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Después de la remontada del lunes con el jonrón del “Gran Blanco” y la dejada en el terreno por cuenta de Jackson Melián, los caraquistas llegamos al Universitario alegres, con la serie empatada y exhibiendo nuestras mejores galas para identificarnos.
Las camisas “vintage” del Cervecería de “Carrasquelito”, las de rayas que dicen “Leones”, la de este año, réplica de aquella maravillosa época de Antonio Armas, Baudilio Díaz, Vitico Davalillo … Las pintas femeninas del equipo, franelas, camisetas y gorras rosadas, con piedritas brillantes o las camisas como las que usa el equipo ahora…la mayoría vestía al menos un detalle que evidenciaba el fanatismo.
Claro, también había magallaneros, muchos, ya no tanto como la mitad del estadio, pero se veían por montón.
Orgullosos, pretensiosos y optimistas, unos y otros fuimos ocupando nuestros puestos para presenciar el quinto juego de la final y el último en el Universitario hasta el próximo octubre.
Los caraquistas teníamos la certeza de que Ramón Ortiz, el dominicano quien no pudo sacar un out en el primer juego, esta vez iba a hacer un buen trabajo y así fue.
Si bien en el primero Reegie Corona se embasó con imparable y Michael Ryan recibió boleto, la tranquilidad volvió a las almas caraquistas cuando resolvió el asunto con ponche tirándole al peligroso Alex Escobar.
Por el Magallanes apareció nuevamente el cubano Raúl Valdés, repitiendo la dosis de picheos controlados y desconcertantes para la toletería melenuda que una vez más fue maniatada, primero por el habanero por siete episodios seguidos, en el octavo por el Pitcher del Año John Machi y en el noveno por Francisco Rodríguez quien sacó los 3 últimos outs para regresar a Valencia con uno de ventaja.
Mientras Valdés y compañía siguieron colgando ceros en la vetusta pizarra, los Navegantes anotaron 3.
Aprovecharon todas las rendijas que abrió el Caracas, primero en el segundo capítulo, cuando inauguraron la fiesta gracias a pecado de José Celestino López en un inning que parecía un cero, sobre todo luego de despachar a Yurendel De Caster, quien quiso alargar a doble un batazo y fue reventado en la intermedia.
La segunda carrera llegó en el quinto gracias al soberbio jonrón de Elvis Andrus y la tercera ocurrió en el octavo, frente al joseador Orber Moreno, quien cedió un boleto y toleró dos imparables.
Únicamente Luís Maza, Josh Kroeger y Wilson Ramos fueron quienes lograron llevar la bola a territorio de nadie.
Esta vez los parciales de turcos y leones fueron al parque a ver el juego, un par de veces vociferaron el ya popular “Tas ponchao”, pero los protagonistas fueron el juego, la rivalidad, el beisbol, la tolerancia y la reconciliación, incluso entre Edgard Mujica y Gregor Blanco, los “enemigos” de la jornada anterior.
La verdad es que Magallanes jugó mejor pelota y los Leones fueron silenciados, dejaron muchos hombres en base (al que no hace le hacen) así que el resultado no podía ser otro. Ganar uno en el Universitario fue correspondiente con lo ocurrido en la ronda regular y en el round robin, pues el barco navegó a placer en el terreno de Los Chaguaramos.
Los magallaneros salieron contentos y chalequeando, los caraquistas cabizbajos…unos y otros despidiéndonos hasta octubre cuando el mítico Universitario abrirá sus puertas para que entren las emociones.
Como si hubieran sido pocas 18 arepas, muchos melenudos y filibusteros se enrumbaron a “El Tropezón” a terminar la noche.
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27 de enero, 2010
Mari, cambio 18 arepas por una del Tropezón.