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Pedradas al hombre adúltero

Tiger Woods lleva 45 días internado en un hospital psiquiátrico para tratarse la enfermedad de haberle sido infiel a su mujer.

Por Héctor Abad Faciolince | 22 de febrero, 2010

El tamaño de sus infidelidades varía según las fuentes: unas dicen que tenía cinco amantes al mismo tiempo, otras que nueve, otras que 17. A partir de cierto número, da lo mismo ocho que ochenta. El viernes pasado, con su cara compungida de buena persona, el golfista estuvo un cuarto de hora dándose golpes de pecho, en público, pidiendo perdón por su espantosa conducta sexual: por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa…

Verlo me recordaba a esos pobres disidentes soviéticos que, durante el estalinismo, reconocían ante las cámaras sus imperdonables desviaciones políticas. También a los disidentes soviéticos los internaban en clínicas psiquiátricas para que aprendieran a reconocer las bondades del socialismo real. Lo mismo pasa ahora, algo atenuado, con los sponsors de los ídolos del capitalismo: si no quieren perder los millones de la publicidad, deben aparecer como campeones de las virtudes familiares y héroes de la castidad. Y si no cumplen con este mandato de buena conducta, se deben someter a tratamientos psiquiátricos y hacer confesiones públicas.

La conferencia de prensa terminó sin preguntas y casi abruptamente pues Woods, después de abrazar a una madre comprensiva con sus pecados, tenía que volver de urgencia a la terapia sexual para la que lo tienen internado. Lo segregan, no vaya a ser que alguna mujer se ofrezca a abrirle las patas como pasa con los ricos y exitosos aquí, en USA y en Cafarnaún. Pero las infidelidades conyugales de Woods están siendo tratadas como una perversión (algo así como violar niñas de seis años), como una adicción, y como una enfermedad mental parecida a la esquizofrenia o la anorexia. Lo que en una sociedad primitiva sería visto como envidiable (el macho alfa que se consigue un harén), en la puritana sociedad norteamericana se ve como un comportamiento perverso.

Antes se apedreaba a las mujeres adúlteras. Ahora se apedrea, simbólicamente, a los hombres que cometen adulterio. Y no a todos (porque la infidelidad es el pan de cada día), sino a los personajes públicos que son sorprendidos cometiendo pecados de la carne. En tal caso, los medios les ladran, los lectores los apedrean o sus patrocinadores los obligan a que se apedreen a sí mismos. Y ya no hay cristo que les diga que el que esté libre de pecado tire la primera piedra.

Estas confesiones públicas vienen siempre con su carga de expiación religiosa. Tiger Woods declaró que quiere volver al seno del budismo, la religión de su madre, donde se predica la ascética renuncia a todos los deseos, como en una especie de castración mental. Al nirvana se llega a través de la ataraxia. Que toda tentación de la gula, del dinero o de la carne, deje al hombre impasible. Lo que uno se pregunta es cómo hará Tiger Woods, sin ambiciones, para no perder la gana de meter la bolita en el huequito con los menos golpes posibles del palo, y no me detengo en los simbolismos sexuales que podría tener el juego del golf, con las obvias recompensas (en ofertas femeninas) que reciben siempre los triunfadores en cualquier ámbito de la vida humana.

Da pesar que estas escenas de la vida privada sean primera página de los periódicos de todo el mundo. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Las mujeres se babean por los ricos y famosos y los ricos y famosos rara vez son capaces de esquivar la tentación de las babas. A Tiger ya lo molieron, entre terapias sexuales y penitencias públicas. Que se unte de ceniza, que se refugie en el budismo, que persiga la paz de los sentidos, nada logrará sino acabar con lo que es. La negación de la naturaleza humana, no deja sino hipocresías, moralismo fariseo y una colosal ridiculez. Un lío de faldas que debería resolverlo el hombre sólo con su mujer, se vuelve un caso mundial. Y hasta en Colombia perdemos el tiempo comentándolo, en vez de denunciar, como debiera yo mismo, a narcos y paracos que se van a tomar (una vez más) el Congreso Nacional.

Héctor Abad Faciolince 

Comentarios (10)

Estrella Cebollada
22 de febrero, 2010

Excelente. Estoy totalmente de acuerdo con el enfoque.

Carolina Gutierrez
22 de febrero, 2010

Pues, señor Abad, si a Ud. no le parece un motivo de suficiente vergüenza maltratar una familia y humillar a una esposa públicamente, pues, no “pierda su tiempo”, como bien dice en su artículo. Ya es hora de que los hombres también asuman las consecuencias de sus adulterio. Ya basta, por favor!

Sofía Navas
22 de febrero, 2010

Creo que Abad, correctamente, no justifica la conducta de Woods, sino que la coloca en el ámbito privado, en la que debe resolverse.

betty gonzalez
22 de febrero, 2010

Excelente articulo una realidad los periodistas ocupan espacios metiendose en la vida ajena, algo que tienen que revisar y resolver estas personas mas nadie

Tulia Monsalve
22 de febrero, 2010

Rescato de esta visión, la importancia de la distinción necesaria entre lo público y lo privado. Lo mediático puede determinar esta delgada frontera, donde además convive la economía del patrocinio corporativo. En términos corporativos lo que la teoría de manejo de crisis indica es que quién afecta a otros debe hacerse responsable de su conducta y eso pasa por hacer pública esa responsabilidad, por hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones y además justificar qué se está haciendo (con acciones o conductas) para que ese daño no ocurra nunca más. Lo relevante de esto es la temporalidad desfasada con la cual se toman estas acciones de prensa. Declarar al mundo después de varios meses de lo ocurrido no pinta más que como un show mediático y no una redención real. Por esto su imagen y credibilidad probablemente se vea poco favorecida por una declaración como la emprendida. Faltará mucho para que pueda retomar el camino de exito por demás mal entendido de esta figura pública.

Jorge
22 de febrero, 2010

Totalmente de acuerdo apreciado Hector Abad, tan solo hay algo en lo que no estoy de acuerdo con usted y es su opinion generalizada respecto del budismo. En escencia el budismo es una practica espiritual que se mantiene alejada del moralismo (occidental) y de la censura. Puede revisar la postura del Dalay Lama y de otros lideres budistas (budismo majayana) respecto al genero, la infidelidad y la diversidad sexual. La lucha por la superacion de los deseos hace referencia a que toda accion del ego genera consecuencias y por lo tanto sufrimiento en la mayoria de los casos (Ejemplo: Sr Tiger Woods). Creo que esto es lo que postula el budismo, quizas usted esta haciendo una interpretacion moralista del budismo y en mi humilde opinion como budista le invitaria a que profundice sus ideas respecto a esta religion/practica de desarrollo espiritual.

neutral
23 de febrero, 2010

Mientras Woods se sienta mal con èl mismo por lo que hizo està bien que haga catarsis, ahora si es solo por recuperar sus sponsors…la cosa cambia. Por mi parte la infidelidad se cura con el divorcio, con la separaciòn, aunque para el signifique tantos millones de $

inocente
24 de febrero, 2010

se acabarán las piedras

Nitu
24 de febrero, 2010

Una gran ridiculez mediática; él woods tiene que pedir perdón, pero tu hermano, tu vecino no; ése no, no es famoso. son asuntos para ventilar cada quien en su casa , o con su abogado o confesor, pero en público delante de desaforados buscadores de info. privada, pués, eso es una grandísima estupidez de la cual no debemos hacernos eco. que carrizo me importa a mí un jugador de golf; para mí vale lo mismo que el cura párroco de un pueblo lejano o el vendedor de helados de carrito. La estupidez no tiene limites.

Obed MUñoz A
15 de junio, 2010

Estoy de acuerdo Sr. Abad, esto no es asunto nuestro, por lo tanto no sè por que pierde su tiempo discerniendo sobre el tema. Tambien le digo que no estoy de acuerdo a sus referencia al Budismo. No existe tal renuncia a todos los deseos. La ATARAXIA se refiere al alejamiento radical de las pasiones. No confunda, deseo con pasiones.

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