Artes

Un porro en Buenos Aires

Por Gustavo Valle | 3 de septiembre, 2009

Crónicas porteñas

MarihuanaPor Gustavo Valle

Camila, mi vecina, anda contentísima con la noticia. Tiene una mata en el baño de su casa, bajo el estímulo de una potente lámpara halógena. “Ahora podré tenerla en el balcón –dice con picardía–, acá me ocupa mucho espacio, y la luz está muy cara”.

Como todos, Camila se enteró del reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que despenaliza (no legaliza) el consumo particular y en pequeñas cantidades de marihuana. El fallo acaba con la criminalización establecida en la Ley 23.737 del menemismo, y su artífice es Raúl Zaffaroni, uno de los seis magistrados de la Corte.

Fue un fallo unánime basado en el caso de un joven de Rosario, ocurrido en el 2004. El chico fue detenido por la policía tras comprar marihuana para consumo personal (tres porros), y condenado a un mes de prisión en suspenso. Pues bien, el actual fallo revirtió esto, y decidió condenar al dealer, y absolvió al joven.

El principal argumento en el que se basó la decisión fue el respeto a las libertades individuales, en afinidad con un viejo artículo de la Constitución Nacional argentina:

Las acciones privadas de los hombres, que de ningún modo ofendan

a la moral y al orden público están reservadas a Dios

y exentas de los magistrados. (Art.19)

Un artículo con gorro frigio en la cabeza. La Corte entendió, e interpretó, que la justicia no puede inmiscuirse en el ámbito de la moral privada de los ciudadanos, lo que en definitiva viene a establecer que el derecho no está al servicio del estado sino de la persona.

Además, en los 15 años de vigencia de la antigua Ley, hubo 320.000 procesados o detenidos, y el 98,5% con menos de 5 gramos en su poder y sin antecedentes penales. Sin duda se estaba reprimiendo a las personas equivocadas, y también se apilaban innecesarios expedientes en los tribunales y se desbordaban los recintos penitenciarios.

Al despenalizar el consumo, ahora el desafío es el trabajo desde lo sanitario y no desde lo judicial. Que el estado brinde una oferta de salud y no un castigo. ¿Estará el sistema sanitario preparado para persuadir a los consumidores, o atender a quienes necesiten orientación, cuidado? ¿Es lo mismo despenalizar el consumo en un país como Holanda, que en sociedades como las nuestras? “No somos suizos”, se suele escuchar en estos casos, como una forma de desconcertante reacción vernácula.

Buena parte de la iglesia católica protestó el fallo, y lo consideró un estímulo, no un derecho. Hasta se llegó a decir que propiciaba la impunidad de los narcos. Además, “¿por qué permitir la tenencia de productos cuya circulación y venta están prohibidas?”, dice sagazmente un comunicado de la Asociación de Madres por la Vida, órgano que agrupa a madres con hijos dependientes del crack.

Pero no es lo mismo crack que marihuana. Zaffaroni está convencido de que para acabar con el crack (o paco, como se le llama a esa basura en Argentina) hay que concentrar esfuerzos en esa dirección, sin ocupar al estado en tareas innecesarias, y sin menoscabar el ámbito de las libertades. El paco está matando a los más jóvenes, y a su juicio no se puede perder tiempo en hipocresías, y mucho menos en moralinas.

Mientras tanto, Camila sonríe. Hoy su mata está en el balcón, en una maceta de barro, al lado de los geranios, en un primer piso que da a la calle. Y siente que, por una vez en la vida, la justicia hizo algo que la satisface. Y no es poco lo que hizo: ha levantado una penalización, en un país en el que muchas penalizaciones han entrado, como la letra, con sangre.

Imagen: Inclitus

Gustavo Valle Autor de los libros "Materia de otro mundo" (2003), "Ciudad imaginaria" (2006), "La paradoja de Itaca" (2005), "Bajo tierra" (2009) y "El país del escritor" (2013). Ganó la III Bienal de Novela Adriano González León y el Premio de la Crítica.

Comentarios (7)

Julieta Guzmán
3 de septiembre, 2009

Me parece interesante la despenalización del consumo de marihuana. La pregunta es si se debe llegar a la legalización. Francamente, tiendo a pesar de que va a ser inevitables, como lo fue con el alcohol. La simple despenalización tiene algo también de “cómodo” para los gobiernos. En todo caso, el problema es que la legalización tendría que darse a nivel global y claramente será muy difícil lograr un consenso.

Adrián López
3 de septiembre, 2009

La impunidad es también una forma perversa de despenalización. Grann crónica. Congrats!

joaquin ortega
3 de septiembre, 2009

Detrás de esto se encuentra la organizacion LIAIWAI (Legalize It, and I will advertize it)…

constituida por miles de clones de Peter Tosh y Michael Phelps, quienes han penetrado en la ultima decada todos los espacios del poder politico y legal del hemisferio.

son mas peligrosos que los iluminatti y que los protectores de Dan Brown.

se les reconoce por reirse de la nada y sufrir ataques repentinos de ingesta de carbohidratos.

a filmar “lock, stock and two smoking barrels Baires, Redux” ya!!!

Gustavo debe ser parte de ese priorato de la ganja

jejejejejejeje

Anonimo
4 de septiembre, 2009

Soy un consumidor ocasional de marihuana y por lo tanto obviamente estoy de acuerdo con su despenalizacion parcial, pues me parece que es mucho más peligroso que sea un mercado sin controles ni normas. Esto no beneficia mas que a los grandes carteles con el monopolio de la droga que se enriquecen a costillas de una falta de regulación. Estas politicas de prohibición me recuerdan a la chicago de los gángsters. En todo caso considero el alcohol una droga mucho más peligrosa, violenta y que al ser socialmente aceptada se ve con gran simpatía en Venezuela. Lo que hay que pensar es que mientras se creen leyes que traten a la población como niños sin voluntad propia, habrá alguien que le saque partido en el mercado negro…

Carlos Luna Gómez
4 de septiembre, 2009

Yo pensaba que un porrito de vez en cuando no le hacía daño a nadie. Cambié de opinión cuando mi hijo empezó a crecer

Sydney Perdomo
6 de septiembre, 2009

¡Pues a mi me parece bien que la estén despenalizando porque a la final esto de que este a ocultas hace que las personas se adicten con más persistencias, es como si fuera una adicción modélica o algo por el estilo, creo que si la legalizan, bajaría un poco esa dependencia a la droga…¡Después de todo el que se quiere destruir que lo haga solo es asunto suyo…!

¡Saludos y mis respetos sinceros! 😀

Adriana Ponte
14 de diciembre, 2009

El libre albedrío es necesario, pero hay que tener un Estado audaz para que eso se entienda y se haga ley…con la intervención del Estado en nuestra vida privada, nunca dejamos de ser seres dependientes y apócrifos!

Envíenos su comentario

Política de comentarios

Usted es el único responsable del comentario que realice en esta página. No se permitirán comentarios que contengan ofensas, insultos, ataques a terceros, lenguaje inapropiado o con contenido discriminatorio. Tampoco se permitirán comentarios que no estén relacionados con el tema del artículo. La intención de Prodavinci es promover el diálogo constructivo.