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Un libro sobre cómo criar a los hijos: ¿Algo nuevo?

nurtureCosa de niños

Pamela Paul, New York Times

Como si necesitásemos otro indicador del colapso económico, nótese que los hombres que alguna vez hicieron crónicas sobre los movimientos de la bolsa se han inclinado hacia las estrategias de crianza para bebés y la peleas entre hermanos. Primero, Michael Lewis, autor de “Liar’s Poker,” se colocó en la lista de los ‘best-seller’ con una memoria sobre los peligros (y, que cuchi, las recompensas) de ser papá. Ahora, Paul Bronson, que se hizo un nombre novelando sobre negociaciones de bonos del Bay Área y los emprendimientos de Silicon Valley, ha sacado un libro sobre como criar a los hijos.

¡Pero no es cualquier libro! “Nurture Shock,” con su título toffleresco, promete revolucionar la crianza con “Nuevas ideas sobre los niños.” De acuerdo a Bronson y a su co-autora, Ashley Merryman, quien dirige un programa de tutoría, con bases religiosas, para jóvenes urbanos, ‘el shock de la crianza’ es el pánico común de los nuevos padres porque “la fuente mítica del conocimiento no se enciende mágicamente.” Es esa duda que te pega en el estómago el momento que traes a tu primer hijo del hospital a la casa—¿“nos van a dejar quedarnos con esta cosa?”—y la tormenta empieza desde allí. Tales sentimientos de ineptitud, sugieren los autores, están justificados. Pero, ya que escriben con una sinceridad prufundamente sentida, “pequeñas correcciones de nuestro pensamiento actual pueden alterar el carácter de una sociedad en el largo plazo, sobre un futuro ciudadano a la vez.”

La clave, esbozada en 10 capítulos, hábilmente organizados, es ignorar presuposiciones comunes sobre los niños a favor de la última ciencia social, mucha de ella contraria a la intuición. ¿Cree que los mejor para los estudiantes flojos de décimo grado es que vayan a clase a las 7 A.m.? Déjelos dormir hasta tarde, dicen los estudios prevalecientes sobre los adolescentes y el sueño. ¿Crees que leer los Berenstain Bears y otras ampulosas historias ‘pro sociales’ hará más genial a tu pequeño en el kinder? En realidad es más probable que lo inspiren con nuevas formas de torturar a su hermano menor.

Basado en un par de historias de alto perfil escritas por Bronson para la revista New York Magazine, con títulos igualmente descarados (“Learning to Lie,” “How Not to Talk to Your Kids”) y usando investigaciones académicas de las últimas dos décadas, tal vez el libro es menos revolucionario sobre la paternidad y más bien es revelador sobre los libros que tratan el tema de la paternidad. Eso suena pesado y abstruso, o como dirían Bronson y Merryman, déjenme ‘desempacar’ lo que quiero decir.

Ann Hulbert, autora de “Raising America,” fácilmente pudiera darnos una mano. Como puso en claro Hulbert en su historia sobre consejos de crianza de 2003, cada generación de padres cae, si bien no ante un singular Dr. Spock santificado, entonces ante una sarta de sabios conflictivos (la generación actual tal vez sea recordada como la de los Dres. Sears y Brazelton centrados por el lado del niño, de John Rosemond centrados en los padres, y

Jenny McCarthy y Tori Spelling el de las mamás al margen de Hollywood). Otros tal vez buscarían al médico entrenado, a la sabiduría de la crianza o el de la maternidad ya puesta en práctica, pero Bronson y Merryman, habiendo ‘pasado por la ciencia y revisado la evidencia,’ apelaron al razonamiento científico— dice Hubert, justo como expertos de hace más de un siglo insistieron en un estudio sistemático y científico de los niños.

Lo que sale, se devuelve, se va y luego regresa. En un capítulo sobre las alabanzas excesivas, los autores describen estudios de laboratorio donde los niños, una vez tomado el examen inicial y alabados por su inteligencia, salieron peor en las rondas sucesivas de exámenes; mientras los niños a quienes se les aclamó por su esfuerzo, se exigieron más a si mismos y salieron mejor en general. Los autores advierten que las recompensas frecuentes, y a veces no merecidas, en la forma de alabanzas, le roban la motivación y desaniman al niño a persistir. “Es un hecho neurobiológico,” escriben, señalando resonancias magnéticas y roedores entrenados. Es cierto, pero lejos de ser nuevo. Es cierto que en 1964, aún sin el beneficio de la tecnología científica de imágenes cerebrales, “Children: The Challenge,” un manual popular de la época, se advertía, “Las alabanzas, como medio alentador, deben usarse con cautela.” Puede ser ‘peligroso’ si un niño cree que el halago es una recompensa y ‘puede llevarlo a desanimarse fácilmente,”notaba el autor, Rudolf Dreikurs.

Sin embargo, gran parte de la investigación sobre el mantenimiento de los niños es interesante y meritorio. Varios estudios, por ejemplo, demuestran que mientras más se les amenace a los niños con castigos, más mienten y mejor dominan la mentira. En uno, niños que asistían a colegios coloniales tradicionales en África oriental, donde los maestros frecuentemente cachetean a los niños por sus travesuras, tenían más probabilidad de mentir progresivamente para evitar las consecuencias. Otro estudio encontró que leer “The Boy Who Cried Wolf” aumentaba las probabilidades de mentir en los niños, mientras que un libro sobre George Washington y el árbol de cerezas, bajaba la probabilidad dramaticamente. Y no es porque los niños veneraban a Washington-los estudiantes eran canadienses.

Uno de los capítulos más valiosos observa como los padres blancos tratan el tema de la raza. Para aquellos que creen que describir la raza caucásica como ‘blanco rosado’ y los negros como ‘ de piel marrón,’ las recientes investigaciones ofrecen fuertes reproches. Pretender que la raza no existe deja que los niños pequeños se formen sus propias opiniones –frecuentemente racistas. Un capítulo sobre pruebas ejecutadas durante la niñez temprana ofrece noticias igualmente preocupantes y críticas. Bronson y Merryman les hacen un favor a los padres, llamando la atención a pruebas que frecuentemente no salen a la luz pública. Pero a juzgar por estas páginas, los autores están un poco demasiado cautivados por sus fuentes académicas. Su inclinación por las descripciones de estudios psicológicos y proyectos investigativos, como si fueran experimentos químicos, con frases como “la prueba de análisis científico” y “la ciencia de las relaciones entre pares,” conjuran la imagen de Thomas Dolby exhortando repetidamente “Ciencia!” Seamos sinceros—aún si la “capacidad F.E. (funciones de ejecución) de los niños de preescolar puede medirse con pruebas computarizadas simples” como sugieren los autores, las probabilidades son que las F.E. de este año serán el I.E (inteligencia emocional) del mañana, que los autores ridiculizan por ser un vaticinador poco fiable de los logros académicos o el éxito del adulto.

Sin duda nos preocuparemos por eso después. Por ahora, Bronson es, sobre todas las cosas, un brillante empaquetador de libros sobre las cosas que más le importan a la gente: ellos mismos. Como hizo con “What Should I Do With My Life?,” su best seller de 2002, Bronson ha logrado pulir con destreza un tema básicamente poco original y hasta hacerlo brillar como psicología popular escarchada. Esta no es la gran noticia del día, pero si la pequeña noticia cuyas consecuencias afectan nuestras vidas diarias; es material para los programas matutinos y seminarios sobre crianza de los colegios privados. Es “What Should I Do With My Kids?”(¿Qué debería hacer con mis hijos?)..

Pamela Paul es la autora de “Parenting, Inc.”

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NURTURESHOCK

New Thinking About Children

By Po Bronson and Ashley Merryman

336 pp. Twelve. $24.99