Artes

El poder de la idea (o “e pur si muove”)

Lenguas menores

Por Willy McKey | 1 de febrero, 2010

“La épica ya no seduce a la poesía,
pues conoce qué es lo que mueve a los héroes”
Rafael Cadenas

1. Los juegos florales: ¡Ave, Guzmán Blanco!

Desde el año 173 a. C., en el Imperio Romano celebraban, entre finales de abril y principios de mayo, los llamados Ludi Florensei. Estaban dedicados a la diosa Flora y los líricos más destacados de toda Roma estaban a cargo de los versos. Se presume que ése es el añejo origen de lo que durante nuestro maltratado siglo XIX se llamó Juegos Florales, un “evento cultural” donde toda la inteligencia nacional fluía hacia esta suerte de festival literario.

Quizás el hecho de que los premios fueran financiados por el Estado convirtió a los Juegos Florales en el reducto de la poesía oficial. Las firmas más jóvenes y audaces procuraban alejarse de la retórica de gloria y pompa que los organizadores de estos eventos proponían como tema central, en especial durante los tres períodos presidenciales de Antonio Guzmán Blanco, uno de los tantos militares que durante nuestra historia han reinventado el culto a la personalidad y la idea del “amadísimo líder” mientras ejercen el cargo.

Si algo fue reiterativo en cada una de las ediciones fue el tópico en torno al cual debían orbitar los textos concursantes. Por ejemplo, el tema para el año 1875 —cuyo premio era la bicoca de 800 venezolanos— era “el poder de la gloria”: así de tautológico, así de redundante. Como cada año, todos los candidatos presentaron sus piezas elogiosas: entraron a concurso loas, odas y todas las formas retóricas en que la métrica permitía jalarle el mecate a Guzmán Blanco, algunas veces nombrándolo directamente, otras comparándolo eufemísticamente con El Libertador.

Como cuentan los respetables estudios de Paulette Silva y J. A. Calcaño (referencias obligadas cuando se trata de literatura venezolana del siglo XIX), el ganador en la mención de prosa fue Nicanor Bolet Peraza con un texto a propósito de las glorias del caudillo. En verso ganó Francisco Guaicaipuro Pardo.

2. La poesía no paga (ni Galileo)

El poema con el que Francisco Guaicaipuro Pardo ganó el certamen de 1875 llevaba por título “El poder de la idea”. Su eje temático era el genio de Galileo Galilei, esa figura renacentista icónica y admirable. En rimbombantes heptasílabos y endecasílabos, el poeta derramó una clase de retórica del laurel al inventor del telescopio y su texto despertó el aplauso natural de los enamorados de la forma, sin notar que habían cometido un pecado imperdonable: ninguno de sus versos elogiaba a Guzmán Blanco, ni a Simón Bolívar ni a Antonio Leocadio Guzmán, padre del Ilustre Americano y protagonista de alguna que otra rima ganadora en años anteriores.

Una simple oda a Galileo Galilei: nada de comparar a Florencia con la Caracas posterior a la toma de 1870 o por lo menos decir que el Liberalismo Amarillo tenía pensadores de talla renacentista. Nada. En el poema “El poder de la idea” ninguna cuarteta estaba dedicada al nacionalismo exacerbado de entonces, rompiendo con una tradición copiosa de lamedores consonantes y asonantes. Las consecuencias eran de esperarse: luego de que “La Gloria de Guzmán Blanco” le valiera a Nicanor Bolet Peraza las 800 moneditas, cuando el caudillo supo del poema de Francisco Guaicaipuro Pardo dijo, con menos humor del que contiene la frase:

—     Que le pague Galileo…

3. Cambur pintón (si te he escrito, no me acuerdo)

No nos confunda la idea de justicia, menos mezclándose con la vida de los poetas: no en vano Platón proponía expulsarlos de la República por los peligros que podían conjurar.

Luego de que el orgullo del caudillo le costara los 800 venezolanos al poeta Pardo, Francisco Linares Alcántara —nombrado en 1873 como Presidente designado por Guzmán Blanco, para luego distanciarse del amadísimo líder— intentó interceder por el trovador. La propuesta de Linares Alcántara fue la siguiente: conseguirle un cargo ministerial al escritor, intentando lavar la infamia del premio negado. Francisco Guaicaipuro Pardo puso una condición que es, en verdad, un poema:

—     Que yo reciba el sueldo, pero sin desempeñar el cargo…

Citando las referencias del maestro Calcaño, Paulette Silva me hizo saber la respuesta del político: “Aceptado, dijo el Presidente, y agregó: ¡Dejaría de ser poeta!”

4. Coda brevísima

Luego de tan acontecido concurso en 1875, la historia nacional hizo lo que acostumbra: contradecirse. Mientras Francisco Guaicaipuro Pardo no tuvo ningún problema en ejercer como funcionario del Ilustre Americano in absentia (al menos mientras duró el favor de Linares Alcántara), Nicanor Bolet Peraza se convirtió en uno de los líderes de la intelectualidad opositora a Guzmán Blanco al fundar, en 1877, el periódico Tribuna Liberal, cuyo corte opositor lo obligó a exiliarse en 1880. Al parecer, al caudillo y al autor les bastó un lustro para olvidarse del texto premiado. Y aunque sus relatos costumbristas nunca llegaron al Parnaso por falta de vuelo, una de sus frases se instaló en el mundo editorial: “Dejar el plomo de los tipos por el plomo de las balas”, resumiendo el oficio en tiempos decimonónicos, cuando para escribir sobre política había que ser mitad soldado y mitad impresor.

Es cierto, la poesía sirve para poco… e pur si muove. Así que dude usted de todo poeta que se acerque demasiado al poder para consentirlo y escribirle himnos. Al menos es lo que recomiendan las lenguas menores.

[agradecido con ps y gkr, pero no con la bnv]

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mayores señas

Paulette Silva. Una vasta morada de enmascarados. Caracas: Ediciones La Casa de Bello, 1993.

José Antonio Calcaño. La ciudad y su música. Caracas: Monte Ávila Editores, 1985.

Willy McKey  Parte del equipo editorial de Prodavinci. Poeta, escritor, docente y editor de no-ficción y nuevo periodismo. Especialista en semiología política y conceptualización creativa. Puedes leer más textos de Willy McKey en Prodavinci aquí y seguirlo en twitter en @willymckey Haga click acá para visitar su web personal.

Comentarios (18)

Nestor Mendoza
1 de febrero, 2010

Buen articulo, continuas con esa labor arqueolóqica de El Salmón. En cuanto a esos lamedores consonantes y asonantes, como dice usted,el tiempo y los buenos lectores de poesia se encargaran de sepultarlos. Saludos…

Miguel Evans
1 de febrero, 2010

La fascinación por el poder siempre ha existido entre artistas e intelectuales. Muy buen y actual trabajo Willy, a pesar de ser un caso del siglo XIX.

Ligia Isturiz @seleccionada
1 de febrero, 2010

Excelente espacio. Buen tema, siempre vigente, pero hoy de especial actualidad. El servilismo refuerza los abusos del Poder. Quisiera añadir que la antología de crónicas y críticas al tema se enriqueció en Venezuela con los aportes , en muy diferentes épocas del siglo XX, de Los Felicitadores (Pío Gil) y Elogio a la Adulancia ( Edecio la Riva ) Gracias.

gustavo valle
1 de febrero, 2010

Me ha gustado mucho esto, Willy. Va un gran abrazo.

mharía vázquez benarroch
1 de febrero, 2010

Recordar, en un país que tanto olvida, es muy valioso, sobre todo si se escribe tan rico como en este artículo. gracias Willy. un abrazo.

Willy McKey
1 de febrero, 2010

Néstor: muy agradecido… hay que mantenerse atento a los versos que parecen himnos. Miguel, gracias por tomarte un tiempo para leerlo. Ligia: “Los Felicitadores” de Pío Gil es una joya que no debe faltar en bibliotecas de curiosos, aunque no conozco el “Elogio a la Adulancia”… prometo buscarlo pronto. Gustavo, me honra mucho que te haya gustado el texto: soy un lector fiel de tus líneas. Mharia, va el abrazo de vuelta.

Rodrigo Blanco Calderón
1 de febrero, 2010

Excelente!

Luis Yslas
1 de febrero, 2010

Salmón McKey, vino usted por la goma con esta primera entrega de sus Lenguas menores. Un ilustrado jalón de orejas a los jaladores de arte menor.

Willy McKey
1 de febrero, 2010

Jalar es cuestión de método, querido Luis.

Maribel Anaya
1 de febrero, 2010

Mi estimado: muy buen trabajo, me gustó mucho. Qué necesario todo esto: memoria, MEMORIA…! Esto es brillante: “la historia nacional hizo lo que acostumbra: contradecirse”, yo sólo agregaría: “repetirse”. Y esto es sencillamente BE-LLO: “dude usted de todo poeta que se acerque demasiado al poder para consentirlo y escribirle himnos.” Seguiré leyéndolo con gusto. ¡Un gran saludo!

Elena Cardona
1 de febrero, 2010

Leer esto hoy, más que devolverme al pasado, confirma en el presente la “emergencia” de lenguas menores que sean verdaderos dispositivos políticos de desterritorialización del poder; máquinas generadoras de multiplicidad. Un abrazo, McKey

Lin
2 de febrero, 2010

Qué buen artículo; interesante, acertado, propicio y grato de leer. Nuestra historia seguirá siendo cíclica mientras sea consecuente el olvido. Me encanta que hagas de historiador de nuestra poesía y su contexto, acá y con el equipo de El Salmón. Un abrazo.

Willy McKey
2 de febrero, 2010

Elenísima, agradecido hasta el rubor. ¡Vivan los dispositivos! Maribel, muchas gracias por leerme y comentar.

Cecilia Avilés
2 de febrero, 2010

Me gusto mucho este artículo Prof. Un Abrazo =)

Adriana Romero Puche
2 de febrero, 2010

El poder de la palabra enriquece pero, si se usa mal (cosa más común de lo que parece en este país), envilece. Y peor aún: destruye el alma de naciones enteras. Tremendo ensayo. Un abrazo

Daniel Centeno
3 de febrero, 2010

Querido McKey Ud. es un grande física e intelectualmente. Por algún motivo me acuerdo del verso que le improvisó Juan Vicente González a Guzmán Blanco, cuando el último le lanzó una manzana: “por una cual la presente, perdió el paraíso Adán. Si hubiera sido Guzmán, se come hasta la serpiente” Abrazos

Centeno

Ricardo Andrade
3 de febrero, 2010

Muy bueno, poeta!! Es un alivio que una mente lúcida se esté encargando de recuperar este tipo de historias que, sin lugar a dudas, son la base de aquello de lo que -para bien o para mal- estamos hechos.. Excelente lo de los “lamedores consonantes y asonantes”!!! Cómo me reí! Y ahora los hay también sin rima, en versos libres, blancos y bien suelticos.. Pues nada, como dice Cadenas, la poesía hace contrapeso al poder. Cualquier genuflexión es sospechosamente jalabólica.. Saludos afectuosos! Seguimos en contacto..

Willy McKey
4 de febrero, 2010

Lin, Cecilia, Adriana, Danielísimo y Ricardo: gracias por leernos. Fuerte abrazo.

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