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¿Puede el uso del cannabis servir para contener el consumo de drogas fuertes?

Semanas atrás, la entrada de un blog llegó a la pantalla de alguien del equipo de www.prodavinci.com. El título, provocador y amarillo, decía así: ¿Podría fumar monte ser la bala de plata contra el alcoholismo y el abuso de drogas duras? En seguida llamó la atención, destapó curiosidades, encendió apetitos. Y la foto de un tabaco de marihuana, bien armado y humeante, invitaba a hacer clic y bajar.

Así se hizo. Se bajó y se leyó. El texto iba y venía sobre el cannabis, su fuerte criminalización en Estados Unidos y la posibilidad de que se utilice para mejorar la vida de adictos a varias sustancias. En dos platos: la marihuana, tan tabú, tan prohibida, tan caleta, podría ser el camino para dejar de lado el abuso del alcohol, la heroína, la cocaína y varios medicamentos legales que tanto daño hacen.

Y no eran sólo opiniones lanzadas a la web. El bloguero citaba con nombre y apellido un estudio realizado por una investigadora de la Universidad de California que plantea, palabras más palabras menos, la necesidad de tomarse el asunto en serio.

Vuelve a la mente, entonces, el título-escándalo. ¿Podría fumar monte ser la bala de plata contra el alcoholismo y el abuso de drogas duras? ¿Podría? ¿De verdad? Botar la jeringa, olvidar el esnifar, dejar el aguardiente, no volver a enrollar un billete más nunca. Entregarse a la mata verde. Cuestión interesante. Tan interesante, que valió la pena hacer otro clic y pelearse con el inglés científico del estudio para ver que tan plateada es esa bala de plata.

Números verdes

La investigaciónfue realizada en San Francisco por Amanda Reiman y publicada en www.harmreductionjournal.com bajo el título de Cannabis as a substitutefor alcohol and otherdrugs(Cannabis como sustituto de alcohol y otras drogas). La profesora de la Universidad de California tomó una muestra de 350 usuarios del cannabis medicinal que ofrece el Grupo de Pacientes de Berkeley y les preguntó si, de hecho, usan la marihuana para contener el consumo de alcohol, cocaína, heroína y drogas de prescripción y por qué.

El 40% de la muestra dijo prender sus porros para olvidar el alcohol, 26% para dejar de consumir drogas ilícitas (como la cocaína, la heroína y el crack) y 65,8% para liberarse de las drogas de prescripción.

El por qué del asunto no es tan sencillo. Son varias las causas que llevan a estos usuarios de marihuana medicinal a sustituir sus antiguas drogas de preferencia. La razón más votada:el monte hace menos daño. De segundo lugar, que los síntomas son más manejables y de tercero que dejar la marihuana es más fácil.

Dicho en cifras y en palabras de la investigadora, 65% dice que prefiere el cannabis porque tiene efectos secundarios menos adversos que las drogas lícitas, ilícitas o de prescripción; 34% porque tiene menos síndrome de abstinencia; 17,8% porque es más fácil obtener la marihuana que el resto de las drogas; 11,9% porque tiene mayor aceptación social; 57,4% porque los síntomas son más manejables y 12,2% por razones no especificadas.

Tras los numeritos, la autora afirma, como conclusión, que “la sustitución de una sustancia psicoactiva por otra con el objetivo de reducir resultados negativos puede ser incluida dentro de un sistema de reducción de daños”. Luego, habla sobre la importancia de que se reconozca la sustitución como una alternativa viable a quienes no puedan, o quieran, anotarse en la abstinencia total. Insiste en ello.

Habla la ciencia local

Ya lejos de playas californianas y blogs, viene al bate la opinión criolla. Ligia Peña es profesora de la cátedra de toxicología forense de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela.

Desde un laboratorio de la Ciudad Universitaria, la médico toma la bala de plata y muestra lo que para ella no es más que zinc con brillo.

-No estoy de acuerdo con ese estudio. La marihuana no es beneficiosa para sustituir la dependencia a otra sustancia, lícita o ilícita, porque ella misma genera dependencia. Y aunque el cannabis sea una planta, tiene muchos componentes entre los cuales está uno de los mayores psicoactivos que genera dependencias: el delta-9-tetrahidrocannabinol o THC.

-¿Incluso cuando es recetada y administrada por médicos?

-Ser administrada en un centro médico, como el del estudio, no quita el hecho de que genera dependencia y muchos efectos adversos.

-¿Como cuáles?

-Disminución de los estímulos, la memoria, la concentración, los reflejos y la psicomotricidad. Y también va a afectar el sistema respiratorio, con altas probabilidades de producir enfermedades bronco pulmonares obstructivas.

Sin anestesia. La que también es coordinadora del área de tratamiento para desintoxicación del Hospital de Coche explica que sólo uno o dos por ciento de los pacientes que ha visto se ha quedado con el consumo del monte porque van pasando de escalafón en escalafón hasta llegar a la heroína, el crack y la cocaína

La entrada del blog y el estudio californiano lucen lejanos. Y Peña lanza otra ofensiva que los aleja un poquito más. “Más que una disminución de daños, es una desaceleración. Porque no es que la marihuana sea menos perjudicial, sino que drogas como el crack y la heroína tienen efectos mucho más rápidos. Pero a la larga es lo mismo”.

La idea de la sustitución tampoco le agrada a Mirtha Riera, médico psiquiatra que forma parte de la comisión de salud pública de la Federación Médica Venezolana. Desde su consultorio en Las Mercedes, donde realiza tratamientos a drogadictos, no tarda en contradecir los postulados de la disminución de daño.

“Si un paciente era heroinómano y pasa a consumir únicamente marihuana, decimos que es un fármaco dependiente calmado, pero es fármaco dependiente al fin. Sigue con las muletas. Hay un no destete de algo que es extraño a tu organismo y que te permite estar en un mundo de fantasía”, asevera.

El broche de oro lo lanza cuando ya el estudio de la Universidad de California, de acuerdo a las dos médicas, está desplomado en el suelo rezando por el knock-out. Que no hay diferencias psicológicas entre la marihuana y otras drogas, dice. Ambas son adicciones. “Si yo tengo el componente de la adicción, yo no soy libre. Esto es algo extremadamente importante”.

Y los usuarios

Aunque aquí no haya dispensarios de cannabis legales, como en tierras de Schwarzenegger, sí que hay usuarios. Cómo no. Es de la voz de uno de ellos que la teoría inicial del bloguero toma un respiro, agarra aire. Bernabé Martínez, miembro de la Fundación Unión Rastafari de Venezuela, defiende, como él la llama, a la ganja.

-La marihuana es un agente místico y también medicinal. Tú naces con eso porque lo tienes en tu cuerpo. Dentro del cerebro existe la materia gris y dentro de la materia gris está el THC. Cuando fumas ganja, este componente se estimula. Es algo que va conectado a la imaginación y a la creatividad del ser humano.

-¿Y sirve para sustituir el uso de otras drogas?

-Yo no hablaría de sustitución. El que fume marihuana automáticamente se limpia y por ende no te provoca utilizar ese tipo de cosas. He conocido a gente que ha tenido problemas con esas sustancias y les han mandado marihuana para que el cuerpo repela lo otro.Y no sólo fumándotela. Puedes prepararte un té de ganja que es mucho más efectivo porque queda en el torrente sanguíneo y lo limpia.

-Pero algunos médicos afirman que genera dependencia.

-La marihuana no genera dependencia. Quien te dijo eso es porque a él o a ella le genera dependencia. Te lo digo yo por experiencia propia. Fumo ganja desde hace 15 años y sólo fumo cuando mis plantas dan. Ninguna planta natural te genera dependencia y hay libros que dicen eso. El resto son tabúes.

Así dice Bernabé. Para él, quien diga que la marihuana y otras drogas como cocaína y heroína son iguales es porque no conoce el lado espiritual del cannabis.

Lado que, para cuatro adictos en recuperación miembros Narcóticos Anónimos de Venezuela, no existe. Saliendo de la sede de la organización en Los Dos Caminos la marihuana vuelve a recibir golpes, críticas, rechazos. Por esos lares el único uso de cannabis es dejarlo.

De la abstinencia total, hablan. Total y absoluta. Mauro, miembro y servidor, lo deja claro.

“En palabras mías y en palabras que he sacado de la literatura de Narcóticos Anónimos: Mi cuerpo, mi organismo, la enfermedad que yo padezco, no diferencia entre lo que venden en la calle los jíbaros, lo que venden en la licorería y lo que venden en la farmacia que te receta un medico. Cualquiera de esas cosas que me genere placer, ya con esa pequeña y primera dosis no puedo parar. Puedes durar años sustituyendo con marihuana pero terminas consumiendo todo tipo de drogas otra vez. Incluso puedes darte durísimo con el monte y te la pasas bobo todo el día fumando. Y dejar una droga para estar anestesiado todo el día tampoco es la idea” explica.

En el fondo, dice quien consumió durante 17 años y ya lleva 9 limpio, el daño es el mismo y la raíz del problema sigue ahí. Y enumera. El daño espiritual, el emocional, los complejos, los miedos, los resentimientos, negar el problema, creerse que uno se las sabe todas. Por eso, dice, ellos se ocupan de la enfermedad de la adicción y no de la sustancia.

A punto está de despedirse cuando suena el ringtone changoso de su celular. Se aparta unos minutos y vuelve. “Ese que me llamó es un pana que anda con el mojón de la disminución de daños. Con el mojón de que con Preveral, con pepas y con marihuana él puede parar. Es heroinómano y piedrero y sustituye con el monte. Tú ves que está fino tres o cuatro meses fumándose su tabaquito y lo ves mejor y todo. Mete la coba, ¿ves? Pero vuelve a caer”. Y no dice más. Mira y ya.

A  pesar de tanto golpe, de tanta zancadilla, el cannabis sigue en pie. El cannabis medicinal, al menos. No en Venezuela, pero en otros países que han adoptado en mayor o menor medida su legislación para que contemple la legalidad del monte con fines médicos. Austria, Reino Unido, España, Alemania, Canadá y Holanda. Y 14 de los 51 estados norteamericanos.

Claro, no en todos este uso medicinal incluye el método de reducción de daños. El monte legal es, sobre todo, para pacientes de quimioterapia. Pero ahí está el debate, ahí están los estudios, los blogs. Ahí están todas esas balas que no se sabe con certeza, todavía, si son de plata o de zinc.