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Amenazas, sólo eso

No habrá séptimo juego”-dijo enfático el valiente y sabio coach Gregorio Machado.

Con todo lo que sabemos significa Don Gregorio como hombre de beisbol y especialmente para los corsarios, ese tipo de afirmaciones no deben hacerse, al menos no en público.

Por alguna razón, cuando se dicen cosas así, el beisbol castiga. Al beisbol le gusta que esperen por él, se da su postín y le gusta conservar su fama de ser un juego de resultados impredecibles, por eso se cae tanto pronóstico.

Claro que uno entiende que es para amilanar al contrario, para alimentar más el ego, pero es temerario porque si bien hay “juegos fáciles”, en la mayoría de los casos el camino que hay que recorrer para llegar al último out es empinado, tortuoso, inesperado…mucho más contra un equipo como los Leones del Caracas.

Gustavo Chacín era el hombre destinado a reparar el orgullo caraquista, fastidiado de la chapa con las arepas y preocupados por el ánimo de un equipo al que la última vez se le vio apagado, como sin suerte, como sin posibilidades frente un rival que lució en ese último juego del Universitario como un acorazado.

Chacín vino con un látigo,  7 episodios, 5 hits, 6 ponches, ningún boleto. Los Turcos tuvieron que esperar que se fuera para anotar y sacudirse el blanqueo.

Tres innings más luego del arepazo, es decir, luego de una docena de ceros consecutivos, los bates de los Leones

comenzaron su ofensiva y luego de tres y un tercio echaron a Jason Simontacchi a punta de batazos.

Josh Kroeger conectó sencillo después de un out y vino Carlos Maldonado, el cuarto palo, para desaparecer la bola por el jardín izquierdo.

Para quienes teníamos puesta la narración de Reyes Medina en el circuito Unión Radio, escuchar de nuevo su emocionante “!se va, se va, se va y se fueeee…puuuuuura candela…!” era como un sueño, pero si, de inmediato José Celestino López también la envió a las gradas y luego Raúl Padrón conectó doblete al jardín derecho y así terminó Simontacchi.

Gabriel García vino a apagar la rebelión y ponchó a René Reyes y a Jesús Guzmán le dio boleto intencional, Gregorio Petit respondió con imparable que trajo la quinta rayita en las piernas de Padrón, Guzmán avanzó a tercera y luego anotó en jugada, el Gran Blanco se ponchó y así fue la historia del inning de las 5 carreras que le hicieron saber a algunos, que es mejor ser prudentes y no andar amenazando porque es un juego cimarrón en el que es mejor batear, hacer los outs y las jugadas de rutina en lugar de hablar tanto.

A propósito de las amenazas, tampoco en las tribunas y gradas la gente se amilanó y una y otra vez se escucharon las ya conocidas consignas que serán siempre parte del cuento de lo que fue esta final increíble.

En el quinto Josh Kroeger quiso formar parte de los jonroneros de la noche y la voló por el jardín derecho para sumar la sexta de la cuenta melenuda.

Mientras los caraquistas seguíamos deleitados con el yugo de Chacín,  los Magallaneros culpaban a otro “pitcher”  zurdo de su desdicha y hasta se apagaron cuatro postes de luz. ¡Qué pava!

Magallanes le hizo una Cubillán en el octavo y en el noveno trataron de alcanzar a los Leones con dos carreras ante Julio Mañón, pero llegaron hasta ahí,  se quedaron con las ganas.

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