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Troya no ardió

Crónica del primer juego de la final Caracas - Magallanes

Por Francisco Suniaga | 22 de enero, 2010

Sí, Troya, aunque al revés: los dioses en el campo de batalla y nosotros, los mortales, como espectadores. De nuestra cóncava nave, algunos dioses nuevos: Valdés, Bonifacio, Decaster; otros dioses que volvieron, Elvis Andrus y Ezequiel Carrera; el que no pudo hacerlo, nuestro Aquiles, Pablo Kun Fu Panda; y Endy Chávez, un dios lesionado que buscará volver. En frente, los Leones, the old enemy, dirían los ingleses.

Esperábamos que ardiera Troya, pero la expectativa por una larga y tramada batalla casi terminó en el cierre del primer inning. El dominicano Ortiz permitió siete hits, cuatro carreras, no sacó un out y dejó las bases llenas. Como dirían en Margarita, el hombre vino brujo, no tenía nada adentro. Apareció entonces el zurdo Ortegano y paró la hemorragia, el león estaba herido, pero todavía vivo.

Cuatro a  cero al finalizar el primero, como para estar tranquilo, mas una larga tradición enseña a los magallaneros que, con el Caracas, a esa altura, todavía nada ha pasado. Prudencia bucaneros. En el campo, Robinson Chirinos, Palinuro antes de quedarse ciego, conducía al novicio Valdés…strike, y strike, y strike. El barco navegaba por aguas tranquilas, pero con los vigías en sus puestos.

En el segundo, el león entró en coma. Ortegano no fue el mismo y, cual Sísifo, después del cero con las bases llenas en el primer inning, la piedra se le cayó al suelo y permitió que se anotaran tres carreras más. Siete a cero en el segundo, nueve a cero en el tercero, y Valdés…strike y strike. La cóncava nave magallanera, ahora sí, surcaba el mar rauda, con velas henchidas y viento a favor.

Con el juego legal comenzaron los conjuros. Mis amigos melenas empezaron a llamar por teléfono. Uno, repetitivo, para evocar aquella final del 67, contra La Guaira, gesta tan antigua que ninguno de los jugadores en el terreno había nacido para entonces. Otro, todavía más artero, llamó para recordar aquel naufragio de la cóncava nave contra Los Tigres de Aragua, en la final del 2005: “Acuérdate, ganaban ocho a cero en el noveno y perdieron”. ¡Qué espíritu tan poco deportivo el de mis amigos melenas: sacar a flote esos infortunios! Por respuesta, en la grama sagrada del José Bernardo Perez, Valdés seguía en lo suyo…strike, strike, strike.

El león era ya un cuero disecado, y el partido se vino abajo. Los movimientos en el terreno eran ya rutina; el beisbol tomó ese ritmo lento y tedioso que bien conocemos y que es tan exasperante para los amantes de otros deportes. Como en Troya, el aburrimiento se apoderó de los dioses guerreros. La batalla, la primera apenas, ya se había decido. En esa extrañamente relajada atmósfera no había mucho que hacer: comer un taquito, servirse algo, aprovechar para hablar algo con la mujer. La esperada épica troyana, el anhelado torbellino de emociones homéricas degeneró en un fastidio similar al que provocan esas telenovelas con contenido social que pasan por Tves.

Pero en nuestro beisbol la tribuna también juega, y por los lados de primera comenzó un coro de voces que se fue haciendo cada vez más inteligible para quienes mirábamos el partido por televisión: “un, dos, tres …’tas ponchao”. Los estudiantes de Valencia, para acompañar el coro de voces, sacaron además una pancarta más ingeniosa que la que les habían roto en el último juego del round robin: “Tas ponchao”. Todos entendimos, la emoción fue distinta, pero intensa como cualquiera otra del beisbol.

¿Y el juego? Del juego ya no había que preocuparse, el león también estaba ponchao, desde el primer inning, y para ese momento se comía la última de las nueve arepas, la que le brindó el Kid.

PD: Melenas, no se olviden de tomarse un digestivo, que tantas arepas de noche, caen pesadas.

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Lea la crónica del primer juego de Mari Montes: Paliza inolvidable

Imagen: Gennaropascale

Francisco Suniaga 

Comentarios (3)

José Alberto Ruiz
22 de enero, 2010

Melenas, está bueno. Me gustó mucho La otra isla y el pasajero de Truman.

monica perez
22 de enero, 2010

excelente crónica… aunque estoy de luto por el juego de ayer… hoy si nos recuperamos… arriba los melenudos y Francisco continua deleitándonos con tus escritos

AMendezL
22 de enero, 2010

Todavía estoy con una sonrisa en la cara y después de leer esta crónica se me acentuó más aún…Leche Magnesia pa’ las Arepas.

PS: Mi reconocimiento y felicitaciones por La oTra Isla y el Pasajero de Truman, ambas muy entretenidas y escritas en una prosa muy sabrosa de leer.

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