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Diario: Adriano y Aymará

DibujoCaracas, 30 de septiembre de 2009

Regreso de la librería del amigo Andrés Boersner con el gusto de una conversa sobre el difundido Joseph Roth, “der rote Joseph” de sus tiempos de comunista, y cuatro volúmenes antológicos de la REVISTA NACIONAL DE CULTURA que, sin elipses, me parecen necesarios. Al abrir al azar uno de los tomos, me encontré con una reseña de Adriano (González León, of course) sobre un libro olvidado del olvidado poeta venezolano Dionisio Aymará. Lo curioso de esto es que, después de décadas sin saber nada de este vate tachirense, uno de los invitados al TERCER FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE PEREIRA, un profesor de la Universidad del Santander colombiano, luego de escuchar con atención lo que otros invitados decían sobre Rafael Cadenas y Eugenio Montejo, aprovechó una rara tregua para decir con convicción insospechada, que él estaba escribiendo una tesis sobre la poesía de Dionisio Aymará.

Los poetas presentes se miraron entre ellos, insinuando gran extrañeza ante la posibilidad de un “tercer poeta” de alguna distinción nativo de la Capitanía General de Venezuela. La extrañeza es por demás comprensible. Todos los contertulios eran de México o Colombia, dos grandes virreinatos, con desarrolladas culturas y pluralidad de líricos notables. Me pareció oportuno romper el silencio diciendo “something stupid” como, “¿Verdad?” o “No puede ser”. Ante la condescendiente sonrisa del profesor, agregué: “Recuerdo haberlo leído hace muchos años, pero más nunca”. –“Sí, ya nadie lee a Dionisio Aymará”, fue su taoísta respuesta, mientras yo seguía sin entender cómo alguien dedicaba su tesis a un poeta venezolano que aparentemente nadie leía, como Dionisio Aymará.

Con un tenue complejo de culpa, regresé a Venezuela y enseguida olvidé la conversación, hasta que tropecé con el artículo de Adriano, publicado en 1956. Ya el estudioso colombiano de Pereira me había advertido, “Buena parte de la poesía de Aymará es mala”. Algo que no escapó a la envidiable perspicacia crítica del autor de LAS HOGUERAS MAS ALTAS al considerar MUNDO ESCUCHADO, de Aymará. Después de citar un poema con algunas líneas, sólo algunas, que no tienen nada de reprobable (Tráeme la inefable plenitud de la noche,/la melodiosa lengua con que cantas/su colmado esplendor…”), Adriano reconoce algunas lecturas fundamentales en el poeta reseñado (“Es presumible en Dionisio Aymará el conocimiento de grandes voces poéticas. Incluso, puede adivinarse un aire rilkiano a través del contenido de MUNDO ESCUCHADO”) pasa, como buen crítico, a proponer salidas al impasse creador del vate objeto de su atención: “Creemos que Dioniso Aymará es un hombre dotado para cumplir con Valentía el ejercicio poético. Tal cualidad debe comprometerlo a marchar con dosis de mayor riesgo en su aventura. Debe acercarse un tanto más a ese acto creador, de soberana libertad en que, según André Breton, se resuelve el poema.” Estas coincidencias alrededor de Aymará debería animar a los estudiosos a una relectura de su obra y pedirle a mi librero alguno de sus libros.