretos un mantuano que tenía intereses en que los Españoles no les quitara sus propiedades también un cobarde que traiciono a Miranda que termina en la carcel muriendo un gran hombre mientras Bolivar huia no es de valeroso y honorable militar hacer eso. Creía en la dictadura en realidad pues su mandato nunca tuvo democratico absolutamente nada ademas creo si mi memoria no me falla mando a fusilar a Piar razones solo la envidia o la lucha por Poder lo explicaría… Bolivar al principio entra en la independencia por interes y es absolutamente ilógico que comparen su experiencia militar con alejandro magno o napoléon bonaparte es totalmente incoherente nunca bolívar tuvo un Austerlitz y enfrentar a toda Europa como Napoleon Bonaparte ni tuvo que asediar y conquistar una ciudad como Tiro quien alejandro magno hizo eso y mucho más al conquistar al imperio Persa… Magnifican a Bolívar y seguimos en un país lleno de locuras políticas intentando buscar si Bolivar tiene las respuestas de todos nuestros problemas…

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