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Venezuela sin Oscar

La espera se hace tan interminable como la  aquel coronel que aguardaba el reconocimiento de su pensión gubernamental. Desde que en 1956 se comenzó a entregar de manera regular el premio Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera, con 5 cintas de países diferentes postuladas cada año, 22 filmes de América Latina han sido elegidos para competir en la gala de Hollywood: 7 de México, 6 de Argentina (que tiene la única ganadora de la estatuilla en la región hasta ahora, La historia oficial, en 1985), 4 de Brasil y 1 de Nicaragua, Puerto Rico, Uruguay, Cuba y Perú, que debutó este año con La teta asustada, de Claudia Llosa, sobrina de Mario Vargas Llosa.

Desde que por primera vez elevó una candidatura en 1978 con El pez que fuma, Venezuela sigue ansiando una de las 5 postulaciones anuales al Oscar. Nunca ha llegado. La representante nacional que aspiró sin éxito en 2010 fue Libertador Morales.

Este domingo 7 de marzo, hasta dos películas latinoamericanas buscarán el Oscar: la citada La teta asustada, por Perú, y El secreto de sus ojos, por Argentina. Es la tercera vez que ocurre, luego de 1963 (coincidieron la brasileña O Pagador de Promessas y la mexicana Tlayucán) y 1999 (la también brasileña Estación central y la argentina Tango).

Dentro de ese monstruo publicitario de mil cabezas que es el Oscar, la categoría de Mejor Película Extranjera —que otorga una inmejorable plataforma de promoción mundial a los 5 filmes postulados— es una de las más selectas y peculiares. Para elegirla no participan todos los 5.777 votantes actuales de la Academia de Cine de Hollywood, sino una lista mucho más reducida de miembros que obligatoriamente deben inscribirse para asistir a proyecciones especiales en Los Ángeles, a los que se suman 10 integrantes de la Academia de Cine de Nueva York. Las películas seleccionadas deben hablarse en un idioma diferente al inglés, y el país que postula un filme debe demostrar que su industria cinematográfica nacional se involucró de una manera significativa en la producción.

“Históricamente, es uno de los renglones más equilibrados y justos del Oscar”, confirma el crítico venezolano Alfonso Molina. Gracias a él hemos podido ver un buen número de películas (aunque no todas las deseadas) que estaban condenadas a limitarse a sus mercados locales. Obviamente, es una selección rigurosa, pues en la lista de ganadoras hay piezas de alto nivel. Los 5 filmes de 2010 no pueden ser de mayor calidad: todos son sobresalientes (además de La teta asustada y El secreto de sus ojos, compiten la austríaca El lazo blanco, la israelí Ajami y la francesa Un profeta)”, agrega Molina.

Juan Carlos Arciniegas, el crítico colombiano que conduce el programa Ojo crítico en CNN, califica de “campaña política” la batalla en Los Ángeles por una de las 5 postulaciones: “El país que envía una película tiene que dar un gran apoyo financiero y de promoción para que los miembros del jurado conozcan al director y los actores, es un proceso exactamente igual al de un candidato que tiene que conquistar a un votante. Mucha gente no entiende lo laborioso que es eso. En América Latina se hace cine con las uñas, pero si se hace bien, llegan los reconocimientos, como ocurrió con la postulación de la minimalista cinta chilena La Nana en los recientes Globos de Oro”.

Las que pudieron ser

“Creo que con Secuestro Express, de Jonathan Jakubowicz, Venezuela pudo haber tenido al menos una feliz ocasión de ser tomada en consideración para el Oscar de 2006, pero el brutal encono mostrado por el régimen chavista y la estúpida actitud del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), cambiando de caballo en medio del río al optar por otro filme casi desconocido, hicieron que se esfumaran las aspiraciones de una película técnicamente muy atractiva y de fuerte impacto social”, sostiene el crítico nacional Rodolfo Izaguirre. Aquel año,  luego de que el entonces vicepresidente José Vicente Rangel fustigara a Secuestro Express y de que el fallecido funcionario Rafael Cabrices introdujera una demanda contra el uso de imágenes suyas en Puente Llaguno durante el 11 de abril de 2002, el CNAC optó a última hora por enviar como pre-candidata a 1888: el extraordinario viaje de Santa Isabel, del cineasta Alfredo Anzola, descalificada por presentarse luego de expirado el plazo establecido por la Academia de Hollywood.

Postales de Leningrado, el hermoso film de Mariana Rondón, también pudo haber ganado una postulación. No creo que ninguna de las producciones de la Villa del Cine, sesgadas por la seudo-ideología bolivariana, pueda optar a un Oscar, un premio que deja entrever algunas de las maquinaciones geopolíticas que se cocinan en el Departamento de Estado”, especula Izaguirre.

Alfonso Molina elabora su lista de películas venezolanas que, sopesando la idiosincrasia de la Academia de Hollywood, pudieron haber competido por una estatuilla calva: “Araya, El pez que fuma, Oriana y Jericó. ¿Por qué Venezuela nunca ha obtenido una postulación? Hay una mezcla de factores, y sin duda la calidad es el primero de ellos, Cada año comparo la propuesta venezolana con las que llegaron a ser incluidas y advierto la desmesura. Llegará el momento en que tengamos una película venezolana redonda, completa, contundente. En segundo lugar, el lobby que hay que desarrollar para llegar a los miembros de la Academia de Hollywood que votan esta categoría es muy costoso. Hubiera sido muy difícil competir este año, por ejemplo, contra El lazo blanco del austriaco Michael Haneke y las otras 4 postuladas, todas han recibido otros premios importantes”.

“La lista de ganadoras del Oscar está llena de películas extraordinarias, de directores harto conocidos: Fellini, Buñuel, De Sica, Bergman, todos grandes. ¿Por el Oscar? No lo creo, a mi entender solo ratifica su talento. Quizás el premio, con la publicidad que lo acompaña, permitió que más gente pudiese conocer sus obras”, apunta Andrea Gouverneur, presidenta saliente del CNAC. “Venezuela sigue siendo un país pequeño en el negocio del cine, durante mucho tiempo hicimos 7 u 8 películas al año, a veces ninguna, y solo haciendo mucho cine se puede hacer buen cine. Quizás ahora que tenemos la posibilidad de hacer más películas tendremos algún chance. Debemos meditar y discutir sobre el cine que hacemos y cómo lo hacemos antes de pensar en el Oscar. Se me ocurre que Carmen la que contaba 16 años, de Román Chalbaud, hubiese podido ser nominada en su momento”, opina Gouverneur.

“Toda selección artística, sobre todo una tan peculiar como el Oscar, es necesariamente arbitraria, e incluso tiene cierto componente azaroso. Michael Haneke y el argentino Juan José Campanella, director de El secreto de sus ojos, son nombres ya harto conocidos en Hollywood, y el apellido de Claudia Llosa pesa mucho. Todo eso ayuda. El Oscar, como por ejemplo también el Nobel, es un premio con grandes aciertos y desaciertos”, sopesa Sergio Dahbar, escritor, periodista, editor y ex presidente del CNAC durante la segunda administración de Rafael Caldera. “En primer lugar habría que preguntarse si al Gobierno venezolano actual le interesaría estar representado en el Oscar: creo que esa posibilidad le causaría horror. Como la gran mayoría de los sectores nacionales, el cine venezolano adolece de una grave desarticulación: un Gobierno que no cree en la producción artística de su país, crisis internas, peleas gremiales. No es posible cohesionar fuerzas y ponerse de acuerdo en un proyecto común no sólo para optar por el Oscar, sino para tareas muchísimo más relevantes que esa. No puedes ir y presentarte en Hollywood como un individuo: necesitas un país atrás”.

Sin ánimos de elaborar una fórmula mágica para llegar al Oscar, Dahbar se atreve a formular una constante de los filmes que son postulados año tras año: “Son películas que representan a unos países, y a unas heridas de esos países. En El secreto de sus ojos, el director Juan José Campanella denuncia con mucha elegancia la insondable abyección de la corrupción judicial que alcanzaron las dictaduras militares de los años 70, con aquel personaje que dice: ‘La Argentina que viene no se estudia en Harvard’. También, en una escena magistral, se muestra la pasión nacional por el fútbol. En El lazo blanco, Michael Haneke habla de unos niños que luego se convertirían en adultos y de la violencia, con un indudable contexto en la génesis de la barbarie nazi, de la que Austria fue víctima. La teta asustada es sin duda un reflejo de la cultura peruana en su alegría y en su drama precolombino. Ajami explora la cotidianidad de las barriadas miserables de árabes y cristianos en las grandes metrópolis israelíes. Yo sentí que se reflejaba un país cuando vi El pez que fuma de Román Chalbaud, que sigue teniendo vigencia. Pero no siento eso en otros filmes venezolanos más recientes. Creo que hay un problema grave de inexistencia de guionistas de la estatura de un José Ignacio Cabrujas”.

Las pre-candidatas

18 son las películas que Venezuela ha elevado como pre-candidatas al Oscar: El pez que fuma (1978), de Román Chalbaud; La casa de agua (1984), de Jacobo Penzo; Oriana (1985), de Fina Torres; Jericó (1991), de Luis Alberto Lamata; Golpes de mi puerta (1994), de Alejandro Saderman; Sicario (1995), de José Ramón Novoa; Una vida y dos mandados (1997), de de Alberto Arvelo; El rizo (1998), de Julio Sosa; Huelepega (1999), de Elia Schneider; Garimpeiro (2000), de Novoa; Una casa con vista al mar (2001), de Arvelo; La pluma del arcángel (2002), de Luis Manzo; Sangrador (2003), de Leonardo Henríquez; Punto y raya (2004), de Schneider; la citada 1988 (2005), de Alfredo Anzola; Maroa (2006), de Solveig Hoogensteijn; Postales de Leningrado (2007), de Mariana Rondón; El tinte de la fama (2008), de Alberto Bellame; y Libertador Morales, de Efterpi Charalambidis (2009).

22 postuladas por América Latina

Desde que la cinta mexicana Macario recibió una postulación en 1961 (cuando la sueca El manantial de la doncella, de Ingmar Bergman, ganó el Oscar), 22 películas de América Latina han competido en la gala final. Únicamente ganó en 1986 la cinta argentina de denuncia de la dictadura La historia oficial, del director Luis Puenzo y con Norma Aleandro como una dama infértil de alta sociedad que adopta, sin saberlo, a un niño hijo de víctimas de la represión.

Por México (7 postuladas, 0 triunfos): Macario en 1961; Ánimas Trujano en 1962; Tlayucán en 1963; Actas de Marusia en 1976; Amores perros en 2001; El crimen del padre Amaro en 2003; El laberinto del fauno en 2007.

Por Argentina (6 postuladas, 1 triunfo): La tregua en 1975; Camila en 1985; La historia oficial en 1986; Tango en 1999; El hijo de la novia en 2002; El secreto de sus ojos en 2010.

Por Brasil (4 postuladas, 0 triunfos): O Pagador de Promessas en 1963; O Quatrilho en 1996; O Qué é Isso, Companheiro? en 1998; Estación central en 1999.

Por Nicaragua (1 postulada, 0 triunfos): Alsino y el cóndor, en 1983.

Por Puerto Rico (1 postulada, 0 triunfos): Lo que le pasó a Santiago, en 1990.

Por Uruguay (1 postulada, 0 triunfos): Un lugar en el mundo, en 1993 (descalificada luego de su postulación, pues la Academia consideró que el grueso de la producción se había hecho en Argentina).

Por Cuba (1 postulada, 0 triunfos): Fresa y chocolate, en 1995.

Por Perú (1 postulada): La teta asustada, en 2010.