Diario de Alejandro Oliveros

Diario: El duelo de Roland Barthes

Por Alejandro Oliveros | 23 de marzo, 2009

Lunes, 23 de marzo de 2009

6.05am

“Ahora bien: yo vi a estos hombres hacer que, en poco tiempo,
echara de menos el antiguo orden de cosas, como si hubiera
sido una edad de oro”

Platón: CARTA VI

*******

6.10pm

15 de septiembre de 1979
“Il y a des matinées si tristes…”

Esta es la última línea del JOURNAL DE DEUIL, el diario escrito por Roland Barthes a partir de la muerte de su madre, el 26 de octubre de 1977. Son trescientas treinta fichas recogidas y publicadas en febrero de este año por Du Seuil, la editorial a la cual Barthes fue fiel toda su vida. Así que, treinta años después de escrita esa línea, los tantos lectores del crítico galo tienen acceso a un sector, el más doloroso, de la intimidad de Barthes. Pero no todos han recibido la edición con igual entusiasmo. Para estos, los menos curiosos, tanta intimidad debió permanecer como estaba, inédita. Y quizá tengan razón. Nada agrega, pueden decir, a la “diadema de las musas”,  la crónica de la “déchirure” que la muerte de la madre dejó en el autor. Ni las reiteradas crisis de llanto ante el doloroso recuerdo: “Y sin embargo -o más que nunca, en un aire puro me pongo a llorar pensando en una palabra de mamá que me quema y me ha devastado siempre: mi R! mi R!” Es cierto, DIARIO DE DUELO no garantizaría la inmortalidad del autor de MYTHOLOGIES. Demasiado irregular, a veces reiterativo, no especialmente pródigo en imágenes, aunque algunas de ellas son memorables, o ingenios. No encontramos allí el tono desgarrado y desgarrador de los fragmentos que escribió Mallarmé a la muerte del pequeño Anatole, su hijo. No obstante, me siento agradecido a los que se decidieron (su hermano, fundamentalmente) por la publicación del conjunto. A medida que avanzamos en su lectura tenemos la sensación de que nos hemos convertido en amigos de un hombre que, hasta ese momento, sólo admirábamos.

Una rara experiencia que ya había experimentado cuando leímos, conmovidos, hace casi diez años,  la desordenada colección de élegos mallarmeanos. Situaciones límites, donde la despersonalización y el desdoblamiento se presentan como se presentan las rosas, así, sin porqué, “florecen porque florecen”. Mallarmé, en su desgarramiento llegó a sentirse como madre del hijo perdido. Barthes se convierte en madre de una madre que queda transfigurada en hija. Situaciones desdibujadas en la que los hombres se convierten en hijos y dejan de ser padres. Aquí una primera selección de entradas del JOURNAL DE DEUIL:

-26 de octubre (La primera entrada)
Primera noche de bodas, pero primera noche de duelo?

27 de octubre
-Ud. no conoce el cuerpo de las mujeres.
-Conocí el cuerpo de mi madre enferma y luego moribunda.

27 de octubre
Todos calculan -lo percibo- la intensidad del duelo. Pero es imposible (signos derisorios, contradictorios) medir cuánto se puede alcanzar.

29 de octubre
Tomando estas notas me entrego a la banalidad que hay en mí.

30 de octubre
Que esta muerte no me destruya por completo quiere decir que, de manera decidida, aspiro vivir de manera desesperada y que el miedo a mi propia muerte está siempre aquí, no ha sido desplazada ni un centímetro.

31 de octubre
No quiero hablar por temor a hacer literatura -o por no estar seguro de que no va a serlo- aunque de hecho la literatura tiene su origen en estas verdades.

31 de octubre
A veces, muy brevemente, momentos en blanco -como de insensibilidad- que no es olvido. Esto me alarma.
2 de noviembre
(Velada con Marco)
Ahora sé que mi duelo será caótico.

4 de noviembre
Anoche, por primera vez, sueño con ella; estaba echada, pero no enferma, con su dormilona rosada de supermercado.

4 de noviembre
Hacia las 6pm: el apartamento está tibio, suave, iluminado, limpio. Lo arreglo así, con energía y devoción (lo disfruto con amargura): de aquí en adelante y para siempre yo soy mi propia madre.

10 de noviembre
Impresionado por la naturaleza “abstracta” de la ausencia; y sin embargo, es algo desgarrador y que quema. Así entiendo mejor la “abstracción”: es ausencia y dolor, dolor de la ausencia- entonces, se trata de amor?

11 de noviembre
Día horrible. Cada vez más infeliz. Lloro.
19 de noviembre
(Interferencia de los status)
Durante meses fui su madre. Es como si hubiese perdido a mi hija (¿Es que hay un dolor más grande? No lo había pensado).

Alejandro Oliveros Alejandro Oliveros, poeta y ensayista, nació en Valencia el 1 de marzo de 1948. Fundó y dirigió la revista Poesía, editada por la Universidad de Carabobo. Ha publicado diez poemarios entre los que figuran El sonido de la casa (1983) y Poemas del cuerpo y otros (2005). Entre sus libros de ensayos destacan La mirada del desengaño (1992) y Poetas de la Tierra Baldía (2000).

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